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BERNARDO STAMATEAS: INMADUREZ AFECTIVA
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De: Alondra bat Yeshúa  (Mensaje original) Enviado: 18/11/2009 00:54

Inmadurez Afectiva

Bernardo Stamateas

 

Pasaje bíblico: 2 Samuel 11

El desastre que hizo David a nivel espiritual no se terminó con él sino que afectó a varias generaciones.

El enemigo, si no puede tocar tu mundo espiritual, tratará de destruir tu área emocional y camines desordenadamente.

En la sociedad el desorden afectivo es muy grande, hay divorcios, separaciones, juntes y rejuntes. La mayoría de los problemas tienen que ver con la inmadurez afectiva.

Uno de los grandes dolores en las parejas es la infidelidad y en el sistema social se lo considera como un juego, como algo gracioso, que hasta la gente inteligente lo practica, y sabemos que es un paso traumático donde las personas quedan lastimadas, aunque se amen.

La infidelidad siempre sale a la luz.

En estadísticas realizadas en EE UU y Francia sobre parejas que engañaron resultó que en el 90 % de los casos se descubrió. Los investigadores dicen que no importa cuál sea su religión, la persona infiel siempre deja evidencias, inconscientemente, para ser descubierto; toda persona que ha cometido infidelidad vive con culpa y queda expuesta.
El adúltero está inspirado por una sabiduría satánica, necesita mentir una y otra vez para tapar su engaño y justificar su conducta.
El 95% de los hombres que tienen amantes jamás dejarán a sus esposas. Muchas mujeres han gastado sus vidas jugando de “segunda”, nunca pesaron que podían hacer las cosas bien y vivieron desordenadamente.

La gente que no supo cuidar su vida afectiva se derrumbó.

Debemos vivir ordenadamente.

Muchas infidelidades son producto de odios, envidias que suelen ser un gran motor.

Cada vez que logres levantarte, alguien se interpondrá en tu camino, para acosarte y destruir tus éxitos.

Muchas parejas y familias se quebraron afectivamente, ministerios que cayeron por no saber cuidar su mundo emocional.

Las brujerías nunca pueden romper una pareja. Si está haciendo las cosas bien no importa las brujerías que le hagan porque el diablo está vencido pero si hay áreas quebradas, problemas sexuales, dejaron el amor romántico, la brujería terminará con lo que ya está destruido.

La infidelidad se puede explicar y entender pero jamás justificar.
La pareja que comienza a rasgarse y, en vez de buscar ayuda y trabajar lo emocional, procede mal dará autoridad al enemigo a entrar.

Infidelidad rompe el pacto matrimonial.

Cuando uno o ambos cometen adulterio se rompe el pacto que está basado en la fidelidad. Siempre se trata de ayudar y alentar a reconstruir pero la víctima está libre delante del Señor, no hay condenación, culpa, ni acusación sobre su vida, tiene libertad de elegir si desea reconstruir o dar por terminada la pareja.

Hay varios tipos de infidelidad.

-Infidelidad  compulsiva.

La practican quienes buscan admiración: en el caso de los hombres, “el narcisista” y entre las mujeres, “la histérica”.
El narcisista: es el típico conversador que necesita coleccionar mujeres, tener sexo todos los días porque, para él, es un acto biológico y cubre una necesidad.
La pareja será como el espejo con la función de admirarlo para que se sienta querido y si no lo es, la rechazará.
Cuida su imagen, se arregla mucho, trata bien a todo el mundo, es seductor por naturaleza, no sabe amar pero como busca admiración, las mujeres caen presa de su gran prontuario.
La histérica: es la mujer infiel compulsiva, conocida así por la psicología.
La mirada es su estima y busca siempre la aceptación. Seducirá a hombres casados, solteros, viejos con diente y sin dientes, al de la derecha, al de atrás. Cree que es la gran actriz y la gente su espectador, por eso hará todo lo posible para capturar las miradas y si el otro se entusiasma lo abandona.

-Por desorden interior.

Tienen desorden interior afectivo y creen que las parejas lo sanarán pero en realidad deben hacer una buena sanidad interior, de lo contrario, terminarán lastimándose y lastimando a otros.

-Por la cultura del enamoramiento: “Enamorados del amor”.

Son los eternos románticos, dicen: “Qué voz dulce”, “Qué ojitos penetrantes”, “¡Qué físico!” Donde miran se excitan y se enamoran y un día salen con uno, al siguiente con otro y al mes con otro distinto.

La cultura bombardea constantemente a tener una vida desordenada, a dar rienda suelta a los sentimientos (“Si lo sentís, hacelo, total no le haces mal a nadie”, “¿Cuál es el problema? ¡No te vas a reprimir!”)
Muchas mujeres confunden sus necesidades con enamoramiento porque se sienten solas, necesitan un padre para sus hijos (y los hijos no necesitan “esa” clase de padres) o para asegurar su futuro buscan un hombre.

