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      VÍRESE
 
 Hoy 
que danza en mi cuerpo la pasiòn de Paolo y ebrio de un sueño alegre mi 
corazòn se agita:
 hoy que sé la alegría de ser libre y ser solo
 como el 
pistilo de una margarita infinita:
 
 oh mujer -carne y sueño-, ven a 
encantarme un poco,
 ven a vaciar tus copas de sol en mi camino:
 que en 
mi barco amarillo tiemblen tus senos locos
 y ebrios de juventud, que es el 
más bello vino.
 
 Es bello porque nosotros lo bebemos
 en estos 
temblorosos vasos de nuestro ser
 que nos niegan el goce para que lo 
gocemos.
 Bebamos. Nunca dejemos de beber.
 
 Nunca, mujer, rayo de luz, 
pulpa blanca de poma,
 suavices la pisada que no te hará 
sufrir.
 Sembremos la llanura antes de arar la loma.
 Vivir será primero, 
después será morir.
 
 Y después que en la ruta se apaguen nuestras 
huellas
 y en el azul paremos nuestras blancas escalas
 -flechas de oro 
que atajan en vano las estrellas-,
 oh Francesca, hacia dònde te llevarán mis 
alas!
 
   Pablo 
Neruda      
 
 
 
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