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BERNARDO STAMATEAS: LLEVAR PALABRAS
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De: Alondra bat Yeshúa  (Mensaje original) Enviado: 16/11/2009 02:27

Llevar palabras

Bernardo Stamateas 

Reyes 4:8-17

Evangelizar no es un método , es un principio que debemos tener bien claro.

Me crié asistiendo a la iglesia; prediqué de todas las maneras: en el parque con un megáfono, todos los sábados poníamos una silla en la plaza y predicábamos a los gritos a los que pasaban por ahí, también en los trenes (y todos nos insultaban).

Creíamos en el método evangelístico de “sacarle la oración de fe” a la persona sin importar la manera, y muchos lo hacían para librarse de nosotros. Decíamos: “Se convirtieron tantas personas…” (porque tomaron decisión de fe), pero era una cifra irreal.

En la iglesia de mi infancia, los domingos por la noche se hacían prédicas evangelísticas, o sea un mensaje para los nuevos, así que todos los cristianos nos dormíamos escuchando lo que ya sabíamos de memoria.

Tratábamos de defender la fe “en el nombre del Señor” maltratando a cuanta persona se nos cruzara; a los católicos le decíamos que “la virgen es idolatría y que se irían al infierno los que la adoraban”; discutíamos sobre el Apocalipsis y el anticristo. Evangelizar no es un método.

El sueño de Dios es ver a las naciones completas viniendo a Jesús, y es lo que debemos abrazar: avivamiento.
Lo más importante que le puede pasar a un hijo de Dios es embarazarse del sueño de avivamiento.

Mucha gente llega a la iglesia por un milagro o porque está cerca de su casa, porque puede desarrollar sus dones y ejercer su ministerio, porque los trataron bien, los saludaron, les regalaron un casete, etc., pero en un momento deberá embarazarse del propósito por el cual fuimos creados: extender el reino y que todos conozcan a Jesucristo.

Avivamiento es la gloria de Dios, que sin pedir permiso, se suelta sobre multitudes provocando un cambio educativo, político, social, económico y donde el pueblo de Dios toma autoridad sobre la ciudad y es oído el mensaje de la iglesia.

En avivamiento toda la iglesia es prosperada, sanada, las familias llegan al Señor y todo lo que hagamos nos saldrá bien . (Hechos 2 es la muestra de cuando Dios suelta su sueño.)

Rick Warren hizo una estadística a personas de mil iglesias preguntándoles para qué existe la iglesia. El 89 % de los americanos respondió: “para cuidar a la familia y suplir las necesidades.” ¡Están equivocados!
La iglesia no fue creada para satisfacer mis necesidades y que el pastor me cuide, sino para cumplir el sueño de Dios y cuando nos unimos para realizarlo, Él se compromete, pacta con nosotros y concede todos nuestros sueños.

Quienes lo entendieron tienen otro nivel de autoridad. Los pastores de esas iglesias consultadas respondieron que el fin es: “hacer discípulos y ganar a las naciones.” O sea, los pastores tenían claro para qué está la iglesia pero la gente no.

Cuando lleguemos a latir con el corazón de Dios, abracemos su sueño, amamos a la gente y nuestro máximo anhelo sea que conozcan a Jesús, entonces Dios añadirá todo lo que esperamos.

Avivamiento es una manera de pensar.

Cuando compartimos la fe con otras personas, veremos distintas reacciones:

1- “Me quieren convertir”.
La gente teme ser atrapada porque cree que somos fanáticos. Ellos creen en Jesús, pero también en Mahoma, en Reiki, en Alá, en San Expedito, un poquito de budismo, se tiran las cartas, etc., porque tienen una confusión tremenda en la cabeza. Por eso cuando declaramos que Jesucristo es el camino escapan, pensando que “somos rígidos.”

2-“Voy sólo una vez a la iglesia y no me pidas más”.
Asistieron sólo por “quedar bien” con quien lo invitó; piensan que a la iglesia se va en “Domingo de ramos”, “Pascua”, “Semana Santa” o “cuando se está enfermo”. No quieren saber nada porque todo les huele a “moralina.” Dicen: “Ahí, todo es “no”: salir es pecado, comer es pecado, casarte es pecado, tener hijos es pecado, divertirse es pecado”; tienen muchos prejuicios. Y ¡ni hablemos de los que fueron lastimados en las iglesias!, porque no quieren ir nunca más.

Tienen prejuicios acerca del dinero: “Ahí te sacan la plata”, “los diezmos”, “te hacen lavaje de cerebro, te hipnotizan…” Esa gente odia la fe porque en su corazón hay maldad acerca de las cosas de Dios.

Desenmascarando al enemigo tendremos libertad.

