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Estudio Biblico: Libertad: no Esclavitud
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De: Sion  (Mensaje original) Enviado: 01/05/2012 12:44
 
Libertad: no Esclavitud


Galatas 5:1-15 (1) Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. (2] He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. (3) Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. (4) De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. (5) Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; (6) porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. (7) Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad? (8) Esta persuasión no procede de aquel que os llama. (9) Un poco de levadura leuda toda la masa. (10) Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea. (11) Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz. (12) ¡Ojalá se mutilasen los que os perturban! (13) Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. (14) Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. (15) Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros.

«¡Tu doctrina de gracia y libertad es peligrosa!», argüían los enemigos de Pablo. «Porque si los cristianos están libres de la ley, ¡vivirán en perversidad! ¡Necesitamos la ley para controlarlos!» Así es como la gente ha argumentado a través de los siglos, sin casi darse cuenta de que la gracia, no la ley, es la mejor del mundo para enseñar y «controlar» Tito 2:11,12. (11) Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, (12) enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, Pablo nos amonesta a estar firmes en nuestra libertad cristiana. Si retrocedemos al legalismo, corremos el riesgo a enredarnos y esclavizarnos. ¡Cuán bien conocían los judíos del día de Pablo lo que era la esclavitud legal! Hechos 15:10. Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? La circuncisión era el sello del pacto y por eso Pablo les advierte a los gálatas que retroceder al antiguo pacto es privarse de las bendiciones que Cristo compró para ellos. Cristo no puede satisfacer al pecador que rechaza la gracia y confía en la ley; Cristo no puede satisfacer al santo que trata de vivir por la ley en lugar de por la gracia. «Circuncisión» en Galatas 5:2–3 (2) He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. (3) Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. denota el sistema mosaico por entero. La gente que se colocaba bajo la ley se convertía en deudores al sistema entero.

«Caer de la gracia» Galatas 5:4 (4) De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. No quiere decir «caer de la salvación». Pablo no escribe a personas que han «perdido su salvación» debido a que tal cosa no es posible. Les escribe a santos que han salido de la esfera de la gracia y entrado en la agobiante esfera de la ley.

Un hermano dijo una vez: «La ley significa que debo hacer algo por Dios; la gracia significa que Dios hace algo por mí».

¡Qué maravilloso es para el cristiano disfrutar de la libertad de la gracia! Esto quiere decir: ¡salir de la esclavitud descrita en Romanos (cap 7) (1) ¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive? (2) Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. (3) Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera. (4) Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. (5) Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. (6) Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra. (7) ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás. (8) Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto. (9) Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí. (10) Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte; (11) porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató. (12) De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. (13) ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso. (14) Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. (15) Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. (16) Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. (17) De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. (18) Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. (19) Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. (20) Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. (21) Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. (22) Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; (23) pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. (24) ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? (25) Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.

Y entrar en la gloriosa libertad de Romanos (cap 8) (1) Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. (2 )Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. (3) Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; (4) para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. (5) Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. (6) Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. (7) Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; (8) y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. (9) Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. (10) Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. (11) Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. (12) Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; (13) porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. (14) Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. (15) Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (16) El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. (17) Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. (18) Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. (19) Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. (20) Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; (21) porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. (22) Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; (23) y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. (24) Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? (25) Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos. (26) Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. (27) Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. (28) Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. (29) Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. (30) Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó;! y a los que justificó, a éstos también glorificó. (31) ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (32) El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (33) ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. (34) ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. (35) ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? (36) Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. (37) Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. (38) Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, (39) ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. En los versículos 5–6 Pablo describe el verdadero andar cristiano: nuestro poder es el del Espíritu; recibimos este poder por fe; esta fe produce amor y obras en nuestras vidas.

En otras palabras, la doctrina de la libertad cristiana no estimula una vida perversa; en lugar de eso, nos liga más de cerca a Cristo y Él vive a través del creyente Galatas 2:20 (20) Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

¿Cómo se introdujo tal falsa enseñanza en los gálatas? De la misma forma que la levadura se introduce en la masa buena. A la levadura siempre se le considera mala (cf.) Mateo 13:33 (33) Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado. 1 Corintios 5:1–7. (1) De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre. (2) Y vosotros estáis envanecidos. ¿No debierais más bien haberos lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que cometió tal acción? (3) Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, ya como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho. (4) En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo, (5) el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús. (6) No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? (7) Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.

La falsa doctrina se plantó en la iglesia como un poquito de levadura, pero luego creció e infectó a todo el cuerpo. Los gálatas corrieron bien hasta ese punto; ahora les estaban estorbando en su andar cristiano. Pablo entonces se señala como ejemplo y les recuerda cómo había sufrido por predicar el evangelio. Sus enemigos tal vez mentían respecto a él y decían que en realidad predicaba la circuncisión (o sea, la obediencia a la ley del AT). Pero, arguye Pablo, si estuviera predicando legalismo, ¡los judíos nunca me hubieran perseguido! «El tropiezo de la cruz» Galatas 5:11 (11) Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz. significa el tropezadero de la cruz para los judíos 1 Corintios 1:23-25, (23) pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; (24) mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. (25) Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Quienes no podían aceptar a un Salvador crucificado. Usando la circuncisión como ejemplo Pablo dice: « ¡Quisiera que se mutilasen los que los perturban!»

Pablo cierra esta sección con el recordatorio de que la libertad no es libertinaje. «Servíos por amor los unos a los otros», dice. Cumplimos la ley cuando vivimos en amor Romanos 13:8-10. (8) No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. (9) Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. (10) El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.

El cristiano que dice: «¡Tengo libertad para pecar!», no comprende nada de la cruz ni de la gracia de Dios.


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