«Poco tiempo después regresé a una de esas reuniones y, después de haber hablado del Evangelio, los que predicaban invitaron a todos aquellos que no eran verdaderamente creyentes a dar un paso personal para aceptar a Jesús. Yo lo hice ese día, pidiéndole a Dios que cambiase mi vida. En las semanas siguientes «devoraba» la Palabra de Dios, la Biblia, por la mañana, al mediodía, por la tarde y durante cualquier rato libre que tenía.

Mediante la lectura de la Biblia y con la ayuda de Edson, las cosas empezaron a cambiar en todos los ámbitos de mi vida. El Señor me liberó especialmente de las ataduras del alcohol. Luego, a los 17 años, ingresé en el equipo profesional de mi club, el XV de Jau. En 1994 me cambiaron al São-Paulo FC, uno de los equipos más grandes de Brasil. Mi sueño se hacía realidad para mí y para mi familia.

Pero vivir en una metrópolis tan grande como São Paulo fue muy difícil. En el aspecto material, ya era titular en el equipo junior de São Paulo, y todo me iba bien. Sin embargo, terminé olvidando que era Dios quien me había colocado allí, y durante algunos meses no regresé a las reuniones cristianas. Volví a hacer las cosas que hacía antes de ser creyente y recaí en el alcohol. Pero Dios no me abandonó durante ese período; al contrario, me hablaba cada vez que me desviaba y me alejaba de él, el único que precisamente había cambiado mi vida». (Mañana continuará)