Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Fraternalmente unidos
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 General 
 Normas de convivencia en el grupo-- 
 Lee la Biblia aquí! 
 Biblia en Power Point 
 Conoce tu Biblia 
 La Biblia en ocho versiones 
 Recursos Teológicos 
 Estudios biblicos 
 Reflexiones- Hernán 
 Selección de pasajes Bíblicos- por Hernán 
 Biografías de hombres de la Reforma protestante- Por Hernán 
 Arqueología Bíblica (por Ethel) 
 Reflexiones 
 Jaime Batista -Reflexiones 
 Tiempo devocional-Hector Spaccarotella 
 Mensajes de ánimo--Por Migdalia 
 Devocionales 
 Escritos de Patry 
 Escritos de Araceli 
 Mujer y familia- 
 Poemas y poesias 
 Música cristiana para disfrutar 
 Creaciones de Sra Sara 
 Fondos Araceli 
 Firmas hechas-Busca la tuya 
 Pide Firmas 
 Regala Gifs 
 Libros cristianos (por Ethel) 
 Panel de PPT 
 Amigos unidos-Macbelu 
 Entregas de Caroly 
 Regala Fondos 
 Texturas p/ Fondos 
 Separadores y barritas 
 Retira tu firma 
 Tutos 
 Tareas HTML 
 COMUNIDADES AMIGAS 
 
 
  Herramientas
 
General: Alabando su nombre, saltando de alegría
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: hectorspaccarotella  (Mensaje original) Enviado: 10/01/2018 15:30
El hecho de ver pasar sus prodigios ante nosotros y no darles la relevancia que merecen, hace que olvidemos con torpeza a quien es merecedor de nuestra continua alabanza. 

"Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda". Hch 3:1-6 

¿Cuántos años llevaría aquel hombre sentándose a la puerta de la hermosa?¿Cuántas veces habría soñado con recibir sabrosas limosnas que le permitieran vivir más cómodamente? Jamás habría  pensado que aquel encuentro con Juan y Pedro iba a resultar tan trascendental. El milagro fluye, los tullidos miembros son restaurados, la cojera desaparece, su vida es transformada. En ese vertiginoso cambio, en ese vuelco maravilloso que efectúa su existencia,  reconoce el poder de Dios en todo lo que le acaba de acontecer. Entra  gozoso en el templo, exultante de alegría, saltando y alabando a Dios. Reconoció este hombre con inmediatez al autor de aquel regalo. Sabía que había utilizado  hombres sencillos  para ejecutar el milagro, pero la transformación, el cambio, era   poder absoluto de Dios. No siempre reconocemos el poder de Dios en nuestras vidas. Aceptamos su misericordia y todo lo que ello  conlleva con la naturalidad de quienes  creen ser merecedores de tal despliegue de amor. A veces no somos conscientes de que cada día es un pequeño gran milagro que hemos de agradecer a quien nos lo da. No podemos acostumbrarnos a Dios. El hecho de ver pasar sus prodigios ante nosotros y no darles la relevancia que merecen, hace que olvidemos con torpeza a quien es merecedor de nuestra continua alabanza. Cuando la monotonía y ajetreo diario me roba la claridad para ver lo que me acontece con ojos agradecidos, reconozco la necesidad que tengo de pasar un tiempo a solas con Él. En esos encuentros solitarios, hallo la respuesta que mi corazón ansía, ese soplo de aire renovador que me indica donde esta mi hogar. Cuando las piernas que con anterioridad estuvieron atadas, son desligadas de amarres, busco con alegría el lugar de recogimiento para decirle a Él que me alegro que aún tenga misericordia de mí. Me acerco a él desnuda de miedos, portando mi vida cómo ofrenda de amor, Alabando su nombre y  saltando de alegría.

Yolanda Tamayo 



Primer  Anterior  2 a 2 de 2  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Dios es mi paz Enviado: 11/01/2018 22:11

Resultado de imagen para Hechos 3:1-6

.
Hoy cada uno de nosotros debe seguir extendiendo ese mensaje, Dios sigue extendiendo Su misericordia. Muchos esperan aun ser sanados en cuerpo y alma y ser realmente libres. Dios te bendiga. Araceli



 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados