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General: Eucaristía: Cuerpo y Sangre de Cristo
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Respuesta  Mensaje 1 de 11 en el tema 
De: Kefás  (Mensaje original) Enviado: 07/06/2011 19:40
RECOPILACIÓN DE TEXTOS DE LOS PRIMEROS CRISTIANOS QUE MANIFIESTAN LA IMPORTANCIA DE LA EUCARISTÍA
 
 
 
 
En el libro de los Hechos, San Lucas atestigua la asidua celebración de la eucaristía en Jerusalén: los que habían creído, «perseveraban en escuchar la enseñanza de los apóstoles y en la comunidad de vida, en la fracción del pan y en las oraciones» (Hch 2,42). El «día primero de la semana» (20,7) era el día más apropiado para la celebración de la eucaristía.
De las formas en que ésta se celebraba tenemos huellas muy valiosas. Además de la breve descripción de la eucaristía que nos ofrece San Pablo hacia el año 55, en 1 Corintios 10,16-17.21; 11,20-34, y a la que ya nos hemos referido más arriba, tenemos otras relaciones de textos muy antiguos.

La Doctrina de los doce apóstoles (Dídaque) (70?)

La Dídaque o Doctrina de los doce apóstoles, escrita quizá hacia el año 70, es uno de los más antiguos documentos cristianos extrabíblicos. En ella se recogen algunas plegarias de carácter plenamente eucarístico, en las que se describen usos y formas litúrgicas ya vigentes.

«Respecto a la acción de gracias (eucaristía), daréis las gracias de esta manera.

«Primeramente, sobre el cáliz: Te damos gracias, Padre santo, por la santa viña de David, tu siervo, la que nos has revelado por Jesús, tu siervo. A ti sea la gloria por los siglos.

«Luego, sobre el trozo de pan: Te damos gracias, Padre nuestro, por la vida y la ciencia que nos revelaste por medio de Jesús, tu siervo. A ti la honra por los siglos.

«Como este pan partido estaba antes disperso por los montes y, recogido, se ha hecho uno, así sea reunida tu Iglesia de los confines de la tierra en tu reino. Porque tuya es la gloria y el poder por Jesucristo en los siglos.

«Pero que nadie coma ni beba de vuestra eucaristía sin estar bautizado en el nombre del Señor, pues de esto dijo el Señor: “No deis lo santo a los perros” [Mt 7,6].

«Y después de que os hayáis saciado, dad así las gracias:

«Te damos gracias, Padre santo, por tu santo Nombre, que hiciste que habitara en nuestros corazones; y por el conocimiento y la fe y la inmortalidad que nos manifestaste por Jesús, tu siervo. A ti la gloria por los siglos.

«Tú, Señor omnipotente, creaste todas las cosas por tu Nombre, y diste a los hombres comida y bebida para su disfrute. Mas a nosotros nos hiciste gracia de comida y bebida espiritual y de vida eterna por tu Siervo. Ante todo, te damos gracias porque eres poderoso. A ti la gloria por los siglos.

«Acuérdate, Señor, de tu Iglesia, para librarla de todo mal y para perfeccionarla en tu caridad. Y reúnela de los cuatro vientos, ya santificada, en tu reino, que le tienes preparado. Porque tuyo es el poder y la gloria por los siglos.

«Venga la gracia y pase este mundo. Hosanna al Dios de David. El que sea santo que se acerque. El que no lo sea, que haga penitencia. Marán athá. Amén.

«A los profetas permitidles que den gracias cuantas quieran (Did. 9-10).

«Reunidos cada día del Señor, partid el pan y dad gracias, después de haber confesado vuestros pecados, para que vuestro sacrificio sea puro. Todo aquel, sin embargo, que tenga contienda con su compañero, no se reuna con vosotros hasta tanto no se hayan reconciliado, a fin de que no se profane vuestro sacrificio. Pues éste es el sacrificio del que dijo el Señor: “En todo lugar y en todo tiempo se me ha de ofrecer un sacrificio puro, dice el Señor, porque soy yo Rey grande, y mi nombre es admirable entre las naciones” [+Mal 1,11-14]» (Díd. 14).