1º El Espíritu Santo es el que convence.
No debemos presionar a la gente, ni sermonearle con versículos, no tomemos el lugar del Espíritu Santo que es el único que presenta a Jesucristo. Cuando hablemos del Señor, oremos: “Espíritu Santo sos el presentador de Jesús, el que convence, el espíritu de verdad, yo soltaré las palabras para que Tú hagas la tarea.” Y dejémoslo obrar, que lo hará de la manera y en el lugar que menos imaginemos trayendo revelación de quien es el Señor.

2º- Debo ser normal.
No finjas de espiritual, compartí tu fe de una manera normal, hablá su idioma.
Cuando en Hechos 2 descendió el Espíritu Santo, cada uno oía hablar en su propio idioma. Cada persona se expresa distinto: el político, el adolescente, el que está en dolor, la mujer, todos hablan su idioma que necesitamos utilizar para que el Espíritu Santo los convenza de la Verdad.

3º- Escuchar.
Primero debemos escuchar la necesidad de la persona. Recuerdo que alguien le predicó a un actor famoso y éste dijo: “El muchacho, por el deseo de evangelizar, no me escuchó.”
¡No hablemos! La gente necesita ser oída. ¿Cuál es su necesidad? ¿Un problema económico? ¿Está haciendo un duelo? ¿Sus padres lo abandonaron?

Observemos como hizo Jesús: tomó al ciego, lo sanó y se fue. Cuando le preguntaron quien te sanó, éste respondió: “No sé, sólo me untó los ojos con barro y ahora veo.”
Jesús le preguntó: “¿Conocés al Señor? Y dijo: “No sé”. “ El que está hablando contigo es”, entonces se postró y adoró. Primero satisfizo su necesidad y después se dio a conocer. (Nosotros hacemos al revés.)

Satisfacer la necesidad es dar a la gente lo que quiere.

El que nos dio a Jesucristo y murió por nosotros cómo no nos dará con El todas las cosas que le pidamos , dijo Pablo.

Un americano decía: “Debemos tener en claro cómo vemos a la gente que no es cristiana: ¿como un perdido, un endemoniado o como alguien que está buscando la verdad?

Eso es en realidad, gente que está buscando una verdad que nosotros tenemos: la buena noticia, el evangelio y se llama Jesús.

Cree en el Señor Jesucristo y entrarás en su reino, en su bendición, Él perdona los pecados, te da sueños nuevos, restaura el pasado, sana los dolores, limpia de toda condenación, escribe tu nombre en el libro de la vida, da vida eterna, bendice y da la capacidad para que ser feliz. Es el mensaje que predicamos.

Nicodemo fue de noche (para no ser visto) y Jesús no le dijo: “¡Ah! Venís de noche para que nadie te vea”; no condenó a la prostituta, le dijo: “ Dame de beber ”, y cuando la mujer le acercó el vaso de agua, no le dijo: “No me toques prostituta”.

No debemos espantar a la gente, ni predicar de una manera light. Queremos que la gente deje de fumar, de mentir, de drogar, de robar y, a veces, son problemas con los que aún estamos luchando en nuestras fuerzas, pero pretendemos que el “nuevo” lo haga de una vez. Démosle tiempo, no tratemos de que entienda todo el evangelio de golpe porque esa obra es del Espíritu Santo.
Lo importante es que la persona comience la transformación que durará toda la vida hasta ser como Jesús.

4º- Cuidar.
El cuidado debe ser como si hubiéramos parido un bebé. No es solamente hacer la oración y luego dejarlo que se pierda, ¡no! hay que seguirlo, llamarlo, guiarlo.
La gente está muy maltratada y lo único que quiere es un poco de atención, que le muestren amor, aceptación, porque está bajo un sistema diabólico que los hirió y no buscan una institución, no quieren saber nada con la iglesia y menos con un pastor o sacerdote sino quieren que alguien sincero les diga: “Yo te acepto porque Dios te ama y sé que algo comenzará en vos que te hará libre para siempre”.

Hay distintos estilos de evangelismo.

Al finalizar la carta a Timoteo, Pablo menciona a sus colaboradores, y éstos representaban distintos estilos de evangelización.

1-Crescente.
Quiero que recibas a Crescente ”, le dijo a Timoteo. Pablo lo había mandado a la iglesia de Galacia que estaba atada por el legalismo.
Crescente representa al creyente que es llamado a liberar a los legalistas; son personas libres en el Señor que no tienen ritos, ni trabas y poseen una unción especial para sacar del legalismo.

2-Tito.
Fue enviado a la iglesia de Corinto, que eran inmaduros. Tito representa a aquellos que llevan el mensaje a los que no entienden nada, que se les hablas una, dos, veinte veces y no entienden; a los que están apartados y creen que “están bien” con Dios pero que, en realidad, están lejos.

3- Lucas.
Era acompañante de Pablo; representa a la gente que posee un amor especial para sanar, que tiene un llamado evangelístico para hablar a los heridos, a los abandonados, a los violados.

