El Espíritu Santo (Hechos 2:4) es esa esencia o poder de Dios que Cristo prometió enviar a los elegidos (Juan 16:7). No es una persona sino la extensión del poder viviente de Dios. Es el medio por el cual llegamos a ser partícipes de la naturaleza divina (2 Pedro 1:4), siendo llenos del Espíritu Santo (Hechos 9:17; Efe. 5:18) y por lo tanto todos Hijos de Dios (Job 38:7; Rom. 8:14; 1Juan 3:1-2) y coherederos con Cristo (Rom. 8:17; Gálatas 3:29; Tito 3:7; Heb. 1:14; 6:17; 11:9; San. 2:5; 1 Pedro 3:7).
El Espíritu es dado por Dios a aquellos que se lo pidan (Lucas 11:9-13) y Le obedezcan, morando en aquellos que observan los mandamientos de Dios (1Juan 3:24; Hechos 5:32). Los santos son aquellos que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo (Apo. 12:17, 14:12).
Según Job 38:7, había hijos de Dios antes de la fundación del mundo. Jesucristo no era el único hijo de Dios antes de la fundación del mundo. Había muchos de ellos. Él no era la única Estrella de la Mañana antes de la fundación del mundo - había muchas de ellas.
Muchos son llamados pero pocos son escogidos porque Dios promete que si usted se lo pide Él le dará Su Espíritu Santo. Él le ha dado su Espíritu Santo a millones. Muchos sencillamente fracasaron por haber sido llamados, pero no escogidos. La terminología es que como perros se volvieron a su vómito y pisoteando al Espíritu Santo. Esas personas vuelven a la segunda resurrección. Pero no son tenidas por culpables a causa de eso, porque era sabido que harían tal cosa (ver el artículo La Falacia de la Tercera Resurrección [166>. Ellos no fueron preordenados, no fueron predestinados. De acuerdo a Romanos 8:23, las primicias del Espíritu Santo no les fueron dadas. A ellos les fue dado el Espíritu, pero no pudieron mantener la fe.
El Espíritu Santo es el consolador que guía a los siervos de Dios a toda verdad (Juan 14:16, 17,26) (ver el artículo Verdad [168>). Nuestra capacidad para entender toda verdad depende de nuestra relación con Dios a través del Espíritu Santo. Es solo por el desarrollo de nuestra relación con Dios mediante el Espíritu Santo que podemos entender la Biblia. De otro modo es tan solo palabras. Muchas personas no la entienden porque su relación con el Espíritu Santo no está siendo desarrollada. No es solamente una cuestión de poder (y el Espíritu Santo es un poder). El Espíritu Santo es un Espíritu de poder, y esto será testimoniado en nosotros en los últimos días, como un poder, y de una mente sana, y de una comprensión de la verdad. Para muchas personas, la Biblia es solo palabras porque no son obedientes y no crecen en el Espíritu Santo.
Era solo por el Espíritu Santo que Pedro pudo decir lo que dijo. Es por eso que Cristo le dijo; Bendito eres Simón Bar-Jonah. Él lo entendió porque el Espíritu Santo le dio que lo entendiese. No podemos acusar a nadie por no tener el Espíritu de Dios. Es que algunas personas no son llamadas y no se les da, para que entiendan. Deberíamos orar por ellas. No les deberíamos culpar.
Los dones del Espíritu Santo están registrados en 1Cor. 12:7-11 y los frutos están descritos en Gálatas 5:22-23 (ver el artículo Los Frutos del Espíritu Santo [146>). No son dados por medida de acuerdo a Juan 3:34 y Rom. 12:6. Es el medio por el cual Dios finalmente será todo en todos, según 1Cor. 15:28 y Efe. 4:6. Los dones y frutos del Espíritu Santo no son a través de un ministerio y no están concentrados en una estructura jerárquica. Algunas personas tienen el poder de discernimiento del Espíritu, de entendimiento, de interpretaciones, de enseñanza. Algunas personas tienen dones de sanidades, algunas fe que mueve montañas, mucho más que cualquiera que haya sido puesto en cargos administrativos. Eso es algo que la Iglesia no ha entendido en los gobiernos jerárquicos. Un gobierno jerárquico destruye la capacidad de entender el modo de operar de Dios.