Según la Palabra,
Una pareja no se forma para cubrir una necesidad sino por amor.
Pablo dijo: “No nos ofrendemos por necesidad sino por amor.”
Quien se enamora idealiza: “Es perfecto, maravilloso” (y sólo hace una semana que lo conoció), después resulta un estafador pero… “¡Tiene unos ojitos!”
Confunden enamoramiento con amor y una pareja basada en el enamoramiento dura poco tiempo porque es pasión y no sirve de nada, quiere arrebatar, poseer, no piensa, idealiza, no ve los defectos. En cambio, el amor piensa, mira.

- Por venganza.

-En muchas parejas donde uno engañó el otro hace lo mismo por venganza.
-Mujeres torturadas por largo tiempo o víctimas de maltrato verbal sistemático, un día dicen: “Ya vas a ver…” y lo engaña (no por sexo) sino porque necesita que alguien le diga que “es linda.”
-Esas parejas pegoteadas que donde va uno va el otro, que no pueden vivir nada separados, sin mundo privado, terminan mal  porque no tienen libertad.

-Por la necesidad de ser deseados.

Engañan porque su desorden es afectivo y necesitan ser deseadas; especialmente al superar los treinta años entran en crisis y buscan seducir para recuperar su valoración. Quieren comprobar si gustan, si son atractivos, tienen miedo a envejecer y probarán con otra mujer o con otro hombre.
Creen que deben satisfacer todos los deseos que surjan porque la cultura es anti Dios.

Dios quiere que nuestro mundo afectivo sea ordenado.

En estos tiempos el sexo se ha vanalizado y sorprende llamativamente observar con que facilidad se cambia de pareja. Matrimonios que aun no terminaron de separarse y el hombre ya embarazó a otra mujer y la mujer ya lo cambió por otro.
El enemigo confunde por eso no cuentes tus intimidades a personas del  sexo opuesto, ni permitas que te las cuenten.
Si te separaste o lo estás haciendo, debes vivir el duelo y hasta no terminarlo no comiences una nueva pareja porque complicarás tu mundo emocional.

Dios levantó a Josué y le dijo: “Josué, Moisés ya se murió ahora te toca a vos.
Dios nunca te pondrá algo nuevo hasta que cierres tu historia vieja.
El que edifica sobre ruinas no tiene clara la situación, se separa y lo reemplaza enseguida porque dice: “lo necesito”, “no quiero quedarme solo”, “para demostrarle a mi ex que gané.”
Sólo logrará producir un desorden afectivo.

No establezcas vínculos con la persona que te excita, atrae o moviliza. Si una pareja está en crisis debe buscar ayuda en un profesional. Dios no está de acuerdo con el divorcio por eso tratá de gastar todo los recursos para salvar tu matrimonio; si agotados los recursos no hubo solución, Dios no te va a echar, ni te tratará como un cristiano de segunda pero el enemigo quiere derribarte por eso debes hacer las cosas bien.
Grandes personalidades cayeron por desorden afectivo. Dios nos ha llamado a cosas grandes, por eso nuestras emociones deben estar bajo la Palabra del Señor.

Debo crecer más que mi sueño.

Cuando David mató a Goliat las mujeres cantaban Saúl mató a miles y David a sus diez miles (todas las mujeres se le regalaban a David.) En ese momento pudiendo haber tomado a cualquiera de ellas no cayó y fue ungido rey, empezó conquistar y alcanzar logros.

El palacio siempre estaba arriba de una montaña y las casas de la aldea abajo.
Un día David se levantó de una siesta, salió a mirar y vio a una mujer que se estaba bañando en la terraza, entonces la mandó a buscar y la violó.
El rey no podía tomar a una mujer casada porque la ley decía que debían apedrearlo. Al enterarse David que el marido de la mujer era el mejor soldado de su ejército y su padre su mejor consejero, en vez de buscar el perdón de Dios y ordenar su mundo afectivo, lo ocultó.
La mujer había quedado embarazada entonces llamó al esposo para que se acostara con ella y pareciera que el hijo era suyo, pero el hombre no aceptó ya que no sería buen ejemplo para sus soldados que estaban en plena guerra. Ante esta circunstancia, David llamó a su general y ordenó que pusiera al marido de la mujer al frente de las tropas y  lo dejaran solo para que lo mataran.

El dulce cantor de Israel, el gran adorador, estaba cometiendo las más grandes atrocidades y en ese momento cayó (no antes) porque el sueño había crecido más que él.

Debes crecer más que tu sueño, invertir en vos y nada te dañará.

Debo  ser un hombre nuevo cada día.

Un odre viejo se mueve por el pasado, es maná viejo.
Los israelitas debían comer el maná cada día porque si lo guardaban se perdía. Un odre nuevo tiene enseñanza nuevas, crecimiento y busca cada día más de Dios.

Un rey malvado había levantado un altar; en esa ciudad había un profeta viejo que no hizo nada, entonces Dios mandó un profeta joven (no de edad sino de espíritu) que entró en el santuario y se paró delante del altar diciendo: “Altar serás destruido. De aquí nacerá Josías que te destruirá y terminará la tarea.” (Esa profecía se cumplió trescientos años después.)
Cuando el rey escuchó levantó la mano para pegarle y se le secó la mano. El profeta joven dijo: “Sánalo Señor” Y el altar explotó.

