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ALEJANDRA STAMATEAS: MIS HIJOS ME FALTAN EL RESPETO
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Alondra bat Yeshúa  (Mensaje original) Enviado: 21/11/2009 01:33

Mis hijos me faltan el respeto

Alejandra Stamateas


1 Samuel 2:22 y 29

¿Cuántos padres alguna vez sufrieron la falta de respeto por parte de sus hijos?:   hijos que contestan mal, que están nerviosos, especialmente cuando pasan por crisis en la época de la adolescencia, y muchos chiquitos hoy llamados "pequeños tiranos". Los autores de muchos libros acerca de los hijos dicen que estamos frente a una generación de padres obedientes y de hijos tiranos.

En esta nueva generación los hijos tiranos quieren ser guiados pero no supervisados; quieren que les digas hasta acá, pero no   cómo lo tienen que hacer o que les des órdenes. No quieren obedecer sin ninguna razón, de ahí la típica pregunta que hacen los hijos: ¿Por qué tengo que hacerlo? ¿Por qué tengo que estudiar? ¿Por qué tengo que ir a tal lugar? ¿Por qué tengo que ir a trabajar? ¿Por qué te tengo que ayudar? No quieren ser supervisados de ninguna manera. Para ellos el futuro está en el presente, no piensan en su futuro, y su pasado no influye en este presente.

A esta generación se la llama la generación del mínimo esfuerzo: hacen el mínimo esfuerzo para estudiar, para trabajar, para obedecer, porque   buscan el placer, la comodidad, y la tecnología. Internet por ejemplo o los video juegos han hecho que los chicos sean cada vez más individualistas, se encierran en su cuarto donde están solos y establecen sus propias reglas. No podés entrar al cuarto a poner ninguna regla porque ellos tienen las suyas propias.  

¿Qué es un padre o una madre obediente?

¿Por qué una madre se transforma en obediente, en este caso a sus hijos, y no puede ponerles límites sino que obedece sus caprichos?

Porque nosotros fuimos una generación que vivió su niñez con mucho autoritarismo, tenías un padre o una madre que te marcaban las cosas, había reglas y cosas que respetar sí o sí.

¿Cuántas mujeres les faltaban el respeto a sus padres, les gritaban o contestaban? Ninguna, tal vez sólo dos o tres. Generalmente teníamos mandatos, reglas, límites. Muchas pasamos por carencias materiales y no teníamos todo al alcance de nuestra mano. Se tardaba más en satisfacer una necesidad, si querías algo tenías que esperar, no como ahora que los chicos quieren algo y enseguida lo tienen.

Antes tus padres luchaban para darte aquello que querías tener pero nada de pedir algo de marca. Era una generación donde todos obedecíamos porque había reglas, límites, normas. Por ese motivo ahora nos transformamos en padres obedientes que obedecemos los caprichos de nuestros hijos, porque siempre fuimos obedientes.

Hoy muchos padres prefieren llamarse amigos de sus hijos porque no quieren ponerles límites, no quieren decirles: "Esto es así", o "Tenés que comportarte de esta manera", o "Tenés que actuar así" y respetar y hacerles respetar ese límite.

Por otro lado hoy los padres valoran mucho la formación académica, quieren que   sus hijos se destaquen en algún área; entonces los mandan a estudiar a diferentes lugares, a la mañana van a la escuela, a la tarde a inglés, etc. Eso no está mal, el problema es que esa exigencia académica constante lleva a los chicos a la depresión, al intento de suicidio y a la drogadicción: "Tenés que rendir, aprender, estar fuera de casa, estudiar, destacarte". Y muchos de ellos actúan de cuatro maneras:

  Con apatía : "Me mandás a estudiar de todo pero a mí no me interesa nada; lo hago porque me lo decís pero no porque a mí me guste".

  Con indiferencia

  Con depresión

  Con agresividad e inseguridad . ¡Cuánta agresividad y violencia vemos hoy en los chicos! Como no saben qué hacer con su vida, toda la depresión, la angustia, ese "sin sentido", esa sobre exigencia, los hace ser agresivos.

Hoy cualquier persona que tenga hijos en la escuela secundaria sabe que afuera están las patotas esperando a los alumnos para pegarles a la salida. "Y no es que les hiciste algo - me decía mi hija -, sino que tal vez no les dijiste la hora entonces te patean, te tiran del pelo; conocen la técnica dónde tocar específicamente para que quedes sin respiración, y si alguien no te ayuda terminan matándote".

