Jesús dijo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Juan 6:47 |
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Creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos. Hechos 15:11 |
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Confianza
Jesús se había retirado con sus discípulos a un monte (Juan 6). Una gran multitud lo había seguido y todos tenían hambre. Pero, ¿Cómo alimentar a tanta gente? Uno de los discípulos, Felipe, hizo cálculos y concluyó que comprar pan por doscientos denarios no sería suficiente. Andrés, otro discípulo, comentó: “Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿Qué es esto para tantos?” (Juan 6:9). Parece que ya habían olvidado los primeros milagros que Jesús había hecho. Él escuchaba… Sabía muy bien lo que haría, pero puso a prueba la fe de sus discípulos e hizo un nuevo milagro: multiplicar los panes. En otra ocasión Jesús se enteró de que su amigo Lázaro de Betania estaba enfermo y esperó dos días antes de responder al llamado de las hermanas de éste. Sin duda ni los discípulos, ni Marta ni María comprendieron ese retraso. Pero el Señor sabía lo que iba a hacer, porque pudo decir: “Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella” (Juan 11:4). No iba a curar a un enfermo sino a resucitar a un muerto, para mostrar de una manera más resplandeciente la gloria de Dios. Estos ejemplos nos animan a confiar plenamente en el Señor Jesús, cuyo poder es infinito. Él sabe de qué cosas tenemos necesidad (Mateo 6:8). Sólo él puede alimentar nuestro ser interior, sólo él es la fuente de vida.
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