San Justino (+163)

El filósofo samaritano Justino, convertido al cristianismo, escribe hacia el 153 su
I Apología
en defensa de los cristianos, dirigida al emperador Antonino Pío, al Senado y al pueblo romano. Y en Roma selló su testimonio con su sangre. En ese texto hallamos una primera descripción de la misa, muy semejante, al menos en sus líneas fundamentales, a la misa actual.

«Nosotros, después de haber bautizado al que ha creído y se ha unido a nosotrosel ósculo de paz. Seguidamente, al que preside entre los hermanos, se le presenta pan y una copa de agua y de vino. Cuando lo ha recibido, alaba y glorifica al Padre del universo por el nombre de su Hijo y por el Espíritu Santo, y pronuncia una larga acción de gracias, por habernos concedido esos dones que de Él nos vienen. Y cuando el presidente ha terminado las oraciones y la acción de gracias, todo el pueblo presente aclama, diciendo: “Amén”. “Amén” significa, en hebreo, “Así sea”. Y una vez que el presidente ha dado gracias y todo el pueblo ha aclamado, los que entre nosotros se llaman diáconos dan a cada uno de los presentes a participar del pan, y del vino y del agua sobre los que se dijo la acción de gracias, y también lo llevan a los ausentes (I Apol. 65).

«Este alimento se llama entre nosotros eucaristía; de la que a nadie es lícito participar, sino al que [1] cree que nuestra doctrina es verdadera, y que [2] ha sido purificado con el baño que da el perdón de los pecados y la regeneración, y que [3] vive como Cristo enseñó. Porque estas cosas no las tomamos como pan común ni bebida ordinaria, sino que así como Jesucristo, nuestro Salvador, hecho carne por virtud del Verbo de Dios, tuvo carne y sangre por nuestra salvación; así se nos ha enseñado que, por virtud de la oración al Verbo que de Dios procede, el alimento sobre el que fue dicha la acción de gracias -alimento de que, por transformación, se nutren nuestra sangre y nuestra carne- es la carne y la sangre de aquel mismo Jesús encarnado. Pues los apóstoles, en los Recuerdos por ellos compuestos llamados Evangelios, nos transmitieron que así les había sido mandado, cuando Jesús, habiendo tomado el pan y dado gracias, dijo: «Haced esto en memoria de mí; éste es mi cuerpo» [Lc 22,19; 1Cor 11,24], y que, habiendo tomado del mismo modo el cáliz y dado gracias, dijo: «Ésta es mi sangre» [Mt 26,27]; y que sólo a ellos les dio parte» (66).

«Nosotros, por tanto, después de esta primera iniciación, recordamos constantemente entre nosotros estas cosas, y los que tenemos, socorremos a todos los abandonados, y nos asistimos siempre unos a otros. Y por todas las cosas de las cuales nos alimentamos, bendecimos al Creador de todo por medio de su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo. Y el día llamado del sol [el domingo] se tiene una reunión en un mismo sitio de todos los que habitan en las ciudades o en los campos, y se leen, en cuanto el tiempo lo permite, los Recuerdos de los apóstoles o las escrituras de los profetas. Luego, cuando el lector ha acabado, el que preside exhorta e incita de palabra a la imitación de estos buenos ejemplos. Después nos levantamos todos a una y elevamos nuestras preces; y, como antes dijimos, cuando hemos terminado de orar, se presenta pan, vino y agua, y el que preside eleva a Dios, según sus posibilidades, oraciones y acciones de gracias, y el pueblo aclama diciendo el “Amén“. Seguidamente viene la distribución y participación, que se hace a cada uno, de los alimentos consagrados por la acción de gracias, y a los ausentes se les envía por medio de los diáconos. Los que tienen y quieren, cada uno según su libre voluntad, dan lo que bien les parece, y lo recogido se entrega al presidente, y él socorre de ello a los huérfanos y las viudas, a los que por enfermedad o por cualquier otra causa se hallan abandonados, y a los encarcelados, a los forasteros de paso, y, en una palabra, él cuida de cuantos padecen necesidad. Y celebramos esta reunión general el día del sol, puesto que es el día primero, en el cual Dios, transformando las tinieblas y la materia, creó el mundo, y el día también en que Jesucristo, nuestro Salvador, resucitó de entre los muertos. Pues un día antes del día de Saturno [sábado] lo crucificaron y un día después del de Saturno, que es el día del sol, se apareció a los apóstoles y discípulos, y nos enseñó estas cosas que he propuesto a vuestra consideración» (67).

