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General: Colegios de Arquitectura
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De: Alcoseri  (Mensaje original) Enviado: 07/02/2014 04:44
COLEGIOS : COLEGIO DE ARQUITECTURA (Mensaje original) Enviado: 31/07/2005 01:03 p.m. Las Regole di architecttura sopra le cinque maniere degli edifici, de Sebastiano Serlio, publicadas en 1537, constituyeron el primer texto teórico sobre los órdenes clásicos independiente de Vitruvio. Era el libro cuarto de un plan de nueve, de los que sólo siete fueron anunciados y seis sacados a la luz, en desorden, antes de la muerte del autor, en 1554. Es revelador del espíritu de la época que en el conjunto de la obra, Serlio, reputado constructor que erigió no pocos edificios en Venecia, Vicenza, Rímini y Francia (adonde fue llamado por Francisco I), se ocupase, además de los órdenes, de antigüedades romanas, de edificios modernos (religiosos, civiles y militares), de geometría y de perspectiva, pero no de temas de construcción. En este ambiente cultural se crearon las academias, instituciones fundamentales en la evolución de los procedimientos de enseñanza de la arquitectura, hasta el punto de establecer métodos de aprendizaje que permanecieron vigentes durante siglos, aunque en sus inicios tuvieran una dedicación didáctica escasa, constituyendo asociaciones culturales dirigidas al estudio de la antigüedad clásica, literaria y artística. Tomaron su nombre del jardín ateniense de Akademos, en el que Platón había abierto en el año 387 a.C. su prestigiosa escuela, cerrada en el 549 de nuestra Era, y comenzaron a surgir, como no podía ser de otro modo, en Italia, en algunos casos como consecuencia de la adaptación a los ideales humanistas de corporaciones medievales. La más temprana de las academias que aquí nos interesa es la della Virtú, o vitrubiana, fundada en Roma por Claudio Tolomei en 1542 con el fin de divulgar el conocimiento de la obra del tratadista de la época de Augusto. Se promovió allí el estudio directo de los monumentos romanos y se preparó un Lexicon vitruvianum destinado a crear un diccionario técnico en lengua toscana para acompañar a una traducción del tratado original que mereciera considerarse definitiva por zanjar todas las dudas interpretativas existentes. En su ambiente se formó Jacopo Barozzi da Vignola, que publicó en 1562 sus Regole delli cinque ordini dell’ architettura, obra que por sus ejemplares claridad y concisión fue la verdadera base de la enseñanza académica posterior, junto a I quattro libri dell’ architettura, publicados en 1570 por Andrea Palladio, que antes había ilustrado la edición crítica del Vitruvio hecha por Barbaro, de la que ya hablamos más arriba. Interesa también citar la Accademia delle arti del disegno de Florencia, fundada por el gran duque Cosme de Médicis en 1563. Se concibió como centro consultivo y de debates entre artistas notables elegidos por cooptación, pero sus estatutos obligaban a elegir cada año tres maestros para enseñar, uno pintura, otro escultura y otro arquitectura, en la propia Academia o en su taller. No obstante, las funciones principales de esta institución no fueron las didácticas, sino la respuesta a consultas sobre cuestiones artísticas, incluidos los proyectos de edificios nuevos religiosos o profanos (allí sometió Felipe II a examen el caso de la basílica de El Escorial), la vigilancia sobre la exportación de obras de arte toscanas o la creación de una colección propia de pintura y escultura. Más prestigio e influencia alcanzó la Insigne academia pontificia de San Lucas, cuyo origen fue la medieval Cofradía de San Lucas, corporación romana de pintores que en el siglo XV se había convertido en Universidad de las artes, a la que el papa Gregorio XIII dio rango de academia en 1577, y en cuyos estatutos del año siguiente figuraba, junto a funciones consultivas como las ya comentadas, la de dirigir a los jóvenes hacia la formación artística. Poco activa al principio, la academia se revitalizó en 1593, bajo el pontificado de Clemente VIII, con el establecimiento de un programa didáctico que distinguía entre accademici studiosi (artistas ya afirmados o profesores) y accademici desiderosi (principiantes) y con el nombramiento de Federico Zuccaro como director. Al contrario que en las academias anteriormente