Pàgina principal  |  Contacte  

Correu electrònic:

Contrasenya:

Inscriviu-vos ara!

Heu oblidat la vostra contrasenya?

Fraternalmente unidos
 
Novetats
  Afegeix-te ara
  Plafó de missatges 
  Galeria d’imatges 
 Arxius i documents 
 Enquestes i Tests 
  Llistat de Participants
 General 
 Normas de convivencia en el grupo-- 
 Lee la Biblia aquí! 
 Biblia en Power Point 
 Conoce tu Biblia 
 La Biblia en ocho versiones 
 Recursos Teológicos 
 Estudios biblicos 
 Reflexiones- Hernán 
 Selección de pasajes Bíblicos- por Hernán 
 Biografías de hombres de la Reforma protestante- Por Hernán 
 Arqueología Bíblica (por Ethel) 
 Reflexiones 
 Jaime Batista -Reflexiones 
 Tiempo devocional-Hector Spaccarotella 
 Mensajes de ánimo--Por Migdalia 
 Devocionales 
 Escritos de Patry 
 Escritos de Araceli 
 Mujer y familia- 
 Poemas y poesias 
 Música cristiana para disfrutar 
 Creaciones de Sra Sara 
 Fondos Araceli 
 Firmas hechas-Busca la tuya 
 Pide Firmas 
 Regala Gifs 
 Libros cristianos (por Ethel) 
 Panel de PPT 
 Amigos unidos-Macbelu 
 Entregas de Caroly 
 Regala Fondos 
 Texturas p/ Fondos 
 Separadores y barritas 
 Retira tu firma 
 Tutos 
 Tareas HTML 
 COMUNIDADES AMIGAS 
 
 
  Eines
 
General: LOS GLORIOSOS SONIDOS DEL CIELO
Triar un altre plafó de missatges
Tema anterior  Tema següent
Resposta  Missatge 1 de 1 del tema 
De: hectorspaccarotella  (Missatge original) Enviat: 02/03/2021 19:04

“Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Corintios 15:57). Muchos creyentes citan este versículo a diario, aplicándolo a sus pruebas y tribulaciones. Sin embargo, el contexto en el que Pablo habla, sugiere un significado más profundo. Sólo dos versículos antes, Pablo dice: “Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” (15:54-55).

Pablo estaba hablando elocuentemente sobre su anhelo por el cielo. Él escribió: “Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial” (2 Corintios 5:1-2).

Según Pablo, el cielo, estar en la presencia del Señor por toda la eternidad, es algo que debemos desear con todo nuestro corazón.

Mientras reflexiono sobre estas cosas, comienza a surgir una imagen gloriosa. Primero, imagino la descripción de Jesús de una gran reunión, cuando los ángeles “juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro” (Mateo 24:31). Cuando todas estas multitudes se hayan reunido, imagino una gran marcha de victoria que tiene lugar en el cielo con millones de hijos glorificados cantando hosanna al Señor, como lo hacían los niños en el templo.

Luego vienen todos los mártires. Aquellos que una vez clamaron por justicia en la tierra ahora claman: “¡Santo, santo, santo!” Todos estarán danzando con gozo, clamando: “¡Victoria, victoria en Jesús!”

Entonces surge un poderoso rugido, un sonido nunca antes escuchado. Es la iglesia de Jesucristo con multitudes de todas las naciones y tribus.

Tal vez todo esto te suene descabellado, pero el mismo Pablo testificó al respecto. Cuando el fiel apóstol fue arrebatado al cielo, “fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar” (2 Corintios 12:4). Pablo se quedó estupefacto ante lo que oyó allí. Creo que estos fueron los mismos sonidos que escuchó. Aquellos que se regocijarán en su presencia le dieron un anticipo del canto y la alabanza de Dios, sus cuerpos sanados, sus almas llenas de gozo y paz. Fue un sonido tan glorioso que Pablo pudo oírlo pero no repetirlo.

David Wilkerson



Primer  Anterior  Sense resposta  Següent   Darrer  

 
©2024 - Gabitos - Tots els drets reservats