Los Trinitarios sostienen que el Espíritu Santo es una tercera persona de una Divinidad cerrada. Esto es falso. Esa enseñanza es para limitar la capacidad del Espíritu Santo de extenderse a nosotros, convirtiéndonos en elohim otheoi.
El Espíritu Santo opera desde antes del bautismo. El Espíritu Santo atrae a los elegidos hacia Dios por medio de Cristo (Hebreos 7:25). Las primicias del Espíritu son dadas al individuo al bautismo, según Rom. 8:23 que claramente afirma que la adopción no ocurre hasta laredención del cuerpo. Por lo tanto somos nacidos de nuevo pero continuamos creciendo en el Espíritu a diario en Cristo hasta que entremos a la gloria de Dios. El Espíritu Santo es el Espíritu de Verdad (1Juan 4:6; 5:6) y, diciendo la Verdad en todo, crecemos en Cristo nuestra cabeza en todo respecto (Efe. 4:15). No tenemos que decir toda la verdad en todas las cosas. A veces es ser considerado no decir toda la verdad en todas las cosas; por ejemplo, si no le agrada algo de alguna persona, no necesariamente debe usted decírselo. Deberíamos guardarnos algunas cosas para nosotros mismos. Puede que sea verdad no obstante, pero gentilmente calladas. Eso no es mentir por omisión; es sentido común. Hay una diferencia entre mentir por omisión y ser cortés. Si no decimos nada cuando efectivamente deberíamos haber hablado, entonces estamos mintiendo, porque hemos omitido testimoniar. Hemos por lo tanto dado un falso testimonio con nuestro silencio. Eso es importante. El Espíritu Santo es el Espíritu de Dios (Rom. 8:14) y el Espíritu de fe (2Cor. 4:13) el cual escudriña todas las cosas y conoce todas las cosas (1Cor. 2:10-11; 12:3).
Por lo tanto el Espíritu Santo no es un aspecto independiente del Dios trino sino el medio por el cual nos convertimos en elohim. No nos convertimos en Eloah. Dios es singular, como Eloah. Seremos elohim otheoi por medio del Espíritu Santo. Ésta es una distinción necesaria porque las personas generalmente, a causa del adoctrinamiento trinitario, no comprenden que hay un solo Dios, Eloah, y que hay una familia de elohim (vea el artículo Salmo 8 [014>). Creen que es una blasfemia decir que seremos elohim porque no entienden qué son los elohim. Nos convertiremos en elohim (Zac. 12:8). El Espíritu transmite a Dios un conocimiento de nuestros pensamientos y ser real y en cambio nos da a nosotros los atributos y la naturaleza de Dios Mismo.
Juan 10:34-35 34 Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra Ley: "Yo dije, dioses sois"? 35 Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada)... (RV)
Habiendo sido encaminados a través de Cristo Jesús como nuestro mediador y elohim intermediario, el Espíritu Santo le permite a Cristo ayudarnos, enseñarnos, consolarnos y capacitarnos para ejercitar el poder de Dios. El Espíritu le da a cada persona los atributos que Dios desea para que beneficie al cuerpo tal como están enumerados en 1Cor. 12: 7-11. Dios nos da a todos aspectos diferentes y nos junta para el beneficio de todos. Dios puso a cada persona entre los elegidos con una fortaleza particular, que los otros no necesariamente poseen. Todos estamos desarrollando tareas que nos fueron dadas por Dios para llevar a cabo. Nos han sido dadas personas con dones y talentos variados y Dios lo hace para la mayor gloria de todos nosotros. El cuerpo se beneficia por la actividad de cada uno de nosotros, pero podemos apagar la actividad del Espíritu Santo. Si no sumamos nuestras fuerzas individualmente, podemos apagar al Espíritu Santo. Influimos el uno sobre el otro porque somos un cuerpo. Por lo tanto, si no oramos, ayunamos y trabajamos, disminuimos nuestro poder y no es el poder del individuo, es el poder de Jesucristo. No era Moisés que estaba allí sentado con sus brazos en alto, él tenía a Aarón y Hur juntos sosteniendo sus brazos en alto. No es Cristo que hace solo esta tarea. Son todos nosotros que sostienen en alto sus brazos, y él es el Moisés que vendrá. Debemos trabajar. Si no trabajamos, no lograremos tanto como podríamos lograr y menor cantidad de personas será expuesta a la verdad. Más personas serán afectadas adversamente y nuestro trabajo será mas duro en la segunda resurrección. Más personas serán dañadas y todo nuestro trabajo será más difícil. A los demonios también necesariamente les será dada una sentencia más liviana, porque no trabajamos, y no por nuestra misericordia. Si finalmente fracasamos, entonces los demonios serán justificados plenamente. De esto se trata la batalla - por la justificación de los demonios, pues ellos blasfemaron el Espíritu Santo.
