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General: CUENTO DE HALLOWEEN------NOS ESTAMOS ACERCANDO A LA NOCHE SEÑALADAAAA
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De: UTOPIA (Mensagem original) |
Enviado: 11/10/2009 10:58 |
En mi barrio había una casa misteriosa. Parecía deshabitada y en ruinas, pero cada noche se veía una luz encendida a través de una ventana; sin embargo, nunca nadie había visto entrar ni salir de allí a nadie. Durante la noche de Halloween nos gustaba disfrazarnos, explicar historias de terror escondidos en algún lugar solitario y oscuro, pero aquel año, después de haberlo discutido tantas veces, decidimos entrar en la Casa. En realidad, aunque hacía tiempo que no vivía una experiencia emocionante y me apetecía, algo en mi mente me estaba diciendo que no era buena idea; por eso cuando Alex lo propuso y Laura se apuntó con entusiasmo, tardé en pronunciarme porque no sabía qué hacer. Susana fue más decidida: -No. Yo AHI no entro. Entrad vosotros si queréis. David seguía callado, como yo, y parecía tener ganas de que alguien tomara una decisión, la que fuera, lo antes posible. A Laura le aburría tener que preocuparse de la espera de Susana mientras ella estaba dentro de la Casa. -¿Por qué no? Si tenemos miedo, pues nos vamos y ya está. -Ni hablar. Sé que en esa casa... Se calló en seco. Mientras Alex y Laura le pedían que continuara, David la miró como si adivinara sus pensamientos. De algún modo, yo necesitaba saber si lo que iba a decir era la historia sobre la Casa que contaba todo el mundo o si había algo diferente, pero me quedé mirando al suelo y preferí esperar, porque no quería avergonzarla delante de los demás. -¿Qué pasa ahí dentro? ¡Dínoslo! -insistía Alex. -Bueno... lo hemos oído un montón de veces: que está embrujada y todo eso... ya sé que parecen tonterías pero a mí no me hace gracia. Además, siempre hay algo que hace vida ahí dentro, por las noches... -¡Venga, si está claro que ahí no vive nadie -dijo Laura-! Seguro es gente que va a pincharse... David se tapó la sonrisa con la mano; Alex miró a Laura enfadado. Ella intentó corregir el error: -O no... o... la gente que entra a hacer espiritismo... como nosotros. -¿Y cómo es que nunca vuelven? -pregunté finalmente. -Vamos, dejadlo ya: si nunca lo hemos hecho antes, ¿por qué tenemos que meternos ahí ahora? ¿Es que no tenemos otra cosa que hacer? Yo pensaba lo contrario que Susana: ya que nunca lo hemos hecho, ¿por qué no hacerlo ahora? Estaba claro que Alex y Laura iban a entrar igualmente, y a lo mejor hasta conseguían arrastrar a Susana. -¿Y tú qué dices -preguntó ella, dirigiéndose a David-? ¿O es que nos quieres meter miedo con tanto silencio? David se levantó del bordillo donde estaba sentado y se arregló las solapas de la chaqueta larga y negra. -¿Por qué no hacemos una votación? Alex: -Eso, o lo echamos a suertes -¡Claro, la voz de la justicia! -replicó Susana, con voz de trailer de película de acción. Mientras ellos discutían, David se acercó a mí y me susurró: -No te preocupes. Tenía un tono conciliador, casi paternal. Después, sin dejar de mirarme, levantó la mano diciendo "Yo sí quiero entrar." Un velo de lágrimas se asomó a los ojos de Susana, como le ocurre cada vez que se enfada mucho. -Ah, muy bien, pensé que siendo tan mayor y tan maduro como pareces estas tonterías no te interesaban, pero ya veo que eres igual de crío que ellos... pues venga, ¡todos adentro! Yo no pienso moverme de aquí hasta que no salgáis, y si veo que tardáis mucho llamaré a la policía. Al ver que a Laura no le había gustado nada esa última idea -¿habría algo más humillante que la policía llamando a sus padres después de haberle estropeado la noche?), preferí hablar yo con Susana antes de que la discusión empeorase. -Entiendo que no quieras entrar, pero te prometo que no nos pasará nada. Por favor, vuelve a casa y duerme. Antes del amanecer te enviaré un mensaje. La mirada furiosa de Susana se volvió triste. -Pero... yo pensé que te quedarías aquí conmigo... No supe qué decir. Mientras Laura y Alex caminaban hacia el portal de la Casa, David estaba de pie mirando hacia donde estábamos nosotras; el viento le movía los cabellos ondulados. -Olvídalo: ve con él, te está esperando. Que Dios te bendiga -dijo finalmente Susana, cansada; luego puso delante de mis labios la cruz de oro que siempre llevaba colgada al cuello para que yo la besara: sabía que yo lo haría aunque sólo fuera por tranquilizarla. No quise mirar su rostro por si había empezado a llorar. Entonces noté una mano que se apoyaba en mi espalda. -Vamos. David había retrocedido unos pasos hasta donde estaba yo y me invitó a andar hacia la puerta. La conciencia me dolía por haber dejado sola a Susana, pero una emoción muy dulce se agitaba en mi interior al caminar al lado de David, sabiendo que en unos momentos íbamos a compartir algo; no sabíamos qué, pero algo lleno de misterio que reforzaría nuestra confianza mutua.
La puerta estaba abierta. Alex y Laura no parecían haber encontrado muchas dificultades en abrirla. Seguramente habría sido forzada en otra ocasión. La luz que venía de los faroles en la calle y de la luna alumbraba levemente la entrada, que consistía en un pasillo estrecho y corto, de baldosas rotas blancas y negras, que daba a unas escaleras de caracol. Yo había dejado de pensar en Susana, y subía las escaleras despacio junto a David. Sólo se oían nuestros pasos sobre los estrechos y rasgados peldaños de mármol y, más lejos, las voces de los otros dos. Cuando llegamos al primer piso sólo llegaba luz desde un ventanuco que daba a la parte trasera de la casa. David sacó una linterna de su bolsa y pudimos ver las cuatro puertas que había en el rellano. Las voces de Laura y de Alex, que a ratos reían nerviosamente, se oían ahora amortiguadas, como si vinieran de una habitación con la puerta cerrada.
Tomado de la red.
