La Virgen de Banneux,
Ocho apariciones a la niña Mariette Beco
15 de enero - 2 de marzo de 1933, Bélgica.
"Soy la Virgen de los Pobres...
...Crean en Mi, Yo Creeré en Ustedes"
Aprobada por la Santa Sede el 22 de agosto de 1949
Doce días después que Nuestra Señora, habiendo mostrado su corazón de oro, le dijo "Adiós" a los niños de Beauraing, Bélgica, hizo sentir su presencia maternal otra vez en Banneux, Bélgica, unas cincuenta millas al noroeste. Mariette Beco, una niña de 11 años de edad, recibió ocho apariciones de la Virgen. La devoción a la Virgen de los Pobres fue aprobada por la Iglesia y se ha propagado por todo el mundo. La Devoción a la Virgen de los Pobres en Latinoamérica
Situación geográfica
Bélgica es un pequeño país en el norte de Europa, entre Francia y Alemania. Banneux Notre-Dame es un pobre caserío agrupado en torno a su iglesia. No aparece en los mapas. Depende del pueblo de Louveigné y está a 25 Km. de Lieja, capital de la provincia. Se encuentra en una pequeña meseta de las Ardenas Belgas, de una altitud de 325 metros. Se halla encuadrado en por los bonitos valles del Ambléve, de la Vesdre y de la Hoëgne.
En la carretera de Louveigné a Pepinster, a un kilómetro de la iglesia, se encuentra, a la izquierda, la humilde casa de la familia Beco, frente a ella hay un pequeño huerto. El lugar es húmedo y pantanoso, por eso le llaman "La Fagne", que significa el fango. Al otro lado de la carretera empiezan los grandes bosques del Eifel.
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 Mariette niña vidente en 1933
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DESCRIPCION DE LA VIRGEN
Mariette describe a la Virgen: "Era tan bella... tenía un rostro tan hermoso, con un bonito tono rosado en las mejillas (como también a veces tengo yo), un rostro delicado, tan joven, con una pequeña nariz muy fina; parecía una jovencita de 18 o 19 años."
La Señora era de poca estatura, alrededor de cinco pies. Mariette nunca había visto antes a nadie tan hermoso. No vestía como las señoras de la aldea sino que usaba un vestido largo y blanco con una banda azul. Uno de sus pies se podía ver. Estaba descalza, con solo una rosa de oro sobre los dedos de los pies. Por el frío ella debía estar congelándose. Mariette se dio cuenta de que ella estaba elevada sobre la tierra, parada, como en una nube. No parecía tener nada de frío.
Luz, juventud, belleza, rostro risueño, vestido blanco, lazo azul, cara inclinada.
Marieta obligó al artista que la pintó a recomenzar cinco veces.
-La primera vez exclamó: “¡Oh, qué fea!”
- La segunda vez: “¡Se ve muy vieja!,.., además no es este pie que yo veía”.
-La tercera vez: “¡Es mejor!”
Pero con el lápiz Marieta corrigió los detalles, las mangas y el cuello del vestido demasiado abierto, el lazo demasiado largo, además ni el color blanco ni el azul eran así.
-La cuarta vez, restregándose los ojos, dijo: “Pero yo veía sus ojos -y agregó con respecto a la sombra del vestido- no, todo era luz” (el pintor no había comprendido que la Virgen no era iluminada desde afuera, sino que la luz irradiaba desde adentro).
El artista, impactado con todas estas indicaciones, trabajó de todo corazón, sin dudar un segundo de la realidad de la aparición y puso todo su arte para traducir la visión, por el dibujo y el color.
El 13 de Abril de 1933, cuando Marieta entró en la casa parroquial y se encontró frente a la pintura definitiva, quedó un momento estupefacta y después murmuró: “¡Oh, qué hermosa!... Si, qué hermosa es”. Algunos meses más tarde, confidenciaba: “Si fuera artista no podría hacerlo mejor”
La Virgen én Banneux viste muy parecido a su aparición en Lourdes.