El Espíritu puede ser apagado (1Tes. 5:19) por ser olvidado o apenado (Efe. 4:30) y por lo tanto da lugar a ganancia y pérdida en los elegidos. Por lo tanto, el Espíritu nos puede ser dado, podemos crecer en Él, y luego comenzar prácticas, o pecados, los cuales limiten nuestra capacidad para tratar con estos conceptos. Estos pecados limitan nuestra capacidad de crecimiento, y pecando, disminuimos y acongojamos al Espíritu. El Espíritu nos deja en pecado. A cada uno de nosotros se nos ha dejado pasar por estos procesos donde sabemos que hemos perdido poder en el Espíritu por lo que ocurre en nuestras mentes.
El fruto del Espíritu Santo es el amor, según Gálatas 5:22. Éste es el aspecto principal del Espíritu Santo. Por eso, si no nos amamos unos a otros, el Espíritu Santo no es evidente. Ese es de qué modo el Espíritu Santo se manifiesta. El fruto es el amor, porque esa es la naturaleza de Dios. Es una cosa positiva y eso daña nada. Viene de la naturaleza de Dios. Los elegidos tienen este amor por otros, y esto se convierte en amor ágape.
Del artículo Cantar de los Cantares [145>, hemos visto que los griegos no comprendieron y quizás filosóficamente no pudieron comprender el amor ágape. No era un concepto griego. Ellos tenían amor erótico y filial. No pudieron entender las estructuras fraternales, porque ágape no es un concepto griego. Viene del Cantar de los Cantares. Es una transliteración de la palabra hebrea 'ahab (awhab'). De allí es de donde sacaron ágape. Es sencillamente una transliteración. Los griegos, ni aún hoy lo entienden en sus términos filosóficos, porque siguen apoyándose en estructuras Platónicas y neo-Platónicas, y su sistema religioso tiene dificultades con esto porque recurren a su filosofía para interpretar la Biblia.
El Espíritu es el medio por el cual adoramos a Dios, tal como se afirma en Filipenses 3:3. Por lo tanto no puede ser Dios como un objeto de adoración y por ende igual a Dios el Padre. Si es el medio por el cual adoramos a Dios el Padre, como puede ser el objeto de adoración? Ese es un simple proceso de lógica. El Espíritu Santo no puede ser el medio para adorar algo y ser ese algo por derecho propio. No puede ligarnos a ese algo, y ser el medio por el cual llevamos a cabo la adoración e interacción con algo y ser ese algo él mismo, como una persona en sentido absoluto, separada e igual. Es lógicamente absurdo sostener que ese sea el caso. Deberíamos estar adorando el medio por el cual estamos adorando al objeto. Se convierte en el medio y el objeto. En realidad es una fuerza que da poder y autoridad a Cristo.
Dios hace a Cristo un Padre eterno (Isaías 9:6; vea el artículo Isaías 9:6 [224>) del cual hay muchas patrias en el cielo y en la tierra (Efe. 3:15). Todas estas patrias o familias sonnombradas de Dios el Padre, la cual es la razón por la que nos inclinamos ante Dios el Padre adorándole (Efe. 3:14-15).
