CRECIENTE  CONCIENCIA DE  UNO  MISMO.
  El  Trabajo  nos  enseña  que  no  estamos  verdaderamente  conscientes  y  que  nuestro  propósito general  es  el  de  acrecentar  la  conciencia. 
  Respecto  a  la  parte  de  acrecentar  la  conciencia  que pertenece 
 al  acrecentamiento  de  conciencia  de  uno  mismo,  cuando  se  
retrocede  mentalmente al  pasado,  hay  que  tratar  de  no  ver  a  
los  otros  en  nuestra  vida,  sino  a  uno  mismo. 
  Hay  que  ver qué  clase  de  persona  se  fué  en  diferentes  etapas  de  la  vida. 
 Es  más  fácil  ver  otras  personas  en nuestra  memoria,  porque  
nuestros  sentidos  las  graban.  Nuestros  sentidos  no  nos  graban  a
 nosotros  mismos,  salvo  quizás  el  haber  tenido  un  traje  de  
terciopelo  en  la  infancia  y  un  osito de  felpa  y el  haber odiado
 las  medias  limpias  que  nos  escogían. 
 Todo ello tiene  que  ver con la sensación  y  está  almacenado  en  la  memoria  sensoria.  
 Pero  no  nos  muestra  que  una  persona fué  un  niño  de  mal  
carácter  que  solía  tirarse  en  el  suelo  y  gritar  si  no  lo  
dejaban  salirse  con  la suya. 
 Tal  vez  recuerde  los  gritos 
 y  el  arrojarse  al  suelo,  porque  éstas  eran  sensaciones,  pero  
no recuerda  que  tenía  mal  carácter,  porque  esto  no  es  cuestión 
 de  los  sentidos , sino  de  la  autoobservación. 
  Y  si  una 
 persona  nunca  se  ha  observado  a  sí  misma,  es  probable  que  
siga teniendo  mal  carácter  y  no  se  haya  dado  cuenta  de  ello.  
 Y  de  modo  parecido , si  recibió  una paliza  por  sacar  la  lengua
  a  sus  padres,  tal  vez  no  se  dé  cuenta  que  lo  sigue  
haciendo mentalmente.  
 Así  esos  niños  mal  educados  siguen  viviendo  en  nosotros  y  no  nos  damos cuenta  de  ello. Ahora  bien,  me  dirán: 
  ¿Cómo  podemos  saber  a  qué  nos  asemejábamos  en  el  pasado  si  nunca lo  hemos  observado?  
 ¿Cómo  podemos  recordar  aquello  que  no  está  en  la  memoria? 
  Ocurre  de la  siguiente  manera:
  Si  ahora  observo  algo  en  mí  mismo  y  recuerdo  lo  que  
observo,  llegaré lentamente  a  darme  cuenta  que  existía  antes  de 
 haberlo  observado. 
  La  observación  retrocede en  el  tiempo,
  por  lo  general  de  una  manera  gradual.  Pero  a  veces  sucede  
que  se  experimenta un  destello  de  conciencia  que  se  extienda  
muy  atrás  en  el  pasado  de  aquello  de  lo  cual  se  tiene 
conciencia  ahora  en  el  presente.  Se  ve  que  siempre  se  fuè  
así.  No  creo  que  una  repentina revelación  de  esta  clase  pueda  
sobrevenir  alguna  vez  sin  una  prolongada  preparación.  No puede  
venir  a  menos  de  ser  capaz  de  aceptarla  sin  justificación  ni  
críticas  ni  siendo  negativo. No  es  agradable  pero:
 ¿Cómo  se  puede  esperar  el  logro  de  un  acrecentamiento  de  conciencia sin   estar   preparado  para  soportarlo?  
 Todas  las  reprobaciones  nos  duelen. 
  Somos  tan susceptibles  que  la  menor  cosa  que  toca  nuestro  
egoísmo  nos  ofende.  Desde  luego,  nunca  nos damos  cuenta  de  
ello.  Creemos  ser  muy  distintos  de  lo  que  somos.  
 ¿Acaso  no  se  dan cuenta  que  esto  es  lo  esencial  en  toda  la  cuestión  del  cambio  de  ser? 
 Como  no  soportamos  que nos  digan  algo  adverso  a  lo  que  
imaginamos  ser,  se  nos  exhorta  a  observarnos  a  nosotros mismos  
sincera  e  imparcialmente  y prescindiendo  de  la  imaginación,  hemos
 de asimilar   lo  que observamos. 
  Esto  es  en  verdad  empezar  a  trabajar  sobre  sí. 
  Pero  noten  que  dije  "asimilar". Hemos  de  asimilar lo que  
observamos  en nosotros  mismos. Ocupémonos  de  la  cuestión  del  
acrecentamiento  de  conciencia  de  uno  mismo  desde  otro ángulo.  
 Hemos  hablado  antes  de  lo  que  es  llamado  la  cosa  intratable  en  nosotros  mismos. 
