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MEMORIAS MAX HEINDEL: Memorias de Max Heindel...PARTE II-1...(SIN AGUA )
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: moriajoan  (Mensaje original) Enviado: 08/02/2011 18:49

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Memorias de Max Heindel y la Fraternidad Rosacruz 
PARTE II-1
 
SIN AGUA
 
Un problema surgió durante el primer mes de la escuela
de verano, al llegar los días de calor del mes de Julio.
 Nuestra
provisión de agua procedía de la reserva de la ciudad de Oceanside, ubicada al Norte de Mount
 Ecclesia.
 Día tras día, justo cuando necesitábamos agua para cocinar o bien regar las plantas el agua se detenía.
La Comisión de Síndicos de Oceanside se oponían con frecuencia a que los tanques conservaran
el agua necesaria para abastecer a La Fraternidad Rosacruz. Así que un día cuarenta estudiantes
partieron en grupo liderados por nuestro
 pequeño abogado hacia la oficina de Oceanside
con fin de solicitar a la Comisión de Síndicos  una mayor provisión de agua. Tuvieron éxito temporalmente,
 pués el espíritu de antagonismo hacía los extranjeros también prevalecía en la Comisión de Síndicos
y en sus opiniones Oceanside, era un hermoso lugar donde vivir sólo si todos eran conocidos o bien
tenían un grado de parentesco.
 
UNA NUEVA PLANTA DE BOMBEO
 
La creciente seriedad debida a la situación del agua hizo necesaria la instalación de una planta propia
 en Mount Ecclesia. Uno
 de nuestros probacionistas, el Sr. F. W. Kennedy, quién era el gerente de
la compañia Moline Plow de la costa del Pacífico, en Stockton, California, ofreció donar la bomba una vez
 cavado el pozo del cual se extraería el agua, por lo que Max Heindel consiguió quién hiciera el pozo,
sobre el cuál se puso a trabajar sin demoras. El agua se encontró a una profundidad de 28 pies, lo que
 puso muy feliz al Sr. Heindel. Sin embargo, lo más difícil estaba aún por venir, pués el pozo estaba
en la ladera de la colina a unos doscientos pies abajo. Se hizo un tanque sobre la colina a la vez que
 cimentaron las paredes, en el que se bombearía el agua, para luego, ser bombeada nuevamente hacia otro
 tanque menor ubicado sobre la casa a unos veinte pies de altura. Este proceso nos daba la presión
suficiente cómo para disponer de agua tanto en baños como en la cocina, naturalmente fué una gran
carga para nuestros escasos recursos, pero ahora contábamos con toda el agua que necesitábamos.
 
Ahora, puede uno imaginarse a un hombre con problemas de corazón hacer tan terribles recorridos
ascendentes en la colina a través de los doscientos treinticinco pies de altura. Bien, esto lo
hacía unas tres veces al día y la parte más triste es que cuando estaba lidiando con estas máquinas,
 los estudiantes le solían acompañar al valle
con objeto de hacerle preguntas sin pensar en su trabajo tan arduo.
 
Nuestra alegría por tener nuestra propia planta de agua duró poco, pués por la poca profundidad del
 pozo y la cercanía del Océano el agua era sumamente alcalina perjudicando a la vegetación. Luego
de unos meses, las lechugas, frutillas así como el resto de la vegetación delicada se había marchitado
 y muerto, por lo que estábamos ante un dilema.  Este agua solo servía para los baños y el lavado de
 la vajilla y cierto tipo de vegetal. Debido a esto fué eventualmente necesario que hiciéramos una
 formal demanda ante el Gobierno de la Ciudad para que mejorarán el suministro de agua.
 
El problema del agua se arrastraba y se tornó en una seria controversia con los Síndicos de la Ciudad
 que eran del tipo de los que no consideraban los derechos de los ciudadanos. Insistían en mantener la
puerta de Mount Eclessia abierta que conducía a sus reservas. A través de esta puerta el viejo hombre a
 lomo de caballo debía pasar cada mañana para controlar cuánta agua había en dicha reserva. Con fin de
prevenir de que el ganado pasara a nuestras tierras y  destruyera nuestros árboles y plantas, Max Heindel
 insistía en que dicha puerta se mantuviera cerrada, pero cada mañana el hombre la dejaba abierta.
 
Esta dificultad se prolongó por varios años. Finalmente en 1918 los funcionarios ordenaron un mandato
 impidiéndonos cerrar y bloquear la puerta. Max Heindel no deseaba llevar el caso a la Corte como
lo había mostrado su paciencia, pero a esta altura no podía evitarse.
 
El requerimiento nos había llegado un sábado en la tarde y
contenía una citación para concurrir en la mañana
del siguiente lunes. Max Heindel llamó a su abogado en San Diego
para que nos representara y a las diez en la
 mañana del lunes estábamos en la
 corte aunque no había aparecido abogado alguno. Max Heindel tuvo que ir a
la oficina del abogado a llamarle y aunque al entrar escuchó su voz a través de la puerta de su oficina,
 le fué informado por su asistente que el Sr. Adams Thompson no estaba en la ciudad, Max Heindel regresó
a las oficinas de la corte y fue aconsejado por quién le acompañaba que se defendiera a sí mismo.
El juez estaba enterado de que Thompson estaba en la ciudad y cuando tocó el turno a este caso se falló
en favor de Mr. Heindel quién ganó contra la ciudad de Oceanside. Los Síndicos habían sido reprendidos
 por el juez por haber interferido con el abogado de su oponente.
 