San Ireneo (130?-200?)

El obispo de Lión, sede primada de las Galias, San Ireneo, mártir, ve la eucaristía como el sacrificio de Cristo que la Iglesia ofrece siempre el Padre.

«Cristo tomó el pan, que es algo de la creación, y dio gracias, diciendo: “Esto es mi cuerpo”. Y de la misma manera afirmó que el cáliz, que es de esta nuestra creación terrena, era su sangre. Y enseñó la nueva oblación del Nuevo Testamento, la cual, recibiéndola de los apóstoles, la Iglesia ofrece en todo el mundo a Dios» (Adversus haereses 4,17,5).

Traditio apostolica (215?)

El canon eucarístico más antiguo que se conoce es el que se expone en la Traditio apostolica, documento escrito probablemente en Roma por San Hipólito (+235). Esta anáfora, de notable plenitud teológica, muy antigua y venerable, y que muestra una tradición litúrgica anterior, tuvo gran influjo en las liturgias de Occidente e incluso de Oriente. En ella está inspirada actualmente la Plegaria eucarística II. Y también siguen su pauta las otras plegarias eucarísticas, por ejemplo, en el solemne diálogo inicial del prefacio.

«Ofrézcanle los diáconos [al ordenado obispo] la oblación, y él, imponiendo las manos sobre ella con todos los presbíteros, dando gracias, diga: “El Señor con vosotros” . Y todos digan: “Y con tu espíritu”. “Arriba los corazones”. “Los tenemos ya elevados hacia el Señor”. “Demos gracias al Señor”. “Esto es digno y justo”. Y continúe así:

«Te damos gracias, ¡oh Dios!, por medio de tu amado Hijo, Jesucristo, que nos enviaste en los últimos tiempos como salvador y redentor nuestro, y como anunciador de tu voluntad. Él es tu Verbo inseparable, por quien hiciste todas las cosas y en el que te has complacido. Tú lo enviaste desde el cielo al seno de una virgen, y habiendo sido concebido, se encarnó y se mostró como Hijo tuyo, nacido del Espíritu Santo y de la Virgen. Él, cumpliendo tu voluntad y conquistándote tu pueblo santo, extendió sus manos, padeciendo para librar del sufrimiento a los que creyeron en ti. El cual, habiéndose entregado voluntariamente a la pasión para destruir la muerte, romper las cadenas del demonio, humillar al infierno, iluminar a los justos, cumplirlo todo y manifestar la resurrección, mostrando el pan y dándote gracias, dijo: “Tomad, comed. Éste es mi cuerpo, que por vosotros será destrozado”. Del mismo modo, tomó el cáliz, diciendo: “Ésta es mi sangre, que por vosotros es derramada. Cuando hacéis esto, hacedlo en memoria mía”.

«Recordando, pues, su muerte y su resurrección, te ofrecemos este pan y este cáliz, dándote gracias porque nos tuviste por dignos de estar en tu presencia y de servirte como sacerdotes.

«Y te pedimos que envíes tu Espíritu Santo sobre la oblación de la santa Iglesia. Reuniéndolos en uno, da a todos los santos que la reciben que sean llenos del Espíritu Santo, para confirmación de la fe en la verdad, a fin de que te alabemos y glorifiquemos por tu Hijo Jesucristo, que tiene tu gloria y tu honor con el Espíritu Santo en la santa Iglesia, ahora y por los siglos de los siglos. Amén» (4).