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HABÍA UNA VEZ UNA BRUJITA MUY ESPECIAL, PORQUE ERA UNA BRUJITA BUENA, PERO NO TENÍA NI IDEA DE CÓMO SER BUENA. DESDE PEQUEÑITA HABÍA AGUANTADO LAS REGAÑINAS DE LAS BRUJAS, QUE LE DECÍAN QUE TENÍA QUE SER MALA COMO TODAS, Y HABÍA SUFRIDO MUCHO PORQUE NO QUERÍA SERLO. TODOS SUS HECHIZOS ERAN UN FRACASO, Y ADEMÁS, NO ENCONTRABA NADIE QUE QUISIERA ENSEÑARLE A SER BUENA, ASÍ QUE CASI SIEMPRE ESTABA TRISTE.UN DÍA SE ENTERÓ DE QUE LAS BRUJAS VIEJAS PLANEABAN HECHIZAR UNA GRAN MONTAÑA Y CONVERTIRLA EN VOLCÁN PARA ARRASAR UN PEQUEÑO PUEBLO. LA BRUJITA BUENA PENSÓ EN EVITAR AQUELLA MALDAD, PERO NO SABÍA CÓMO Y EN CUANTO SE ACERCÓ AL PUEBLO TRATANDO DE AVISAR A LA GENTE, TODOS SE ECHARON A LA CALLE Y LA AHUYENTARON TIRANDO PIEDRAS AL GRITO DE "¡¡LARGO DE AQUÍ, BRUJA!!".LA BRUJITA HUYÓ DEL LUGAR CORRIENDO, Y SE SENTÓ A LLORAR JUNTO AL CAMINO.AL POCO LLEGARON UNOS NIÑOS, QUE AL VERLA LLORAR TRATARON DE CONSOLARLA. ELLA LES CONTÓ QUE ERA UNA BRUJA BUENA, PERO QUE NO SABÍA CÓMO SERLO, Y QUE TODO EL MUNDO LA TRATABA MAL. ENTONCES LOS NIÑOS LE CONTARON QUE SER BUENO ERA MUY FÁCIL, QUE LO ÚNICO QUE HABÍA QUE HACER ERA AYUDAR A LOS DEMÁS Y HACER COSAS POR ELLOS.- ¿Y QUÉ PUEDO HACER POR VOSOTROS?- DIJO LA BRUJA.- ¡PODÍAS DARNOS UNOS CARAMELOS!, LE DIJERON ALEGRES.LA BRUJA SE APENÓ MUCHO, PORQUE NO LLEVABA CARAMELOS Y NO SABÍA NINGÚN HECHIZO, PERO LOS NIÑOS NO LE DIERON IMPORTANCIA, Y EN SEGUIDA SE FUERON JUGANDO. LA BRUJITA, ANIMADA, VOLVIÓ A SU CUEVA DISPUESTA A AYUDAR A TODO EL MUNDO, PERO CUANDO IBA DE CAMINO ENCONTRÓ A LAS BRUJAS VIEJAS HECHIZANDO LA MONTAÑA, QUE YA SE HABÍA CONVERTIDO EN UN ENORME VOLCÁN Y EMPEZABA A ESCUPIR FUEGO. QUERÍA EVITARLO, PERO NO SABÍA CÓMO, Y ENTONCES LE VINIERON A LA CABEZA UN MONTÓN DE PALABRAS MÁGICAS, Y CUANDO QUISO DARSE CUENTA, EL FUEGO SE CONVIRTIÓ EN CARAMELOS, Y LA MONTAÑA ESCUPÍA UNA GRAN LLUVIA DE CARAMELOS Y DULCES QUE CALLÓ SOBRE EL PUEBLO.ASÍ FUE COMO LA BRUJITA APRENDIÓ A SER BUENA, DESEANDO DE VERDAD AYUDAR A LOS DEMÁS.LOS NIÑOS SE DIERON CUENTA DE QUE AQUELLO HABÍA SIDO GRACIAS A ELLA, SE LO CONTARON A TODO EL MUNDO, Y A PARTIR DE AQUEL DÍA NADIE MÁS EN EL PUEBLO LA CONSIDERÓ UNA BRUJA MALA. SE HIZO AMIGA DE TODO EL MUNDO AYUDANDO SIEMPRE A TODOS, Y EN RECUERDO DE SU PRIMER HECHIZO, DESDE ENTONCES LA LLAMARON LA BRUJITA DULCE
FIN
AUTOR: PEDRO PABLO SACRISTAN
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LA BRUJITA DESCONTENTA
HABÍA UNA VEZ UNA BRUJITA QUE VIVÍA MUY DESCONFORME CON TODO. SE LLAMABA JOSEFINA DISCONFORME. NUNCA ESTABA DEL TODO CONTENTA CON NADA, NI CON SU CASA, NI CON SU NOMBRE, NI CON SU ASPECTO, NI CON NADA QUE LA RODEARA.
COMO ERA BRUJA, LÓGICAMENTE HACÍA COSAS DE BRUJA, TALES COMO VIAJAR EN ESCOBA VOLADORA, AUNQUE TAMPOCO LE GUSTABA SU ESCOBA Y SE QUEJABA DE QUE NO ERA ÚLTIMO MODELO Y QUE NO TENÍA CINTURÓN DE SEGURIDAD, SIEMPRE DECÍA QUE ALGÚN DÍA LA MULTARÍAN POR ELLO. TAMBIÉN HACÍA MEZCLAS EXTRAÑAS, SOPAS HORRIBLEMENTE OLOROSAS Y TENÍA UNA MASCOTA. PERO NO ERA UNA LECHUZA, COMO ES COSTUMBRE ENTRE LAS BRUJAS TRADICIONALES, SINO UN LORITO LLAMADO BUCHONAZO, EL CUAL –HACIENDO HONOR A SU NOMBRE- LE CONTABA TODO LO QUE PASABA EN EL PUEBLO, CON PELOS Y SEÑALES.
COMO YA DIJIMOS ANTES, JOSEFINA NUNCA ESTABA CONFORME CON NADA, Y SI UNO NO ESTÁ CONFORME CON NADA, REALMENTE ES MUY DIFÍCIL SER FELIZ. SU CASA LE PARECÍA CHICA; SU LORITO, MUY CHARLATÁN; LA GENTE DEL PUEBLO, POCO AMIGABLE; LA COMIDA, FEA; LA ROPA, INCÓMODA, Y ASÍ PODRÍAMOS SEGUIR CON UNA LISTA LARGUÍSIMA; PERO LO PEOR DE TODO ERA QUE NO TENÍA AMIGOS.