fundadas y que en la gran mayoría de las que se crearon después, la de San Lucas no determinó un límite en el número de sus miembros, lo que favoreció la entrada de diletantes y profanos seleccionados por su influencia social y con ello, que los artistas se acercasen a los círculos intelectuales y se separasen cada vez más de los oficios artesanos. Zuccaro, destacado teórico, artista y arquitecto, instauró un método de enseñanza basado en el dibujo, del que tenía una noción muy próxima a la platónica de “idea”; para él, era la “luz del intelecto y alimento de nuestras operaciones”. En San Lucas se estudiaba anatomía artística, se recibían lecciones de perspectiva y se practicaba el dibujo del natural, de desnudo y de estatua. Los aspirantes a arquitectos acudían también a clases de matemática, geometría y rudimentos de mecánica en otras academias romanas. Las academias de arte italianas fueron el germen del llamado academicismo, un fenómeno cultural que, irradiado a partir de Francia, caracterizó la producción y los sistemas de enseñanza artísticos entre la segunda mitad del siglo XVII y los albores del XX. En el campo de la arquitectura, el academicismo se concretó en sus inicios en un entendimiento de la herencia y la vigencia clásicas distinto al del Renacimiento. En la cultura académica, se consideró como quintaesencia del ideal clásico la disciplina en el uso de las formas nacida del seguimiento de normas universales. El aprendizaje del oficio se basó en el estudio de las fuentes clásicas y de la tratadística moderna, se apoyó en el conocimiento directo de la arquitectura antigua como suministradora de modelos canónicos generales, y andando el tiempo produjo un método específico de proyecto que mantuvo su vitalidad durante todo el siglo XIX. Si las academias italianas elevaron la bottega al rango de institución social, las de tipo francés convirtieron esta institución en oficial y racionalizaron sus funciones. La primera en aparecer fue la Academia real de pintura y escultura fundada en París en 1648 por iniciativa del pintor de corte Charles Le Brun en sustitución de una corporación de pintores y escultores que existía desde mediados del siglo XIII. En 1664 se creó el Grand prix de Rome, galardón que llevaba aparejada la concesión de una pensión que aseguraba el sostenimiento con fondos públicos de un selecto grupo de pintores, escultores y arquitectos durante los años de estancia en que se prolongaba el viaje de estudios a la Ciudad Santa al que más arriba nos hemos referido. En 1666 se abrió la sucursal de la academia de Francia en Roma, sede de estos pensionados. En 1671 apareció la primera institución de este género dedicada exclusivamente a nuestra disciplina, la Académie royale d’architecture, fundada por Jean-Baptiste Colbert, quien publicó en 1675 el Cours d’architecture einsegné dans l’Académie royale d’architecture, el manual más influyente y más utilizado por alumnos y profesionales de toda Europa durante al menos los cincuenta años siguientes, sin que ello supusiera el descrédito de los tratados de Vignola y Palladio a los que nos referimos arriba, que aún siguieron estudiándose durante muchas décadas más. Muy expresiva del clima fundacional de la academia de Colbert y Blondel fue la aportación de Claude Perrault, médico de formación que se incorporó tardíamente al ejercicio teórico y práctico de la arquitectura tras dedicarse durante un tiempo a la invención de ingenios mecánicos y autor de una erudita traducción comentada del tratado de Vitruvio, que apareció en 1675 revolucionando la concepción de la arquitectura clásica con un rechazo del principio de autoridad que apenas ocultaba un rudo desprecio por el universo de creencias renacentistas, cuyos elementos estilísticos mantuvo con rigor canónico, pero sustituyendo su sistema de proporciones por normas nuevas y racionales basadas en la geometría abstracta que le permitieron proponer modelos comunes de fácil empleo. La parisina academia real de arquitectura, cuyos miembros fueron nombrados durante años directamente por el rey, fue un centro de debate que cumplió cometidos consultivos muy similares a los de sus antecesoras italianas, pero no se limitó en esto a dictaminar sobre los asuntos concretos que se sometían a su consideración, tendiendo más bien a sentar criterios normativos