Eso hace un odre nuevo declara una palabra hacia el futuro, se para delante de la ruina, de la pobreza y el altar explota en el nombre del Señor.
Entonces el rey reconoció que el profeta joven tenía poder y el viejo no.
El profeta viejo salió al camino y le dijo: “Joven te invito a comer” (siempre el odre viejo persigue al odre nuevo.)
El joven respondió: “No, no tengo tiempo.”
El profeta viejo le mintió y dijo: “Dios me dijo que te invitara.”
El profeta joven creyendo que era de parte de Dios se fue con él, y cuando iban en camino salió un león y lo mató.

Si sos una vasija nueva, todo lo que Dios haga en tu vida será nuevo.
Lo que lograste es bueno pero será mejor y harás lo que nadie hizo.
Crecé, buscá de Dios.
 Guardá todo lo viejo que tiene el lenguaje pero no el poder de la revelación que tiene la vasija nueva.

Debo desarrollar dominio propio.

El predicador Cash Luna explica: “Dios pide ayuno para que aprendamos a decir “no” a lo bueno y si podemos hacerlo seremos fuertes para decir “no” a lo malo.”
Salomón dijo: “Mejor es dominarse así mismo que dominar a una ciudad.”

Dominio propio es cuidar nuestros ojos, no hacer chistes con doble sentido, no contar cosas íntimas a personas de otro sexo, alejarse de lugares perversos, de las  personas que nos provocan o desvían. Debemos ejercerlo para apartarnos de lo que nos desordena, porque es la fuerza del espíritu: “Todo me es lícito más no todo me conviene, no me dejaré dominar por nada ni nadie.”

Dios es mi dueño y yo el dueño de mis actos.

Con la unción de Dios desarrollo dominio propio y tengo autoridad para decir “no” al vicio, a la droga, a la prostitución, alcoholismo, cigarrillo.

Debo amar.

“Amarás a Dios y a tu prójimo como a ti mismo, con toda tu mente y tus fuerzas.”

El amor tiene tres niveles, en:

-La mente,  amar inteligentemente.
-El corazón.
-El espíritu.
 
Amar en el espíritu es con la sabiduría que Dios me da,  con sus fuerzas, no con mi mente y alma; por eso Satanás quiere robarnos las fuerzas para que no amemos.

David no gastó bien sus fuerzas, en vez de estar en la guerra paseaba por la terraza del palacio. Si Dios nos da sus fuerzas es para servirle y no para quedarnos encerrados en casa porque el ocio trae pecado. Sé sabio con tus fuerzas y Dios las renovará porque “Él da fuerzas al cansado.”
David perdió la fuerza en el pecado.

Feliz el pueblo cuyos gobernantes comen y beben a tiempo para reponer sus fuerzas.

Mucha gente por guardar sus fuerzas toma decisiones tontas; otros llenos de las energías del Señor pero se distraen y se dejan guiar por sus emociones y no por las revelaciones.

David mandó a matar al esposo de la mujer, perdió un hijo, uno de sus hijos hizo un golpe de estado, todas cosas malas.
Dios siempre pondrá gente para restaurarte, pasaron dos años y vino el profeta Natán quien le contó la historia de un hombre que tenía cien ovejas y otro sólo una y el que tenía las cien le robó la única oveja al otro.
David dijo: “A ese ladrón hay que matarlo.” Y el profeta dijo:”Ese eres tu”.
Después de dos años de tener cauterizada su conciencia, David entendió y dijo: “Pequé contra Jehová” y escribió los salmos 31 y 52. Pidió perdón al Señor y dijo: “Mientras callé se envejecieron mis huesos, feliz el hombre cuyos pecados son perdonamos.” Y volvió a ordenar su mundo afectivo.

En Dios siempre hay una nueva oportunidad, ordenando nuestro mundo afectivo Dios nos dará cosas grandes.

Las emociones no marcan el destino sino las promesas de Dios en tu corazón y hablar lo que Dios habla.

El centro que comanda nuestras acciones está en el cerebro y  el último en desarrollarse es el centro del habla que es mandado por todos lo otros centros.
Vemos a un bebe que aprende a asir, a caminar y  finalmente a hablar porque es lo más difícil de manejar.
En lo espiritual es igual debemos hablar la Palabra de Dios: Jehová es mi pastor y nada me faltará.

Nada me va a faltar, Dios me dará todo ahora.

Todas las personas que reconocen su error y están dispuestas a hacer las cosas como Dios quiere y hablar su Palabra son restauradas.

El salmo 23 dice: “Vendrán angustiadores que nos angustiarán de día y de noche.”

Angustiadores son lo espíritus que te acusan
en este sistema perverso y dicen:
-“Hacé lo que quieras”,
-Es la voz de la religión que te pega con la Biblia,
-Son los familiares que no te entienden,
-Es la gente que te condena, sermonea y recuerda el pasado.

“Dios pondrá una mesa en presencia de tus angustiadores y El va a servirla.

Dios te honrará si hacés las cosas como Él manda, no sacará a tus enemigos sino que los dejará para que vean Su Gloria en vos.

Por Bernardo Stamateas



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