*Sin embargo el santo dorado de Capricornio no cambia ni por un segundo su semblante heladamente tenso pues únicamente un pensamiento recorre su mente “Se acerca” Y después de eso una nueva corriente de aire empuja unas cuantas hebras de su cabellera hacia atrás dándole en esos segundos un porte misterio a El Cid sobre la estrategia que tiene para vencer al monstruo*

*Y así desde la  cueva se termina de formar la figura de un peligroso Tigre dientes de sable cuyo tamaño supera con facilidad los tres metros por lo que se puede suponer que alguna especie de hechizo lo regresó a la vida ya que en la actualidad su especie no se encuentra más en el planeta tierra – Un Santo de Oro – Inexplicablemente el animal habla manteniendo un tono de voz grueso como agresivo*

*”Puede hablar” Comenta fugazmente con cierta sorpresa que no se refleja en su rostro pues lo único que hace el santo de Athena es extender su brazo derecho hacia su costado de poco en poco mientras un destello de luz recorre desde su hombro hasta la punta de sus dedos significando que en ese sitio se encuentra un filo capaz de cortar las estrellas con facilidad – Soy El Cid de Capricornio – Se presenta para acto seguido dar un firme paso con su botín derecho tratando de transmitir esa seguridad que no se puede romper jamás*

*-Es inútil humano, aunque seas un santo de oro no podrás vencerme – Y sin perder más tiempo hace un ágil rechazo que lo arroja en frenética carrera hacia su oponente a medida que sus filosos colmillos presentan un destello como si tuviesen deseos de derramar la sangre de una nueva víctima*

*Entonces El Cid de Capricornio mueve su brazo derecho diagonalmente pudiendo de esa forma trazar en el aire una línea de luz cegadora que sale violentamente disparado al frente cortando con facilidad la tierra pero teniendo el único objetivo de acabar con el lazo de vida del peligroso tigre dientes de sable*

*Y sin poder evitarlo la línea de energía atraviesa el cuerpo del tigre dientes de sable quien gruñe con dolor a medida que su cuerpo se parte por la mitad hasta caer en el piso sin el aliento de la vida – Humano, te dije que no podrías vencerme – De manera sobrenatural se sigue escuchando la voz de hace unos momentos – Acabaste con la criatura que yo controlaba pero nunca podrás matarme – Finaliza su diálogo conforme el espacio se cubre por un universo negro*

*Son esos comentarios los que provocan que la mirada penetrante del hombre con el filo de la justicia se entrecierren de manera acechante pues comprende perfectamente que su enemigo es alguien completamente diferente y con la capacidad de controlar seres vivos “El responsable de controlar a esa criatura tiene la capacidad también de revivirlo” Son los comentarios que se desarrollan en lo más profundo de El Cid quién concentra su energía cósmica en su brazo hasta formar una ardiente estela de tonalidad dorada “¿Acaso es un dios?” y con esa última pregunta el ambiente queda en suspenso*

*Pero solamente se requieren unos cuantos segundos para que ahora el ambiente se cubra por una energía simplemente violenta como amenazante pero a la vez cargada de propiedades divinas - ¿Acaso piensas que con ese filo que tienes podrás vencerme humano? – Pregunta la voz sagrada sin presentar al responsable – Ese filo es débil y no se compara al que yo tengo. No, no tienes ni el derecho de presenciar mi cuerpo, mortal – Guarda silencio unos instantes cuando desde el universo se proyecta una onda cortante que busca dañar el cuerpo del ser humano*

*Inmediatamente el caballero del décimo de los templos lleva su mano derecha al frente buscando utilizar el filo que reside en su interior para detenerla onda cortante sin embargo no tiene el éxito necesario pues en partes de su cuerpo se liberan hilos de sangre “¿Qué?” Sin poder evitarlo sus ojos se abren con sorpresa al tiempo que en su rostro se forman varios cortes “Se encuentra más afilado”  entonces el caballero de oro es empujado varios metros atrás hasta que ejerce presión en sus piernas  para detener el avance*

*Luego de eso se escucha una carcajada de satisfacción – Humano, debo reconocer que eres el primer mortal que logra sobrevivir a mi corte por eso te diré quien soy – Es de esa manera como una figura monstruosa y gaseosa se forma en el universo logrando únicamente distinguir una mirada rojiza como salvaje que se clava directamente hacia El Cid – Phaios Spathe, el gigante que tiene el filo absoluto – Sin tener ningún interés en seguir con la plática la manifestación gaseosa va desapareciendo lentamente junto con la energía*

*Cuando todo regresa a la normalidad El Cid de Capricornio se pone de poco en poco en pie acorde su mirada se vuelve seria y sin transmitir ni alguna emoción ya que el santo de oro cree que si los sentimientos lo dominan puede perder la concentración y con ello la vida en un combate “Phaios Spathe” Va comunicando en su mente al unísono de observar de reojo su brazo derecho que se encuentra herido por no poder detener el filo sagrado de su adversario “Aún no es lo suficientemente afilado, no es digna de ser considerada con aquel nombre” Y aunque cumplió con su misión de acabar con el animal que atacaba a los pobladores, el fracaso es la palabra que describe el como se siente el guardián de Capricornio ya que debe seguir practicando y entrenando hasta mejorar…Hasta que su filo sea más agudo*

Continuará...