de aplicación general. En el terreno educativo, parece que al principio sólo impartió unas pocas lecciones públicas de arquitectura, fortificación y perspectiva, pero estableció programas de formación muy precisos para sus alumnos inscritos, basados en la enseñanza del dibujo con métodos comunes a los que se usaban para los aprendices de pintor y escultor y en los que el estudio de los órdenes clásicos y de la geometría tenían importancia primordial. La Academia acreditaba como arquitectos a quienes superaban sus exámenes y junto a las pensiones de Roma, instituyó otras destinadas a becar a los dos discípulos directos a que cada miembro con consideración de maestro tenía derecho para sufragar la estancia en su casa y el trabajo en su taller. Siguiendo el ejemplo francés, pero aprobando en algunos casos estatutos que se inspiraban también en los de la romana academia de San Lucas, fueron surgiendo, ya en el siglo XVIII, otras en diversos países europeos, como en Prusia en 1703, en Austria en 1708, en España en 1744, en Rusia en 1757 o en Inglaterra en 1766. Lógicamente, las instituciones españolas de este tipo son las que más nos interesan. La primera fue creada por Felipe V en Madrid en julio de 1744, año en que inició sus sesiones preparatorias, aunque tardó un tiempo en ponerse en pleno funcionamiento. Se trata de la Real academia de las tres nobles artes de San Fernando, la cual abrió en 1746 su sucursal romana (que acogía a los pensionados), estableció sus estudios de arquitectura en 1752, aprobó formalmente sus estatutos en 1757, ya bajo el reinado de Fernando VI (al que debe su nombre), y quedó autorizada para expedir el título profesional de arquitecto a partir del 30 de marzo de ese último año en virtud de una real cédula de dicho monarca que regulaba las condiciones para su obtención. En 1768 se fundó en Valencia la academia de San Carlos y en 1778 la de Nobles Artes de Barcelona, sostenida por la Junta de Comercio desde 1775 como escuela de dibujo; en 1792 se revitalizó la de San Luis de Zaragoza, fundada algo antes sin llegar a resultar del todo operativa. Hemos de volver enseguida a hablar de estas instituciones españolas, principalmente de la madrileña, que se reorganizó profundamente en 1846 y 1864 y adoptó su nombre actual de Real academia de bellas artes de San Fernando en 1873. Ello es obligado, pues fue la primera que concedió un título de arquitecto que puede considerarse oficial en el mismo sentido que hoy damos al término. Antes de eso, es bueno aclarar que aunque algunas academias nacieron, como hemos visto, de gremios de artistas, lo corriente fue que contasen con una fuerte oposición de los de canteros y carpinteros, precisamente a causa de las diferencias que se suscitaban sobre la capacidad para emitir títulos facultativos. Por otra parte, algunas de las antiguas corporaciones de constructores de origen medieval sufrieron transformaciones aún más profundas, derivando hacia instituciones de un género totalmente distinto. En efecto, a fines del siglo XVII, la logia de Londres de la que era gran maestre sir Christopher Wren (autor de la catedral de San Pablo de la capital inglesa) comenzó a admitir miembros ajenos al oficio (los accepted masons), como filósofos, cortesanos, eclesiásticos, científicos, profesionales libres o comerciantes con inquietudes culturales e intelectuales. En poco tiempo, el número de estos miembros aceptados superó largamente al de los constructores y el intercambio de conocimientos en las logias se desentendió progresivamente de los asuntos relativos a la edificación. Este fenómeno marcó el origen de la desaparición de la llamada “masonería operativa” y su sustitución por una “masonería especulativa” cuyos caminos divergieron completamente de los de los gremios profesionales desde 1717, cuando cuatro logias londinenses se unieron y abrieron completamente a “hermanos” de cualquier origen, religión o dedicación. Con ello, los materiales se cambiaron por ideas y las herramientas se convirtieron en símbolos aplicables al terreno moral. La erección de grandes palacios y de catedrales en honor al Altísimo dejó entonces de constituir el objetivo de estas instituciones, para verse sustituido por la aspiración a crear un “templo interior” coadyuvante de la edificación simbólica de un “gran templo universal” propiciador