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CUENTOS: UN CUENTO DE CONEJOS
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De: ESKARLATA  (Mensaje original) Enviado: 08/06/2009 15:44
UN  CUENTO  DE  CONEJOS

 

Había una vez, un sótano oscuro y enmohecido donde había muchísimas jaulas de conejos. En algunas de estas jaulas había sólo un conejo, mientras que en otras había dos, y en otras había tres, cuatro o más. Pero una cosa es certera: todos y cada uno de estos conejos vivían en una jaula. Nacían en ellas y vivían en ellas todas sus vidas. No conocían otra cosa. De hecho, ni siquiera habían visto a un conejo fuera de una jaula. Así que sus vidas seguían así, aceptadas por todos como algo normal...

Excepto para algunos conejos. Ellos sentían un deseo de ser "libres" (¿pero qué podía significar esto?). Algunos anhelaban algo que sus corazones deseaban con ansias, pero no estaban seguros qué era. (Algunos de estos conejos se sentían culpables por desear otra cosa. Después de todo, los conejos más viejos les habían dicho que esta era una buena vida, la mejor que iban a tener, ¡y que tenían que comenzar a disfrutarla y no quejarse más!)

Entonces estos peculiares conejos hicieron lo siguiente: intentaron algo diferente. Los que vivían solos en sus jaulas empezaron a leer: libros sobre espiritualidad, la búsqueda de la felicidad, manifestando lo que uno desea. Sí, toda clase de cosas buenas...

Los conejos que vivían con otros conejos en la misma jaula comenzaron a relacionarse entre sí para ver si esto colmaba sus anhelos.

Y otros conejos participaban en grandes debates y discusiones con otros conejos desde sus jaulas: sobre el propósito de la vida, el ego, y sobre Dios.

Esto los mantenía muy ocupados, y les sirvió por un tiempo.

Un Nuevo Sonido Irrumpió En La Escena

Entonces un día, en medio de la normalidad del día, un nuevo sonido irrumpió en la escena: ¡la puerta del sótano enmohecido se abrió repentinamente y había alguien parado allí! Los conejos más viejos eran los únicos que recordaban si alguna vez se había abierto. ("Sí, era en el año 22, después de la inundación que trajo las ratas hacia aquí, sí") ¿Podría esa misteriosa presencia acaso ser Dios, cambiar los diarios sucios o traer una nueva clase de bebedero para conejos?

¡Era Dios! (¡Debía serlo!) Era el conejo más grande y más hermoso que habían visto. ¡Qué milagro! Y hablaba (mientras que movía sus grandes bigotes). Les habló de una hermosa pradera de donde el venía, que estaba del otro lado de la puerta. Una extensión ilimitada, con árboles verdes, colinas, cielo azul, y muchas, muchas cosas ricas para comer. Y lugar de sobra para correr y arrojarse y jugar. ¡Sin necesidad de darios!

Los conejos pensaron que El Gran Conejo hablaba del más allá, el gran cielo al que todos los buenos conejos ascienden cuando les llega la hora. Pero "¡No!" les dijo. "Les hablo de lo que está al alcance de ustedes ahora, su derecho de nacimiento." El Omnipotente Blanco les dijo que era lo más normal en el mundo tener acceso a tal grandiosidad, tal abundancia, tal deleite. Y que todo lo que debían hacer era abrir sus jaulas, trepar las escaleras y salir afuera.

Pero (ellos pensaron), El Conejo Majestuoso habrá olvidado cuánto tiempo estos conejos ya habían vivido en las condiciones actuales, cómo estas mismas condiciones definieron su vida real, y que si cualquier conejo aspiraba a algo más grande, se le respondía a él o a ella que debía ser "realista". De hecho, esta realidad particular era Verdad (con V mayúscula) para todos los conejos, ya que era todo lo que ellos conocían. Se hubiera requerido mucho coraje para un conejo especialmente curioso salirse del conocimiento colectivo y experimentar algo diferente. Y qué desafío también, considerando que cada conejo como individuo había sido criado en este ambiente, esta sociedad de creencia.

El Espíritu Santo, Otro Conejo Admirable

Entonces, cuando El Ilustrado Con Pelo los invitó a salir afuera y experimentar por si mismos la gloria y la expansión de la realidad, el sótano se llenó de voces de conejos.
Los conejos que habían leído libros espirituales hablaban de la batalla entre el ego y el Espíritu Santo (era claramente otro Conejo Admirable, pero con alas).

Los conejos con títulos médicos y otras licenciaturas más avanzadas hablaban de la necesidad de terapias y grupos de encuentro, para ayudar a los conejos infelices a comprender y a aceptar sus vidas en las jaulas del sótano. Otros conejos exclamaban la importancia de encontrar la felicidad a través de la creatividad, ofreciéndose como voluntarios para armar talleres de tejido, trabajos en madera y jardinería.

Los conejos más viejos, que eran los pilares de la sociedad, les recordaban a todos que todos los conejos podrían concretar cada uno de sus deseos y necesidades en el mismo sótano: amistades, educación, carrera, matrimonio... y luego alentaron a todos a "volver a la realidad" y a no aspirar a fantasías que no habían sido comprobadas (y por lo tanto eran muy sospechosas). Incluso fue sugerido que se "ayudara" a recuperar la perspectiva de los conejos que intentaran romper con la tradición - quizás un poco de reclusión serviría, o encarcelación, o quizás un poco de terapia de shock. (Luego de escuchar estas sugerencias, algunos de los conejos no tan valientes inclinaron sus cabezas y resignaron su búsqueda por más.)

Se escuchaban ir y venir a las voces de los conejos a medida que las ideas y sugerencias atravesaban el sótano resquebrajado de goteras. Y El Exaltado permanecía callado, escuchando, observando. Entonces, a medida que la mayoría parecía llegar a un acuerdo en que la vida en las jaulas del húmedo sótano era la Verdad y la Realidad, y que cualquier otra cosa era una pérdida de tiempo, El Noble habló sin alzar la voz, y entonces todos debieron silenciarse y esforzarse para escuchar.

Un Extraño Poder Y Una Innegable Atracción

El habló de la necesidad de romper con las creencias y limitaciones del pasado, de ir más allá de los mandatos de normalidad del inconciente colectivo, de respirar libremente y jugar en la enormidad de lo que es accesible para todos. De experimentar personalmente la vasta abundancia de lo que uno es. Mientras hablaba, de su voz emanaba un extraño poder y una innegable atracción que conmovía a todos los habitantes del sótano. El silencio era ensordecedor.
Los corazones de algunos de los conejos se expandían y flotaban en una vibración más alta, colmándolos de un regocijo desconocido. Las mentes de otros conejos se expandían más allá de algo concebible -y de repente podían comprender el significado de "pradera" y "cielo". Y la esperanza florecía en muchos de ellos. Suavemente empujaron las puertas de sus jaulas, y vieron que se abrían de a poco.

Esto asustó a algunos de los otros conejos, algunos de los cuales eran miembros de sus familias o de empresas en común o simplemente amigos. Enviaron una señal de alarma, por una traición de las promesas que no podrían convertirse en realidad. Y algunos de los conejos que habían testeado las puertas de sus jaulas, las volvieron a cerrar suavemente y retornaron adentro con un suspiro.

Pero otros abrieron las puertas de par en par y comenzaron a brincar de a poco por el húmedo suelo hacia la escalera.

Esto asustó a otros conejos, quienes exclamaron "¡No pueden obtener algo por nada a cambio!" y "¡Tienen que trabajar duro para obtener la felicidad - esto es demasiado fácil!" y "¡No sean tan precipitados, tómense su tiempo y piénsenlo!" Lo que causó que un cierto número de conejos volviera atrás dudando, retornaran a sus jaulas, y se encerraran otra vez con un suspiro.

Un conejo solitario continuó a través del suelo y comenzó a subir las escaleras. A esta altura muchos exclamaron en llanto, "¡Yo pensaba que me amabas!" y "¡Sólo piensas en tí mismo!" y "¡Te estás hundiendo en tu ego!", y tantas otras cosas que los conejos se dicen entre sí para aferrarse a lo que conocen.

Expandiéndose Más Allá Del Inconciente Colectivo De Los Conejos

Pero el conejo continuó subiendo la escalera y antes de alcanzar la cima espió por la puerta. Dándose vuelta, con una expresión de alegría en su cara, exclamó: "¡Es verdad!" dijo "¡Hay una pradera allí afuera! ¡Hay un cielo, y árboles, y un río, y todo parece extenderse eternamente!"

Y, a pesar de los llantos resonantes del Gran Inconciente Colectivo de los Conejos, él saltó diestramente por el umbral y salió por la puerta. Nunca más fue visto (aunque se dice que su espíritu los visitó una vez para contarles sobre los grandes y gloriosos misterios del más allá, pero como los conejos no creen en fantasmas, nadie lo escuchó).

Y la vida continuó en las jaulas del húmedo y enmohecido sótano, y algunos conejos murieron y otros nacieron.


 

Por Daya Ishaya

 



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