Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

EL VISLUMBRAR DE LA ERA DE ACUARIO
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 General 
 NAVIDAD 2.016 
  
 ¿QUE ES LA VERDAD? 
  
 EL EMBLEMA ROSACRUZ & The Rosicrucian Emblem 
  
  
  
 HERMANOS MAYORES 
 THE BROTHERS OF THE ROSE CROSS 
 The Rosicrucian Fellowsihip (CURSOS) 
 MAX HEINDEL 
 NORMAS DEL VISLUMBRAR 
  
 AUGUSTA F. DE HEINDEL 
 CORINNE HELINE 
 ADMINISTRACION 
  
  
  
 BIBLIOTECA ROSACUZ 
 MANLY P. HALL 
  
 PREG Y RESP. R.C. 
 FOLLETOS ROSACRUZ 
 LINKS ROSACRUCES 
  
 ROBERTO RUGGIERO 
  
 FRANCISCO NÁCHER 
 ALEXANDRA B. PORTER , 
 JOSÉ MEJIA .R 
 MARTA BRIGIDA DANEY 
 LIBRO DE URANTIA 
 SALUD Y CURACION 
 CUENTOS PARA NIÑOS 
 EL SITIO DE ACSIVAMA 
  
 NOTAS AL INTERIOR 
 LA BELLEZA DE LA VIDA 
 TUS REFLEXIONES 
 BIBLIOTECA 
 PPS ESOTERICOS 
 MUSICA 
 GRUPOS Y AMIGOS 
  
  
 Señor, haz de mi un instrumento de tu paz. 
 LA MORADA DE JESÚS 
  
 
 
  Herramientas
 
ROBERTO RUGGIERO: ¡Si no creemos en nosotros mismos nos estamos destruyendo!...Y(II)
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: moriajoan  (Mensaje original) Enviado: 14/11/2009 18:05

 


 

¡Si no creemos en nosotros mismos

nos estamos destruyendo!...Y(II)

Conferencia dictada por el Sr. Roberto Ruggiero.

 

Cuando miremos a los demás, hagámoslo con amor, con tolerancia, con perdón, porque

 también nos dice ese Libro que de acuerdo “a cómo midamos, seremos medidos”. Esta es

una advertencia un tanto seria, que nos dice que no exageremos al juzgar a los demás,

porque de la misma forma vamos a ser juzgados.
 ¿Necesitamos algo más? ¿Se necesita seguir buscando en libros? Toda la vida humana, todo

nuestro desenvolvimiento, consiste sólo en un dar y recibir: si sabemos dar, recibiremos en

consecuencia. ¿Podría haber algo más justo?
 Ese Banco Universal de que hablamos, es un hecho, existe; no es un símbolo ni nada ficticio.

La forma de regular los resultados humanos son esos depósitos que se tienen que hacer

 para que podamos tener haber. Si esperamos algo, primero tenemos que haber hecho los

depósitos correspondientes. De esta forma, ese banco, que es el banco más poderoso y más

 justo, nos devolverá todo lo que nos corresponde.
 No olvidemos, entonces, que tenemos a nuestra disposición un banco que hasta confía en

nosotros. Los bancos de la Tierra, cuando tenemos méritos y hemos justificado seriedad, nos

pueden hacer algún adelanto de nuestros haberes. Este banco nos adelantará todo lo que

precisemos, con tal que nuestra disposición sea cuidadosa y lo suficientemente seria.
 Y estaremos enfrentando posibilidades más amplias, más completas. ¿Cómo no viviremos

entonces con absoluta fe, con un optimismo sereno, tranquilo, seguro? Desaparecerán

 inquietudes porque al fin, y poco a poco, nos iremos encontrando a nosotros mismos.
 Dispondremos de todo lo necesario con sólo haber tenido la precaución de cambiar, de

 reaccionar, de mudar nuestras ideas, dando lugar a una seguridad absoluta de que todo lo

alcanzaremos. Se nos pide apenas un poco de vigilancia: pensar bien, desear mejor. Cuidado

si nos sorprendemos con deseos que no corresponden: dejémoslos de lado. El deseo y

el pensamiento son algo activo. El pensamiento es algo que construye imágenes que gravitan

a nuestro alrededor; hacen nuestro mundo bueno, o no.
 Si queremos un mundo ideal a nuestro alrededor, hagámoslo con nuestro pensamiento.

Si se llega a construir un mundo ideal alrededor de sí, nadie podrá destruirlo. No pensemos

 que alguien con su pensamiento dirigido hacia nosotros puede hacernos mal: si tenemos

 puertas y ventanas cerradas, absolutamente nadie puede entrar. En cambio, di descuidamos

 las puertas y ventanas, el mal puede llegar. Por eso comenzamos las palabras de hoy expresando

 que el pensamiento es algo vivo, y que o bien lo dirigimos o nos dirige a  nosotros. Somos

 los mandantes, o somos los mandados.
 No aceptemos la posición de subordinados; ocupemos el lugar que nos corresponde.