del bien de la Humanidad. La completa separación funcional de la masonería y la arquitectura se produjo a las puertas de la eclosión del periodo de la Ilustración, lo que como veremos más abajo no fue en absoluto casual. Hoy sólo compartimos con la masonería especulativa los símbolos del emblema que siguen utilizando la mayoría de las escuelas y corporaciones profesionales, empezando por el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectura de España: la rosa y, sobre todo, el compás, representación de la divinidad entendida como Gran arquitecto del Universo. La escuadra y la plomada con las que se identifican los aparejadores y arquitectos técnicos tienen un valor equivalente de herramientas-símbolo de origen masónico. Parecido significado de derivación de las organizaciones corporativas de origen medieval hacia otros fines adaptada a la mentalidad de un país católico tuvo en España la fundación de la Hermandad de Nuestra Señora de Belén en su huída a Egipto. La Sagrada Familia, que buscó en su camino al exilio cobijo bajo una palmera organizando un refugio elemental con su ramaje, proporcionaba una versión cristiana del mito antiguo de la cabaña primitiva rústica como origen de la arquitectura que ya mencionó Vitruvio en su tratado. La hermandad, que aún subsiste con el nombre de Real congregación bajo la misma advocación, tenía su sede en Madrid y agrupaba a arquitectos y maestros de obras. Sus funciones estatutarias eran básicamente asistenciales y religiosas, pero pronto mostró pretensiones de ampliarlas con atribuciones de carácter gremial, incluida la emisión de títulos facultativos, como más adelante veremos. Con todo, los rescoldos del sistema de aprendizaje de las corporaciones medievales se han mantenido latentes durante mucho tiempo. Su última reavivación se produjo a partir de 1919 en la Bauhaus, la institución que sin duda alguna provocó la mayor revolución pedagógica en la arquitectura del siglo XX, cuya herencia en las escuelas de todo el mundo permanece viva y que permitió acercar la disciplina a los modos modernos de producción y diseño industrial, a las experiencias artísticas de vanguardia que marcaron el camino de movimientos como el cubismo y el expresionismo hacia la abstracción, y a un compromiso con la vida y la sociedad contemporáneas, traducido principalmente en la acción colectiva y en la consideración de la vivienda como problema arquitectónico fundamental. La renovación de las enseñanzas emprendida en la Bauhaus partió de un rechazo radical del academicismo, tanto por sus métodos didácticos como por el tipo de arquitectura con que se manifestó. Tal rechazo se asoció en los inicios de esta escuela alemana a una romántica reivindicación de la artesanía, de la unidad entre las artes y de la pureza originaria de los gremios de la Edad Media que levantaron las grandes catedrales europeas antes de la canonización artística irradiada desde Italia por el Renacimiento. En estos aspectos, la Bauhaus siguió la estela del regeneracionismo espiritual, artísticamente integrador, políticamente moralista y revitalizador del artesanado, que caracterizó al movimiento británico Arts and Crafts de fines del siglo XIX. Claros reflejos de la naturaleza de este espíritu fundacional de la Bauhaus son las denominaciones de los grados de capacitación profesional que ésta otorgaba (sucesivamente, “artesano de la Bauhaus” y “maestro de arte”, pues los estudios completos de arquitectura tardaron un tiempo en implantarse) o el propio nombre del centro, una de las condiciones irrenunciables impuestas por su primer director, Walter Gropius, para ponerse al frente de una institución con la que se fundían las escuelas de bellas artes y de artes y oficios del Gran Ducado de Sajonia. Bauhaus, literalmente “casa de la construcción”, era una palabra antes inexistente en el idioma alemán, el cual es más flexible para admitir este tipo de invenciones de las lenguas romances, y constituía una innegable alusión a Bauhütte, que en sentido literal es “cabaña de la construcción” y, con propiedad, uno de los nombres con que se designan las primitivas logias de masones operativos anejas a las obras de las catedrales del Medievo - https://groups.google.com/forum/#!searchin/secreto-masonico/rustica%7Csort:relevance/secreto-masonico/wm4G7LsvigY/3J4nbQ3j6gkJ