Podemos observar este concepto en Salmo 89:25. El Salmo 89 habla sobre David Su siervo donde éste ha sido ungido. A partir del versículo 20, Hallé a David mi siervo; lo ungí con mi santa unción. Versículo 24 y en mi nombre será exaltado. El Salmo 89 habla sobre el concilio de los Santos. Desde el versículo 25 Asimismo pondré su mano sobre el mar, y sobre los ríos su diestra, 26 Él me clamará: Mi padre eres tú, Mi Dios y la roca de mi salvación, 27 Yo también le pondré por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra. El concepto de Dios el Padre era conocido en el Antiguo Testamento, pero éste es otro concepto donde Dios el Padre era tanto Dios como Padre de Cristo y esto se extiende a Cristo; ver Isaías 9:6. Hay muchas patrias en el cielo y la tierra (Efe. 3:14-15). Hacemos esto por medio del Espíritu Santo.
Cristo fue el primer nacido o primogénito de la creación. Para él todas las cosas fueron creadas en el cielo y la tierra, visibles e invisibles, ya fuesen tronos o dominios, potestades o principados, todas las cosas fueron creadas a través de él y para él. Cristo es antes que todas las cosas y en él todas las cosas subsisten (Col. 1:16-17). Pero fue Dios quien lo generó y quien tuvo la voluntad de que existiese y subsista la creación en Cristo. Por eso, Cristo no es Dios en ningún sentido en que Dios el Padre es Dios y quien solo es inmortal (Tim. 6:16) existiendo en imperecedera perpetuidad. No fueron las entidades las que fueron creadas por Cristo (ver los artículos El Propósito de la Creación y del Sacrificio de Cristo [160>yEl Gobierno de Dios [174>). Dios crea por voluntad y Cristo organiza la estructura.
Los elegidos fueron llamados a salir de este mundo a una vida de servicio y dedicación. Muchos fueron llamados pero pocos fueron escogidos (Mateo 20:16; 22:14). Los elegidos fueron los escogidos, como Cristo fue el escogido de Dios (Lucas 23:35). Los elegidos fueron escogidos por Cristo (Juan 6:70; 15:16, 19) bajo la dirección del Padre (1Pedro 2:4).
Dios nos entrega a Jesucristo. Jesucristo no perderá a ninguno de los que le fueron entregados por Dios el Padre, pero es Dios el Padre que nos entrega a Cristo, no es Cristo quien nos selecciona. Él nos saca bajo dirección del Padre.
Para ayudarlos, a los elegidos les ha sido dado la comprensión de los misterios de Dios. El Espíritu Santo era el mecanismo por el cual les fue dado comprender los misterios de Dios y los misterios del Reino de Dios (Marcos 4:11). Porque la sabiduría de Dios es hablada en un misterio (1Cor. 2:7) que es explicada por los siervos de Dios (1Cor. 2:7; 15:51). Porque la voluntad de Dios es explicada como un misterio (Efesios 1:9), el cual Dios dio a Sus siervos en revelación. Más aun, el misterio está en la administración de Cristo a través de los elegidos. Pablo escribió:
Efesios 3:2-6 2si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros; 3 que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente, 4 leyendo lo cuál podéis entender cuál sea mi conocimiento en Cristo, 5 misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de hombres, como ahora es revelado a los santos apóstoles y profetas por el Espíritu; 6 que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio. (RV)
Por lo tanto es el Espíritu que hace conocer los misterios de Dios y de Cristo y lleva a los Gentiles a entrar. Mas no es la ley. La ley se hace manifiesta por el Espíritu.