El Cid

**Una enorme ola avanza violentamente hacia una roca donde se encuentra un hombre cubierto de pies a cabeza por la legendaria armadura de Capricornio la cual mantiene brillos majestuosos en partes aleatorias "Debe ser más afilado" Es el pensamiento lleno de determinación que recorre la mente de El Cid quien recuerda por un breve lapso de tiempo el ataque que sufrió por causa del corte del misterioso dios "No es suficiente todavía" Y es precisamente con ese comentario mental lo que provoca que entrecierre sus ojos de manera acechante esperando el momento indicado para hacer frente a la peligrosa ola*

Kardia

** - Si me lo pones tan fácil se me hace jodidamente aburrido El Cid - se escucha a espaldas del santo de Capricornio, donde Kardia, el caballero de Escorpio permanece con su brazo derecho extendido completamente de forma horizontal, apuntando con la uña carmesí de su dedo índice la retaguardia de su compañero de armas - Tsk, acaso no puedes ponerle un poco mas de emoción para hacer feliz a este escurridizo escorpión? - cuestiona con una fingida decepción, dirigiendo su vista en otra dirección tras percatarse de que algo perturba el pensamiento de su acompañante y como si las acciones de este no le importasen en lo absoluto... *

El Cid

**Sin embargo por unos segundos no existe respuesta alguna por parte del santo dorado de Capricornio quien únicamente extiende su brazo derecho hacia su costado con firmeza logrando demostrar como hay todavía heridas de su anterior enfrentamiento - Kardia de Escorpio - Menciona sin observar ni por un instante a su compañero de armas al tiempo de mover con velocidad su brazo causando con ese simple acto que se dibuje una línea de energía que avanza hasta chocar con la ola la cual se divide sin ningún problema por lo que ni una gota impacta en la roca o en donde se encuentra el guardián del décimo templo - ¿Qué es lo que deseas? - Cuestiona con su distintivo tono de voz serio pero manteniendo el respeto al salvaje santo de oro*

Kardia

** - ¿Que es lo que deseo?... - repite entre murmuros como si el planteamiento de El Cid le hiciera pensar durante algunos segundos... - Jmjm... Eso es bastante obvio ¿No? - adjunta de forma casi burlesca cuando en la punta de su uña, una luz de rojizos matices comienza incrementar su tamaño para ser disparada hábilmente luego de algunos segundos con, ocasionando que la siguiente ola estalle en el acto, rociando como lluvia el suelo cercano a ambos santos traes caer al suelo desde el cielo... - Poder tener el mejor de los combates contra un oponente que me lleve a mi Clímax! que me permita usar todo este calor de mi corazón contra el... - explica dejándose llevar por el sentimiento de excitación que recorre cada pulgada de su cuerpo... - aunque, en el estado en que te encuentras dudo que seas tu el indicado, El Cid - culmina así con su intervención tras notar el deplorable estado físico en que se encuentra el capricorniano, y siendo tomado todo el centro de atención por el rostro de Kardia, donde una sonrisa en extremo morbosa se acrecienta cada vez más... *

El Cid

**Sin duda alguna el aguijón que se encuentra en el interior del santo dorado de Escorpio es muy peligroso pero pese a eso el semblante heladamente tenso de El Cid sigue sin cambiar - El responsable dice ser un dios - Comienza a decir ocultando sus ojos tras el cierre de sus párpados pues aunque su enemigo es un dios no hay ninguna justificación como para no poder hacerle frente - Quien se autoproclama el que tiene el filo absoluto - Y en lo que parece ser una muestra de inconformidad es cuando cierra su puño derecho con cierta fuerza - Mi filo no fue suficiente - Ya sin nada más por decir guarda silencio a medida que las corrientes de aire empujan su extensa capa de tonalidad blanca hacia atrás dándole de esa manera un porte de jerarquía que es muy común entre los doce caballeros de más alto nivel en el santuario de Grecia "Sin importar el entrenamiento tan duro que tuve, sigue sin ser suficiente" *

