En el Día de Recuerdo de este año rendimos especial homenaje a las numerosas mujeres que sufrieron y murieron durante la trata de esclavos. Padecieron terribles actos de violencia, esclavitud sexual y reproductiva, prostitución forzada, repetidas agresiones sexuales y procreación forzada para la venta de sus hijos.

Sin embargo, las esclavas desempeñaron un papel fundamental en el mantenimiento de la dignidad de sus comunidades. Con suma frecuencia su liderazgo y su valiente resistencia han sido subestimados u olvidados.

Trágicamente, la esclavitud aún no ha terminado: persiste obstinadamente en muchas partes del mundo, en forma de trabajo forzoso, trata, explotación sexual o cautiverio en condiciones análogas a la esclavitud. Esas despreciables prácticas no podrían existir sin un profundo racismo. Es absolutamente vital que los peligros inherentes al racismo se hagan patentes para todos. El Programa de Recuerdo de la Esclavitud del Departamento de Información Pública educa sobre la trata transatlántica de esclavos y la forma en que la intolerancia puede fácilmente dejar de ser una actitud y materializarse en actos de odio y violencia.

En conmemoración de este Día Internacional, voy a inaugurar un monumento permanente en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York, para honrar a las víctimas de la esclavitud y de la trata transatlántica de esclavos. Construida en la plaza de los visitantes, el “Arca del retorno” concienciará a personas de todo el mundo del terrible legado de la trata de esclavos. Nos ayudará a sanar al recordar el pasado y honrar a las víctimas.

En este importante Día de Recuerdo, hago un llamamiento para que renovemos nuestro compromiso de poner fin a la esclavitud moderna, a fin de que nuestros hijos puedan vivir en un mundo libre del racismo y los prejuicios con igualdad de oportunidades y derechos para todos.