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Marco Vitruvio

 
Marco Vitruvio
Vitruvius.jpg
Representación de 1684 de Vitruvio (derecha) presentando De architectura a Augusto.
Información personal
Nacimiento c. 80-70 a. C.
Defunción c. 15 a. C.
Nacionalidad Romana
Carrera profesional
Proyectos representativos De Architectura
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Marco Vitruvio Polión (en latín Marcus Vitruvius Pollio; c. 80-70 a. C.-15 a. C.) fue unarquitecto, escritor, ingeniero y tratadista romano del siglo I a. C.

 

 

Biografía y obra[editar]

Fue arquitecto de Julio César durante su juventud, y al retirarse del servicio entró en la arquitectura civil, siendo de este periodo su única obra conocida, la basílica de Fanum (en Italia). Es el autor del tratado sobre arquitectura más antiguo que se conserva y el único de la Antigüedad clásica, De Architectura, en 10 libros (probablemente escrito entre los años 27 a. C. y 23 a. C.). Inspirada en teóricos helenísticos –se refiere expresamente a inventos del gran Ctesibio–, la obra trata sobre órdenes, materiales, técnicas decorativas, construcción, tipos de edificios,hidráulica, colores, mecánica y gnomónica (Libro IX).

El último libro está dedicado a las máquinas: de tracción, elevadoras de agua y todo tipo de artefactos bélicos (catapultas, ballestas, tortugas, etc.). Vitruvio describió muy bien la rueda hidráulica en el cap. X.5. La rueda de Vitruvio era vertical y el agua la empujaba por abajo; unosengranajes tenían la finalidad de cambiar la dirección del giro y aumentar la velocidad de las muelas; se calcula que con la energía producida por una de estas ruedas se podían moler 150 kg de trigo por hora, mientras que dos esclavos solo molían 7 kg.1

De Architectura, conocido y empleado en la Edad Media, se imprimió por primera vez en Roma en1486, edición del humanista y gramático Fray Giovanni Sulpicio de Veroli, ofreciendo al artista delRenacimiento, imbuido de la admiración por las virtudes de la cultura clásica tan propio de la época, un canal privilegiado mediante el que reproducir las formas arquitectónicas de la antigüedad greco-latina. Posteriormente, se publicó en la mayor parte de los países y todavía hoy constituye una fuente documental insustituible, también por las informaciones que aporta sobre la pintura y la esculturagriegas y romanas.2 El famoso dibujo de Leonardo da Vinci, el Hombre de Vitruvio, sobre las proporciones del hombre está basado en las indicaciones dadas en esta obra. El dibujo se conserva ahora en la Galleria dell'Accademia, en Venecia. El gran redescubridor de Vitruvio fue Petrarca, y tras la difusión por el florentino de la obra de este autor clásico, se puede afirmar que Vitruvio sentó las bases de la arquitectura Renacentista.3

Las imágenes que ilustran la obra de Vitruvio, en sus ediciones hasta el siglo XVIII, no solo aclaran y embellecen el tratado grecorromano, sino que son expresión de distintas intenciones y usos que ese libro ha tenido en la modernidad europea.

De Architectura libri decem (De architectura) de Vitruvio[editar]

Plano de una casa griega según Vitruvio

Vitruvio es el autor de De architectura, conocido hoy como Los Diez Libros de Arquitectura,4 un tratado escrito en latín y griego antiguo acerca de arquitectura, dedicado al emperador Augusto. En el prefacio del libro I, Vitruvio dedica sus escritos para dar conocimiento personal de la calidad de los edificios al emperador. Probablemente Vitruvio se refiere a la campaña de reparaciones y mejoras públicas de Marco Agripa. Este trabajo es un gran libro y único superviviente de la arquitectura de la antigüedad clásica. Según Petri Liukkonen, este texto "influyó profundamente a los artistas desde el primer Renacimiento en adelante, como a pensadores y arquitectos, entre ellos Leon Battista Alberti (1404-1472), Leonardo da Vinci (1452-1519) y Miguel Ángel (1475-1564)."5 El siguiente libro importante en la arquitectura fue la reformulación de los diez libros de Alberti, que no fue escrito hasta 1452.

Vitruvio es famoso por afirmar en su libro De Architectura que ciertos edificios públicos deben exhibir las tres cualidades de firmitas, utilitas, venustas –es decir, deben ser sólidos, útiles, hermosos–. Estas cualidades a veces se llaman las virtudes de Vitruvio o la Tríada de Vitruvio. Desde el siglo XVII, esta Tríada se usa para describir la arquitectura en general, aunque la descripción vitruviana de la disciplina es muy diferente.