Kardia

** - ¿Un Dios? - se interroga Kardia durante algunos segundos, siendo arrebatado de si mismo por un indescriptible sentimiento de asombro que culmina por avivar su sangre al punto en que casi pareciese producirle placer - Jmjmjmjm si esa persona fue capaz de dejarte en este estado, es probable que sea el indicado para ser mi trofeo especial, ¿no te parece El Cid? - cuestiona egoístamente a su inexpresivo compañero como si sus intereses fuesen segundos a los de nadie... - ¿Que dices?... No, mejor no digas nada, yo ya no puedo detenerme, esta emoción recorre cada vena de mi cuerpo - *

El Cid

**Entonces el hombre capaz de cortar las estrellas observa de reojo a Kardia de Escorpio denotando en sus iris un destello de determinación entremezclado con frialdad - Le solicité al Patriarca que me permitiera hacerme cargo de la situación - Comunica sin ningún sentimiento en cada uno de sus vocablos mientras da la media vuelta con ayuda de sus talones - Es mi misión - Es lo que dice con autoridad tratando de dejar en claro a su compañero que no interfiera en su deber de acabar con el dios que lo humilló hace unos días "Kardia siempre tuvo un espíritu ardiente, deseoso de vivir al extremo, seguramente enfrentarse a un dios es su deseo pero" Corta su diálogo mental al iniciar un lento caminar hacia un punto desconocido "Nunca podré llamar a esa espada con aquel nombre si no logro vencer a ese gigante" Y ya por último un hilo de sangre recorre su brazo derecho significando que todavía tiene las heridas frescas...Pero en especial que todavía tiene su orgullo como caballero dañado*

Kardia

** - Tsk, jodida seriedad, Si eso es lo que querías, Por qué no decirlo desde un inicio!? - exclama a modo de contestación el santo de Escorpio, ahora molesto e indignado... "¿A donde va?" se pregunta brevemente tras olvidar su rabieta infantil al observar el desplazamiento del santo... - Será Mejor que regreses con vida, no permitiré que nadie mas que yo te convierta en su trofeo!!! Métete eso bien en la cabezaa! - *

*Un humilde pueblo del país de Francia se encuentran en llamas por causa de las explosiones que provoca un niño no mayor de oncea años quien tiene en su frente un signo que representa a la antigua orden de los gigantes los que hasta el día de hoy permanecen encerrados en lo más profundo del Tártaro esperando el momento para vengarse de los dioses del Olimpo y de los seres humanos*

*Y en ese momento se observa como varios pobladores del lugar están tratando de buscar sobrevivientes así como apagar las llamas*

*- Humanos – Menciona el niño bajo la posesión de un dios mientras dibuja en sus labios una sonrisa de superioridad - ¿Acaso ustedes vienen a detenerme? – Cuestiona sin mucho interés al llevar su rostro en dirección al cielo para comenzar a carcajear con crueldad inundando el ambiente con una energía perversa pero a la vez sagrada – Yo soy Phaios Spathe, quien tiene el filo absoluto – Es todo lo que tiene que decir ocultando sus ojos tras el cierre de sus párpados*

*Pero en ese momento se escuchan una serie de firmes pasos provenientes desde unos metros adelante en donde se va formando la imponente figura de El Cid de Capricornio quien propaga en el ambiente una energía de determinación como fortaleza – Phaios Spathe – Menciona el santo dorado del décimo templo al clavar su fría mirada directamente hacia su oponente momentos antes de que extiende su brazo derecho hacia su costado provocando que su extensa capa se mueva con jerarquía – Tenemos un combate pendiente – Son las últimas palabras que tiene por decir hasta esos segundos pero estando cargadas de autoridad*

*- El santo de oro que sobrevivió a mi ataque, ¿estás listo para morir? – Pregunta con sarcasmo el gigante que ahora controla el cuerpo de un pequeño niño – La última vez acabaste con ese animal que controlé, pero ahora, ¿tendrás el valor de asesinar a mi recipiente? – Es su última pregunta al unísono de que se aglomeren partículas de energía en su brazo derecho e izquierdo hasta formarse la imagen de dos filosas hojas que brillan con intensidad*

*Sin embargo ninguno de los comentarios o acciones por parte de Phaios Spathe transforman el semblante serio del sagrado guardián de Capricornio a medida que una nueva corriente de aire empuja hacia adelante su capa blanca lo cual origina que su vestimenta de oro se oculte en partes aleatorias otorgándole un porte misterioso “Tal vez Sísifo de Sagitario haría algo al respecto, pero” Va pensando en su mente cuando un destello de luz se forma en su brazo significando que su espada se encuentra con más filo que antes “No puedo lamentarme de mis acciones” Entendiendo que tiene que cargar con el peso de la muerte de un inocente es cuando decide decir – Su alma ya no existe, es un cuerpo – Responde de forma cortante y directa sin dejar paso a la duda*