-La comunión primera de los neófitos. «Todas estas cosas el obispo las explicará a los que reciben [por primera vez] la comunión. Cuando parte el pan, al presentar cada trozo, dirá: “El pan del cielo en Cristo Jesús”. Y el que lo recibe responderá: “Amén”. Si no hay presbíteros suficientes para ofrecer los cálices, intervengan los diáconos, atentos a observar perfectamente el orden; el primero sostenga el caliz del agua; el segundo, el de la leche, y el tercero, el del vino. Los comulgantes gusten de cada uno de los cálices (21).

-La comunión ordinaria de los domingos. «Los domingos, si es posible, el obispo distribuirá de su propia mano [la comunión] a todo el pueblo, mientras que los diáconos y los presbíteros partirán el pan. Luego el diácono ofrecerá la eucaristía y la patena al sacerdote; éste las recibirá, las tomará en sus manos para luego distribuirlas a todo el pueblo. Los demás días se comulgará siguiendo las instrucciones del obispo» (22).

-La comunión realizada privadamente en casa. «Todos los fieles tengan cuidado de tomar la eucaristía antes de que coman cualquier otro alimento…Y cuídese que no la tome un infiel, ni un ratón ni otro animal, y de que nadie la vuelque ni la derrame, ni la pierda. Siendo el Cuerpo de Cristo, que será comido por los creyentes, no debe ser menospreciado» (37). «También el cáliz bendito en el nombre del Señor se recibe como sangre de Cristo. Por eso nada debe ser derramado… Si tú lo menosprecias, serás tan responsable de la sangre vertida como aquél que no valora el precio por el que fue adquirido» (38).

Orígenes (185-253)

Asceta y gran teólogo, lleva Orígenes a su apogeo la escuela de Alejandría, y sufre diversos tormentos en la persecución de Decio. Este gran doctor venera de modo semejante la presencia eucarística de Cristo en el Pan y en la Palabra:

«Conocéis vosotros, los que soléis asistir a los divinos misterios, cómo cuando recibís el cuerpo del Señor, lo guardáis con toda cautela y veneración, para que no se caiga ni un poco de él, ni desaparezca algo del don consgrado. Pues os creéis reos, y rectamente por cierto, si se pierde algo de él por negligencia. Y si empleáis, y con razón, tanta cautela para conservar su cuerpo, ¿cómo juzgáis cosa menos impía haber descuidado su palabra que su cuerpo?» (Sobre Éxodo, hom. 13,3).

San Cipriano (210-258)

El obispo de Cartago, San Cipriano, mártir, halla siempre para la Iglesia en el sacrificio eucarístico la fuente de toda fortaleza y unidad.

La misa es el sacrificio de la cruz. «Si Cristo Jesús, Señor y Dios nuestro, es sumo sacerdote de Dios Padre, y el primero que se ofreció en sacrificio al Padre, y prescribió que se hiciera esto en memoria de sí, no hay duda que cumple el oficio de Cristo aquel sacerdote que reproduce lo que Cristo hizo, y entonces ofrece en la Iglesia a Dios Padre el sacrificio verdadero y pleno, cuando ofrece a tenor de lo que Cristo mismo ofreció» (Carta 63,14). «Y ya que hacemos mención de su pasión en todos los sacrificios, pues la pasión del Señor es el sacrificio que ofrecemos, no debemos hacer otra cosa que lo que Él hizo» (63,17). La eucaristía, pues, consiste en «ofrecer la oblación y el sacrificio» (12,2; +37,1; 39,3).

La celebración es diaria. «Todos los días celebramos el sacrificio de Dios» (57,3).

La plegaria eucarística ha de ser sobria. «Cuando nos reunimos con los hermanos y celebramos los divinos sacrificios con el sacerdote de Dios, no proferimos nuestras oraciones con descompasadas palabras, ni lanzamos en torrente de palabrería la petición que debemos confiar a Dios con toda modestia» (De oratione dominica 4).

La comunión es la mejor preparación para el martirio, y por eso debe llevarse a los confesores que en la cárcel se disponen a confesar su fe (Carta 5,2). «Se echa encima una lucha más dura y feroz, a la que se deben preparar los soldados de Cristo con una fe incorrupta y una virtud acérrima, considerando que para eso beben todos los días el cáliz de la sangre de Cristo, para poder derramar a su vez ellos mismos la sangre por Cristo» (58,1).