EL PROBLEMA ERA QUE, COMO JOSEFINA NO VIVÍA CONFORME NI CONTENTA, TENÍA LA MANÍA DE QUERER CAMBIAR LAS COSAS, Y LO QUE ES PEOR QUE PEOR, TAMBIÉN PRETENDÍA CAMBIAR A LAS PERSONAS. TODAS LAS SEMANAS CAMBIABA LOS MUEBLES DE LUGAR, COSÍA Y DESCOSÍA SUS VESTIDOS, UNA Y OTRA VEZ (IGUALMENTE, TODOS LE QUEDABAN FEOS). LE TEÑÍA LAS PLUMAS A BUCHONAZO, PERO LO CIERTO ES QUE SU LORO SEGUÍA SIENDO EL MISMO CHARLATÁN DE SIEMPRE, AUNQUE SU PLUMAJE CAMBIARA DE COLOR.
CADA VEZ QUE SALÍA UN MODELO NUEVO DE ESCOBA, LA CAMBIABA, PERO NINGUNA TRAÍA CINTURÓN DE SEGURIDAD, CON LO CUAL SU DISCONFORMIDAD CONTINUABA.
EN REALIDAD, LO QUE MÁS LE MOLESTABA A JOSEFINA DISCONFORME ERAN SUS VECINOS DEL PUEBLO Y POR ESA RAZÓN, COMO DIJE ANTES, NO TENÍA AMIGOS.
CIERTO DÍA, JOSEFINA SE LEVANTÓ CON LOS PÁJAROS MÁS VOLADOS QUE DE COSTUMBRE Y DECIDIÓ QUE ALGO TENÍA QUE HACER PARA CAMBIAR LAS COSAS.
–¡SI ME SIGO QUEJANDO, ME VOY A ARRUGAR TANTO QUE VOY A TENER QUE HACERME UN LIFTING! –SE DIJO A SÍ MISMA Y CONTINUÓ–. MEJOR ME VOY AL SÓTANO Y PONGO MANOS A LA OBRA. Y ASÍ LO HIZO. BAJÓ AL SÓTANO, TOMÓ TODAS SUS PÓCIMAS DE BRUJA Y ENTRÓ A MEZCLAR. MEZCLÓ, MEZCLÓ Y MEZCLÓ: SABORES, COLORES, OLORES. EN FIN, MEZCLÓ TODO LO QUE PUDO. ASÍ INVENTÓ UN JUGO DE COLOR MUY ATRACTIVO AL CUAL LLAMÓ “CAMBIATUTI”.
JOSEFINA ESTABA CONVENCIDA DE QUE SU JUGO TENÍA PODERES MÁGICOS QUE LOGRARÍAN QUE QUIEN LO TOMASE, CAMBIARA, Y ASÍ POR FIN PODRÍA TENER AMIGOS “A SU MEDIDA”. DECIDIÓ ENTONCES QUE EL DOMINGO IRÍA A LA FERIA Y PONDRÍA UN PUESTITO DE VENTA DE JUGUITOS CAMBIATUTI.
LLEGÓ EL DOMINGO Y JOSEFINA, CON BUCHONAZO EN EL HOMBRO, SE FUE PARA LA FERIA. INSTALÓ SU PUESTITO Y COLOCÓ UN GRAN CARTEL QUE DECÍA:
“PRUEBE JUGOS CAMBIATUTI Y VEA LA DIFERENCIA”.
LOS VECINOS NO CONFIABAN MUCHO EN QUE LOS JUGOS FUERAN RICOS Y SALUDABLES, ENTONCES SE ACERCABAN A PREGUNTARLE A JOSEFINA CUÁL ERA LA DIFERENCIA DE LA QUE HABLABA EL CARTEL.
–¡ES UN SECRETO QUE NO PUEDO REVELAR! –LES CONTESTABA, HACIÉNDOSE LA MISTERIOSA, MIENTRAS BUCHONAZO SE MORÍA DE GANAS DE CONTARLE A LA GENTE CUÁL ERA EL VERDADERO PROPÓSITO DE LA BRUJITA.
COMO EL ESTAR DESCONFORME ES ALGO MUY COMÚN EN LAS PERSONAS, CADA VECINO INTERPRETÓ EL CARTEL A SU CONVENIENCIA. LOS GORDOS PENSARON QUE EL JUGUITO LOS ADELGAZARÍA; LOS PELADOS, QUE LES HARÍA CRECER EL PELO; LOS PETISOS, QUE LOS CONVERTIRÍA EN ALTOS, ETC.
LA COSA FUE QUE LOS JUGOS CAMBIATUTI FUERON UN SUCESO EN LA FERIA. ¡NO HABÍA VECINO QUE NO HUBIERA TOMADO UNO Y HASTA DOS O TRES!
JOSEFINA NO PODÍA CREER EL ÉXITO DE SU PÓCIMA MÁGICA. LO QUE NO TENÍA CLARO ERA CUÁNTO TARDARÍA EN HACER EFECTO, PUES ELLA SEGUÍA VIENDO A LAS PERSONAS IGUALES A COMO SIEMPRE LAS HABÍA VISTO, CON SU MISMA FORMA DE SER Y PENSAR.
DECIDIÓ ESPERAR UN POCO. –AL FIN DE CUENTAS…. –SE DIJO– EL EFECTO NO TIENE POR QUÉ SER INMEDIATO ¡CARAMBA!
Y ESPERÓ UNAS HORAS, EL DOMINGO SE TERMINABA, ANOCHECÍA EN EL PUEBLO Y ELLA NO NOTABA NINGUNA DIFERENCIA EN NINGÚN VECINO. TODOS SE VEÍAN Y SE ESCUCHABAN IGUALITOS A COMO ERAN ANTES DE TOMAR EL JUGUITO. PENSÓ QUE TAL VEZ UN DÍA NO ERA SUFICIENTE PARA VER LOS EFECTOS DE LA PÓCIMA MÁGICA Y DEJÓ PASAR MÁS TIEMPO, UNA SEMANA, DOS, TRES.
