Amada Mujer en victoria:

La Iglesia, que todavía no ha llegado a tener una relación apropiada con el Espíritu Santo, vive sin una comprensión verdadera del orden divino para la humanidad.  Una comprensión errónea fundamental surge de nuestra definición de "hombre".  La palabra hebrea que se traduce "hombre" en realidad no tiene género; es más exacto traducir "humanidad".  cuando Dios dijo:  "No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él" (Gén 2.18), estaba anunciando sus planes de "cirugía" para separar el ser humano en dos sexos.  En la humanidad (esto es, en Adán) estaba tanto el "varón" como la "hembra". Su propósito era que caminaran unidos como uno en compañerismo con Dios.

Cuando Dios iba a crear a Adán dijo: "Hagamos al hombre a nuestra imagen... creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó: varón y hembra lo creó" (Gén 1:26,27). Por tanto, Dios creó a Adán a su imagen.

Pero después de la caída del hombre, Adán "engendró" un hijo a su semejanza, conforme a su imagen (Gén 5.3).  Esto significa que los descendientes de Adán incluídos nosotros, nacieron no a imagen de Dios, su Padre celestial, sino más bien a imagen de Adán; y con su naturaleza

Sin embargo, el plan eterno de Dios para nosotros no se frustró, porque ya Él había previsto la caída de Adán antes de la fundación del mundo y había preparado un Salvador para la humanidad.  Cuando aceptamos  este Salvador, Jesucristo, a quien se le llama "el postrer Adán", el Espíritu Santo comienza el proceso de restaurarnos a imagen de Dios.

La restauración es una realidad maravillosa que promete que seremos todo lo que Dios ordenó que fuéramos en su propósito eterno, al experimentar la plenitud y la madurez que la humanidad habría conocido si la primera pareja hubiera caminado con Él.

Por el Calvario somos cambiados constantemente a imagen de Cristo, y el hombre y la mujer pueden caminar juntos en sus propias esferas de autoridad.  Esposo y esposa, predicadores y predicadoras, hombres y mujeres líderes laicos pueden caminar al aire del día con Jesús, quien habla con nosotros, tiene compañerismo con nosotros, nos da autoridad y nos cambia a su imagen.  El orden divino está más allá de la condición del hombre caído.  A medida que Dios suple las necesidades más internas del hombre y la mujer, encontraremos que es mucho más liberador que vivir bajo la maldición de un Adán y Eva caídos.

Mientras Dios libera a su Iglesia de la esclavitud de la tradición y la cultura, y de la doctrina del hombre caído en cuanto al orden divino, veremos al hombre y a la mujer trabajar juntos para construir hogares devotos y cumplir el propósito de Dios para la edificación de su Reino.  Cuando la Redención nos limpia del deseo de gobernar, el hombre y la mujer no serán amenazados el uno por el otro, sino que aceptarán el consejo divino el uno del otro.  Este es el momento.

Fuchsia Pickett

Nada fue creado solamente para exhibición, no hay nada en la creación
que sea inútil.  El propósioto de Dios en todas sus formas y obras
es elbiensupremo para trodas sus criaturas.
Catherine Booth

En Su amor y mi amor