Los pecadores públicos no deben ser recibidos en la eucaristía. No han de ser recibidos a ella los que no están reconciliados y en paz con la Iglesia, ni han hecho penitencia, ni han recibido la imposición de manos del obispo o del clero (Carta 15,1; 16,2; 17,2).

Eusebio de Cesarea (265?-340?)

 
Nacido y educado en Cesarea, de la que fue obispo, Eusebio, afectado por el arrianismo, es autor de importantes obras doctrinales e históricas. En el siguiente texto refleja la profunda unidad que la Iglesia antigua descubre entre la eucaristía litúrgica y el sacrificio espiritual de toda vida cristiana fiel.
 

«Nosotros enseñamos que, en vez de los antiguos sacrificios y holocaustos, fue ofrecida a Dios la venida en carne de Cristo y el cuerpo a Él adaptado. Y ésta es la buena nueva que se anuncia a su Iglesia, como un gran misterio… Nosotros hemos recibido ciertamente el mandato de celebrar en la mesa [eucarística] la memoria de este sacrificio por medio de los símbolos de su cuerpo y de su salvadora sangre, según la institución del Nuevo Testamento… Y así todas estas cosas predichas por inspiración divina desde antiguo, se celebran actualmente en todas las naciones, gracias a las enseñanzas evangélicas de nuestro Salvador… Sacrificamos, por consiguiente, al Dios supremo un sacrificio de alabanza; sacrificamos el sacrificio inspirado por Dios, venerado y sagrado; sacrificamos de un modo nuevo, según el Nuevo Testamento, “el sacrificio puro”, y se ha dicho: “mi sacrificio es un espíritu quebrantado”; y “un corazón quebrantado y humillado Tú no los desprecias” [Sal 50,19]… “Suba mi oración como incienso en tu presencia” [140,2].

«Por consiguiente, no sólo sacrificamos, sino que también quemamos incienso. Unas veces, celebrando la memoria del gran sacrificio, según los misterios que nos han sido confiado por Él, y ofreciendo a Dios, por medio de piadosos himnos y oraciones, la acción de gracias [eucaristía] por nuestra salvación. Otras veces, sometiéndonos a nosotros mismos por completo a Él, y consagrándonos en cuerpo y alma a su Sacerdote, el Verbo mismo. Por eso procuramos conservar para Él el cuerpo puro e inmaculado de toda deshonestidad, y le entregamos el alma purificada de toda pasión y mancha proveniente de la maldad, y le honramos piadosamente con pensamientos sinceros, con sentimientos no fingidos y con la profesión de la verdad. Pues se nos ha enseñado que estas cosas les son más gratas que multitud de hostias sacrificadas con sangre, humo y olor a víctima quemada [+Is 1,11] (Demostración evangélica 1,10).

En cuanto al sacrificio eucarístico, «de la misma manera que nuestro Salvador y Señor en persona, el primero, después todos los sacerdotes procedentes de Él, cumpliendo el espiritual ministerio sacerdotal, según los ritos eclesiásticos, por todas las naciones expresan con pan y vino los misterios de su cuerpo y de su salvadora sangre. Y estas cosas las vio ya de antemano Melquisedec, en el divino Espíritu, pues él usó de figuras de las cosas que habían de suceder, según lo atestigua la Escritura de Moisés, diciendo: “Y Melquisedec, rey de Salén, presentó panes y vino; y era sacerdote del Dios Altísimo, y bendijo a Abraham” [Gén 14,18ss]. Con razón, pues, sólo a Aquél que ha sido manifestado “el Señor le ha jurado y no se arrepiente: Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec” [Sal 109,4]» (ib. 5,3).

San Atanasio (295-373)

 
Obispo de Alejandría, doctor de la Iglesia, San Atanasio hubo de sufrir varios exilios y muchas persecuciones, como gran defensor de la fe católica en Cristo, contra los errores de los arrianos.

