Conviértete en una llama...(I)
El “conviértete en una llama que dé calor” es una invitación
a que cumplamos nuestra tarea en la Tierra;
tenemos que dar amor a todos los seres. Que nos olvidemos
de nosotros mismos para pensar un poco en los demás. Precisamos expandirnos, buscar la manera de llegar a
los demás con una nota de amor, con una nota
de sentimiento. Todavía tenemos cierta reticencia para
manifestar sentimientos inegoístas. No debemos
dejarnos guiar únicamente por la mente. El enlace que tiene que formarse entre lo que
es razón y lo que es sentimiento debemos lograrlo todos, aunando nuestro esfuerzo.
Todos los anhelos del mundo Celeste están dirigidos en este sentido. Mientra
s no consigamos una evolución en el sentimiento no
evolucionaremos en todo lo demás. “Que seamos una luz que ilumine y un aroma que perfume”.
¿Cómo tenemos que hacer para que
esto llegue a cumplirse? Es una invitación a que seamos algo
más que el común de los seres,
pues así cumpliremos nuestro propósito. Suavemente,
sin imposición, logrado a través
de nuestro trabajo constante en pulirnos y suavizar nuestro
carácter. Teniendo siempre
una sonrisa para los demás y estando siempre dispuestos a
ayudar a todos sin distinción,
uniformemente; nunca en forma desigual ni haciéndose evidente.
Tratando siempre de irradiar
calma y alegría, por la oportunidad que nos dio Dios de servir a los demás. “Pasar por la Tierra consolando ...” Conseguiremos así manifestar
condiciones Divinas; derramar
entre los seres humanos la ternura que Dios derrama en nosotros
mismos, en todos por igual. La comprensión y tolerancia que Él tiene con nosotros,
debemos tenerla con nuestros
semejantes. Debemos tratar de lograrlo, aunque
nos cueste, pero poco a poco lo
lograremos, con nuestro propósito firme de ser mejores cada día. “Dios esté en nosotros y nosotros en Él”. Como estamos
interesados en conocer las leyes
cósmicas que buscan la evolución y la perfección, procuremos
acompañar esta realidad, la
cual muestra, en todo momento, que todo el Cosmos va en
procura de esa perfección y
que nosotros debemos acompañar y alcanzar en forma conjunta. Tenemos que volver a ser lo que en principio fuimos:
individualidades creadoras que está
desenvolviendo facultades divinas. Todo ser tiene posibilidades
de desenvolver estas condiciones,
que tienen que ser sentidas y comprendidas. Para ello hay
un trabajo que tiene que ser
realizado: nuestro comportamiento, que puede ser acertado
o no. La verdadera sabiduría
consiste en saber cual es el acertado, de modo que una
existencia puede ser brillante, si no será frustrada. Cuando nos manifestamos presentemente, además del
adelanto actual, debemos prever
lo que cada uno será en vidas futuras. La Tierra tiene que
darnos la oportunidad, pero
si no planeamos con cuidado las consecuencias, éstas pueden
que durante una o dos vidas
nos priven de eso que anhelamos lograr. Y esto no es un
castigo; es una consecuencia de
nuestra propia falta de previsión, por dejarnos estar ahora.
Tratemos de lograrlo en esta
oportunidad, sin pensar que tendremos otras. Actuemos como
si no dispusiéramos de
otras. Procuremos ser útiles; cumplir objetivos, sin egoísmo
en ellos. El triunfo, en pleno
trabajo, es el olvidarse de sí mismo, que es lo más difícil de lograr. La verdadera sabiduría y el progreso seguro están en la
plena actividad hacia el mundo.
El crecimiento depende la habilidad para quebrar las
cristalizaciones, que el egoísmo
lamentablemente ha instaurado. Comencemos una nueva
tarea: la de tratar de meditar
sobre esto y tratar de lograrlo con una nueva disposición, fundada en
medidas más ciertas, dictadas por un nuevo entendimiento. La nueva problemática mundial, el tan mentado STRESS,
originado en la inquietud, el
desasosiego y la impaciencia, crea confusión, que se ha dado
en llamar por este nombre
y que es conocida por todos los seres de nuestra actual
humanidad. Estos problemas del
mundo y el llamado STRESS, turban el foco mental, que
necesita una perfecta visión. Por este motivo llegan a la mente enfoques equivocados, por
falta de una seguridad superior.
Podrá haber condiciones externas diferentes, pero esto a
nadie debe perturbar y debemos
mantener nuestra serenidad, para que la mente vea todo lo exterior
en la forma correcta y en la verdadera medida.
Conferencia dictada por el Sr. Roberto Ruggiero. |