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   Viejo  andén Vicente  Herrera Márquez 
 Viejo  andén pintado con colores de sur y viento,
 
 que  la inclemencia del tiempo y la indolencia del hombre
 
 te  fue royendo paredes de madera, adobe, ladrillo o piedra,
 
 y  corroyendo las chapas que en su tiempo cantaron con el  granizo.
 
 Viejo  andén por el que anduvo mi abuelo en la primavera de su  tiempo,
 
 con  rosas rojas en una mano y con la otra agitando un pañuelo  blanco,
 
 esperando  a esa linda moza que vino desde lejos queriendo ser mi  abuela.
 
 Viejo  andén por el que deliró mi padre en la madurez de su vida,
 
 esperando  en trenes de luto el regreso de mi madre muerta.
 
 Viejo  andén por el que corrí en los años que me vestí de niño,
 
 viendo  llegar los coches con pasajeros ansiosos y valijas llenas de  sueños.
 
 Viejo  andén maltratado por el tiempo y los intereses del hombre,
 
 que  insensible se olvidó del romance de los trenes con el  viento.
 
 Viejo  andén hoy te estoy viendo en el fulgor de ese tiempo,
 
 con  los ojos de aquel niño que va escondido bajo un atuendo  longevo.
 
 Viejo  andén, remozado o nuevo, hoy quiero volver a verte
 
 y  al andarte con mis trancos cansinos y los inquietos pasos de  nietos,
 
 recordar  los tiempos en que anduvo mi padre de la mano de mi abuelo.
 
 Andén  de sur patagónico, acariciado por el soplo de los  tehuelches,
 
 aquí  estoy en la estación de mi pueblo esperando que vuelva el tren.
        
       
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