A DECIR VERDAD, TAMPOCO LOS VECINOS QUE HABÍAN TOMADO EL CAMBIATUTI SE NOTABAN DISTINTOS: EL PELADO SEGUÍA SIENDO PELADO, EL FLACO SEGUÍA FLACO Y TODOS SIN EXCEPCIÓN SE PREGUNTABAN CUÁL ERA LA DIFERENCIA QUE SE SUPONÍA IBAN A NOTAR LUEGO DE TOMAR EL JUGO.
SIN EMBARGO, AUNQUE NO NOTARAN DIFERENCIA ALGUNA, SEGUÍAN YENDO LOS DOMINGOS A LA FERIA PORQUE QUERÍAN COMPRAR EL JUGUITO; AL PRINCIPIO, PORQUE QUERÍAN VER SI FINALMENTE NOTABAN ALGO DISTINTO, PERO LUEGO SÓLO PORQUE LES GUSTABA. Y CADA DOMINGO SE DESILUSIONABAN PORQUE JOSEFINA YA NO VENDÍA SUS JUGOS, PERO IGUAL VOLVÍAN CON LA ESPERANZA DE ENCONTRARLA OTRA VEZ.
MIENTRAS TANTO, JOSEFINA SE DABA CUENTA DE QUE TODOS EN EL PUEBLO SEGUÍAN SIENDO LOS MISMOS, NO SÓLO PORQUE VIVÍA ALLÍ, SINO PORQUE BUCHONAZO LE CONTABA LAS MISMAS COSAS QUE ANTES DE CADA UNO DE LOS VECINOS. AMARGADA POR EL FRACASO DE SU JUGO MÁGICO, JOSEFINA EMPEZÓ A PENSAR EN QUÉ HABÍA FALLADO.
–DEBO HABERME EQUIVOCADO EN ALGÚN INGREDIENTE –DECÍA MIENTRAS LEÍA UNA Y OTRA VEZ SUS LIBROS DE RECETAS–. ALGO HABRÉ HECHO MAL. JOSEFINA NO LOGRABA ENTENDER LO MÁS IMPORTANTE: NADIE CAMBIA MÁGICAMENTE, NI POR UN JUGO, NI POR NADA. LAS PERSONAS PUEDEN CAMBIAR, SÍ, PERO NO POR UNA PÓCIMA, SINO PORQUE REALMENTE LO DESEAN Y TRABAJAN PARA LOGRARLO.
LO MISMO PASABA CON LOS VECINOS; AL PRINCIPIO, TAMPOCO ENTENDÍAN QUE EL GORDO NO SE VOLVÍA FLACO POR UN JUGO, QUE ESO REQUIERE UN ESFUERZO, UN TIEMPO, UNA DIETA; QUE EL QUE NACIÓ PETISO, PETISO SEGUIRÍA POR MÁS TACOS ALTOS QUE SE PUSIERA.
UN DOMINGO AL ATARDECER, LUEGO DE ESPERAR INÚTILMENTE EN LA FERIA QUE APARECIERA JOSEFINA CON BUCHONAZO Y SUS JUGOS, ALGUNOS DE LOS VECINOS DECIDIERON HACERLE UNA VISITA. VENCIERON EL TEMOR QUE LES PRODUCÍA LLEGAR HASTA ESA CASA DESPINTADA Y POCO CUIDADA, Y GOLPEARON A LA PUERTA (PORQUE NO HABÍA TIMBRE).
JOSEFINA CREYÓ HABER ESCUCHADO MAL, JAMÁS GOLPEABAN A SU PUERTA. ESPERÓ UN RATO, PENSANDO QUE HABÍA SIDO UN ERROR, PERO NO. PARA SU SORPRESA, VOLVIERON A GOLPEAR. ABRIÓ LA PUERTA CASI CON TEMOR DE LO QUE ENCONTRARÍA. CUANDO POR FIN ABRIÓ, VIO A MUCHOS VECINOS QUE HABLABAN TODOS AL MISMO TIEMPO.
–¡A VER SI NOS ORDENAMOS, SEÑORES! NO ENTIENDO UN PEPINO –DIJO JOSEFINA.
CUANDO SE TRANQUILIZARON, LOS VECINOS ALLÍ REUNIDOS LE PREGUNTARON POR LOS JUGOS, LE DIJERON QUE ERAN RIQUÍSIMOS, QUE QUERÍAN SEGUIR TOMÁNDOLOS, QUE IBAN SIN ÉXITO CADA DOMINGO A LA FERIA PARA COMPRARLOS.
JOSEFINA NO PODÍA CREER LO QUE ESCUCHABA Y VEÍA. NUNCA NADIE HABÍA LLAMADO A SU PUERTA. MENOS AÚN NADIE HABÍA ELOGIADO ALGO QUE ELLA HUBIERA HECHO. SE LLENÓ DE ORGULLO –DEL BUENO, SE ENTIENDE– Y UNA SENSACIÓN NUEVA Y MUY BONITA INVADIÓ TODO SU CUERPITO DE BRUJA.
LUEGO DE PROMETERLES QUE EL DOMINGO VOLVERÍA A LA FERIA, UNO DE LOS VECINOS LE PREGUNTÓ:
–DISCULPE EL ATREVIMIENTO DOÑA, EL CAMBIATUTI REALMENTE ES MUY RICO ¿VIO?, PERO DIFERENCIA, LO QUE SE DICE DIFERENCIA, NO NOTAMOS NINGUNA. ¿A QUÉ SE REFERÍA EL CARTEL QUE PUSO EN EL PUESTO DE LA FERIA?
JOSEFINA SE AVERGONZÓ, NO PODÍA DECIRLES LA VERDAD. NO PODÍA CONFESARLES QUE ELLA QUERÍA CAMBIARLOS, QUE SU MANERA DE SER NO LE GUSTABA Y QUE HABÍA INVENTADO ESE JUGO PARA QUE ELLOS FUESEN DE OTRA MANERA. Y COMO NO SABÍA QUÉ DECIRLES, DECIDIÓ NO DECIR MUCHO. LES PROMETIÓ QUE EL DOMINGO EN LA FERIA LO AVERIGUARÍAN.
LA BRUJITA SE QUEDÓ PENSANDO, PENSÓ TODA LA SEMANA, NO SÓLO EN QUÉ LES DIRÍA EL DOMINGO CUANDO VIERA A SUS VECINOS, SINO EN LA SENSACIÓN NUEVA QUE HABÍA SENTIDO CUANDO TOCARON SU PUERTA Y ELOGIARON SUS JUGOS. MUY ENTUSIASMADA VOLVIÓ A BAJAR A SU SÓTANO Y PREPARÓ LITROS Y LITROS DE CAMBIATUTI, LOS ENVASÓ, LOS ETIQUETÓ Y ESTA VEZ, COSA EXTRAÑA, SÍ QUEDÓ CONFORME CON CÓMO HABÍAN QUEDADO.