Según Vitruvio, la arquitectura es una imitación de la naturaleza. Como las aves y las abejas construyen sus nidos, los seres humanos construyen vivienda a partir de materiales naturales, que les da refugio contra los elementos. Para el perfeccionamiento de este arte de la construcción, los griegos inventaron los órdenes arquitectónicos: dórico, jónico y corintio. Se les dio un sentido de la proporción, que culminó en la comprensión de las proporciones de la mayor obra de arte: el cuerpo humano. Esto llevó Vitruvio a la definición de un canon del cuerpo humano, el Hombre de Vitruvio, adoptado más tarde por Leonardo da Vinci: el cuerpo humano inscrito en el círculo y el cuadrado (los patrones geométricos fundamentales del orden cósmico).

A Vitruvio se le considera a veces libremente como el primer arquitecto, pero es más exacto describirlo como el primer arquitecto romano que escribió registros de su campo que sobrevivieron. Él mismo cita a obras mayores, pero menos completas. Era al menos un pensador original o tenía el intelecto creativo de un codificador de la práctica arquitectónica existente. También hay que señalar que Vitruvio tenía un alcance mucho más amplio que los arquitectos modernos. Los arquitectos romanos practicaban una amplia variedad de disciplinas; en términos modernos, podrían describirse como la combinación de ingenieros, arquitectos, arquitectos paisajistas, artistas y artesanos. Etimológicamente la palabra arquitecto deriva de las palabras griegas que significan "maestro" y "constructor". El primero de los diez libros se ocupa de muchos temas que ahora entran en el ámbito de la arquitectura del paisaje.

Tecnología romana[editar]

Rueda de drenaje de las minas de Río Tinto

Los Libros VIII, IX y X son la base de gran parte de lo que sabemos acerca de la tecnología romana, ahora aumentados por los estudios arqueológicos de los restos existentes, tales como los molinos de agua en Barbegal, Francia. La otra fuente importante de información es la Historia Naturalis compilada por Plinio el Viejo mucho más tarde en el año 75 de nuestra era.

Máquinas[editar]

El trabajo es importante por describir las diferentes máquinas utilizadas para estructuras de ingeniería, tales como montacargas, grúas y poleas, también máquinas de guerra, como catapultas, ballestas y máquinas de asedio. Como ingeniero practicante, Vitruvio debe estar hablando de la experiencia personal en lugar de la simple descripción de las obras de los demás. Asimismo se describe la construcción de relojes de sol y de agua, y el uso de un eolípila (la primera máquina de vapor ) como un experimento para demostrar la naturaleza de los movimientos de aire atmosféricas (viento).

Acueductos[editar]

Su descripción de la construcción de un acueducto incluye la forma en que se registran y la cuidadosa elección de los materiales necesarios, aunque Frontino (un general que fue nombrado a fines del Siglo Ipara administrar los numerosos acueductos de Roma) los describiría un siglo más tarde, con mucho más detalle acerca de los problemas prácticos involucrados en la construcción y el mantenimiento. Seguramente el libro de Vitruvio habría sido de gran ayuda en esto. Vitruvio escribió esto en el siglo I a. C., cuando muchos de los mejores acueductos romanos fueron construidos, y que sobreviven hasta nuestros días, como los de Segovia o Pont du Gard. El uso del sifón invertido se describe en detalle, junto con los problemas de altas presiones desarrolladas en la base del tubo del sifón, un problema práctico con el que parece estar familiarizado.

Materiales[editar]

Vitruvio describe muchos diferentes materiales de construcción usados para una amplia variedad de diferentes estructuras, así como detalles tales como pintura estuco. El concreto y la cal reciben profundas descripciones, la longevidad de muchas estructuras romanas que son mudo testimonio de la habilidad de los romanos en los materiales de construcción y diseño.