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 "Soy la Virgen de los Pobres"
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La Familia Beco
En 1933, la familia Beco se compone del matrimonio y sus siete hijos. Mas tarde tendrán cuatro mas. Mariette Beco era la mayor, nacida el viernes 25 de Marzo de 1921 (fiesta de la Anunciación que ese año coincide con el Viernes Santo). Pero en la casa de los Beco la religión no se practica, están influenciados por las malas corrientes de la época. Era el tiempo de la depresión y su padre, Julián Beco, era un obrero desempleado que hace años no asistía a la Iglesia. No se preocupaba de la educación religiosa de sus hijos. Tradicionalmente las madres son quienes mas alientan la vida cristiana en el hogar, pero la madre de la familia Beco, Louise, era también indiferente a la religión.
A Mariette se le consideraba una niña normal en todos los sentidos. No era muy devota antes de su experiencia con la Virgen. Influenciada por el ambiente de su casa hasta había abandonado las lecciones para su primera comunión. Sin embargo, tenía en la cabecera de su cama una imagen de la Virgen, guardaba un rosario que había encontrado y de vez en cuando rezaba con el antes de dormir.
Primera Aparición
Domingo, 15 de enero de 1933:
La Santísima Virgen invita a la niña, con un gesto de su mano, a acercarse a Ella.
El invierno de 1933 fue extremadamente difícil. La nieve y el hielo han invadido la Fagne. Ráfagas frías soplaban por todas las rendijas.
Una noche oscura, alrededor de las siete de la tarde, Mariette se sentó en la ventana del frente de su casa y mientras cuidaba de hermanito bebe, miraba a fuera, buscando en la oscuridad de la noche por alguna señal de su hermano Julien de años, que tardaba en regresar a casa.
De pronto, percibe a pocos metros de ella, en el huertecito, una señora luminosa, de pie, inmóvil, ligeramente inclinada hacia la izquierda.
Ella relata: "Vi una luz y una hermosa Señora que tenía la cabeza muy iluminada, como si la luz irradiara de su propio cuerpo. Tuve miedo."
Mariette, con 11 años, tenía una mente muy lógica. No podía comprender la escena que tenía ante sus ojos:
"Me pregunté: ¿Que es eso? Miré con atención, moviendo la cabeza de derecha a izquierda, arriba y abajo; pensé: quizás es el reflejo de la lámpara. Entonces la puse al otro lado de la mesa".
Ya no quedaba duda. En el jardín había una hermosa dama.
"Entonces tuve miedo y llamé: -¡Mamá!, ¡Dios mío! ¡Mamá!, veo una dama en el huertecito, va muy bien vestida, muy elegante"
Su mamá, molesta, le dice:
-"Déjame tranquila. Son estupideces".
Marieta se restriega los ojos y con mucha atención observa a la hermosa dama de pie a cabeza. La Señora está un poco inclinada, con las manos juntas y una gran aureola de luz la rodea. Lleva un vestido blanco y cinto azul.
-"¡Dios mío!, ¡mamá!, parece que es la Santísima Virgen".
Su mamá respondió cínicamente: "Claro, tal vez es la Santísima Virgen".
La señora Beco, sin embargo, queda extrañada. Sabe que su hija no habla de esas cosas. Hace tres meses que no ha puesto un pie en la Iglesia. ¿Tendrá fiebre?.
La niña insistió que su mamá fuera a la ventana para que viera por si misma. Después de mucha insistencia, pero sintiéndose como una tonta, Louise fue hacia la ventana, levanta la cortina y mira hacia afuera. Vio algo, como una silueta luminosa, pero no pudo distinguir ninguna figura. Atemorizada, se aparta de la ventana y dice a su hija: "Es una bruja".
-"¡Mamá, te digo que es la Virgen... me sonríe!, ¡qué bonita es!"
La niña notó que la Señora tenía un rosario colgando de la banda azul. La cruz era del mismo color oro que la rosa sobre sus dedos. Mariette fue a una gaveta y buscó un rosario que se había encontrado en la carretera de Tancremont y reza mientras contempla la aparición maravillada.
Los labios de la Señora se movían, pero ella no decía nada que Mariette pudiera oír. La niña queda cautivada de corazón por la dulce sonrisa de la Virgen. Después de unas pocas decenas, la Señora levantó su mano derecha y le hizo señas a Mariette con el dedo para que saliera afuera. La joven le dijo a su mamá lo que la Señora quería, y le pidió permiso para ir afuera.
La madre, creyendo que era una hechicería, se opone y cierra la puerta con llave. Mariette entonces vuelve a la ventana pero la Virgen ha desaparecido. La niña se queda allí rezando un rato mas.