EL DOMINGO SE VISTIÓ CON SU MEJOR VESTIDO DE BRUJA Y ACOMPAÑADA DE SU FIEL COMPAÑERO BUCHONAZO, LLEVÓ LA GRAN CANTIDAD DE JUGOS QUE HABÍA PREPARADO EN UNA CARRETILLA.
VENDIÓ UNA CANTIDAD INCREÍBLE DE JUGUITOS, PERO LO QUE MENOS PODÍA CREER JOSEFINA NO ERA EL HECHO DE VENDER MUCHOS CAMBIATUTI, SINO QUE MIENTRAS LOS VENDÍA, HABÍA CONVERSADO CON CASI TODO EL PUEBLO.
RESPECTO DE LA MENTIRITA SOBRE LA DIFERENCIA QUE NOTARÍAN CON EL JUGO, CADA VEZ QUE ALGUIEN LE VOLVÍA A PREGUNTAR SIEMPRE CONTESTABA: “YA VERÁN, YA VERÁN, CUESTIÓN DE ESPERAR NO MÁS”. IGUAL, LA GENTE LO COMPRABA SIMPLEMENTE PORQUE ERA MUY RICO.
Y ASÍ FUE CADA DOMINGO, VENDER EN LA FERIA, CONVERSAR CON LA GENTE, Y NO SÓLO LOS DOMINGOS, AHORA SALÍA DURANTE LA SEMANA, LOS VECINOS LA SALUDABAN, LE RECORDABAN QUE LLEVARA JUGO EL DOMINGO Y SE ACERCABAN CADA VEZ MÁS. LUEGO DE UN TIEMPO, LA GENTE YA NO SE INTERESABA EN SABER QUÉ COSA LE CAMBIARÍA EL FAMOSO JUGUITO, SÓLO SE DEDICARON A TOMARLO POR PLACER, SIN ESPERAR SER DISTINTOS POR ELLO.
PASÓ EL TIEMPO Y JOSEFINA SE ENCONTRÓ RODEADA DE AMIGOS, ESAS MISMAS PERSONAS A LAS QUE ANTES CRITICABA Y CUYA MANERA DE SER PRETENDIÓ CAMBIAR. LO QUE LE RESULTÓ MÁS EXTRAÑO DE TODO, ES QUE NINGUNO HABÍA CAMBIADO, NI POR EL JUGO NI POR NINGUNA OTRA COSA, PERO ELLA PODÍA AHORA ENCONTRAR EN CADA UNO, ALGO QUE LE GUSTABA, QUE LA HACÍA SENTIR CERCA, SÓLO PORQUE SE DIO A SÍ MISMA LA OPORTUNIDAD DE CONOCERLOS. APRENDIÓ QUE A LAS PERSONAS HAY QUE ACEPTARLAS COMO SON, SIN PRETENDER CAMBIARLES NADA. QUE DEBEMOS RESPETAR AQUELLO QUE NO NOS GUSTA, NO HACE FALTA ESTAR DE ACUERDO EN TODO CON ALGUIEN O PENSAR EXACTAMENTE DE LA MISMA MANERA PARA PODER TENER UN AMIGO.
LOS VECINOS TAMBIÉN APRENDIERON A NO BUSCAR SOLUCIONES MÁGICAS, PUES SE DIERON CUENTA DE QUE NO LAS HAY.
COMO VEN, TODOS APRENDIERON ALGO EN EL PUEBLO, PERO TAL VEZ LA QUE MÁS SE ENRIQUECIÓ FUE JOSEFINA DISCONFORME, PORQUE ACEPTANDO A LAS PERSONAS TAL CUAL ERAN, PUDO LLEGAR A CADA UNA DE ELLAS, Y DE ESA MANERA, SU VIDA CAMBIÓ. AHORA YA NO VIVÍA DESCONFORME CON TODO Y CON TODOS. NO TIÑÓ MÁS A BUCHONAZO Y NO DESCOSIÓ MÁS SUS VESTIDOS. AUNQUE, PARA SER SINCEROS, AHORA HABÍA ALGO QUE NO TERMINABA DE CONVENCERLA: QUERÍA CAMBIARSE EL APELLIDO…
FIN
AUTORA: LIANA CASTELLO
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Benjamín, que acababa de mudarse a una casa, recibió la visita de Rolando, su mejor amigo. Se saludaron y lo hizo pasar a la sala.
- Siéntate - lo invitó Benjamín, y agregó señalando hacia un pasillo -. Voy a traer un vino y algo para comer. - ¡Menuda casa te compraste! ¿Estás saliendo con la hija fea de tu jefe? ¡Jajaja! - Ahora no tengo jefe, tengo jefa… me cambié de empresa ¡Jeje! - ¡Ahí está! Es eso ¡Jajaja! - Vos siempre tan bromista Rolando. Ya vengo. Si quieres mirar la tele dale nomás. Mi casa es tu casa.
Rolando se sentó a sus anchas y se puso a contemplar la habitación. Unos minutos después vio a su amigo que venía por el pasillo; detrás de él iba una señora mayor que lo seguía de cerca, mas antes de entrar a la sala la señora dobló hacia una habitación.
- ¿Quién es la señora? ¿Contrataste un ama de casa y todo? - preguntó Rolando. - ¿Qué? ¿Qué señora?
La que venía atrás tuyo en el pasillo. - No bromees con eso, en la casa no hay más nadie. - No bromees tú, iba caminando cerca de ti y dobló en aquel cuarto. - ¿En serio? - En serio. Te lo juro por mi madre.
Benjamín dejó sobre la mesa la botella que tenía en la mano y, muy serio miró hacia el pasillo. Sabía que su amigo no juraba en vano, además había sentido una especie de corriente fría en la espalda, y no era la primera vez que le pasaba eso en aquella casa.
- Creo que en mi casa hay fantasmas, creo no, si lo viste es porque hay - razonó Benjamín. - Yo la vi sí, y ahora que la recuerdo se veía un poco rara, tenía la cara muy gris.
