La Corriente Sanguínea como Indice del Ser del Hombre
 El corazón es el sol del cuerpo y la corriente sanguínea, como la 
radiación del Sol en el Sistema Solar, se extiende a cada una de sus 
partes. Ningún rincón del cuerpo es demasiado remoto para que no sea 
calentado y vitalizado por ella. Se derrama en los órganos endocrinos 
del modo como la luz y el calor del Sol brillan sobre todos los 
planetas, dotándolos de vida y uniéndolos en un todo único.
 Ahora
 bien, la radiación solar tiene dos aspectos. En primer lugar, lleva. a 
los planetas luz, calor, radiaciones ultravioleta y otras igualmente 
vitalizadoras que provienen del Sol, centro de su sistema. En segundo 
lugar, reflejándose individualmente en ellos –de acuerdo con su tamaño, 
atmósfera, superficie. velocidad de rotación, etc:–, actúan como un 
vehículo para la difusión de sus influencias separadas, Cuando vemos a 
Venus o a Júpiter en el cielo es, por supuesto, porque nos llega la luz 
qne refleja del Sol. No hay ninguna otra luz en el Sistema Solar, Pero 
esta luz reflejada se convierto en la portadora de vibraciones y ritmos 
peculiares del reflector. De ahí que la luz del Sol no sólo nos alcance 
en forma directa sino que nos llega por la vía de cada planeta 
individual: y cuando vemos a la vieja Luna en los brazos de la Luna 
nueva, es que aún está reflejada de la Tierra a la Luna y luego, de 
regreso, otra vez a la Tierra. La radiación solar forma una especie de 
inmensa circulación, no sólo uniendo cada parte del Sistema Solar con el
 centro sino, también, cada parte con cada una de las otras partes. Es 
el modo por el que el Sol influye en los planetas y, también, por el que
 ellos se influencian entre sí.
 La corriente sanguínea cumple el 
mismo cometido en el cuerpo. Llevando vida y calor, llevando hidrógeno y
 carbono, nitrógeno y oxígeno, es bombeada desde el corazón al cuero 
cabelludo y a la punta de los dedos. Es la difusora de la energía 
central hacia todos los órganos Al mismo tiempo, al pasar de uno a otro 
órgano, conduce las secreciones de cada uno a través de todo el 
organismo. Por ella se conducen formas concentradas de energía, desde 
los centros de producción hasta los órganos de almacenamiento, como el 
hígado y el bazo; así mismo, por ella estas mismas energías son 
difundidas instantáneamente cuando alguna emergencia lo demanda. Cada 
glándula endocrina secreta en la corriente sanguínea su hormona 
particular en mayor o menor volumen, con un flujo rítmico. Las 
proporciones de estas diferentes hormonas llevadas en suspensión por la 
corriente sanguínea hacen al hombre en cualquier momento lo que entonces
 es – pensativo, simpático, apasionado, activo, sensual. etc. De modo 
más general, la composición promedio de su corriente sanguínea durante 
un período mayor, determina sus tendencias y características más 
permanentes y modela, en concordancia, los diferentes aspectos de su 
físico. Al mismo tiempo, de momento a momento, él mismo afecta la 
composición y mediante la conducción de su interés y atención ante ésta o
 aquella manifestación propia, acentúa o restringe sus tendencias 
naturales.
 Posteriormente, el orden en que las glándulas derraman
 su influencia en la corriente sanguínea sigue una secuencia definida, 
similar a aquélla en que, como vimos, los planetas hacen sonar sus notas
 características en la corriente del tiempo. Por tanto, los productos 
digeridos del páncreas, van a servir a las paratiroides en la nutrición 
de los tejidos: esta nutrición tisular demanda la aereación que se hace 
posible gracias a la tiroides: a su vez, la velocidad de la respiración 
afecta el vigor del pensamiento y determinación que se generan en la 
pituitaria anterior: el pensamiento y la determinación se traducen en la
 actividad apasionada de las suprarrenales: tal actividad requiere una 
labor correspondiente de los órganos interiores del lóbulo posterior: y 
esta actividad instintiva demanda a su vez más productos de digestión 
del páncreas.
 Es inútil buscar la causa y el efecto en tal 
secuencia. El todo sigue una inevitable y continua cadena de acción y 
reacción. La alimentación produce movimiento, el movimiento ambición, la
 ambición acción apasionada, y el agotamiento de la actividad apasionada
 el hambre, para alimentarse nuevamente. Esta es la vida del hombre al 
nivel de la corriente sanguínea.
 Rodney Collin
 El Desarrollo de la Luz