CUIDANDO LOS PENSAMIENTOS

George Otis, Jr.

 

Los pensamientos siguen un patrón de interacciones nerviosas que cubren toda la corteza cerebral.  Nuestros recuerdos parecen constelaciones estelares que titilan o los mensajes relampagueantes de una consola eléctrica.

Expuestos a un nuevo suceso -que puede ser desde la imagen de un rostro, hasta el sabor de una fruta- el cerebro inmediatamente despacha señales electroquímicas a lo largo de las fibras nerviosas (axones y dendritas).  Dentro de nuestra vasta red de células cerebrales (neuronas), repentinamente se ilumina una constelación única. Este circuito nuevo "obra como un símbolo o representación de algo en el mundo exterior".

El reconocimiento acontece cuando encontramos estímulos externos, que evocan un patrón nervioso semejante al que ya tenemos almacenado. Al reactivar este patrón o circuito, el cerebro puede localizar y encontrar un recuerdo "tan complejo como un atardecer en Santa Fe o el trayecto a través de una red de paisajes".

Aunque la mayoría de los recuerdos se encuentran y se traen voluntariamente, algunos pueden aparecer como salidos de pronto.  La mente, que siempre hemos supuesto bajo nuestro control, aparentemente se ha movido por su propio impulso -y hasta cierto punto lo ha hecho.

Los recuerdos obran en un nivel subconsciente.  Y en esta dimensión enorme y misteriosa de la mente humana, las conexiones asociativas se establecen de acuerdo con un complejo juego de reglas.  En tanto que algunas asociaciones son obvias y se esperan (como el apetito al olor de un asado, o el temor a la vista de una jeringa), otras parecen no tener una conexión inmediata.  Si vemos una luna llena, por ejemplo, podría evocar recuerdos de relatos que oímos en la cama cuando éramos niños.  Un aroma de paja que se quema, podría inundar la mente con recuerdos de un viaje que se hizo hace mucho tiempo por el campo. A pesar de su aparente aleatoriedad (casualidad), estas asociaciones inesperadas, son en realidad el producto de conexiones nerviosas que se forjaron subconscientemente en ocasiones más tempranas.

Otras asociaciones pueden no ser tan agradables. Dependen de los hábitos y experiencias de uno, pues los relámpagos mentales también pueden resucitar dolor o tentaciones significativas.  Un veterano del ejército, por ejemplo, puede hallar una severa tormenta que le transporta de regreso al campo de batalla.  O pueden dispararse imágenes en el teatro de la mente, saturada con escenas sexuales, por algo tan sencillo como la vista de un peinado o un juego de sábanas de satín.

Aunque el proceso de esculpir distintos circuitos en un caos de conexiones potenciales es común a la humanidad, la resultante colección de patrones de recuerdos es única para cada individuo.

No es de sorprender que esta colección interese mucho al diablo.  Si la mente humana le sirve como su taller, entonces nuestros recuerdos son los bloques que él emplea para construir.  Si no puede encontrar recuerdos suficientes para trabajar, ayudará con frecuencia en la elaboración de nuevos recuerdos.  Un táctica favorita es exponer a imágenes o circunstancias saturadas con contenido violento o sexual, por 2 razones:

1. Nuestros recuerdos más profundos son de sucesos altamente estimulantes.

2. La bodega de la memoria se conecta fuertemente con las emociones (1)

Cada vez que leemos un buen libro, viajamos por un país extranjero, consolamos a un amigo que sufre o nos comprometemos en una conversación estimulante, la experiencia aviva cambios físicos en nuestro cerebro (2)

Este proceso notable, al que los científicos llaman "germinación", implica el crecimiento rápido de nuevas conexiones nerviosas dendritas/axones y las sinapsis entre ellos (3)

En experimentos científicos se reveló que las neuronas estimuladas producen sinapsis nuevas en períodos tan pequeños como ¡diez minutos! (4)

La estrategia del enemigo es simple.  Quiere influir las clases de pensamientos que entran a nuestras mentes, de manera que pueda alterar las estructuras nerviosas de nuestros cerebros.

Este proceso no necesita mucho tiempo.  Un acontecimiento que dura sólo unos pocos segundos, puede producir cambios neurológicos de larga duración.

Si nos permitimos ser tentados por el cebo del diablo, le damos una plataforma psíquica o "nidos en la cabeza" desde la cual puede manipular nuestro mundo interior.

Pablo advirtió al reconocer este peligro: "Ni deis lugar al diablo" (Ef 4:27)

En lugar de eso, nos urge a que sometamos nuestra maquinaria psíquica al Señorío de Jesucristo, al enfocarnos en lo que es verdadero, noble, recto, puro, amoroso, admirable, excelente o digno de alabanza (Fil 4:8) Todos los pensamientos o filosofías que el enemigo pueda ofrecer, debemos "llevarlos cautivos" y someterlos a la obediencia a Cristo (a obedecer a Cristo, a estar alineados con Su Palabra) (2 Cor 10:5)

Los recuerdos nuevos pueden cambiar para siempre, la forma en que pensamos con respecto del mundo.

"No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que es grato, lo que es perfecto"  Rom 12:2 DHH

NOTAS DEL AUTOR

(1) Como los estudios del Dr. Matsumoto y otros han demostrado, nuestros recuerdos más potentes nunca se borran.

Candace Pert dice "las emociones son neuropéptidos que se adhieren a los receptores y que estimulan una carga eléctrica sobre las neuronas"

(2) Otros sucesos de carga emocional como saturarse de pornografía o ser traumatizado por maltrato sexual o verbal, pueden producir el mismo efecto.

(3) Las sinapsis son "puentes" electroquímicos que permiten a las señales de tráfico  (impulsos o información nerviosa) moverse entre las neuronas.

(4) Otro descubrimiento interesante demostró que la exposición repetida a ciertos estímulos, sensibiliza o fortalece grandemente las vías neuronales.  Este cambio físico, conocido como "potencialización", permite evocar fácilmente recuerdos específicos por varios períodos.