Jesús dijo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Juan 6:47 |
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Creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos. Hechos 15:11 |
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Juventud sin objetivo
Hoy en la mañana los periódicos aún relataban un accidente dramático que ocurrió a la salida de un club nocturno y que dejó como saldo la muerte de dos jóvenes. Muy a menudo los fines de semana ocurre lo mismo. La gente quiere divertirse, olvidar por un momento las inquietudes y problemas de la vida, tratar de evadir el día a día en el torbellino de una noche… y el fin le llega sin previo aviso, dejando a la familia en la profunda tristeza. ¡Cuántas vidas destrozadas o perdidas! El vacío interior de la gente es demasiado grande; hoy existen pocos puntos de referencia en cuanto a la moralidad. Las perspectivas son tan sombrías que muchos prefieren embriagarse con placeres engañosos y falsas sensaciones de libertad. Pero este mal no es nuevo. Hace cuatro milenios el rey Salomón, a quien no le faltaba nada, quiso gozar del bienestar, pero experimentó que “esto también era vanidad”, y que “el término de la alegría es congoja” (Eclesiastés 2:1; Proverbios 14:13). El corazón humano necesita amor verdadero, tiene sed de felicidad y de estabilidad. Quizás usted ha buscado estas cosas en los «paraísos artificiales», en las amistades pasajeras y ha sentido el inmenso vacío que todo eso le deja. Vaya a Jesús; sólo él puede llenar de gozo y paz duradera el corazón de aquel que confía en Dios. ¡Pídale de rodillas que se manifieste a usted! Él le responderá y cambiará su vida.
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