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FRANCISCO NÁCHER: ADENDA INTERESANTE, OPORTUNA Y NECESARIA...(I)
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: JOANSIN  (Mensaje original) Enviado: 30/10/2010 19:58

 



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ADENDA INTERESANTE, OPORTUNA Y NECESARIA...(I)

Cuando la mente comprende, calla.

(La Jerarquía Planetaria)

La Jerarquía Planetaria, que dirige la evolución de la humanidad,

transcurrido un siglo desde la aparición, por su iniciativa, y de modo

explícito, de las Escuelas de Misterios (Teosofía, Fraternidad Rosacruz,

Escuela Arcana, Antroposofía, Lectorium, etc.), - que han diseminado, a

lo largo y a lo ancho del mundo, una serie de conocimientos guardados

celosamente durante siglos – y habiendo comprobado que la humanidad,

en esos últimos cien años, ha desarrollado la mente más de lo que se

esperaba a fines del siglo XIX y primer cuarto del XX, ha decidido, al

comenzar éste que, además, es el primero de un nuevo milenio, levantar

un poco más el velo de lo oculto.

Y, siguiendo con el formato dialogado del libro, que tanta

aceptación ha tenido y tan próxima y familiar hace su lectura,

expondremos a continuación, a grandes rasgos, esta nueva entrega de

enseñanzas ocultas.

- ¿Qué es lo que ha hecho realmente ahora la Jerarquía Planetaria?

- En primer lugar, nos ha llamado la atención – nos la está

llamando – sobre algo que se dijo siempre por todas las escuelas: que

todos los mundos situados por debajo del Mundo del Espíritu de Vida o

Mundo Búdico, son mundos de ficción, irreales e inexistentes.

- Bueno… sí, eso ya lo sabíamos, es verdad.

- Lo sabíamos, pues se nos había dicho y lo habíamos

“almacenado” en nuestra memoria. Pero no habíamos profundizado en

ello. Y eso es lo que ahora se trata de hacer.

- ¿Cómo?

- Se nos dice que todos nacemos clarividentes etéricos , y que,

además, el cuerpo de deseos o astral y el mental inferior o concreto están

ya preparados para ser nutridos por materia más pura y, por tanto, para

ser más sensibles y llegar también a esos otros dos niveles de percepción

(el Mundo Astral o del Deseo y la Región Concreta del Mundo del

Pensamiento). Se añade que todos los niños son clarividentes etéricos

hasta aproximadamente los siete años (es muy corriente que hablen de

un amigo o un compañero de juegos que los padres no ven, o de que

persigan hadas o nomos), pero que la sociedad misma, todos nosotros,

centrados y mirando sólo lo que llamamos “real”, es decir, lo que

percibimos con los sentidos que empleamos ordinariamente, pronto los

desengañamos y les enseñamos - o, mejor, los obligamos – a fijarse sólo

en lo que nosotros vemos, diciéndoles que eso que dicen ver son

tonterías e imaginaciones suyas, llevados también nosotros – lo hemos

de reconocer – por el miedo a hacer o a que nuestros hijos “hagan el

ridículo” en nuestra “materializada” sociedad. Con ello, se nos atrofian

los músculos que permiten acomodar el ojo a las vibraciones del Plano

Etérico que, como se decía ya en la primera edición, pertenece al Mundo

Físico y, por tanto, es perceptible por los sentidos físicos, o sea, en el

caso de la vista, por el nervio óptico. Pero, en la naturaleza, ya sabemos

que lo que no se utiliza, tiende a atrofiarse.

- ¿Y qué más se nos dice?