Ella no podía sacarse la visión de su mente. Seguía volviendo a la ventana para ver si la hermosa Señora había regresado, pero no regresó. Pronto, su hermano Julien llegó a la casa. Ella le dijo lo que había sucedido mientras lo estaba esperando. Su reacción fue igual a la de su mamá, solo que aun mas brusca. Sus comentarios variaron desde "Eres una tonta" a "Tú estás loca." Así, rechazada y sola ante su encuentro con la Virgen, Mariette va a dormir.
Reflexión: El Virgen llama a Mariette. Señor nos llama a salir de nuestra comodidad al encuentro con El.
El Señor a Abraham: "Sal de tu casa" Gen. 12,1 -"Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguien escucha mi voz y me abre, entraré a su casa a comer, Yo con él y él conmigo" Ap 13,20. |
A
La mañana siguiente Mariette contó todo a su padre. Su respuesta inicial fue: "Tonterías. Tú estás loca." Pero su curiosidad había sido despertada pues notaba la sinceridad de su hija que no era dada a la mentira ni había sido nunca fantasiosa. La niña no retrocedió ante la reacción de su familia.
Después que Mariette se había ido a la escuela esa mañana, Julien le pidió a su esposa que le mostrara el lugar exacto donde ella había visto la forma blanca. Entonces, esa tarde, trató de vanas formas de volver a crear las condiciones de la noche anterior, para encontrarle una explicación lógica a lo que su hija declaraba ver. Puso la lámpara de aceite en diferentes posiciones, pero la luz nunca brilló en el jardín, solamente en el camino.
Ese mismo día, el lunes, 16 de enero, Mariette va a la escuela. No lo cuenta sino a su mejor amiga, Josefina Leonard: -"¿Sabes la noticia?, he visto a la Virgen".
Su amiga, primera del curso , se burla diciendo: -"¿Acaso estás enferma?".
Mariette se pone a llorar; esta reacción sorprende a su amiga que se puso a pensar que podría ser verdad.
La amiga le pregunta: -"¿en serio?, ¿como era?, ¿cómo estaba vestida?"
Mariette le cuenta: "Era una Señora muy hermosa, con un vestido blanco, una faja azul en la cintura, un rosario colgado del brazo, la cabeza inclinada hacia la izquierda y una rosa sobre el pie derecho".
Ante el sacerdote, Padre Louis Jamin
-La amiga le aconseja: "Habría que decírselo al sacerdote".
Al salir de la escuela a las cuatro de la tarde, las dos niñas fueron donde el sacerdote. Marietta le dice a Josefina: "¡Díceselo!". Pero Josefina no se atreve hasta que el sacerdote le pregunta: ¿Que dijo Mariette?.
-"Mariette dice que ha visto a la Virgen". Mariette, espantada, salió corriendo. Josefina continua sola narrando la historia que su amiga le había contado.
El sacerdote respondió: -"¡Oh, seamos prudentes, no es tan fácil ver a la Virgen. Seguramente Mariette habrá oído hablar de los niños de Beauraing, a los cuales, según dicen, se les ha aparecido en estos días la Virgen y debe creer que ella también ve". El sacerdote le dijo que no hablara con nadie sobre eso y la despidió.
Josefina le cuenta a Mariette, que esperaba afuera, la respuesta del padre. Ella se queda desilusionada y golpea el piso diciendo: "sin embargo, es cierto, la he visto".
Esa noche, el padre de Mariette buscaba en su casa una explicación. Tiró un cubo de agua en el lugar donde su esposa y su hija habían visto algo. Después de que se había congelado, trató de que la lámpara de aceite reflejara su luz en el hielo, pero no pudo duplicar lo que Mariette y la mamá habían visto. Así quedó mas preocupado que antes.
El lunes y martes la Señora no volvió. Sin embargo la única visita había tenido ya un profundo efecto en la espiritualidad de Mariette. Regresó a sus clases de catecismo el miércoles, recibiendo el material con un entusiasmo renovado. Se aprendió su lección perfectamente. Eso asombró al Padre Jamin, porque Mariette siempre había sido la peor estudiante en la clase.
Después de clase, el Padre le preguntó por qué se había ido el lunes sin haberle dicho lo que ella había visto. Para este tiempo, la niña había tenido tiempo de reflexionar y ya no tenía miedo. Le habló muy calmada, diciéndole exactamente lo que había visto. El Padre Jamin, por su parte, no despreció lo que ella declaraba. Solo le dijo que le rogara a Nuestra Señora que la guiara.
