Jesús dijo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Juan 6:47 |
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Creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos. Hechos 15:11 |
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La mañana de la resurrección de Jesús
(Mateo 28; Marcos 16) ¡Qué tristes estaban los que habían amado y seguido a Jesús! Hacía dos días había sido clavado en una cruz. Luego José de Arimatea y Nicodemo habían envuelto su cuerpo en un lienzo y lo habían colocado en una tumba labrada en la roca. Habían rodado una piedra a la entrada del sepulcro. Los soldados sellaron la piedra y montaron guardia a la entrada. Al amanecer del primer día de la semana, algunas mujeres fueron hacia la tumba para embalsamar el cuerpo de Jesús. Estaban preocupadas porque no sabían quién les correría la piedra. ¡Pero quedaron estupefactas, pues la piedra ya había sido removida y la tumba estaba vacía! Un ángel les dijo: “No temáis… buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo” (Mateo 28:5-6). ¡Entonces las mujeres corrieron a anunciar a los discípulos que Jesús había resucitado! Ese mismo día, Jesús se apareció a varios, luego, al atardecer, a sus discípulos reunidos, quienes todavía tenían miedo; después “apareció a más de quinientos hermanos a la vez” (1 Corintios 15:5-8). El día que Jesús triunfó sobre la muerte nació un nuevo día en la historia de la humanidad. Aún hoy esta victoria sin precedentes aporta a todos los que creen en la obra de la cruz la salvación, la paz del corazón y la extraordinaria esperanza de la resurrección de sus cuerpos.
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