- Se nos dice que esa visión etérica la podemos – y la debemos –

recuperar; que sólo se trata de poner en funcionamiento esos músculos

semiatrofiados y fijar nuestra atención en lo que percibamos que, poco a

poco, se irá haciendo más inteligible, hasta que lleguemos a acomodar

nuestros ojos a voluntad, y ver un mundo nuevo y percibir las energías –

no olvidemos que el Plano Etérico es el mundo de las energías que

mantienen vivo todo lo que “existe” en el Plano Físico – que lo llenan

todo y lo conectan todo; y comprobar cómo esa energía nutre y circula

por los árboles y los animales y las personas; y cómo desciende de lo

alto incesantemente haciendo posible la vida y la evolución; y ver los

nomos, y las hadas, y las sílfides, y las salamandras, y los ángeles,

dependiendo en cada caso de la agudeza visual que hayamos alcanzado a

desarrollar, ya que el Plano Etérico se divide en cuatro estratos de

densidad decreciente a medida que se distancian del Plano Físico, y en

cada uno de ellos se producen determinados fenómenos y viven

determinados seres.

- Esto es muy interesante. ¿Algo más?

- Sí. Que, si a los niños no se les impide continuar siendo

clarividentes etéricos natos, seguirán siéndolo toda la vida. Otra cosa

serán la clarividencia astral - o del Mundo del Deseo - y la mental, - que

corresponde al Mundo del Pensamiento - que dependen ya del desarrollo

de los vehículos superiores y de que seamos capaces de

“sensibilizarlos”, y no de los nervios, los músculos y los órganos del

cuerpo físico.

- ¿Y de qué modo nos influye esa visión etérica?

- De modo definitivo. Porque, cuando se percibe ese entramado de

energías, de corrientes, de líneas de fuerza, de interdependencia entre

todos los seres vivos y, por tanto, entre todos los humanos, cambia

radicalmente la idea que teníamos formada de lo que, hasta entonces,

habían sido “nuestro mundo” y nuestros semejantes y nuestros amigos y

enemigos; y comprobamos personalmente - sin tener que creer lo que

otros nos aseguren o nos prediquen – que todos formamos parte de un

todo único y que un solo pensamiento, una palabra o un acto nuestro,

repercute inevitablemente en todo el universo y, consecuentemente, todo

el universo está, permanente e inevitablemente, influyendo en nosotros.

- ¿Nos proporciona otras ventajas la visión etérica?

- ¡Claro! Por ejemplo, la de ver en el interior de los objetos y de los

seres vivos y a su través, porque nuestra conciencia está en esos

momentos centrada en el Plano Etérico, que compenetra el físico.

Hemos de tener en cuenta que esa visión etérica es aproximadamente la

de los rayos X pero con posibilidad de enfoque a voluntad. Y nos

permite llegar hasta a percibir los átomos. Y hasta a poder “ver” y

consultar la memoria de la naturaleza, que almacena todo lo sucedido en

la Tierra desde su aparición en el sistema planetario; aunque, la visión

de la historia de la Tierra que conserva el Éter Reflector del plano

etérico sólo es un reflejo de los verdaderos registros de la naturaleza,

que están en planos más sutiles y elevados y, por tanto, hay que ser muy

cautelosos con el empleo de lo que se puede percibir de la historia, a ese

nivel.

- ¿Y hay muchos inconvenientes para lograr todo eso?

- Algunos. Porque la mente humana, en términos generales, ha

alcanzado un gran desarrollo (ahí están los avances científicos casi

diarios que ya, casi, ni son noticia ni nos asombran), pero ese desarrollo

ha sido asimétrico, es decir, que se ha producido sólo en el Plano de la

Región Concreta del Mundo del Pensamiento. Y, como la mente

concreta tiene por misión y sólo sabe juzgar, diseccionar, clasificar,

distinguir, separar, etc., si bien ha hecho posible el avance científico, no

puede comprender ni, por tanto, explicar lo que está por encima de ella,

lo que hay ni lo que sucede en la que llamamos Región del Pensamiento

Abstracto, con unas vibraciones mucho más sutiles que la materia

mental concreta, lo mismo que ésta trabaja con materia más sutil - del

cuerpo emocional o de deseos, - y la materia que éste utiliza es más sutil

que la etérica, y ésta lo es más que la física.

- Pero, ¿qué ocurre con la materia mental concreta?

