Página principal  |  Contato  

Correio eletrónico:

Palavra-passe:

Registrar-se agora!

Esqueceu-se da palavra-passe?

ALLA VAMOS PAMELI
 
Novidades
  Entre agora
  Painel de mensagens 
  Galeria de imagens 
 Arquivos e documentos 
 Inquéritos e Testes 
  Lista de participantes
 * * * * ♥ * * * * 
 General 
 ADMINISTRACION DEL GRUPO 
 ♥ Mensajes Diarios ♥ 
 * * * * ♥ * * * * 
 Las Promesas de Dios 
 LA PROMESA DE HOY 
 LA BIBLIA 
 * * * * ♥ * * * * 
 SHOLE..."LLamada para bendecirte" 
 Fondos / Sra SARA... 
 Yoly / DETALLITOS CRISTIANOS 
 * * * * ♥ * * * * 
 
 
  Ferramentas
 
DEVOCIONA: LOS DIAS DE SU CARNE...
Escolher outro painel de mensagens
Assunto anterior  Assunto seguinte
Resposta  Mensagem 1 de 1 no assunto 
De: La Morocha arg4  (Mensagem original) Enviado: 26/07/2010 16:35


Cristo, en los días de su carne,
ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas
al que le podía librar de la muerte,
fue oído a causa de su temor reverente.

Hebreos 5:7.


 


Los Días de Su Carne
para ESCUCHAR ...haga clic aquí...

        Esta expresión implica el tiempo en que nuestro Salvador vivió como hombre en la tierra. Se encarnó para poder morir por nosotros. Los ruegos y súplicas hacia su Dios, mencionados en el versículo de hoy, nos hacen pensar ante todo en la escena del huerto de Getsemaní y en el Gólgota.

       Como hombre, estuvo dispuesto a tomar nuestra causa en sus manos. ¡Qué terribles consecuencias tuvo esto! Ocupar nuestro lugar significó para Él experimentar toda la ira de Dios contra el pecado y soportar su santo juicio contra todo mal. Considerémosle un poco allá en Getsemaní, cuando la amarga copa se hallaba ante Él. En completa dependencia y sumisión, tres veces le oímos suplicar a su Padre en oración: “Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú” (Marcos 14:36).

       Para Él, el Príncipe de la vida, era terrible pensar que debía soportar el juicio divino y ser abandonado por Dios, aunque era el hombre perfecto y justo. Sin embargo, obedientemente tomó la copa y fue a la cruz. Allá en el Calvario, al final de las tres horas de tinieblas, Jesús clamó a gran voz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Marcos 15:34).

       Sus ruegos y súplicas fueron oídos. En la resurrección Dios respondió a su clamor y no permitió que su Santo viera “corrupción” (Salmo 16:10; Hechos 2:27). ¡Cuán maravilloso!



Primeira  Anterior  Sem resposta  Seguinte   Última  

 
©2025 - Gabitos - Todos os direitos reservados