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General: COMENTARIO A “CRISTIANISMO DE MENTE VACÍA”
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Néstor Barbarito  (Mensaje original) Enviado: 20/08/2017 22:06


¿Cuál es el lugar de la mente en la vida del cristiano iluminado por el Espíritu Santo?  Pregunta con buenas razones John Stott.


 Cuando la mente se deja aturdir (o deslumbrar) por preguntas que no tienen respuesta desde la lógica humana, por ejemplo ante el misterio del mal, el destino final del hombre, o tantas otras que no hallan respuesta racional o dialéctica, son los sentimientos conquistados por la belleza del bien y lo creado; por la misteriosa dulzura y atractivo del amor de Cristo y el Evangelio que Él nos entrega; es, en fin, el corazón, el que se prosterna diciendo al Señor: ¡Creo, hágase tu voluntad!
Pienso, que el corazón está más cercano y presto a aceptar a Dios, que la mente, pero ambos son herramientas invaluables de la fe, si el Espíritu los ilumina. Que ésta es la condición principal.
Contaba un anciano sacerdote que supo ser mi guía espiritual en mi juventud, que en una oportunidad había sido consultado por un joven agnóstico acerca de graves objeciones a la fe. Habiendo comprendido que difícilmente podría convencerlo con respuestas apologéticas, le dijo, poco más o menos esto: «Hijo, no puedo responder a tales dudas porque te las respondería desde mi fe. Cuando Dios te haga el regalo de la fe -que ojalá no rechaces-,  con gusto te las voy a contestar”.  Años más tarde volví a encontrarlo –siguió relatando el sacerdote- y me dijo: “Padre: ¡creo! Al fin Dios me venció. Me ha regalado la fe”. -Pues bien, hijo -le dije- si me recordás tus dudas, probablemente ahora estés en condiciones de entender mis respuestas. —Y el religioso concluyó su relato diciendo con una sonrisa dulce y socarrona—  Me contestó: -“Es que ya no tengo ninguna duda padre”».


Por supuesto que no pretendo afirmar con esto que la fe haga desaparecer mágicamente o dé respuesta a todas las dudas, sino que las ubica dentro de un contexto tal, que impide que ellas hagan tambalear la fe recibida, y con ella la adhesión a Cristo, y al menos muchas de ellas pueden ser respondidas, y entendidas o superadas con la ayuda de la gracia.


Dice luego Stott: Los católicos casi siempre tienen dado un gran énfasis en el ritual y en su correcta conducta. Eso ha sido, por lo menos, una de las características tradicionales del catolicismo, aunque muchos católicos contemporáneos (influenciados por el movimiento litúrgico) prefieran el ritual simple, para no decir el austero. Obsérvese que el ceremonial aparente no debe ser despreciado cuando se trata de una expresión clara y decorosa de la verdad bíblica.


Esta es una evidente verdad. Para la mayoría de nosotros, la belleza de la liturgia es muy importante (La belleza no incluye la pompa ni excluye la austeridad). Para mí, participar de una  digna liturgia con una música bella es tan enriquecedor como una buena prédica de la palabra. La una habla a mis sentidos; la otra a mi inteligencia. Diría que de ambas depende que salga satisfecho y fortalecido en mi fe. Pero es necesario tener en cuenta que cada liturgia encierra algo más que un ritual y la predicación: este algo más es el sacramento que en ella se realiza. Ya sea la liturgia del bautismo, ya una ordenación sacerdotal o episcopal, ya una misa, en la que es consagrada la eucaristía, a la que entendemos como la culminación y la cima de la liturgia y la vida eclesial, puesto que honramos y adoramos en ella al mismísimo Señor Nuestro Jesucristo que, de un modo sacramental, misterioso, pero que entendemos real, se hace pan durante la consagración para alimentar nuestra fe y pertenencia a Él. Si bien la eucaristía es principalísima por lo que acabo de decir, esto vale también para cualquiera de las otras celebraciones sacramentales. En las palabras de Stott esto no me parece que haya sido considerado.
 
Donde no puedo sino darle la razón es cuando dice: El peligro del ritual es que fácilmente se degenera en ritualismo, o sea, en una mera celebración en que la ceremonia se hace un fin en sí misma, un sustituto sin significado al culto racional”.


Esto lo he comprobado infinidad de veces en mi larga vida de católico. Los que celebran la misa por obligación, en el caso del sacerdote, o participan de la celebración para “cumplir con el precepto” en el caso de los laicos, muchas veces hacen sólo eso: cumplen. Y salen del templo tal como entraron, sin haberse encontrado de verdad con Cristo ni haber enriquecido su fe. Incluso aunque uno y otros hayan comulgado. En ambos casos es lamentable. En cambio he sido testigo de una fuerte movilización de su fe en algunos discípulos,  luego de participar de alguna liturgia digna o muy bella, acompañada de una prédica convencida y profunda, y a veces plena de emoción. La buena música, que embalsama el alma y la predispone para el ruego y la alabanza, nos hace añorar las armonías eternas que esperamos oír en la Casa del Padre.
Una bella liturgia, en fin, me hace presentir próximas las escenas descriptas en los últimos capítulos del Apocalipsis, y desear ardientemente el futuro en la Ciudad de Dios.



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Dios es mi paz Enviado: 22/08/2017 22:23

Buen mensaje hermano, Hebreos 11:16 nos enseña: 
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

Cuando nos acercamos a Dios de corazón sincero y con fe, Dios abre nuestros ojos y aclara nuestras dudas? 
Juan 11:14 nos dice: ¿No te he dicho que, si creyeres, verás la gloria de Dios

Muchas gracias hermano, sus mensajes son de bendición, Dios les bendiga mucho, tanto a usted como a Luisa. Araceli


 
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