4-Tíquico:
Era el que llevaba las cartas y se lo nombra cuatro veces en el Nuevo Testamento. Representa al que tiene la habilidad para regalar un casete, sembrar un libro. Son los que no hablan directamente pero tienen una unción especial para llevar los mensajes e invitar a la gente, jamás le hablaron a nadie (y hoy te liberó de la culpa por no haber evangelizado) pero llevaron una carta, sembraron un casete y el Espíritu Santo hizo la obra.

5- Carpo.
Era un hombre adinerado y representa a las personas con la capacidad de evangelizar a través de finanzas. Pablo le dijo: “ Traeme el pulóver ”. Carpo no evangelizaba a nadie pero invertía dinero para que el evangelio fuera extendido.
Unos tenían llamado para orar por los enfermos, otros para ir a los legalistas, otro a los heridos, pero todos trabajaban en un equipo que Pablo coordinaba y todos estaban embarazados del avivamiento.

Debemos descubrir nuestro estilo para evangelizar para ir a los que Dios te ha enviado.

El profeta Elías periódicamente pasaba por la casa de la mujer entonces un día le preparó una habitación para que descansara y se estableciera.
La mujer le hizo un espacio a la Palabra de Dios, el profeta se quedó en su casa y le dijo: “
De aquí a un año abrazarás a un hijo.”
Cuando le hacemos un lugar en el corazón, la Palabra prospera, sana, activa los sueños, bendice. Le dijo: “ Abrazarás un hijo ” y la mujer respondió: “Te estás burlando ” (porque ya era vieja).
La Palabra siempre romperá tu molde mental, quebrará la estructura de lo que “se puede” y “no se puede”; no es un gatito para acariciar sino un león que te despedazará. Te dice: “Abrazarás tu sueño”, “Lograrás lo que nunca habías alcanzado”.

Hay palabras de Dios que quedarán a vivir en tu corazón, muchas veces la mente está cerrada pero la Palabra romperá el paradigma: “Podés lograrlo, prosperar, ser un buen papá, superar el abuso sexual, levantarte de la caída.”

La mente será de acuerdo al molde de las palabras que recibimos.

A veces Dios trae una palabra y no la creemos, decimos “esto no es para mí”, pero en nuestra mente habrá cosas que cabrán y otras no. En los próximos meses Dios las cambiará con palabras de bendición, y de aquí a trescientos sesenta y cinco días habremos abrazado el sueño.

Vemos con los oídos.

Los cristianos miramos lo que oímos, pues la Palabra es para ver.

“Todo lo podés en Cristo” , debemos vernos pudiendo;

Vas a prosperar ”, nos veremos prosperados.

No veo lo que ven mis ojos sino lo que oigo de parte de Dios, eso es fe.

Fe es la certeza de lo que no se ve.”

Somos gente de Palabra y vemos por los oídos, por la Palabra declarada: “ Dios suplirá todas mis necesidades conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.”
Veo lo que oigo, y
todo lo que haga me saldrá bien, Dios no me hará faltar pan en mi casa, habrá aceite, y abundancia.
“Te estas burlando de mí ”, le dijo la mujer, y el profeta no respondió porque la Palabra le dinamitaría la cabeza.
Muchos fueron prosperados y al tiempo no recibieron nada más, entonces dijeron: “Dios se ha olvidado de mí.” Es que recibieron prosperidad pero, al no añadir más Palabra, su mente hizo un retroceso y volvió a ser como antes.

Dios nos da palabras y más palabras para adquirir un lenguaje propio hasta romper todos nuestros esquemas.

En el Antiguo Testamento, se menciona al enemigo con el vocablo “Satanás” pero Jesús trajo una nueva revelación, lo llamó “Diablo”, que significa: acusador, de falso testimonio, chismoso, crítico, mentiroso.
Mateo dice: “ El sembrador salió a sembrar (semilla-palabra)
echó la palabra, algunas cayeron entre espinos, otras al costado…y otras vino el diablo y las robó.”
Jesús entró al desierto y el diablo le dijo: “ Si eres hijo de Dios, dí (palabras)”
Y Jesús le dijo: “ No sólo de pan vivirá el hombre”.

Satanás roba una Palabra, con otra palabra.

Él tiene poder en el infierno y lo único que puede hacer es sembrar en nuestra mente una palabra porque es ladrón y homicida.

Hay gente que oyó una Palabra y mientras oía, otra palabra le robó: “Qué vas a prosperar”, “Si siempre te fue mal”, “Si no entendés nada y tu familia está deshecha, nadie te quiso jamás.”

La sangre de Cristo nos limpia de todo pecado y estamos perdonados por Jesús .

El problema no es el pecado sino la necesidad de que alguien limpie las palabras equivocadas que nos dijeron.

La sangre limpia el pecado y la Palabra de Dios todas aquellas palabras que nos ataron.

Jesús les dijo: “¿No creéis en mis palabras?
Conoceréis la verdad y la verdad os hará libre.”

Por Bernardo Stamateas

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