Prendemos el horno común, y mientras tanto: buscar un papel metálico, aceite de oliva y una cabeza o más, de ajo. Tal como vemos el ajo, tiene una parte que estaba tomada al racimo. El opuesto a esto, debe cortarse con una cuchilla afilada, solo 1 cm de modo que queden expuestos todos los dientes. SOLO UN CENTIMETRO se corta y desecha. Los dientes quedan casi enteros. Rociar con oliva esa parte expuesta, colocar dentro del papel metálico y cerrar como un paquete. Llevar al horno por media hora al menos, horno moderado a caliente. Al cabo, el interior del ajo estará cremoso. Lo dejamos enfriar un poco y apretando un extremo de los dientes, la crema de ajo confitada saldrá con todo su aroma. Conservar cubierto con oliva. Por supuesto que conviene hacer varias cabezas al mismo tiempo. No saben lo ricos que quedan! Ah, si notan que no están blandos los dientes, los dejan unos minutos más, porque eso depende del tamaño.
|