Los dos quedaron mirando hacia el pasillo, y de pronto la aparición volvió a salir, les dio la espalda y se fue alejando, pero un instante después giró rápidamente la cabeza hacia ellos como lo hacen las lechuzas, y comenzó a caminar hacia atrás mientras los miraba de frente. Los dos salieron de la casa como una exhalación, huyeron sin mirar hacia atrás, pero de reojo vieron que la aparición los perseguía volando sobre el suelo y lanzando manotazos al aire. Benjamín fue el que más se aterró, pues había dormido varias noches allí, y supo que aquellas corrientes de aire frío que a veces le recorrían el cuerpo, era el contacto del fantasma y de sus dedos espectrales.
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Sergio se había dormido. Estaba internado en un hospital, en una sala de niños. Su madre había salido por un momento, dejándolo solo, pero cuando despertó ya no estaba solo. Lo primero que miró fue la silla donde se sentaba su madre a cuidarlo, y se acordó que ella había salido. Al voltear hacia el otro lado su mirada dio con la de una niña que estaba acostada.
- Hola - lo saludó la niña. - Hola. - ¿Hace mucho que estás internado? - preguntó la niña mientras se acomodaba hasta quedar sentada. - Hace un día - le contestó Sergio, y tosió un par de veces. - Yo estoy aquí desde hace un rato. Cuando me trajeron estabas durmiendo. - Sí, me da sueño, es que ya estoy medio aburrido, pero mamá dice que en dos días… - ¡Hay algo bajo tu cama! - gritó la niña repentinamente al tiempo que apuntaba con el brazo -. Hay una cosa fea que se está escondiendo ahí. ¡Y ahora me está haciendo señas para que me calle!
A Sergio lo sobresaltó el grito repentino, mas inmediatamente creyó que la niña le estaba mintiendo.
- No hay nada, no mientas - dijo Sergio intentando sonreír. - Hay sí. Me está haciendo todo tipo de caras, ¡Hay, que horrible! - afirmó la niña, y se cubrió la cara como si sintiera mucho terror. - ¡Mentirosa! - ¡Si no me crees mira bajo tu cama!
Sergio dudó un poco, se acercó al borde de la cama y, cuando iba a mirar hacia abajo, una mano arrugada de dedos cortos y gruesos salió proyectada desde allí y lo tomó de la cara por un instante, luego desapareció bajo la cama con la misma velocidad. Sergio gritó como nunca antes lo hizo. En ese momento su madre abrió la puerta de golpe y se precipitó hacia él.
- ¿Qué pasó? ¿Qué fue? - le preguntó. - ¡Hay un monstruo bajo mi cama! ¡Me agarró la cara…! - ¡Hay mi vida!, estabas soñado. - ¡No! fue ahora cuando estaba despierto - Su madre miró bajo de la cama y sonrió. - No hay nada, fue una pesadilla. - ¡Te digo que no! ¡Estaba despierto! Ella lo vio primero - afirmó Sergio entre sollozos y señaló hacia donde estaba la niña, pero la cama estaba vacía.
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La noche calurosa me entretuvo fuera de la pensión hasta la medianoche. Cuando regresaba caminando por la calle, oí unos truenos y miré hacia arriba, pero las luces de la calle no me permitieron ver la tormenta. Estaba cerca, ya se sentía en el aire. Apuré el paso y llegué a la pensión justo antes de que un aguacero se volcara sobre la ciudad. Era una de esas lluvias que caen de pronto, cortando el silencio de la noche abruptamente. Cuando atravesé el patio interior, que estaba oscuro, casi tropiezo con un masetero de flores. En ese momento recordé al casero y a lo amarrete que era ¡Qué le costaba poner una luz! Llegué a la escalera, que apenas estaba iluminada por un tuvo de luz que parpadeaba, y subí mientras escuchaba como la lluvia azotaba el techo de la vieja pensión. Alcancé el corredor que estaba penumbroso también y me dirigí a la puerta de mi pieza.
Seguía en el corredor cuando vi que alguien más avanzaba por él caminando hacia mí lentamente. Haciendo un esfuerzo para vencer las tinieblas, distinguí a la persona; era la señora de Rodríguez, que después me enteré que se llamaba Carmen. Frente a mi puerta, metí la mano en el bolsillo para tomar mi llave, sin dejar de mirar a la mujer. Cuando la fui a saludar, de pronto se me erizó la piel, sentí que el aire estaba helado, y de alguna manera supe que estaba viendo una aparición. Al pasar a mi lado me miró, abrió la boca y dijo algo que no entendí a pesar de que lo escuché bien. Volvió la cara hacia el corredor y siguió su camino y la vi perderse en la oscuridad. Esa noche, mientras afuera seguía la tormenta, la sentí pasar varias veces frente a la puerta. Por la mañana escuché un alborotó. Cuando me asomé al corredor vi que unos policías llevaban esposado a Rodríguez. Él fue el que los llamó. Temprano en la noche había matado a su esposa.
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viernes, 5 de octubre de 2012
Mabel y su familia estaban pasando unos días en un campamento en un lugar muy apartado. Casi todo el primer día fueron los únicos en la zona. Cerca de la noche llegó otra familia y comenzó a instalarse. El marido de Mabel encendió una fogata, y bajo las estrellas se sentó en una reposera a tomar refresco. Sus hijos, que eran cuatro varones, andaban correteando por el lugar y la hacían rezongar.
- ¡No crucen corriendo cerca del fuego! - les gritaba Mabel -. ¡No se adentren mucho en el bosque! Jueguen por aquí nomás ¡Chicos…! - ¡Jaja! Déjalos que se diviertan - decía su esposo -. Siéntate y toma un refresco, disfruta de la noche que está hermosa. - Tú tan despreocupado como siempre. Está bien, pero si se van más lejos los traigo de la oreja.
Los niños iban corriendo por un sendero, rodeaban unos árboles y volvían a pasar por el campamento. Mabel los vigilaba desde la reposera; su esposo le agregaba leña al fuego y lo revolvía cada tanto como jugando con las llamas, que al crecer iluminaban la carpa, los árboles cercanos, y la cara de preocupada de Mabel. En una de las vueltas que los niños dieron a la arboleda, Mabel vio que eran cinco los que corrían, y supuso que un niño de la otra familia se les había unido. Durante varias vueltas vio que el otro los seguía. Cuando sus hijos fueron a pedirle refresco, ella les preguntó quién era el otro niño.
