Agua con sabor: ¿una fuente de hidratación?
Las aguas de sabores cuentan con características que las hacen más atractivas que el agua: contienen aromas de frutas, algunas añaden zumos o tienen colores llamativos… Otras, además, llevan gas, algo que las hace más refrescantes, aunque también pueden provocar sensación de hinchazón y malestar digestivo, sobre todo en personas con problemas como hernia de hiato o reflujo.
Muchas de estas bebidas están elaboradas a partir de agua mineral natural, por lo que podríamos pensar que son adecuadas para un consumo habitual. Pero conviene tener claro que deberíamos destinarlas a un consumo ocasional por varios motivos:
- Algunas aguas de sabores contienen azucares, así que no es buena idea un consumo habitual porque favorecen el aumento de peso y el desarrollo de enfermedades como diabetes tipo 2.
- Otras suelen contener edulcorantes que, aunque seguros, podrían tener efectos indeseables, como afectar a la microbiota, aumentar el deseo por alimentos dulces o alterar nuestra regulación del apetito.
En definitiva, la principal fuente de hidratación en nuestra dieta debe ser siempre el agua.