Jesús dijo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Juan 6:47 |
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Creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos. Hechos 15:11 |
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La división de la humanidad
El mundo es como un mosaico formado por naciones, pueblos y culturas muy diferentes unas de otras. Pero en realidad, en cuanto a la perspectiva de la eternidad, sólo hay dos grupos de personas: las que ponen su confianza en Dios, porque saben que son culpables ante él, y las que no lo hacen. A las primeras la Palabra de Dios les aporta un feliz mensaje: la muerte de Jesucristo borra los pecados de todos los que confían en él. “Como la nieve serán emblanquecidos” (Isaías 1:18). Para el otro grupo, el conjunto de aquellos que rechazan a Dios y su perdón, o piensan que podrán enfrentarse por sí mismos a su culpabilidad, la Biblia declara que la ira divina permanece sobre ellos. Estos dos grupos caminan a la par en la tierra, y a veces es difícil distinguirlos porque los creyentes no siempre muestran la fe que les anima. Sin embargo hay algo invariable: los que mueren en la fe van a Jesús y tienen asegurada una eternidad feliz, pero los que mueren en la incredulidad, quienes llevaron una vida lejos de Dios, permanecerán lejos de él eternamente. El mensaje de Dios es preciso y está lleno de una gracia infinita, pero nos interpela. ¿Creo en Jesús el Señor, a quien Dios resucitó de entre los muertos? (Romanos 10:9). ¿Dónde pasaré la eternidad? Sólo la pregunta ya asusta… a menos que uno haya arreglado la cuestión de sus pecados con Dios. Por eso “os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios” (2 Corintios 5:20).
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