 Aunque  tratemos  de  definirla,  nunca  lo  logramos  completamente  
debido  a  nuestra  conciencia limitada.  Esa  cosa  intratable  bloquea
  una  más  plena  y  profunda  entrada  del  Trabajo.  
 Sólo  lo 
admite  hasta  cierto  punto,  pero  lo  suficiente  como  para  
empezar.  Es  algo  que  no  nos  permite adelantar;  es  algo  que  no 
 hará  lo  que  es  necesario;  es  algo  que  no  mira  hacia  donde  
hay  que mirar.  
 Es  algo  que  nos  pone  mala  cara;  es  algo
  que  sonríe  fríamente  y  no  dice  nada.  O  es  algo que  grita:  
"No  quiero,  no  quiero".  
 ¿Qué  puede  modificar  esa  cosa  intratable  que  bloquea  la entrada  al  Trabajo?  
 Ahora  bien,  cuanto  más  trabaja  un  hombre  con  lo  que  tiene  
del  Trabajo y llega  a  ser  más  consciente  de  lo  que  es  y  lo  
que  ha  sido,  tanto  más  puede  entrar  en  él  el Trabajo.  
 
Pero  si  uno  llega  a  ser  más  consciente  de  lo  que  se  es  y  
ha  sido,  entonces  algo  debe ceder  para  permitir  la  entrada  del 
 Trabajo.  
 Les  preguntaré  a  todos,  si  me  han  seguido  hasta ahora,  qué  es  lo  que  cede:
 ¿Se  debe  al  orgullo  y  a  la  resultante  dureza  de  corazón?  
 ¿O  es  amor al  poder  que  no  cede?  
 ¿O  es  obstinación  ,testarudez  , tozudez,   malhumor,  franca perversidad,   mera  estupidez,   ignorancia  
 ¿  Qué  es  en  realidad?  
 Puesto  que  un  creciente conocimiento  de  sí  lo  modifica,  su  
existencia  ha  de  estar  vinculada  con  la  ignorancia  esto es,  con
  la  falta  de  consciencia  y  por  lo  tanto  con  la  falta  de  
conocimiento  de  la  naturaleza  de  sí mismo.  Debe  pertenecer,  en  
suma,  a  una  psicología  irredimible  esto  es,  a  la  del  hombre 
dormido  para  sí  y  para  el  significado  de  la  vida,  al  hombre  
que  se  toma  sencillamente  como algo  dado,  al  hombre  mecánico,  
que  imagina  ser  plenamente  consciente  y  poseedor  de  un  Yo 
verdadero  y  estable  y  está  en  poder  de  todo  el  resto  de  las 
 ilusiones  que  le  impiden  ver  el peligro y luchar para  despertar. 
 Pero  si  examinamos  esta  cuestión  desde  otro  ángulo,  como  lo  
mencioné,  hay  otra  manera  de acrecentar  la  conciencia  de  sí  que
  al  parecer  debilita  esa  cosa  intratable  en  nosotros  que 
solemos  llamar  grandilocuentemente:   fuerte  voluntad,  
individualidad,  determinación,  el  poder de  conocer  la  propia  
mente y  otras  cosas  semejantes.  
 Para  empezar,  hay  que  intentar  a  veces ver  el  punto  de  vista  opuesto  al  que  se  sostiene. 
 ■ No  quiero  decir  que  hay  que  descartar  el propio  punto  de  
vista , sino  que  se  ha  de  incluir  el  opuesto  al  mismo  tiempo. 
  Este  ejercicio exige  primero  que  se  observe  claramente  el  
propio  punto  de  vista  y  segundo,  edificar sinceramente  el  
opuesto.  
 ■La  energía  bloqueada  por  la  parcialidad  de  
nuestra  conciencia habitual  no  puede  fluir  hacia  lo  opuesto,  que
  se  mantiene  fuera  de  la  conciencia.  La  esfera  de nuestra  
conciencia  habitual  está  por  lo  tanto  limitada.  Está  estrechada,
  a  veces  ridículamente y  ese  estrechamiento  de  la  conciencia  lo
  relaciono  en  especial  con  esa  cosa  intratable  que  está en 
nosotros. 
 ■Si  se  incluye  con sinceridad y esfuerzo lo opuesto
 en la  conciencia, la  esfera  de  la conciencia  se  acrecienta  
grandemente  y  desaparece  en  nosotros  gran  número  de  rasgos 
desagradables.  
 Nuestra  imparcialidad,  que  es  la  causa  de 
 nuestras  reacciones  demasiado sensitivas   y   al   mismo   tiempo   
de  nuestra   auto-valoración   totalmente   equivocada,   es 
reemplazada  por  una  conciencia  más  ancha,  más  amplia.  
 Ya  no  insistimos  más  en  tener  razón, ni  tampoco  nos  desalentamos  cuando  nos  prueban  que  nos  hemos  equivocado.  
 Cuesta  más  ser mezquino.  
 De  hecho,  escapamos  de  la  prisión  de  nosotros  mismos  cuyos  
barrotes  y  puertas son el  resultado de  nuestra  parcialidad.   
 Comentarios psicológicos . Maurice Nicoll.