Meriette regresa al catecismo
El miércoles Mariette regresa al catecismo después de mas de tres meses de ausencia. El sacerdote se asombra pues, a pesar de la ausencia, responde bien a las preguntas. Es la primera vez que esto ocurre. Es un cambio repentino. El sacerdote llama a Mariette a su oficina y, sin querer darle importancia al asunto, le pregunta sobre su experiencia mientras cuidadosamente lo anota todo. La niña es perfectamente coherente. No hay contradicciones en su testimonio. Esa misma semana el Padre transmite un informe completo a su obispo.
Segunda Aparición
Miércoles, 18 de enero de 1933:
"Posa tus manos en el agua. Esta fuente me está reservada a Mí. Buenas noches. Adiós"
Tres días después de la primera aparición hacía un gran frío, era el miércoles 18 de enero. Por la noche, hacia las siete, Mariette, dominando su acostumbrado miedo a la oscuridad, sale de casa. Se arrodilla en el sendero que de la casa va hasta la barrera del huerto. Su padre la mira desde adentro.
Reza bajito, levantando del suelo un poquito la vista mirando hacia el mismo lugar en donde, el domingo anterior, se presentó la dama luminosa. De pronto extiende los brazos. La Virgen aparece por encima del bosque, pequeñita, en lo lejos del cielo. Se acerca creciendo poco a poco, pasando por entre los pinos. Una especie de pequeña nube gris la separa del suelo. Un brillo deslumbrador emanaba de ella. Mariette, a unos 5 pies de la Virgen, podía sentir el ardor desde donde estaba arrodillada.
Mariette reza, bajito, el rosario entre las manos, la mirada hacia lo alto. Contempla la Dama sonriente que suavemente mueve las labios en una actitud de plegaria. Esta plegaria silenciosa se prolonga unos 20 minutos.
El padre salió afuera, y trató de hablarle a la niña, pero ella no parecía oírle. Cuando ella abrió sus brazos, Julian Beco se dio cuenta de que ella estaba teniendo otra aparición. El se montó en su bicicleta, y fue al pueblo a buscar al sacerdote. No pudo encontrarlo, por consiguiente le pidió a un conocido católico practicante que lo acompañara a su casa. Según ellos se acercaban, vieron a Mariette alejándose de la casa, como si estuviera siendo guiada hacia un lugar en particular -¿A dónde vas?", le grito su padre.
"Ella me está llamando," contestó la niña, sin detenerse.
De pronto se para, se arrodilla, se queda un momento así, recitando «aves» se levanta y continua su camino. Un poco más lejos vuelve a arrodillarse. Vuelve a levantarse obedeciendo al gesto de llamada de la Virgen que vuelve a deslizarse. Bruscamente tuerce en ángulo recto hacia un manantial que va hacia abajo de un declive de la carretera. Se arrodilla en la cuneta mientras que la Virgen le dice: "Posa tus manos en el agua" Sin vacilar la niña obedece, el rosario se le escurre de las manos que ha separado y concientemente bañado. La Virgen dice aún: "Esta fuente me está reservada" Se despide diciéndole: "Hasta pronto, buenas noches". Después se eleva por encima de los pinos cercanos del manantial, mirando la niña. A medida que se aleja parece más pequeña.
Cuando el Padre Jamin regresó a la rectoría, se le avisó de la excitada llamada del Señor Beco. El sabía de que se trataba, y después de buscar la ayuda de otro sacerdote y de un amigo, fue a la casa de Beco. Ya para cuando él llegó allí, Mariette ya estaba acostada durmiendo, por lo tanto habló con el papá. Julian le explicó todo lo que había sucedido en el transcurso de casi una hora que la Señora había estado con la niña. Al final de la entrevista, el sacerdote le preguntó al papá de Mariette si él creía la declaración de la niña sobre lo que ella había visto. Su respuesta fue "Sí, yo lo creo, y para mostrarle a usted cuan profundamente yo lo creo, mañana yo voy a ir a la Iglesia para confesarme. Me gustaría recibir la Comunión de nuevo. Esta será la primera vez que recibiré desde mi Primera Comunión cuando niño".