La vida nos presentará retos, circunstancias difíciles y algunas que hasta parecieran ser insalvables. Pero la confianza en uno mismo será nuestro combustible espiritual, el impulso necesario que nos sacará adelante aún en los momentos más críticos de nuestra vida. Esta confianza, este vigor, decisión y deseo de salir avante se llama también autoestima.
Algunos lo llamarán amor propio, seguridad en sí mismo, coraje y hasta agallas para afrontar esas coyunturas complicadas que nos presenta la vida a la mayoría de la gente.
Los elementos que conforman la autoestima pueden ser varios. Como la confianza y respeto por uno mismo, disponibilidad para perdonarse y perdonar a otros, aceptar con entereza los cambios bruscos que suele darse en la vida, y hasta quererse tal cual es uno en su individualidad.
A lo largo de la vida una persona deberá aprender a autoconceptualizarse de manera positiva, aún cuando el ambiente que lo rodea sea adverso e intente un propósito contrario al de la persona, ese puede ser un primer reto para evitar caer en la baja autoestima.
Es decir, debemos superar la influencia externa negativa de otras personas. Algunas se autocastigan por sentirse culpables de infringir los propios valores personales, o puede ser un déficit de comprensión o compasión por los actos que realizamos. A todo esto se debe mostrar carácter para no sucumbir ante estas influencias externas o internas que nos pueden hacer caer en la baja autoestima.
Toda persona tiene derecho a ser feliz, en este sentido sería uno de los primeros derechos humanos, pero esto depende ante todo primeramente del posible afectado y los factores externos negativos debemos aprender a manejarlos o eludirlos para lograr un grado óptimo de bienestar emocional y espiritual. Se trata de aprender a defender y respetar nuestros intereses y necesidades.
El simple hecho de vivir, es la base de nuestro derecho para esforzarnos en conseguir la felicidad. Esto debiera ser el estado natural de todas las personas, sin embargo no todos logran este objetivo y rondan más cerca un bajo nivel moral que los lleva peligrosamente a la derrota emocional y los hace sentir indeseables, rechazados y personas non gratas.
La autoestima se considera un concepto gradual en los casos de los diferentes estados de autoestima:
Alta autoestima
Se basa en la confianza en todo lo que hacemos en nuestra vida, sentirse apto para los retos, sentirse capaz y valioso, o acertado como persona. Esta característica nos dará una mayor posibilidad de éxito en las empresas que nos embarquemos, si bien no nos asegura fortuna, sí nos ofrece sentirnos bien con nosotros mismos aún ante un fracaso, lo importante será el esfuerzo y el deseo de superar los grandes retos.
Baja autoestima
No hay disposición para sobrellevar la vida con optimismo, sentirse equivocado como persona incluso ante un relativo o consumado éxito. La persona se siente devaluada y se menosprecia a sí mismo, aún cuando otros reconozcan su valor y su esfuerzo honestamente y no sólo por hacerlo sentir bien.
Mediana autoestima
Oscila entre los dos estados anteriores, y obedece a sentirse apto o de repente inútil; acertado o equivocado. No hay una estabilidad emocional. Son estadios encontrados, la persona posee una ambivalencia poco común, padecen cambios de actitud alternados que desconcierta a los afectados mismos, haciendo que su problemática se complique y la solución no sea fácil de lograr.
Ante estos casos acentuados de baja y media autoestima, es importante buscar la orientación de un profesional para iniciar un tratamiento adecuado a cada caso, y no dejar que el malestar se acreciente, al grado que pueda provocar otros problemas de mayor riesgo emocional.