 

Mis hijos son hijos paridos para el reino, no para las tinieblas. Porque el Señor los va a libertar, los va a sacar de toda violencia, confusión, y opresión en el nombre de Jesús.

 

1 Samuel 2:22 "Pero Elí era muy viejo y oía de todo lo que sus hijos hacían con todo Israel y de cómo dormían con las mujeres que velaban a las puertas del tabernáculo de reunión. Y les dijo "por qué hacéis cosas semejantes, porque yo oigo de todo este pueblo vuestros malos procederes, no hijos míos porque no es buena fama la que yo oigo porque hacéis pecar al pueblo de Jehová. Si pecare el   hombre contra el hombre los jueces les juzgarán, más si alguno pecare contra Jehová quién rogará por él. Pero ellos no oyeron la voz de su padre".

2:29 Le dice Dios a Elí: Por qué habéis ollado mis sacrificios y mis ofrendas que yo mandé ofrecer en el tabernáculo y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel.

 

Vemos la historia de Elí, un sacerdote llamado por Dios, y   sus   hijos que se habían desviado. Podemos pensar: "Elí nunca les llamó la atención". Sí les llamó la atención, pero tímidamente cuando él ya estaba muy viejo y sus hijos venían comportándose mal hacía mucho tiempo. Les llamó la atención muy tímidamente y los hijos no quisieron escuchar la voz del padre.

Elí era el típico padre obediente: "Y bueno, si los nenes quieren hacer eso, que lo hagan; la nena quiere tener esto, que lo tenga; el nene quiere salir y gastarse toda la plata que lo haga". El típico padre obediente que había perdido la posición de respeto y autoridad desde hacía mucho tiempo; como padre y como líder espiritual sus hijos ya no escuchaban su voz y su temor de incomodarlos a ellos era mayor que el que le tenía a Dios. ¿Cómo les voy a decir eso? ¿Cómo me voy a enfrentar a ellos? ¿Cómo me voy a sentar con ellos y hablar? Ésta es una generación en la cual los padres les tenemos miedo a nuestros hijos, tememos   hablarles porque no sabemos como van a reaccionar y no queremos que se frustren.

Dios le dice a Elí: "Has honrado más a tus hijos que a mí". Cuando una madre renuncia a la posición de privilegio y responsabilidad que Dios le da para ser autoridad y guía en su hogar, pone en peligro a sus hijos.

No debo entregarle mis hijos a nadie  

Cuando no sabemos qué hacer con ellos, los mandamos a hacer terapia, se los entregamos al psicólogo, o los mandamos al médico para ver si él los puede ayudar; se los entregamos al docente, al profesor de educación física, al abuelo, a la abuela, al tío, para ver si tal vez alguien pueda hacer algo. No le entregues tus hijos a nadie. Mis hijos están bajo mi autoridad no se los tengo que entregar a nadie por más que confíe en esa persona.

Salmo 127:4 " Como saetas en mano del valiente, así son los hijos ".

Dios insiste en comparar a los hijos con una flecha, pero ésta no tiene rumbo si alguien no la lanza, y los padres somos los responsables de guiar hacia dónde va a ser lanzada esa flecha. Los hijos son como una flecha y alguien debe determinar el camino que ésta va a seguir. Ese camino lo determinan los consejos que nosotras como madre les damos a ellos, los quieran escuchar o no.

Quiero decirte que aunque ellos no te quieran escuchar   y parezca que están en otra, te escuchan. Ellos son flechas y tu consejo es el arco que los está empujando hacia un camino correcto, una guía, una dirección. Por eso la Palabra dice: "son saetas en manos del valiente". Así son los hijos.

No debo mirar a mis hijos de lejos

Cuenta la Biblia que Abraham echa a Agar con su hijo, le da un cántaro con agua y la manda al desierto. Ella se pone a llorar y deja al niño lejos, como de un tiro de piedra, porque dice: "No quiero verlo morir". Y Dios se le aparece a Agar.

Agar representa a esas mujeres que son madres solteras, que están solas, esas mamás cuyos maridos no quieren saber nada con las cosas de Dios. Tal vez tu marido no quiera que tus hijos escuchen de Dios o vengan a la iglesia. Tal vez les hable en contra del Señor. Tal vez estés sola criando a tus hijos pero nada de eso es obstáculo para que Dios haga de ellos una gran nación.  

Dios le prometió a Agar que haría de su   hijo una gran nación, y Dios lo hará con tu hijo también, porque para Él no hay obstáculos. No es problema que tu marido no venga o no crea, no es problema que tus hijos no quieran saber nada, Dios hará de ellos una gran nación.

Dios le dio tres instrucciones a esta mujer:

1-   Ponte de pie:  tenés que ponerte de pie porque tus hijos primero verán el cambio en vos. Si te siguen viendo como una loca, depresiva, histérica, entonces dirán: "Ese Dios no puede cambiar a mi mamá menos me va a cambiar a mí". Si querés lograr algo con tus hijos, transformáte vos; toda transformación que quieras ver en tus hijos tiene que partir de vos. Empezá a vivir el estilo de vida que querés que vivan tus hijos.

2-   Alza al muchacho : significa levantarle la estima a nuestros hijos, ayudarlos con sus complejos. Ese hijo rebelde que te grita, que se porta mal, es porque tiene dolor en su corazón, porque no sabe cómo enfrentar la frustración que está viviendo, porque se siente inferior en algún área de su vida. Por lo tanto cuando Dios le pide que alce al muchacho, le está diciendo: "Levantále la estima, implantále el concepto en su corazón y en su mente que Dios puede revolucionar su vida, que puede hacer cambios grandes". No tenés un Dios que no puede hacer nada. Mostrále al Dios poderoso que puede transformar vidas, mostráselo a través de tu vida, entonces él verá que lo alzás, que le decís: "Hijo mío, Dios te ha hecho para grandes cosas, Dios tiene grandes propósitos y te puedo asegurar que Él no te soltará hasta que haga lo que tenga que hacer en tu vida.

 

3-   Sosténlo en tu mano : sostené a tus hijos en tu mano, tenés autoridad, no te desligues de ellos.   Eso significa: "dedicáles tiempo". No delegues la responsabilidad en otro. "Sostenélo en tu mano porque para él también tengo propósito. Este hijo que es rebelde, que parece que no va para adelante, que siempre te trae problemas, para él tengo un gran propósito y haré de él una gran nación".

Los hijos son una herencia  

Si Dios pudo con vos, cómo no va a poder con tus hijos. Si estás en este lugar adorándo, escuchando la Palabra, alentando tu espíritu, ¿creés que tus hijos no van a estar también acá? No lo dudes.

El Salmo 127:3 dice que los hijos son una herencia que es igual a regalo. Ese regalo es temporal porque tenemos un tiempo para enseñarles a nuestros hijos, no tenemos toda la vida ya que en algún momento los hijos se van y hacen su propia vida; por eso tenemos que aprender.

Alguien dijo que ser sabio es conocer exactamente la vida de nuestros hijos. Por ejemplo: ¿Sabés qué le causa alegría a tus hijos? ¿A qué le tienen miedo? ¿Qué cosas les dan bronca? ¿En qué invierten más tiempo? Si tu hijo tuviera que elegir realizar una actividad con vos, ¿cuál elegiría? Sabiduría es conocer a nuestros hijos.

Un día un hombre invitó a otro a que viera su jardín; y cuando el invitado entró lo único que vio fue malezas, plantas crecidas por todo el jardín. El hombre le dijo: "Esto es un desastre, no es un jardín". Y el dueño respondió: "Sí, en realidad era un jardín, pero un día decidí darle libertad de convertirse en lo que quisiera ser sin ninguna interferencia de mi parte".

Tenemos que asumir la dirección de nuestros hijos de lo contrario crecerá maleza. No los dejes, no los sueltes, al único que se los debés soltar es a Dios,   pero la responsabilidad de guiarlos es tuya y todavía estas a tiempo.

 

¿Cuándo mi hijo es grande?

No tiene que ver con la edad cronológica, hay edad espiritual, emocional, mental y cronológica. Tal vez tu hijo tenga la edad cronológica como para hacer su vida solo, pero no tiene la edad mental ni emocional ni espiritual para hacerlo y hasta que todas esas no coincidan todavía tenés que seguir guiándolo.

Debo batallar por mis   hijos

Nuestros hijos son bombardeados constantemente por el enemigo, porque hay un botín que es el espíritu de ellos.