Vitruvio es muy conocido y citado a menudo como una de las fuentes más antiguas que sobreviven por haber advertido que el plomo no se debe utilizar para conducir el agua potable, recomendando en cambio pipas de arcilla o canales de mampostería. Se llega a esta conclusión en el Libro VIII De Architectura después de la observación empírica de las aparentes enfermedades de los obreros en las fundiciones de plomo de su tiempo.6

Vitruvio fue el que nos relató la famosa historia de Arquímedes y su detección de oro adulterado en una corona real. Cuando Arquímedes se dio cuenta de que el volumen de la corona podría medirse exactamente por el desplazamiento creado en un baño de agua, corrió a la calle con el grito de ¡Eureka!, y el descubrimiento le permitió comparar la densidad de la corona de oro puro. Demostró que el oro de la corona había sido aleado con plata, y el rey había sido defraudado.

Máquinas de desagüe[editar]

Diseño para un tornillo de agua de Arquímedes

Describe la construcción del tornillo de Arquímedes en el Capítulo X (sin mencionar a Arquímedes por su nombre). Era un dispositivo ampliamente utilizado para la elevación de agua para el riego de los campos y desaguar las minas. Otras máquinas de elevación hídrica que menciona son la interminable cadena de cubos y la rueda reversa de drenaje. Estos restos de ruedas de agua empleadas para la elevación de agua fueron descubiertos cuando las antiguas minas fueron reabiertas en río Tinto enEspaña, Rosia Montana en Rumania y Dolaucothi en el oeste de Gales. La rueda de río Tinto se muestra ahora en el Museo Británico, y el espécimen Dolaucothi en el Museo Nacional de Gales.

Instrumentos de topografía[editar]

Vitruvio debe haber sido ducho en el arte del levantamiento topográfico, y esto se demuestra por sus descripciones de instrumentos topográficos, especialmente el nivel de agua o chorobates, que compara favorablemente con el groma, un dispositivo mediante plomadas. Eran esenciales en todas las operaciones de construcción, pero sobre todo en la construcción de acueductos, donde un degradado uniforme era importante para la provisión de un suministro regular de agua sin dañar las paredes del canal. También desarrolló uno de los primerosodómetros, que consta de una rueda de circunferencia conocida que dejaba caer una piedra en un recipiente en cada rotación.

Calefacción central[editar]

Ruinas del hipocausto bajo el piso de una villa romana. La parte debajo de la exedra está cubierto.

Describe muchas innovaciones introducidas en el diseño de edificios para mejorar las condiciones de vida de los habitantes. La más importante de ellas es el desarrollo del hipocausto, un tipo de calefacción central, donde el aire calentado por un fuego era canalizado bajo el suelo y en el interior de las paredes de los baños públicos y villas. Da instrucciones explícitas de cómo diseñar estos edificios para maximizar la eficiencia del combustible, como por ejemplo, el caldarium debe estar al lado deltepidarium seguido del frigidarium. También aconseja sobre el uso de un tipo de regulador para controlar el calor en las habitaciones calientes, un disco de bronce fijado en el techo por debajo de una abertura circular que podría ser elevada o bajada por una polea para ajustar la ventilación. A pesar de que no lo sugiere, es probable que sus dispositivos de desagüe, como la rueda hidráulica de paso inverso, se utilizaran en los baños más grandes para elevar el agua a los tanques de cabecera en la parte superior de las grandes termas, como las Termas de Diocleciano y las de Caracalla.

Redescubrimiento[editar]

El interior del Panteón (de una pintura del siglo XVIII por Panini. Aunque fue construido después de la muerte de Vitruvio, su excelente estado de conservación hace que sea de gran importancia para los interesados en la arquitectura de Vitruvio).

 

Legado[editar]

  • Un pequeño cráter lunar lleva el nombre de Vitruvio y también una montaña lunar alargada, el Mons Vitruvio. Este cráter se encuentra cerca del valle que sirvió como el lugar de aterrizaje de la misión Apolo 17.
  • El Indicador de Calidad de Diseño (ICD) es un conjunto de herramientas para medir, evaluar y mejorar la calidad del diseño de los edificios. Utiliza principios de Vitruvio.
  • El asistente (voz de Morgan Freeman), líder de los Maestros Constructores en The Lego Movie, se llama Vitruvio. 
https://es.wikipedia.org/wiki/Marco_Vitruvio


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