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Manly P. H.: Las lámparas perennes
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: moriajoan  (Mensaje original) Enviado: 18/06/2009 13:35
Imagen1_1x1-75.jpg picture by Sibylita


ACUARIO.png picture by Sibylita

Las lámparas perennes

Manly P. Hall

Era una práctica común entre los primeros egipcios, griegos, y romanos sellar los

sepulcros de sus muertos con lámparas encendidas como las ofrenda al Dios de la

Muerte. Posiblemente también se creía que el difunto podría usar estas luces

encontrando su camino a través del Valle de la Sombra. Luego, cuando la costumbre se

estableció, no sólo se enterraron con el muerto las lámparas reales sino también

miniaturas de ellas en terracota. Algunas de las lámparas eran colocadas en vasos

redondos para protección; y hay casos en que el aceite original que se encontró en ellas

estaba en un perfecto estado de preservación, después de más de 2,000 años. Hay

muchas pruebas que estas lámparas, que estaban ardiendo cuando los sepulcros fueron

sellados, todavía estaban encendidas cuando las bóvedas se abrieron centenares de años

después. La posibilidad de preparar un combustible perenne fue fuente de controversia

considerable entre los autores del período medieval. Debemos considerar, pues, la

posibilidad de que los antiguos sacerdotes-químicos fabricaran lámparas que ardieran, si

no indefinidamente, por lo menos largos períodos de tiempo.

Numerosas autoridades han escrito sobre el asunto de lámparas perennes. W. Wynn

Westcott estima el número de escritores que han hablado sobre esto en más de 150, y H.

P. Blavatsky en 173. Mientras las conclusiones alcanzadas por los autores varía, la

mayoría admite la existencia de estas lámparas fenomenales. Sólo algunos mantuvieron

la afirmación que las lámparas quemarían para siempre, pero muchos estaban deseosos

de creer que ellas podrían permanecer encendidas durante varios siglos sin recambio de

combustible. Algunos consideraron a las luces perpetuas como artificios de astutos

sacerdotes paganos, mientras que otros, admitiendo que las lámparas realmente existían,

agregaban la afirmación que era el Diablo quien estaba usando este milagro para atrapar

al crédulo, llevando su alma a la perdición.

En este asunto el sabio jesuita Athanasius Kircher, normalmente fidedigno, exhibe

argumentos de una inconsistencia llamativa. En su OEdipus ægyptiacus él escribe:

“Estas lámparas las de la luz perenne, son verdaderamente dispositivos diabólicos, (...)

y afirmo que todas las lámparas que se encontraron en las tumbas de los gentiles

dedicadas al culto de ciertos dioses, era de este tipo, no por su ardor, o supuesto ardor

de llamas perennes, sino porque probablemente el diablo las puso allí, pensando

malévolamente en obtener la creencia en un culto falso”.

Habiendo admitido que autoridades fidedignas defienden la existencia de las lámparas

de luz perenne, y que incluso el Diablo se presta a su fabricación, Kircher mismo

declaró que la teoría entera era imposible, identificándola con el movimiento perpetuo y

la Piedra Filosofal. Ya habiendo resuelto una vez el problema a su satisfacción, Kircher

lo resuelve de nuevo--pero de forma distinta en las siguientes palabras: “En Egipto hay

ricos depósitos de asfalto y petróleo. ¡Lo que hicieron estos hermanos diestros [los

sacerdotes] fue conectar a un depósito de aceite por un conducto secreto una o más

lámparas, con mechas de asbesto! ¿Cómo sino las tales lámparas podrían arder

perpetuamente?” (...) “En mi opinión ésta es la solución del enigma de las lámparas

perennes y sobrenaturales de la antigüedad”.

Montfaucon, en sus Antiquities, está de acuerdo en lo principal con las posteriores

deducciones de Kircher, pensando que las lámparas perpetuas legendarias de los

templos eran ingeniosas invenciones mecánicas. Él agrega que la creencia en las

lámparas perennes de las tumbas fue el resultado de que en algunos casos, al entrar en

bóvedas recientemente abiertas un poco de polvo se asemeja a humo. Al descubrie

luego las lámparas esparcidas en el suelo, se asumía que ellas eran la fuente de los

humos.

Hay varias historias interesantes acerca de los descubrimientos de las lámparas

perennes, en varias partes del mundo. En una tumba en la vía Appia que se abrió

durante el papado de Pablo III, se encontró una lámpara ardiente que había permanecido

encendida en una bóveda herméticamente sellada durante casi 1,600 años. Según un

registro escrito por un contemporáneo, el cuerpo de una muchacha joven y bonita con

largo cabello dorado se encontró flotando en un líquido transparente desconocido

conservada también como si la muerte hubiera ocurrido pero unas horas antes!. En el

interior de la bóveda se hallaron varios objetos significativos, entre ellos varias

lámparas, y una de ellas encendida. Aquéllos que entraron en el sepulcro, declararon

que al abrir la puerta se apagó la luz y la lámpara, no pudo ser encendida nuevamente.

Kircher reproduce un epitafio," el TULLIOLAE FILIAE MEAE," supuestamente

encuentrado en la tumba, pero que Montfaucon declara que nunca existió. Generalmente

se creía que el cuerpo de la chica era el de Tulliola, la hija de Cicerón. 

 ACUARIO.png picture by Sibylita

PATRAELCIELODELOSGATOS.png picture by Sibylita    
 
 

 


 
 


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