La Realidad del Ser de Jeanne de Salzmann.
Dónde está mi atención Creo que necesito poner atención; pero en realidad, lo que necesito es conocer mi falta de atención.
 Quiero estar consciente de mí. Tal como estoy es este momento: ¿puedo  reconocerme, tener consciencia de mí? No puedo. Estoy demasiado  disperso. No siento nada. Pero veo que estoy dormido y veo los síntomas  del sueño. Me he olvidado de mí, he olvidado el sentido de mi  existencia. Y en ese momento, recibo un choque: siento que me despierto,  que quiero despertarme. Apenas experimento el choque, me siento tomado  de nuevo, retenido por los elementos de mi sueño: las asociaciones que  dan vueltas, las emociones que me toman, las sensaciones pasivas. Siento  que vuelvo a caer en el olvido.
 Uno no se da cuenta de cuan pasivo  es, siempre arrastrado por los acontecimientos, las personas y las  cosas. Empezamos el trabajo interno con mucho interés, conscientes de  nuestra meta. Pero al cabo de cierto tiempo, el impulso se debilita,  vencido por la inercia. La comprensión disminuye y uno siente la  necesidad de algo nuevo que restaure el entusiasmo.
 El hombre pasivo  en nosotros, el único que conocemos, es el que recibe nuestra  confianza. Pero mientras permanezcamos pasivos, nada nuevo ocurrirá. Hay  que volverse activo en relación con nuestra inercia, en relación con el  trabajo pasivo de nuestras funciones. Tenemos que buscar en nosotros el  hombre nuevo, el que está escondido, es decir el del recuerdo, que hay  que hacer crecer con la voluntad, paso a paso.
 Debo reconocer que en  mi estado habitual mi atención no está dividida. Cuando me abro a lo  exterior, estoy seguramente interesado. Mi atención va allá. No puedo  impedirlo. Si mi fuerza de atención está completamente tomada, estoy  perdido en la vida, identificado. Toda mi capacidad de estar presente se  pierde. Me pierdo, pierdo mi propio rastro, el sentimiento de mi mismo,  mi existencia pierde su sentido. Entonces, el primer cambio requerido  es un separación en la que mi atención se divide.
 Nuestro esfuerzo  debe ser siempre claro: estar presente, que es el comienzo del recuerdo  de sí. Cuando la atención se divide, estoy presente en dos direcciones.  Mi dirección se divide en dos direcciones opuestas y yo estoy en el  medio. Es el acto del recuerdo de sí. Quiero mantener una parte de mi  atención sobre la consciencia de pertenecer a un nivel superior y , bajo  esa influencia, trato de abrirme al exterior. Debo hacer un esfuerzo de  atención. Trato de conocer lo que realmente soy. Lucho por seguir  estando presente, a la vez con un sentimiento de mi que se vuelve hacia  una calidad mejor y otro hacia lo ordinario de mi estado.
 Debemos  ver donde está nuestra atención. ¿Dónde está nuestra atención cuando nos  recordamos de nosotros? ¿dónde está nuestra atención en la vida? el  orden sólo puede nacer cuando entramos en contacto directo con el  desorden. Si miro lo que soy realmente, veo el desorden. Y donde hay un  contacto directo, hay una acción inmediata. Comienzo a darme cuenta de  que mi Presencia está donde está la atención.
"No somos una  unidad, no somos uno. Nuestra energía no está contenida en un circuito  cerrado, en el cual podría ser transformada. Esto le permitiría entrar  en contacto con otra energía de la misma calidad para formar un nuevo  circuito, una nueva corriente. Mientras una corriente de energía más  elevada no se establezca en nosotros, no tendremos ninguna libertad...  Hay una energía que viene de una parte superior de la mente. Pero no  estamos abiertos a ella. Es una fuerza consciente. La atención es una  parte de esa fuerza que debe ser desarrollada. Sin esa fuerza, estamos  "tomados", y nuestros movimientos son automáticos. La cabeza puede  entender, pero el cuerpo se queda como un extraño. Y sin embargo, es el  cuerpo el que tiene que sentir esa fuerza. Entonces, si la siente,  obedecerá; las tensiones caerán y los movimientos podrán ser libres. No  seremos tomados y los movimientos no serán meramente automáticos." 
 (Jeanne De Salzmann).