«Nosotros no estamos ya en tiempo de sombras, y ahora no inmolamos un cordero material, sino aquel verdadero Cordero que fue inmolado, nuestro Señor Jesucristo, el que fue conducido al matadero como una oveja, sin que dijera palabra ante el matarife [+Is 53,7], purificándonos así con su preciosa sangre, que habla mucho más que la de Abel [+Heb 12,24] (Carta 1,9).

 

 

 

 

 

 

 

DE quién recibes la "eucaristía", Tito???

No puede negarse su importancia en la Iglesia primitiva, como aquí se muestra.

 

 

 



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Respuesta  Mensaje 2 de 11 en el tema 
De: titomartinez21tesis Enviado: 07/06/2011 21:20
Oye, paposo zampahostias, ¿y cuando enseñaron esos primeros cristianos que una galleta de harina es el propio Cristo, con su cuerpo, alma y divinidad?, damos las citas donde ellos enseñaron semejante doctrina de demonios.
Mira, idiota, todas esas babosadas paposas, idolatricas y blasfemas que has escrito están totalmente pulverizadas en estos dos documentos mios:
 

Respuesta  Mensaje 3 de 11 en el tema 
De: Kefás Enviado: 07/06/2011 22:18
Si conocieras algo de griego koiné sabrías que "Tomen y coman, esto ES mi CUERPO" no puede tomarse de otra forma que la literal.
Si la intención hubiera sido "esto representa mi cuerpo", o como modifican los jehovistas "esto significa mi cuerpo", los evangelistas lo hubieran escrito sin ningún problema.
 
Así, como cuando Jesús dice "el que come mi carne y bebe mi sangre vive de vida eterna" también, conforme  a la traducción del griego, no puede considerarse (incluso, es IMPOSIBLE) pensar que Jesús hablaba "metafóricamente".
 
Aquí Jesús habla de COMER su CUERPO y BEBER su SANGRE.
 
Por su puesto, muchos reaccionan como los judíos: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?", incluso "muchos de sus discípulos dejaron de seguirlo desde entonces".
 
 
 
Te recomieno hagas un curso de estudio de griego común.
 
 
 
 
 
Me vas a poner un millón de citas, como cuando Jesús se llama a sí mismo "la Luz del mundo", y me dirás "Acaso Jesús es LUZ literalmente".
 
Claro, es obvio que no.
Pero hay que recordar que el griego es muy diferente al castellano.
 
En griego, ciertas palabras NUNCA pueden tomarse como "una metáfora". El ejemplo perfecto es cuando Jesús habla de COMER su CARNE.

Respuesta  Mensaje 4 de 11 en el tema 
De: un cristiano Enviado: 07/06/2011 23:56
por mas que quieras defender las hechizerias de tu iglesia , si algo no podras defender es que tu iglesia es la gran ramera del apocalipsis , te guste o no la biblia es muy clara .

Respuesta  Mensaje 5 de 11 en el tema 
De: lolomorales Enviado: 08/06/2011 03:52

Respuesta  Mensaje 6 de 11 en el tema 
De: Ex-Evangelico Enviado: 08/06/2011 04:37

Respuesta  Mensaje 7 de 11 en el tema 
De: titomartinez21tesis Enviado: 08/06/2011 09:56
Vamos a ver, paposo idolatra zampahostias, entonces siguiendo tu falso y estúpido argumento paposo, entonces Jesús también es una puerta, es una vid, o es una roca, ya que Jesús digo que es la puerta. también dijo que es la vid, y también dice la Biblia que es una roca.
Son figuras simbólicas, metáforas, no expresiones literales, so merluzo. Si tu crees que Jesús es literalmente un pedazo de galleta de harina, entonces también has de creer que es una puerta literal o una vid.
 

EL VERDADERO SIGNIFICADO DE “COMER” LA CARNE DEL MESÍAS Y “BEBER” SU SANGRE

 

Ahora vamos a analizar las palabras del Mesías Jesús , registradas en Juan 6. Este pasaje, aunque no tiene que ver nada con la Cena del Señor, la cual fue instituida por el Señor varios años después, es sin embargo utilizado por todos los papistas para apoyar la doctrina falsa y anticristiana de la Eucaristía.

