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MEMORIAS MAX HEINDEL: Memorias de Max Heindel y la Fraternidad Rosacruz.PARTE II-1... EL PRIMER CAMINO
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: moriajoan  (Mensaje original) Enviado: 19/06/2010 19:05

Memorias de Max Heindel y la Fraternidad Rosacruz
PARTE II-1
LA SEDE CENTRAL DE LA FRATERNIDAD ROSACRUZ
EL PRIMER CAMINO.
 
Durante este tiempo mientras los carpinteros y demás trabajadores ocupaban sus lugares, Max Heindel contrató a 
un hombre poseedor de algunos caballos y rastrillos, con fin de cortar y nivelar el camino que conducía desde 
la autopista hasta el nuevo edificio. Así se niveló un camino de cincuenta pies de ancho y el hombre trasladó 
gran cantidad de arena blanca linda y limpia, extraída de las orillas del río. La distancia no era corta, pero 
que gran trabajo había logrado ese hombre! Cada vez que sus trabajadores dejaban de ser supervisados por Max Heindel,
 simplemente holgazaneaban.
 
El camino completo, realmente era hermoso y el círculo que rodeaba el emblema también había sido terminado con
 arena blanca. La apariencia era gratificante, pero durante la sequia del primer invierno, hubo severas tormentas 
de viento. Lo que hicieron estas tormentas fue remover dicha arena para volcarla en las laderas y el campo en donde
 luego plantamos flores y nuestro camino quedó muy embarrado para cuando llegaron las lluvias de primavera. 
 
Este camino que conducía desde la principal carretera hasta el primer edificio, actualmente la biblioteca, era 
de unos 120 pies de largo. Hoy día la entrada es muy bella, el viejo desierto, el camino barroso, es hoy rodeado 
de hermosas margaritas africanas y palmeras y el centro del triángulo desde donde el camino parte hacia el círculo
 del emblema, hay un hermoso pino, con la estrella y un arreglo triangular de rosas. El pino ha crecido mucho desde 
entonces y cada Navidad es decorado con adornos eléctricos que lo transforman en un espectáculo realmente inspirador
 para dar la bienvenida a los miembros, amigos y nuevos visitantes a nuestras celebraciones navideñas. 
(El primer camino se extendió más tarde hasta transformarse en un hermoso camino asfaltado).
 
Había varios arreglos preliminares que hacer en esta época, cada uno de los cuales era un problema. 
 
Se habia solicitado una línea telefónica a la companía telefónica, pero sólo conseguimos una rudimentaria 
conexión de campo. Fuimos obligados a erigir nuestros propios postes y pagar nuestro cableado; sólo luego 
pudimos ser parte de la red telefónica y así conectar a nuestra organización y granjeros. Aquí tuvimos
 nuestro primer obstáculo, uno de los granjeros era católico a ultranza y se reveló y se opuso a que tuviéramos 
una línea telefónica. Tuvimos grandes dificultades para superar este prejuicio, pero al fin conseguimos una línea,
 claro que en cuanto sonaba el teléfono, había siempre 4 pares de oídos en la línea.
 
Otro de los problemas fué como llevar y traer correspondencia desde y hacia la ciudad. Un viejo carruaje tirado
 por dos caballos venía cada día llevando correspondencia de y hacia Pala, Fallbrook y Bonsall. El anciano
 caballero conductor había sido contratado para recoger la bolsa cerrada de correspondencia a la entrada del 
camino, llevarla a la oficina postal y regresar con la correspondencia que nos enviaban una vez por día. 
 
Otras de las dificultades consistía en la manera que traeríamos las provisiones de la ciudad. 
Bedalia (el viejo automóvil) estaba aún descompuesto y aconsejamos a Max Heindel lo dejara guardado en la casa,
 pués no tenía autoencendido y para Max Heindel era un trabajo árduo cada día tener que darle arranque con la manivela.
 Bien, así la Sra. Heindel jugó el papel del muchacho de los mandados, caminaba tres kilómetros hacia Oceanside
 en donde compraba cuántas provisiones podía cargar en su bolso de compras, luego pagaba a un conductor 
diez centavos para que la trajera de vuelta junto con la correspondencia. La leche la conseguíamos de nuestro vecino.
NUESTRO JARDIN VEGETARIANO
Dado que conseguir la apropiada alimentación vegetariana no era tarea fácil, la Sra. Heindel compró melones 
y otras varias semillas, las que sembró en cada rincón húmedo donde la tierra no se fuera a secar muy rápido.
 Realmente ponía mucho esmero en lograr que las semillas germinaran, pero dado que no había vivido lo suficiente 
en estos climas no entendía bien el clima y las estaciones en estas tierras en las que a veces escaseaba la lluvia
 por meses. Usualmente las lluvias de invierno ocurren en California mientras el Sol pasa por Capricornio,
 Acuario y Piscis, pero ese año (1911/12) en invierno, California sufrió una sequía, por lo que no hubo
germinación alguna de semillas. 
 