Una madre dijo: "No estoy preparada para ceder o negociar hasta que mis hijos sean mayores y tengan suficiente sabiduría para distinguir a sus amigos de sus enemigos, tengo la responsabilidad de dirigir por ellos tanto su defensa como su ofensiva".

Aseguráte de que tus hijos tengan las armas necesarias para ganar la batalla en la vida; y si todavía no las tienen batallá por ellos pero no los dejes solos. Batallá porque tenés las armas de Dios para la defensa de tus hijos.

Cada uno de mis mensajes sobre los hijos tiene una revelación nueva, algo nuevo que Dios suelta. Sé que es difícil hablar de ellos, es grande la lucha, y a uno le gustaría tener una fórmula pero no la hay.

No sueltes a tus hijos porque son tu herencia.

¿Cómo cuidarías una herencia de muchos millones de dólares? ¿Cómo la invertirías? Nuestros hijos son nuestra herencia y Dios nos dio la capacidad de tener autoridad sobre ellos para guiarlos.

Instruye al niño en su camino , en el de Él, no en tu camino, porque cuando sea viejo no se apartarará. Lo que tenés que hacer es soltar la flecha, decirle: "Hijito para esto sos bueno", "Hijito vos naciste para esto", "Yo veo tus capacidades".

"Ah! ¿cómo voy a hacer? Ya perdí la esperanza, mi hijo está en la cárcel, mi hijo se droga, mi hija está embarazada, mi hija está separada".

 

Jairo recibió la noticia de que   su hija había muerto.  ¿Qué cosas se murieron en tu casa? ¿Qué cosas se están a punto de morir ?

Y le dijeron no molestes al maestro.  Muchas veces dejamos de orar. Ya no molestamos a Dios, no oramos más por nuestros hijos". Y pensamos: "No le voy a pedir de nuevo lo mismo a Dios, si Él ya sabe el sufrimiento que tengo con mi hijo".

Jesús le dijo: "Jairo no dudes, no temas, cree solamente".

Dios nunca se cansa. ¿Por qué se va a cansar si ya conoce la victoria? ¿Por qué se va a cansar si Él está más interesado que vos en que tu hijo o hija le adore? Por eso cuando alguien o tu propia mente te diga: "No molestes más al maestro por el tema de tu hijo, Dios no se molesta". Él te dirá: "No temas, cree solamente".

Cuando Jesús entra en una casa siempre trae resurrección; y cuando vos entrás en tu casa sos Jesús, sos resurrección.

Cuando entrás y tus hijos están mal, se enojan. Pero ellos necesitan tu presencia porque vos sos resurrección, vos tenés a Jesucristo y el que tiene a Jesucristo tiene la vida.

Mamá, no temas, cree solamente. No temas a tus hijos, cree solamente. No temas lo que pasó, cree solamente. No dejes a tus hijos de lado, cree solamente. Cree solamente en el nombre de Jesús.

Cerrá los ojos, levantá tus manos hacia el cielo con las palmas hacia arriba, y sostené a tus hijos. No los sueltes, y fijáte ahora como Jesús pone sus manos debajo de las tuyas, y entonces la carga se hace liviana. Tus hijos no se perderán, ni un solo cabello de su cabeza se va a perder. Los estás sosteniendo y Jesús te dice "Cree solamente porque de aquí a poco tiempo verás mi obrar en la vida de ellos".

Mirá en el espíritu donde están cada uno de tus hijos ahora. Mirálos como flechas que están destinadas a apuntar a un blanco. Vos sos como el arco porque sos guía de ellos.

"No me escuchan", te van a escuchar. "No me obedecen", te van a obedecer porque vas a dejar de ser mamá obediente. Vas a ejercer autoridad desde ahora porque ellos necesitan que salga de tu boca no una palabra de grito histérico sino una palabra de autoridad que les diga: "Hijito vas a hacer esto, porque hay grandes planes de Dios para tu vida y Él hará de vos una gran nación". Guiá la flecha en el espíritu hacia donde tenga que ir, hacia el blanco, decíles: "Tu destino es destino de gloria, tu destino es destino de bendición, todo lo que hagas te saldrá bien, todo lo que toques será prosperado, tendrás bondad en tu corazón, tendrás buenas compañías, formarás una familia preciosa". Comenzá a guiar esas flechas que son tus hijos.

Pastora Alejandra Stamateas



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