Somos directores de la vida personal, individual. Continuamos siendo los dueños de nuestro

destino, porque lo estamos formando en todo momento. Si las circunstancias no nos son

 totalmente favorables, deberemos suponer que hay algún motivo detrás, causas antiguas,

 pasado que aún se está liquidando, y con un propósito benéfico.
 Tengamos la seguridad que la acción de este momento nos está construyendo el futuro:

 el futuro será tal cual lo estemos construyendo ahora. En todo momento, somos constructores.

 Si construimos bien, todo florecerá y llegará el momento en que recibiremos en

consecuencia. Observemos la justicia, la misericordia y la nobleza de estas condiciones, a

 las que todos estamos supeditados por igual. No olvidemos esa regla de oro que nos

expresa que lo que demos será lo que recibiremos; que de la misma

manera como midamos, seremos medidos.
 Tenemos a nuestra disposición varios recursos.
 Si nuestro pensamiento es positivo, todo será positivo a nuestro alrededor. Si queremos

 realizar una vida positiva e imaginamos unos u otros arreglos de nuestro desenvolvimiento,

persistamos de una forma segura: queremos algo y lo habremos de realizar. Pero nos

 conformemos con repetir que lo queremos: hagamos lo necesario para que tal cosa sea

posible. Eso es pensar positivamente: imaginar y realizar en consecuencia. Si nos limitamos

 a repetir que queremos determinada cosa, la alejaremos cada vez más de nosotros mismos.

Eso no es pensar positivo. Eso es pretender retirar del banco y no tener depósitos. Los

 depósitos se forman con acciones.
 Nuestro propósito, insistimos, es entender el por qué de la existencia y, en consecuencia, que

 cada cual viva decididamente bien; no aceptar hábitos arcaicos, antiguos, del pasado,

negatividades que ya no nos corresponde. Tengamos energía, porque energía es el poder

 interno que cada uno tiene, del que debe hacer uso decididamente. Ese poder interno

nos invita a tener plena energía.
 A veces, la salud no ayuda. En la enseñanza espiritual también hablamos de la salud física,

porque dependemos de ella. Si nuestro físico está en condiciones, podemos contar con él;

 si no lo está, nos deprime, decaemos, y al fin nos deberemos preguntar si somos nosotros

los que disponemos o es nuestro físico. Para esto, recordemos el caso del gran músico que

 no puede ejecutar como debe porque tiene un instrumento que no está en condiciones.

Cuidemos, pues, la salud. Alimentémonos adecuada y ordenadamente, sin excesos. Lo que

 hagamos, hagámoslo con orden; dispongamos de un organismo en condiciones. Si se

 necesita, requiérase la ayuda médica correspondiente.
 Tengamos una salud controlada cuidadosamente, para que la energía normal, natural,

emane de nosotros, y entonces poder tomar la decisión de hacer lo que disponemos, sin

 titubeos. Tenemos que meditar, y cuando llegamos a una conclusión, realizarla.

 Eso es pensar en forma positiva.
 Tenemos un aliado del que no queremos disponer: Dios está a nuestra disposición para

ayudarnos. Pensemos en Él. Hagamos que esa conexión no se corte: pensemos en Dios.
 La enseñanza Rosacruz es eminentemente intelectual: está dirigida a la mente. Y una

vez que la mente está instruida, tiene que saber que existe el sentimiento en cada uno,

que es el eslabón en Dios. La mente fría, la mente intelectual, puede cultivarse, pero

continúa fría, inoperante en el sentido eterno, verdadero. El sentimiento es unión con

 Dios, con la Sabiduría de Dios. Vivamos pensando y sintiendo en Dios.
 Es posible cumplir todas nuestras actividades, y lo hacemos comúnmente.
 Pero, ¡qué diferente sería el resultado si las realizamos con plena confianza en Dios y en

nosotros mismos! Estaremos pensando en Dios y desenvolviendo el poder interno,

 que no habrá nada que pueda detener.
 Además, del poder del pensar positivo y del poder en Dios, disponemos de la siguiente

 razón: estamos enterados de la finalidad que persigue la existencia, conocemos la

razón de la vida, y sabemos que somos consecuencia de un programa muy cuidadoso.