El Mesías Jesús dijo que para tener vida eterna tenemos que comer su carne, y beber su sangre:

"Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él." (Jn.6:53-56).


La interpretación que el papismo católico romano hace de esas palabras del Mesías es totalmente falsa, retorcida y herética. Según esa secta católica, ramera y anticristiana esas palabras del Mesías hemos de entenderlas de forma LITERAL, es decir, según el magisterio de esa secta católica romana tenemos que comer literalmente la carne del Mesías, y beber su sangre de forma literal cuando en la misa se toma la "sagrada comunión". Por lo tanto, -según el papismo- ¡el Mesías nos enseñó a ser CANÍBALES Y VAMPIROS BEBEDORES DE SANGRE!, ¿es eso lo que enseñó el Mesías?, ¡de ninguna manera!, semejante interpretación literal que ofrece el papismo es una espantosa aberración y perversión de la enseñanza del Mesías Jesús !. Veamos la falsedad de esa interpretación papista:

1. Esa expresión de "comer” la carne del Mesías y “beber” su sangre es un HEBRAÍSMO, es decir, una figura literaria judía, una METÁFORA, que significa CREER FIRMEMENTE QUE JESÚS ES EL VERDADERO MESÍAS Y EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE, como veremos más adelante.


2. Esta figura literaria utilizada por el Mesías la utilizó también el rey David, cuando dijo lo siguiente:
"¿He de beber yo la sangre de los varones que fueron con peligro de su vida?" (2.ª Samuel 23:17). Tres de los amigos de David le oyeron expresar su gran deseo por beber agua del pozo de Belén. Con gran peligro, estos hombres atravesaron las avanzadas de los filisteos y le llevaron el agua. Cuando David se enteró de que estos hombres arriesgaron sus vidas de tal forma, rehusó beber del agua diciendo "¿HE DE BEBER YO LA SANGRE de los varones que fueron con peligro de su vida?" Nadie en su sano juicio diría que el agua era literalmente la sangre de esos varones, ¿verdad?. Lo que hizo David es utilizar un HEBRAÍSMO, es decir, una expresión en forma figurada. De la misma manera la Biblia menciona en forma figurada el acto de comer un cuerpo, beber sangre o de tener hambre y sed de justicia, etc. Todas estas expresiones son usadas en la Biblia de forma SIMBÓLICA, no literal. Exactamente lo mismo hizo el Mesías Jesús cuando habló de “comer” su cuerpo o “beber” su sangre.


3. Veamos ahora como esa expresión de "comer la carne del Mesías y beber su sangre" significa CREER QUE ÉL ES EL VERDADERO MESÍAS Y EL HIJO DE DIOS. Leamos las propias palabras del Mesías, en Juan capítulo 6.
"Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado. Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos?" (Jn.6:28-29).
"Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis." (Jn.6:35-36).
"Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero." (Jn.6:40).
"De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida." (Jn.6:47).
"El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar." (Jn.6:63-64).
"Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente." (Jn.6:69).
En todos esos pasajes anteriores se enseña claramente que "comer la carne del Hijo del Hombre y beber su sangre" es sinónimo de IR AL MESÍAS JESÚS Y CREER EN ÉL, y así es como precisamente lo entendió el apóstol Pedro, al decir que él es el Mesías y el Hijo del Dios viviente (Jn.6:69).


4. Y ahora voy a citar las siguientes palabras del Mesías que encontramos en el versículo 58

"Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente."

En ese pasaje el Mesías dijo que él es el verdadero Pan que descendió del cielo, y seguidamente dijo: "NO COMO VUESTROS PADRES COMIERON EL MANÁ, Y MURIERON". Estas palabras del Mesías destrozan definitivamente la interpretación falsa que la secta católica papista hace de estas palabras del Mesías, ya que él dijo que dicho Pan que ha descendido del cielo (el Mesías mismo) NO SE COME DE LA MISMA MANERA QUE LOS HEBREOS COMIERON EL MANÁ EN EL DESIERTO, dicho en otras palabras, NO ES UN PAN LITERAL QUE SE COMA POR LA BOCA, como se comía el pequeño maná en el desierto, sino que es un PAN ESPIRITUAL que el Padre envió del cielo, y se come cuando CREEMOS verdaderamente en Jesús como el verdadero Mesías y el Hijo de Dios (Jn.6:69).