*- Interesante, un corazón inquebrantable pero tu espada no es así – Comunica con arrogancia moviendo horizontalmente su brazo izquierdo por lo que una línea de luz cortante avanza abruptamente destruyendo el suelo pero teniendo la única intención de acabar de una buena vez con el Cid de Capricornio*

*Quien extiende su brazo derecho verticalmente a  la altura de su pecho recibiendo la luz cortante completamente por lo que comienza a retroceder de poco en poco como en su último enfrentamiento “Así como mi corazón decidió seguir el camino de la justicia, si deseo que mi espada se pueda considerar con aquel nombre, debo afilarla hasta que se vuelva inquebrantable” Es el pensamiento que recorre su mente cuando por unos segundos se forma detrás de él la colosal imagen de una espada que puede sin ningún problema cortar el mismísimo acero y que a la vez representa la determinación de El Cid por no darse por vencido…Por poder detener la fuerza de su adversario*

*De esa manera los ojos del niño se abren exageradamente al darse cuenta como el filo cortante que libera no causa el mismo efecto que la última vez y que incluso se desvanece ante la espada de El Cid - ¿Cómo un humano puede afilar tanto su cuerpo en tan poco tiempo? – Se pregunta sin entender absolutamente lo que sucede*

*Y es que el gigante no comprende el entrenamiento tan difícil y peligroso al que se somete el Cid de Capricornio para que el filo de su arma se vuelva cada vez más afilado ya que ese es su único sueño…Su deseo de obtener la espada suprema que se pueda llamar Excalibur – Sigue sin ser suficiente, pero – Interrumpe su diálogo al iniciar un lento caminar en dirección a su adversario denotando en cada uno de sus pasos un jerárquico movimiento de hombros que representa el espíritu orgullo del santo de Athena – Phaios Spathe, cortaré el lazo que te mantiene en la tierra – Sentencia con frialdad al mismo tiempo que su energía cósmica hace acto de presencia inundando el escenario con una sensación de fortaleza que parece provocar el aumento en las corrientes de aire*

*-Mi espíritu permanece encerrado en el Tártaro junto con los Titanes pero tengo la suficiente fuerza para transferir parte de mi esencia en recipientes mortales, aunque aniquiles el contenedor puedo tomar a otro. Y tu espada no es suficiente como para dañar el lazo sagrado que me conecta con la tierra – Después de explicar lo que realmente sucede es cuando junta sus dos espadas cerca de su pecho como si se preparase a realizar su ataque definitivo – Esta vez morirás mortal por atreverte a desafiar a los dioses – Así dos cortes en forma de equis se liberan de las espadas buscando cortar la armadura y la vida de su oponente*

*Aunque la técnica del dios es más fuerte que antes el inquebrantable espíritu por parte de El Cid de Capricornio hace que mantenga la calma así como su distintivo semblante mientras su brazo se transforma en una espada de oro que se mueve horizontalmente para poder crear una potente ráfaga de aire que se acompaña con moléculas de energía de oro, las cuales se unen hasta formar una onda de luz cegador que impacta con fuerza en los dos cortes de su oponente por lo que el ambiente permanece en suspenso sobre lo que va a suceder sin embargo el caballero del décimo templo únicamente entrecierra sus ojos de manera acechante acorde su iris refleja la magnífica luz que proviene de su más poderoso corte*

*Sin mayores problemas el corte proveniente de El Cid de Capricornio supera la técnica de uno de los gigantes por lo que sus se abren con sorpresa acorde el cuerpo que sirve como recipiente se desintegra mostrando en su lugar una masa gaseosa que mantiene un brillo en su centro significando que el ya mencionado corte fue capaz de tocar su esencia divina – Tú, humano – Por causa del dolor no puede comunicarse bien – Te atreves a tocarme, ¿acaso no temes a los dioses? – y lentamente su imagen va desapareciendo ya que no puede mantenerse en la tierra a causa de la herida que posiblemente lo va a acompañar por toda la eternidad - ¡Algún día volveremos nosotros y acabaremos con ustedes! - *

*Conforme pasan los segundos el ambiente regresa a la realidad y poco a poco las llamas se van apagando por lo que el solitario caballero oculta sus ojos tras el cierre de sus párpados para dar la media vuelta con ayuda de sus talones y así iniciar un nuevo avance de regreso al santuario de Grecia con la intención de informar al Patriarca lo que acaba de suceder “Su verdadero espíritu y poder continúan encerrados en el Tártaro” Siendo ese su comentario final cierra una vez más su puño entendiendo que debe seguir entrenando ya que no está conforme de la capacidad cortante que reside en su interior*