Las reservas de agua de la ciudad de Oceanside estaban en la parte noroeste de los terrenos de La Fraternidad, 
pero así todo el agua que contenían los tanques era escasa y no solía alcanzar para dar a nuestra estructura agua
 para los baños de los miembros. Así Max Heindel meditó sobre este problema por unos cuantos días. De manera que 
para resolverlo se instaló un tanque de cincuenta galones en la casa con una conexión a la toma principal de agua
 y una válvula que cortaba el paso de agua una vez que el tanque se llenara. Se instaló un segundo tanque de
 veinticinco galones en el techo de la casa con una bomba en el primer piso que llevaba agua del primer tanque
 principal al del techo.
 
 
 
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: moriajoan Enviado: 19/06/2010 19:08

Cada mañana el Sr. y Sra. Heindel bombeaban agua al tanque más pequeño con el fin de satisfacer las necesidades 
de la casa. Muy a menudo se rompían las plomerías instaladas por un plomero de tercera categoría y las válvulas
 del tanque no cerraban. Así, si las mujeres que allí trabajaban, como a veces ocurría, no reparaban en este hecho,
 el tanque superior se vaciaba y debía ser nuevamente llenado.
 
Pero algo debía ser hecho para conseguir vegetales. Así la Sra. Heindel compró otro lote de semillas en un nuevo 
 intento de germinar tomates y repollos. Preparó un rincón, el más fértil, y plantó allí las semillas, esto era
 a comienzos de 1912. Luego de fuertes lluvias estas germinaron, junto a malezas que ella tuvo que remover. 
Dado que había estado trabajando tan duro con la máquina de escribir, la correspondencia y el empaque de libros,
 tuvo que remover la maleza con su mano izquierda pués su mano derecha estaba muy lastimada.
 
Un día la vió el señor Heindel mientras recogía maleza con su mano izquierda con un gran esfuerzo, este hecho 
lo hizo muy infeliz, por lo que se ofreció a ayudar sentándose en una pequeña caja. Entonces preguntó, 
"dime 
querida, cuál es una planta de repollo y cual de maleza"; ( Max Heindel era un hombre de ciudad que nunca 
había tenido este tipo de entrenamiento.) Como terminó removiendo más a menudo una planta de repollo o de 
tomate que una maleza, al fin se dió por vencido reconociendo que era más un estorbo que una ayuda. 
Pero al fin llegó la ayuda tan esperada, tras arribar de North Yakima, Washington nuestro secretario 
Charles Swigert, el cual venía a visitarnos desde North Yakima, Washington y las malezas fueron al fin removidas.
 
El próximo problema era cosechar las semillas. Contratamos a un vecino para los trabajos en la tierra,
 que debían ser realizados con una leve pendiente cuesta abajo, las plantas fueron plantadas y regadas
 y nosotros nos fuimos a la cama. Pero, ¡oh,sorpresa! en la mañana observando nuestra tarea manual del
 día anterior encontramos dos plantas de repollos solas dejadas, pués los conejos se habían comido el resto.
 Luego fué erigido una cerca de alambre de tres pies alrededor de nuestro precioso pedazo de terreno 
para vegetales y así el jardín comenzó a crecer. La falta de humedad fué superada plantando en la 
ladera de la colina y permitiendo que el agua se deslizara despacio y corriera hacia abajo entre 
las hileras durante la noche y los verdes guisantes, nabos, zanahorias y numerosos vegetales
 fueron el resultado de nuestro tremendo esfuerzo.
 
PERO nuestros problemas no habían finalizado: la habitación del Sr.Heindel miraba el jardín y el
 Valle de San Luis Rey, y muy temprano una mañana el Sr.Heindel me llamó para ir a su habitación 
y mirar a través de su ventana; nosotros contemplamos una liebre grande en el jardín. 
Esta liebre es mucho más grande que los comunes conejos pequeños y no tan amplios; nosotros no
 esperábamos este visitante. A los conejos les gustan por sobre todas las cosas, los repollos y nuevamente 
nuestros repollos se perdieron. Qué vendría luego? Bien, la Sra. Heindel comenzó a bajar por la escalera de
 atrás y procuró un guijarro y se lo arrojó al Sr. Conejo! El estaba tan asustado para saltar sobre la cerca
 y así el recibió una buena zurra, con la esperanza que el hubiera aprendido la lección y se quedara afuera,
 pero la siguiente mañana él estaba de nuevo en el sembrado de vegetales. La cosa siguiente fue procurarse un 
perro que cuidase nuestro jardín
 