Sabemos entonces que cada vida humana significa una elaboración muy detenida, para

 realizar la cual se estudia todo lo que el ser consiguió realizar, y qué es lo que le urge

 alcanzar aún. Entonces, grandes seres especializados en el crecimiento de cada uno,

elaboran varios planes y efectúan una invitación a elegir uno,  mostrando sus finalidades y

particularidades, lugares y seres que nos rodearán. La vida siempre ha sido cuidadosamente

 elaborada previamente, antes de venir cada uno a la Tierra, con un destino preciso, que

es salvar determinadas circunstancias, y crecer, en consecuencia, en la medida que uno quiere.
 Si somos resultado de un Plan tan cuidadoso, ¿cómo vamos a dudar? Se levanta dentro

de cada uno algo que parece expresar, si tanto se ha hecho, el deber de nuestra parte de

 corresponder. ¿No se está levantando un imperativo de la conciencia que insiste en

llamarnos la atención en nuestro deber? No nos podemos olvidar de nuestro deber de

corresponder a eso tan cuidadosamente elaborado para nuestro bien. Se levanta, como

 un imperativo final, el deber de justificar todo lo que se hace a nuestro

alrededor, la razón de la que hablábamos.
 Espiritualmente se hace mencionar toda la mecánica necesaria para que sea posible la vida

 humana. ¿Cómo no vamos a responder a ese deber? No somos apáticos ni irresponsables;

 no olvidamos lo que estamos viendo, sintiendo, recibiendo a cada instante; no dudamos:

 hay una realidad a nuestro alrededor que nos muestra que vivimos y nos desenvolvemos

en ella y que lo indispensable no nos falta. A veces, puede faltarnos lo dispensable:

 alcancémoslo, pero no dudemos de nosotros mismos, ni de un plan que está trabajando

 para producir un crecimiento que no es material, pero que sí es anímico y es espiritual,

que hará que cada uno se complete y alcance cada vez una meta más amplia.
 No se alcanza, a veces, porque se cree que Dios es injusto: da a los demás lo que no les dio

 a ustedes. “No puedo ...” “Yo intenté y fracasé ...” “Yo quise hacer algo y no lo logré”. Pero a

otra persona sí, Dios le dio. ¡Es este el error más absoluto! Posiblemente esta otra persona

 haya hecho méritos más cuidadosos, y recibió primero: hagamos entonces nuestra

 parte; cumplamos la parte que nos corresponde en el equilibrio y la economía

 universal y nada más nos faltará.
 Sigamos, pues, haciendo depósitos en una banco Universal que está trabajando para que

 cada uno pueda retirar, con el tiempo, todo lo que le pertenece.
 Elaborémonos este nuevo programa; pensemos en forma nueva, en forma positiva:

ya no nos angustiaremos si no nos comprenden, si nuestro medio familiar está con otra

 disposición, dándole otro sentido a la vida; cada uno es libre y tendrá que aprender por sí

 mismo. Si nosotros hemos ya aprendido, si ya sabemos lo que interesa, lo que corresponde,

si sabemos distinguir ya, vivamos nuestra vida. Nada tiene que debilitarnos; pero comprendamos

 siempre a los demás. Sigamos adelante, pues, que se cantan Hossanas y Aleluyas en los

 Cielos al que sabe volver triunfador, al que no se dejó doblegar por

 circunstancias, por nimiedades externas.
 Al ser interno, nada ni nadie lo puede oprimir, salvo nosotros mismos.
 Pensemos, deseemos en forma cada vez más noble, cada vez más digna. Hagamos

nuestro propio mundo, que nadie podrá alcanzar a turbar.
 Si sabemos pensar en forma positiva y si ese pensamiento no se apoya solamente en las

circunstancias que nos rodean, sino en algo mayor, en un Dios creador que es todo

Sabiduría, que es todo Poder, que es omnipotente; en ese momento en que pensamos que

 Dios es omnipotente, ¿no se nos ocurre pensar que también cada uno de nosotros lo es,

a su igual? Enseguida se levanta la duda “¡No!”: por eso no adelantamos. Somos nosotros,

 en principio, omnipotentes también. Sólo que no lo sabíamos y no hacíamos nada para justificarlo!
 Meditemos: Dios es un Fuego Divino. Nosotros somos apenas una chispita. Pero una

 chispita del fuego tiene las mismas propiedades que el fuego del que partió. Es éste un

 secreto que tendría que decirse a voces: la Humanidad tiene dentro una omnipotencia

 para desarrollar. El método es la educación, es la seguridad, es la creencia, con el

 conocimiento que nos hará, principalmente, desarrollarla. Hay ejemplos de grandes seres

 que pasaron por el mundo realizando obras magníficas. Ellos descubrieron esa

omnipotencia un poco más temprano, y la supieron desarrollar y aplicar.
 Pensemos en forma positiva, pensemos en Dios; desenvolvamos finalmente el deber de

criaturas que, con principios divinos, están cumpliendo una función en el mundo, que no

 es solamente trabajar, comer y dormir: éstas son circunstancias, son medios; finalidad,

 es el crecimiento anímico de un ser que está interiormente procurando – precisamente –

 crecer más, y al que tenemos que dar el mayor impulso del que seamos capaces.
 Son éstos hechos trascendentales. Que sirvan como impulso,

como ayuda para un desenvolvimiento mejor.

 

 
 
 


Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados