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DESVÁN DE TALVEZ: .- MUÑECOS DE TRAPO
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: talvez  (Mensaje original) Enviado: 21/01/2011 23:37
 
 
De: talvez  (Mensaje original) Enviado: 07/01/2011 03:43
 
 
 

El reportaje más sádico ¡que he leído en toda mi vida es este que publica el dominical de uno de los diarios madrileños. Bajo el título de «Ponga un bebé en su vida» nos cuentan la última, la más grave, la más estremecedora de las locuras americanas. Por lo visto, el más inhumano hombre de negocios que ha parido la historia, llamado Xabier Roberts, ha descubierto la feroz manera de llenar las soledades de aquellos padres que quieren «jugar a papá y mamá sin tener los inconvenientes de una verdadera maternidad», como dice la nena que firma el reportaje y que, al parecer, se ha contagiado también ella del sadismo del autor del invento

Porque esa «manera» es fabricar muñecos de trapo -¡cada uno de ellos un ejemplar único! que luego será adoptado -no comprado- por los «candidatos a padres en esta nueva modalidad». Xabier Roberts, dice el horrendo informe., «Ofrece a los americanos no sólo muñecos que parecen bebés, sino la ilusión de que esos bebés existen de verdad». Para ello entrega sus «criaturas» con su certificado de nacimiento y todo -incluidas en él las huellas dactilares del hijo de trapo y hace jurar a los «padres» que se ocuparán de su adoptado y le ayudarán «a desarrollar su personalidad»

«Todos --cuenta la informadora- se toman en serio su profesión.» Una pareja, que aparece muy fotografiarla en el reportaje, cuenta muy en serio que han adoptado a la muñeca llamada Sadie Edna porque llevan seis años casados sin tener hijos y la abuela materna «soñaba con tener una nieta». Desde que Sadie entró en sus vidas, «la abuela está encantada. Se ocupa de ella todo el día». Por la noche, sus «padres» pasan a recogerla, la dan de cenar y la acuestan en el cuartito que los hijos de carne no vinieron a ocupar

Xabier Roberts, que domina las artes que el marqués de Sade dejó a medio camino, ha inventado también una clínica para los bebés. Allí, los niños de trapo son atendidos por preciosas enfermeras y cuidados por diligentes médicos. En los jardines de la clínica los bebés respiran a pleno pulmón, reciben clases de francés. Y hasta cuentan con un supermercado, en el que sus papaítos adoptivos pueden gastar su sueldo en comprarles comiditas, vestiditos y zapatitos a la medida. ¡Una monada!

Y yo me he quedado sin respiración al contemplar largamente la galería de sonrientes fotos en las que se muestra todo lo que estoy contando. Sin respiración porque, mirándolas más detenidamente, me he dado cuenta de que, aunque en ellas parecen sólo de trapo los muñequitos víctimas de la adopción, también son de trapo los padres que acuden a adoptarlos, y es de trapo el señor Xavier Roberts, autor de la patraña, y son de trapo las enfermeras que les atienden y Caos médicos que les operan, y es también probablemente de trapo la muchachita que firma el reportaje que publica este dominical madrileño

Me aterro más aún al asomarme a la ventana de mi casa. los obreros que, en la plaza de enfrente, construyen una iglesia son también ellos de trapo y es de trapo el conductor del autobús que acaba de salir de la Ciudad de los -Periodistas y se dirige hacia la plaza de Castilla

Corro al espejo. Contemplo mi rostro ¡y es también de trapo! Toco mis mejillas de trapo con mis manos de trapo y siento que dentro de mí pecho de trapo golpea enloquecido un corazón de trapo. Bajo a la calle: es de trapo mi portero y de trapo los cuatro que trabajan en el supermercadillo en que yo hago mis compras diarias

Y empiezo a comprender que, de locura en locura, de deshumanización en deshumanización, hemos ido sustituyendo todo lo que ardía por dulces fórmulas de trapo y cartón piedra. Ya queremos ser padres «sin tener los inconvenientes de una verdadera maternidad», queremos trabajar y vivir sin dolor, asumir la tarea de vivir cuesta abajo, rebajamos el alma, recortamos la vida, anestesiamos el tiempo, la vida se nos vuelve tan dulce que ya es toda ella de farsa y trapo, dejada de lado la sangre por el delito de estar demasiado viva

Y siento unas terribles ganas de reírme cuando pienso en las manifestaciones, en los movimientos pacifistas que protestan contra las armas nucleares que van a venir un día a destruir la humanidad. ¡Pero si no hacen falta! ¡Pero si la humanidad ya está destruida, desmedulada, cloroformizada, anulada, atontada, enloquecida, vuelta inexistencia y trapo, vaciada de todo como un cántaro seco, sustituido todo lo que era fuego, vida, viento por esta hermosa colección de mentiras con que nos alimentamos y nos convencemos a nosotros mismos de que seguimos vivos!

Escribo todo esto llorando. Vuelvo a verme a mí mismo como aquel chiquillo que nunca supo hacer una sola página de caligrafía sin borronearla, no sé ya si de tinta o de lágrimas. Mis pupitres de escuela han crecido, pero mis sueños no han dejado de disminuir. Ahora, esta máquina que ataca mis uñas impide que mis lágrimas emborronen lo escrito. Pero yo sé muy bien que estas líneas crecen sobre el papel como lo hará un día la hierba cuando yo me haya muerto

Levanto los ojos y el sol sigue estando fuera. Dora los edificios, desconcertados por este sol de invierto. ¿No habrá cambiado todo? ¿No habrán lanzado ya sobre el Universo esa bomba limpia que permite que las cosas sigan girando enteras, mientras lo que creemos hombres son solamente muñecos sustituidos, que un demonio malvado -que quizá se llame Xabier Roberts- colocó en lugar nuestro? Los muñecos de este reportaje tienen también, como yo, carnés de identidad y tarjetas de crédito. Están tan vivos como yo. O yo tan poco vivo como ellos

Cerraré aquí este artículo. No puedo seguir escribiendo ante la horrible idea de que sólo me leerán los muñecos de trapo que el próximo domingo comprarán el periódico. Lloro por nuestra común inexistencia. Y compruebo que las mismas lágrimas que lloro son lágrimas de trapo

                                         MARTIN DESCALZO

 

 

 

Hay mucho trapo ( que cortar… (aggggg, como repiten eso algunas gentes ) en todo esto, en lo que cuenta M.D. y en lo que nos quiere decir.

Hay muchos padres de trapo con hijos que han convertido también en hijos de trapo y el mundo que nos impele a ser personajes de trapo, moviéndonos como marionetas y a su vez intentando mover a otras marionetas..

 

Y tú eres de trapo?

 

 

 




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