Aquí otra vez estos pioneros encontraron dificultades en su trabajo y dos pequeños sobrinos de la Sra.
 Heindel habÍan levantado un perro vagabundo de las calles de Los Angeles. Era un hermoso perrito abandonado,
 sin hogar, pero que sus ojos podían derretir el corazón de cualquiera que lo mirara. Lo nombraron Smart, nombre
 que le era muy apropiado, pués era capaz de perseguir a los conejos hasta la base de la ladera de la montaña sin 
siquiera hacerles daño, luego regresaba sucio y lleno de tierra de sus persecuciones, dando a la señora Heindel el
 trabajo de bañarlo. Su mayor diversión la que nunca se perdía, era la de pasear por las tardes con su maestro y cuidador.
 A pesar de todo, más tarde, Smart se tornó un estorbo más que una ayuda y en 1.913 uno de las estudiantes
 de la escuela de verano, la Sra. Kittre Comen, lo adoptó y lo llevó con ella a Mountain Home, Idaho y así 
dejamos a Smart por algún tiempo. 
 
En marzo de 1.912 se decidió que debíamos procurarnos nuestras propias frutas y vegetales,
 por lo que contratamos un jardinero. Este organizó un huerto en el que sembró árboles frutales, 
comenzó a plantar un jardin y durante el año de 1.912 un trabajo muy constructivo fué completado.
 Así se plantaron rosales y otras hermosas flores sobre el cerco de entrada, una fila de hermosos
 eucaliptos comenzaba a crecer, y todo mostraba una apariencia amigable, el terreno árido y seco
 se tornó en un brillante decorado cuál si verdaderos seres humanos vivieran allí.
 
 El jardinero continuaba sembrando semillas y algunas pequeñas flores comenzaban a mostrarse 
embelleciendo las sendas a lo largo del emblema erigido en la entrada. Una hilera de geranios 
crecieron hermosamente y algunos florecieron, porque en California el geranio crece casi como la maleza.
 
Luego de arduo trabajo que estos pioneros habían tenido al comenzar el jardín, al fin estaban animados 
por los resultados. Habían crecido tomates y como se avecinaban los meses de invierno la Sra. Heindel 
los recogió, así como los que aún estaban verdes, guardándolos cuidadosamente en la casa, pensando 
que así tendrían tomates a lo largo del invierno. También habían otros vegetales necesarios para 
satisfacer las necesidades de la famila durante el invierno (Ver Ecos Feb. 1.914 p.3, también Oct. 1.912 pag. 204.).
 
Esta era la situación hasta llegada la tarde del 2 de enero de 1.913, cuando el Sr. y Sra.
 Heindel dieron cuenta de la baja de temperatura que empezaba a manifestarse en el termómetro. 
Pero quien hubiera imaginado los efectos devastadores que serían causados por la visita de las 
heladas sólo unas horas después?. California sufriría una de sus peores heladas en los últimos 65 años.
 A la mañana siguiente, qué panorama!!!, agua congelada en los baños y tanques!!!, los vegetales verdes habían 
desaparecido a excepción de un hilera de duraznos que aún florecían, los cuales eran lo único verde que quedaba.
 Rosas, geranios, todo había desaparecido: también esos tomates guardados debajo de la casa eran una masa de hielo.
 Bien, la aridez del campo nuevamente se había manifestado, todo debió ser replantado y con tan poca agua era 
realmente una tarea desalentadora. También las hileras de los pequeños eucaliptos comenzaban a quebrarse
 y estaban aparentemente muertos.
 
NUESTRA ENREDADERA DE TOMATES
 
Luego de un corto tiempo tras las heladas, el campo fué escenario de fuertes lluvias las que prepararon 
las tierras para una nueva siembra. Después, algo extraño ocurrió: Había aparecido una pequeña planta, 
la primer cosa verde en aparecer. En el mismo lugar en el que había crecido la enredadera, 
al borde de la galería del frente, allí comenzaba a crecer una huerta de tomates.
 Crecía tan rápido que luego de seis meses llegó al nivel del segundo piso dando sabrosos frutos.
 Nos preguntamos si el espíritu de aquellos tomates congelados no habrían entrado en la huerta para
 compensarnos por la anterior pérdida.
  
 
  
 

Augusta Foss-Heindel

 
 
 
 
 


 
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