- ¿Qué otro niño mamá? Sólo estábamos jugando nosotros, no había nadie más - le aseguró el más grande. - ¿No lo vieron? Estaba corriendo detrás de ustedes - los niños se miraban y decían que no.
Después lo vieron asomándose detrás de los árboles como espiando, pero lo más aterrador era que lo veían en un lado y luego en otro sin que lo vieran cruzar, sólo aparecía aquí y allá de pronto. Se marcharon por la mañana y la otra familia también, pues lo que andaba allí los había asustado como a ellos.
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Una sección de la mina se derrumbó de pronto, atrapando a Oscar y a otro minero en una cámara. Las luces que iluminaban esa parte se apagaron inmediatamente. Oscar encendió la linterna de su casco y buscó a su compañero.
- ¡Javier! ¿Estás bien? - preguntó Oscar mientras recorría la cámara con el haz de luz. - No - respondió Javier con un hilo de voz.
Al iluminarlo Oscar vio que su compañero sangraba mucho; unas rocas lo habían golpeado. Tranquilo, pronto nos van a rescatar - dijo Oscar, pero al mirar el túnel obstruido supo que no iba a ser así. Cuando volvió la mirada sobre su compañero, éste ya estaba muerto. El polvo que levitaba por todo el lugar se fue asentando. Oscar, después de acomodar al muerto en un rincón, examinó detenidamente el lugar, luego recostó la oreja a la pared de roca y escuchó. Aún no estaban trabajando para liberarlo, no se escuchaba ni el menor ruido. Resignado a esperar, se sentó recostado a la pared de la cámara y apagó su linterna. Tenía que ahorrar baterías, no sabía cuánto tiempo iba a estar allí.
La oscuridad era completa, le daba lo mismo tener los ojos cerrados o abiertos, y por sonidos sólo escuchaba su respiración y el goteo continuo del agua que escurría por las rocas. Abrumado por aquella oscuridad y aquel silencio, Oscar encendió la linterna y, por un fugaz instante, creyó ver que su compañero muerto, que estaba tendido boca arriba, había erguido la cabeza hacia él. Oscar se levantó, y por las dudas revisó al muerto; ya estaba frío, la roca húmeda le había quitado el calor rápidamente, y sus ojos, que en vano Oscar intentó cerrar, ya estaban opacos; sin dudas estaba muerto. Pasaron las horas, un día, dos, y no se escuchaba el menor ruido que indicara que el rescate se aproximaba. Oscar se mantenía hidratado al succionar la pared rocosa goteante. Trataba de no encender la luz, pues el muerto lucía cada vez peor, y la impresión de verlo moverse se repetía cada vez que rompía la oscuridad con la linterna.
Tras despertarse en aquella tiniebla perpetua, Oscar escuchó algo, venía de la cámara, era un ruido apagado, apenas perceptible, pero que daba para imaginarse qué lo producía. Y Oscar se imaginó que el muerto estaba gateando en su dirección, y al encender la luz, la cara del muerto estaba frente a la de él, y la luz se apagó, y en la cámara resonaron gritos aterradores. Cuando los rescatistas llegaron al lugar, se horrorizaron al ver lo que hallaron, y nadie supo explicar cómo había pasado aquello.
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De: UTOPIA |
Enviado: 07/10/2013 20:09 |
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De: UTOPIA |
Enviado: 08/10/2013 14:10 |
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De: UTOPIA |
Enviado: 10/10/2013 19:28 |
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De: UTOPIA |
Enviado: 10/10/2013 20:45 |
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De: UTOPIA |
Enviado: 11/10/2013 13:28 |
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Enviado: 13/05/2011 15:09 |
El Monte de las Animas
"Ese monte que hoy llaman de las ánimas, pertenecía a los Templarios, cuyo convento ves allí, a la margen del río. Los templarios eran guerreros y religiosos a la vez. Conquistada Soria a los árabes, el rey los hizo venir de lejanas tierras para defender la ciudad por la parte del puente, haciendo en ello notable agravio a sus nobles de Castilla, que así hubieran solos sabido defenderla como solos la conquistaron.
Entre los caballeros de la nueva y poderosa Orden y los hidalgos de la ciudad fermentó por algunos años, y estalló al fin, un odio profundo. Los primeros tenían acotado ese monte, donde reservaban caza abundante para satisfacer sus necesidades y contribuir a sus placeres; los segundos determinaron organizar una gran batida en el coto, a pesar de las severas prohibiciones de los clérigos con espuelas, como llamaban a sus enemigos.
Cundió la voz del reto, y nada fue parte a detener a los unos en su manía de cazar y a los otros en su empeño de estorbarlo. La proyectada expedición se llevó a cabo. No se acordaron de ella las fieras; antes la tendrían presente tantas madres como arrastraron sendos lutos por sus hijos. Aquello no fue una cacería, fue una batalla espantosa: el monte quedó sembrado de cadáveres, los lobos a quienes se quiso exterminar tuvieron un sangriento festín. Por último, intervino la autoridad del rey: el monte, maldita ocasión de tantas desgracias, se declaró abandonado, y la capilla de los religiosos, situada en el mismo monte y en cuyo atrio se enterraron juntos amigos y enemigos, comenzó a arruinarse.
Desde entonces dicen que cuando llega la noche de difuntos se oye doblar sola la campana de la capilla, y que las ánimas de los muertos, envueltas en jirones de sus sudarios, corren como en una cacería fantástica por entre las breñas y los zarzales. Los ciervos braman espantados, y al otro día se han visto impresas en la nieve las huellas de los descarnados pies de los esqueletos. Por eso en Soria le llamamos el monte de las Ánimas..."
Gustavo Adolfo Becquer.
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De: UTOPIA |
Enviado: 11/10/2013 13:29 |

La Santa Compaña o Compañía es conocida en otros concejos asturianos, como Güestia , Buona Xente...
Como ya sabreis es una procesión de almas en pena que vienen a contar una muerte normalmente, así que se la considera de mal presagio.
Cerca de Teixois (Taramundi) era muy conocido que estas apariciones eran muy frecuentes. Una noche, un vecino del pueblo encontróse con la procesión y vió en ella una persona que le era familiar. La persona en cuestión era un amigo suyo que había fallecido hace unos años.