- Que, al ser manejada por nuestra mente, da lugar a lo que

llamamos formas mentales, que son los “objetos” del mundo del

pensamiento, los equivalentes allí de nuestras creaciones de aquí como

las casas, los vehículos, las máquinas, los libros, las ideas, etc. De modo

que todo lo que hemos aprendido y pensado y razonado y elucubrado

constituye allí esas formas mentales que ocupan nuestra aura mental.

Pero esas formas mentales, que siempre han sido útiles, ahora, en

nuestra sociedad actual, debido a la cantidad ingente de ellas que

formamos, derivada de los miles de estímulos que permanentemente

estamos todos recibiendo por los cinco sentidos, están obturando nuestra

mente, que se encuentra ya llena de ellas.

- ¿Y dónde está el problema?

- En que, en buena ley, nuestra mente debería ser un puente de

doble sentido entre lo que se percibe, proveniente de los tres mundos

inferiores – más densos – el físico, el etérico y el emocional, y lo que

desciende de los mundos superiores – los mundos del espíritu – sobre

todo en forma de intuiciones. Pero, debido a esa obturación del

“puente”, nos hemos quedado casi sin comunicación con los mundos

superiores, - que son, precisamente, los REALES, - para vivir en los

mundos inferiores, - que son los FICTICIOS - y, por tanto, pegados a la

materia, y en proceso de cristalización, es decir, de perder contacto con

lo espiritual, - lo REAL, - que es el origen de todo.

¿Y, por qué se dice que los tres inferiores son mundos ficticios?

- Porque todo lo que sabemos del mundo que nos circunda, el

físico, lo hemos percibido a través de nuestros cinco sentidos. No hay

otra fuente de información.

- ¿Ninguna otra?

- No. Para conocer el mundo físico, sólo tenemos los cinco

sentidos.

- Pero, ¿qué es lo que nuestros sentidos perciben realmente?

¿Objetos? ¿Personas? ¿Animales?

- No. Lo único que perciben son vibraciones. Nuestros nervios sólo

perciben vibraciones. De distinta longitud de onda y de distinta

frecuencia, pero sólo vibraciones, que no son sino las “formas” que, en

ese plano etérico, adoptan los seres y las cosas.

- Entonces, ¿cómo se forma el mundo físico en el que vivimos y

que creemos conocer y al que consideramos REAL?

- Ese mundo físico, el mundo “real” en el que vivimos,

sencillamente, lo vamos creando cada uno de nosotros a medida que

vamos viviendo.

- ¿Nosotros mismos lo creamos? ¿Y cómo hacemos eso?

- Interpretando esas vibraciones, que es lo único que percibimos.

- Pero, ¿cómo las interpretamos? ¿En base a qué? ¿Qué referencias

tenemos para hacerlo?

- Para hacer esas interpretaciones sólo contamos con nuestra propia

experiencia anterior, nuestra memoria, nuestra mente concreta y la

sociedad en la que vivimos, que nos “ayuda” (o educa) enseñándonos los

nombres, las costumbres, los prejuicios, las creencias, doctrinas,

refranes, tendencias, axiomas, hipótesis, idiomas, hábitos, leyes, etc. que

ella utiliza y de los que se vale para comunicarse y convivir. De modo

que, cuando percibimos una vibración nueva, la mente la asocia a algo

parecido ya conocido y la sociedad en que vivimos se encarga luego de

confirmar o rectificar esa interpretación. Y eso es lo que queda como

“nuestra visión”, la imagen de esa vibración que, desde ese momento,

utilizaremos en el futuro, hasta que la modifiquemos o nos la

modifiquen. Porque, del mismo modo que no supimos que teníamos

hígado ni estómago ni pulmones ni riñones ni bazo ni páncreas ni

intestinos hasta que alguien nos lo dijo, no sabemos qué es – en este

mundo físico – lo que percibimos, hasta que alguien nos lo dice.

Del libro

¿QUÉ PASA CUANDO NOS MORIMOS? ¿Y DESPUÉS? 2ª edición.- Francisco-Manuel Nácher Lópe



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