Respuesta  Mensaje 8 de 11 en el tema 
De: Jesus Alberto Enviado: 10/06/2011 02:06

Aparte de la magistral he irrefutable verdad que ha expuesto el hermano Martínez a la luz, agrego por mi parte esta refección:

 

Joh 6:54  El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.

 

Los católicos confunden esas palabras de Cristo en Juan 6, con las palabras que el declaro en la cena del Señor.

 

Papistas, el SEÑOR JESUS NO INSTITUYO SU CENA en Juan 6, ¿ por que? Porque lean bien clarito, que el pan mencionado en Juan 6, es para TENER VIDA ETERNA, mas la cena del Señor, que instituyo Cristo antes de ser sacrificado, es una cena PARA RECORDAR  su sacrificio:

 

Luk 22:19  Y tomando el pan, dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.

 

El cuerpo en ese contexto, no es el mismo pan mencionado en Juan 6, ya en este contexto, se dice bien claro que este pan es, para RECORDAR, es un memorial, pero en Juan 6, se dice bien claro:


Joh 6:54  El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.

 

 Este pan es para tener VIDA ETERNA SEÑORES, “ VIDA ETERNA”, no es para recordar el sacrificio de cristo, sino que es para TENER VIDA ETERNA, a lo que pregunto, ¿ Acaso ustedes van a tener VIDA ETERNA POR COMEN UN PEDASO DE PAN LITERAL?, si dicen que si, pues les tengo noticias, ESTAN ENGAÑADOS POR EL DIABLO, pues escrito esta:

 

Joh 3:36  El que cree en el Hijo tiene vida eterna; mas el que es incrédulo al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.

 

Joh 5:24   De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.

Joh 6:40  Y ésta es la voluntad del que me envió: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en Él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.

 

Joh 6:47  De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí tiene vida eterna.

 

Como pueden ver papistas, LA VIDA ETERNA NO se obtiene comiendo un pedazo de pan literal, se obtiene CREYENDO en el PAN y de esa forma COMEN DE EL, creer es COMER, creer es beber, por tanto a todos aquellos papistas que escuchan, sean reprendidos todos para que COMAN DEL VERDADERO PAN , es decir CREAN EN EL CRISTO el HIJO DE DIOS y tendrán vida eterna, y les recuerdo, en que consiste la vida eterna:

 

Joh 17:3  Y ésta es la vida eterna: Que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.

 

Vida eterna tienen por creer en Cristo, por comer de el, y lo que comerán de el, ES SU PALABRA, allí tienen su palabras, coman de el, coman de la verdad. Saludos.


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Respuesta  Mensaje 9 de 11 en el tema 
De: antisectas Enviado: 10/06/2011 18:35
¿Y si la ostia ya tiene sengre pake, se nesecita vino?

Respuesta  Mensaje 10 de 11 en el tema 
De: titomartinez21tesis Enviado: 10/06/2011 18:38
Buena pregunta, hermano maandro, a ver si el zampahostias Kefas contesta, lo cual dudo.
Así es, el cuerpo glorioso no tiene carne ni sangre, pues la Biblia dice que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, entonces que los zampahostias papistas nos expliquen como su falso cristo-galleta puede sangrar, y al mismo tiempo ser un cuerpo glorioso. ... seguro que se quedan mudos como muertos.
 
Gracia y paz


Respuesta  Mensaje 11 de 11 en el tema 
De: antisectas Enviado: 10/06/2011 18:40
Seguramente esa ostia cuando callo al suelo callo encima de algun bicho,i al pisotear esa ostia,tambienpisoteo al bicho sobre el cual callo la ostia,y es entonces cuando el bicho empezo a sangrar,i todos los fanaticos creyeron que se trata de un milagro,es mi opiñon personal,Gracia y Paz


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