El Espíritu dentro del Trinitarianismo
Los Trinitarios separaron la teología de la llamada economía de salvación en la encarnación de Jesucristo. La palabra economía básicamente significa, la encarnación de Cristo y cómo Dios se manifestó a Sí Mismo por medio de la encarnación de Jesucristo. La teología era la lógica involucrada en la metafísica de la encarnación y la metafísica de la actividad de Dios, esto es, la estructura de ser (o la existencia de Dios). Tal como fue notado en el artículo El Desarrollo del Modelo Neo-Platónico [017>, en el tratamiento del desarrollo de la doctrina de la Trinidad y la separación de la teología del Plan de Salvación (o soteriología), tal como es revelada en la encarnación de Cristo, LaCugna (GOD FOR US: The Trinity and Christian Life (Dios por Nosotros: la Trinidad y la vida Cristiana), Harper, San Francisco, 1991) observa que los Capadocios dirigían la teología en una dirección que contribuía aún más a la separación de la teología y la economía. Esta trayectoria, por supuesto, llevó a la:
Vía negativa del Seudo-Dionisio y, finalmente, a la teología de Gregorio de Palamas (Cap. 6).
En el occidente Latino, en el período inmediato después de Nicea, teólogos tales como Hilario de Poitiers y quizás hasta cierto extremo Marcelo de Ancira, retuvieron la conexión entre la hipostásis divina y la economía de salvación. Agustín inauguró un punto de vista completamente novedoso. Su punto de partida ya no era la monarquía del Padre, sino la sustancia divina compartida igualmente por las tres personas [Énfasis agregado>. En lugar de inquirir en la naturaleza de la teología, tal como es revelada en la encarnación de Cristo y su deificación por el Espíritu [énfasis añadido>,Agustín inquiriría en las trazas de la Trinidad, por hallar en el alma de cada ser humano. La búsqueda de Agustín de hallar una analogía sicológica para las relaciones intra trinitarias significarían que la doctrina trinitaria en lo subsiguiente se ocuparía de las relaciones 'internas' de la divinidad, separado de lo que conocemos de Dios por medio de Cristo en el Espíritu (LaCugna, p. 44).
Esto lleva al Misticismo (ver el artículo Misticismo Capítulo 1 Esparciendo los Misterios Babilónicos [B7_1>).
El Espíritu es el medio por el cual usted se convierte en Dios (elohim). El Espíritu es el medio por el cual Cristo se convirtió en Dios (elohim). Los Trinitarios están comprometidos a la doctrina del Alma porque buscan a la divinidad en el alma y tratan de ser iguales a Dios el Padre, lo que no son ni serán jamás, ni nadie de nosotros podrá jamás ser. Según Filipenses 2:6, no tratamos de asir la igualdad con el Padre, así como Cristo no trató de asir igualdad alguna.
Filipenses2:6 el cual siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse. (RV)
La teología Medieval Latina siguió a Agustín y la separación de la teología de la economía o soteriología (soteriología simplemente significa plan de salvación). Toda la estructura se vio embrollada en el neo-Platonismo y Misticismo.
Los puntos importantes que LaCugna señala son que, a partir de Agustín, la monarquía del Padre ya no era primordial. La Trinidad asumía la igualdad. Éste era el segundo paso que se tomaba después de la falsa aseveración de la co-eternidad. Los Binitarios / Trinitarios tienen que sostener la co-eternidad - luego afirman la co-igualdad entre dos seres. El Espíritu Santo es insertado en algún lugar por allí, en la forma que se desee y luego se convierte en el Trinitarianismo en todo su esplendor. La premisa correcta era el concepto de la manifestación de la divinidad en cada individuo, a saber la operación del Padre por medio del Espíritu Santo, el cual emanaba de Él a través de Jesucristo. Esto es lo único que no malinterpretaron. Esta dirección a través de Jesucristo le hacía posible a Cristo monitorear y dirigir al individuo de acuerdo a la voluntad de Dios quien vivía en cada uno de los elegidos. Cristo no era el origen del Espíritu Santo. Él era el monitor intermediario. Él actuaba por Dios como siempre había actuado por Dios y de conformidad con la voluntad de Dios. Pero él no era el Dios. Los Trinitarios perdieron de vista este hecho, si es que en realidad alguna vez entendieron el hecho. Tal como LaCugna sostiene: