Amados hermanos.

Las voces de vuestras almas claman por ser escuchadas. Permitid que vuestras almas os hablen. Dejad que expresen todo lo que tienen que deciros.

El alma se acongoja cuando el ser en el que habita le ofrece la espalda.

Sentid la presencia del alma en vuestros corazones. Visualizadla una y otra vez desplegándose ante vosotros y transmitiéndoos sus percepciones y su sabiduría. En estos días que corren no deberíais permitiros el lujo de avanzar desconectados de ella.

¿Quién de vosotros se imagina un cuerpo sin alma? ¿Quién lo desea? Si respondéis yo no, entonces ¿por qué camináis a ciegas como si no tuvieseis alma?

¿Consultáis con ella todos los días las decisiones importantes? ¿Estáis en contacto con vuestra alma de manera continua para desenvolveros en vuestro ajetreado devenir? ¿Conocéis cuáles son sus necesidades y sus metas?

¿Por qué camináis a ciegas cuando sabéis que tenéis un alma que ve más allá de lo que vuestros ojos terrenales ven? ¿Por qué hacéis caso omiso de sus llamadas?

La llamada del alma se manifiesta a veces en forma de inquietud, otras veces en forma de tristeza o de insatisfacción. Desoír su llamada durante mucho tiempo puede conduciros a la enfermedad o a la desgracia. Lo sabéis bien. ¿Por qué no ponéis en práctica todo lo aprendido? ¿Por qué no dedicáis un tiempo a cuidar de vuestro ser etérico, al igual que cuidáis de vuestros seres terrenales? ¿Por qué es más importante lo que se ve que lo que no se toca?

Sed conscientes de que traer el cielo a la Tierra pasa por permitir que el alma se manifieste en vuestras vidas de manera continua.

El alma es la Esencia, es la Verdad. No continuéis engañándoos al pensar que vuestra verdad es otra cosa. Vuestra verdad está en el alma.

 Alicia Sánchez Montalbán,