El difunto se dirigió a él y le pidió el favor de que le acompañase a la Virgen de Confort, allá en Galicia, ya que había muerto sin cumplir la promesa que la había hecho, y quedaron para ir una noche hasta la iglesia.
Llegó esa noche y caminaron hasta llegar a la iglesia. Una vez allí le dejaron unas monedas a la Virgen y volvieron hacia Texois.
Al parar por el camino, se pusieron a ver las estrellas y de repente el difunto desapareció.
Un poco temeroso, el vivo siguió su camino y llegó a Teixois contento de haber ayudado a su amigo el cual no volvió a ser visto en la Santa Compaña.
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De: UTOPIA |
Enviado: 11/10/2013 13:30 |
LA LEYENDA DEL LA CRUZ DEL DIABLO

LA CRUZ DEL DIABLO ... Esta leyenda trata de que hace muchos siglos vivía un señor feudal en las tierras del Segre que era conocido por ser cruel y malo como ninguno, y tenía aterrorizada a la población.
Un día, por aburrimiento decidió irse en un ejercito cristiano a buscar la tumba de Jesucristo. Toda la población se sintió muy alegre y vivió muy bien un tiempo.
Pero pasado ese tiempo el señor volvió reclamando los derechos que había vendido, pero la gente se opuso. Mantuvieron numerosas luchas en las que empezaba a ganar el temible señor.
Pero un día un grupo de aldeanos llegaron por la noche a su castillo, libraron una feroz batalla y le mataron a él y a sus hombres. Entonces el pueblo volvió a respirar en paz.
Pero la cosa no quedó allí, puesto que una noche se empezaron a ver unas misteriosas luces por el castillo abandonado, empezaron a aparecer reses muertas, otras robadas, hombres asesinados.
Entonces no cabría duda, un grupo de bandidos se había instalado en el castillo. La gente decía que el jefe de estos llevaba la armadura y las armas del antiguo señor feudal.
Un día consiguieron unas confesiones de uno de sus secuaces, a punto de morir.
Esto les dijo que era un grupo de malavidas que se habían juntado para ir viviendo de lo que saliese, y un día decidieron ir al castillo e instalarlo como su centro. Esa misma noche estaban decidiendo quien era el jefe cuando apareció aquel hombre con la armadura y después de un intercambio de opiniones le nombraron jefe.
A partir de allí todos le siguieron a él, que era cruel, sanguinario, desalmado e insensible. Nunca supieron quien era, puesto que apenas hablaba y nunca se quito la armadura. No bebía, no comía, no le interesaba el dinero, las espadas no le herían...
A partir de allí la población decidió acudir a un ermitaño que vivía en la zona para que les diese consejo y este les dijo que debían rezar una oración con la que San Bartolomé venció al diablo.
Poco después apareció el hombre de la armadura atado de manos y piernas y a lomo de una burra. Se dispusieron a juzgarle cuando le quitaron la visera y descubrieron la armadura vacía, la cual se descompuso.
Encerraron la armadura en la cárcel para colgarla, por recomendación del ermitaño, y el día que se disponían a hacerlo el alcaide les confesó que se había escapado la armadura, cuando el se disponía a curiosear.
La volvieron a atrapar una y otra vez, pero siempre se escapaba, hasta que les dieron la idea de fundirla y transformarla en una cruz. Eso hicieron, no sin muchas dificultades y peligros, y al final pusieron la cruz de metal en medio del monte, la cual se gano el nombre de la cruz del diablo.
Todavía sigue allí, donde no es respetada por nada ni por nadie.
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Autor de esta Leyenda, al igual que muchas otras
Gustavo Adolfo Becquer
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De: UTOPIA |
Enviado: 11/10/2013 13:31 |
EL HIJO DEL DIABLO
Había una vez una señora muy pobre, que no tenía a nadie a quien pedir un favor. Su único hijo , que era muy pequeño , estaba muy enfermo , y quería bautizarlo antes que muriese sin el bautismo, pero no encontraba a nadie que le pudiera apadrinar.
Un día pasó por allí una mujer vestida de negro y la pobre señora le pregunto que si le quería servir de madrina en el bautizo de su hijo. La mujer le dijo que sí, pero que antes se buscara al padrino.Poco después pasó un hombre que tenía todos los dientes de oro y se le ofreció a servirle de padrino.
Cuando llegó el día del bautismo, el hombre le dijo que él no podía entrar a la iglesia, pero que sería un buen padrino del niño y lo enseñaría a curar.
El niño fue bautizado y muy pronto recobró la salud.Cuando creció, la madre notó que su hijo podía curar a los enfermos.Haciendo estas curas, su hijo cobró mucha fama y ganó mucho dinero.
Un día ,se le presentó al joven su madrina y le dijo que ella era la Muerte, y le pidió que cuando él la viera en la cabecera de un enfermo no lo curara , pues ella tenía que llevárselo. Éste así lo hacía siempre.
Cierto día se supo en el pueblo que la hija del Rey estaba gravemente enferma y que el Rey había ofrecido su corona a quien lograra salvarla. El joven deseoso de ser Rey y de casarse con la princesa, decidió ir a curarla.
Al entrar en la habitación de la Princesa vio que a la cabecera de la cama estaba su madrina, La Muerte. El joven le rogó que le permitiera curar a la Princesa porque el quería casarse con ella y ser Rey.La madrina le dijo que de nada le valdría curarla , pues en el término de tres días la Princesa moriría, ya que ese era su destino.
Al ver la insistencia de su ahijado la muerte lo llevó a su casa, donde ella tenía millones de velas prendidas que representaban la vida de cada persona.Allí le mostró la vela de la Princesa, a la que le faltaba ya muy poco para apagarse.
A pesar de lo que había visto , el joven que era muy ambicioso, decidió curar a la Princesa. Así lo hizo. Cuando el Rey vio a su hija con salud llamó al joven le dio riquezas y le casó con su hija. Determinado a mantener sus riquezas decidió llegar hasta la casa de su madrina para evitar que la vela de la Princesa se apagase.En un momento en que la muerte estaba distraída trató de prender una nueva vela para que representara a la Princesa. Lo haría con la vieja vela de la princesa. Pero como ya lo que quedaba de la vela era el cabo al agarrarle se quemó los dedos y tuvo que soltarla. La vela cayó sobre otra y la apagó.
En ese momento cayó el joven muerto al piso ; La vela de la princesa al caer sobre la suya la apagó, causando así su muerte.
(de la red)
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