El cierre definivo de las calles
 abandonadas que habían sido trazadas durante el auge inmobilario antes
 mencionado, así como el de las puertas y calles que daban a la reservan no fueron completados del todo
hasta que fuimos bendecidos con la ayuda de Hiram Graves, quién había venido a la Sede Central
a ayudarnos en la oficina y quién había sido una vez detective. Su relación con amigos de Oceanside
 pronto nos reveló un comportamiento poco ético por parte de los Síndicos. Se procuró las pruebas
y las expuso con el resultado que dichos Síndicos se vieron forzados a renunciar y una nueva junta
 de Síndicos fueron electos deseando establecer las diferencias fuera de la corte respecto de los anteriores.
 Era para fines de noviembre de 1918 cuando el caso había sido resuelto y Max Heindel pasó al gran más allá
el 6 de enero de 1919.

 
 

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Augusta Foss-Heindel

 
 

 


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: moriajoan Enviado: 08/02/2011 18:51

rosalibro.gif picture by vislumbrar

 


PRO-ECCLESIA
 
La parte material del trabajo (1.913) continuaba satisfactoriamente a pesar de los tantos tropiezos a los
que estábamos expuestos. Las clases continuaban con gran asistencia y la parte social del trabajo también
 era próspera, pero el fin y objeto de La Fraternidad Rosacruz era el de ayudar a espiritualizar al mundo,
el de fortalecer la fe de la gente hacia la
religión Cristiana.

 
Este debía ser el próximo
 trabajo que debía asumirse; hasta aquí los servicios espirituales se habían
llevado a cabo en lo que era el primer comedor y cómo esta sala se hallaba frente a la casa, se había
convertido en una oficina general y de recepción. Sólo medía doce por catorce pies, pero aquí se llevaban
a cabo los servicios matinales. No sólo este
recinto se tornaba muy concurrido durante las clases de verano,

 sino que además el Maestro había informado a Max Heindel que había llegado el tiempo de utilizar
una estructura sólo para los
servicios espirituales.

 
Cuando la noticia de este nuevo espacio se difundió, los estudiantes estaban todos de acuerdo
y los planos fueron dibujados por uno de nuestros
 miembros de Nueva York, Francis Lyon, quién tenía cierto
 entrenamiento en líneas artísticas y arquitectónicas. Francis Lyon permaneció durante todo el
período,

 y compró un lote en el vecindario y construyó una casa para ella y su madre, quién era viuda de un ministro
episcopal.
Esta diminuta Señora se oponía decididamente a que su hija viniera a
 un lugar tan peligroso como la Sede Central
y con fin de protegerla su madre tuvo que venir también. En menos
de un mes la madre de Lyon se había convertido
 en una de las más entusiastas estudiantes y estaba dispuesta
a pasar el resto de su vida en Oceanside.
 Luego hablaremos más de la  madre.

 
La idea de que tal emprendimiento sería llevado a cabo era
realmente dudosa, hasta que un contratista de San Francisco,
 el Sr. William Koenig, arribó a escena. Demostró ser el hombre adecuado para llevar adelante
la construcción de la pequeña capilla. El entusiasmo desplegado por los miembros estudiantes crecía
y cada cual ofrecia su servicio con fin de terminar la
Capilla para el 24 de diciembre

 de1.913., para Nochebuena.
 
Esto se habia logrado y en la noche de su inauguración, la víspera de Navidad, se habia
llenado hasta desbordar las puertas por miembros que nos visitaban de los pueblos vecinos.
 Esta pequeña Capilla (la Pro Ecclesia) se habia convertido en un popular centro
espiritual.

 Desde el tiempo de su inauguración han habido dos servicios diarios, uno matinal y otro vespertino.
Estos servicios jamás fueron omitidos, aunque habia dias en los que Max y Augusta Heindel eran los
 únicos asistentes. Entonces mientras uno leia el otro tocaba el órgano y ambos constituían el coro.
 
La siguiente
cita fue extraida de "Ecos" de Enero de 1.914 y fue dictada por el mismo Max Heindel:

 
 
"Las propiedades acústicas de la capilla Pro Ecclesia son muy buenas, cada palabra hablada,
ya sea en voz muy baja,
 es bien escuchada por cualquiera. A esto se suma la gran resonancia del órgano,
el que debe ser escuchado para ser apreciado. El techo es de un crema muy claro,
l

as paredes son tostadas y los trabajos en madera terminados al natural.  El esquema  de
 colores es bellamente armonioso y sedativo a los sentidos. El sistema de iluminación es de una
luz indirecta que es enviada hacia el techo, la que se refleja por las paredes hacia el hall,
la que se torna
suavemente difusa sin el resplandor del método ordinario.

 
"La tribuna se sitúa al oeste, y un altar, en el centro de la pared oeste, contiene el emblema Rosacruz,
 que
 consiste en la estrella sobre un fondo azul, la cruz blanca con su borde negro y las rosas rojas.
El símbolo se expone sólo en los servicios, fuera de estos una
cortina le cubre. La cortina contiene

 la siguiente inscripción: "Dios es luz, si andamos en
la luz, como EL está en la luz, tendremos confraternidad
unos con otros." Durante los servicios, el hall se oscurece, y el altar con su emblema, es bellamente
iluminada con luces  especialmente dispuestas a sus laterales.
 
"Frente a la cortina antes mencionada,
hay un pie con la Santa Biblia, enviada por un estudiante

de los Estados Centrales. Y sobre el altar, se halla una inscripción Christian Rosa-Cruz. A la
 izquierda del altar hay una reproducción
 del joven Cristo de Hoffman, artísticamente realizado por
 Gertrude Jarret, uno de nuestros trabajadores voluntarios en la oficina. Sobre esta reproducción se
 halla la inscripción "Ustedes son mis amigos". Hacia la derecha hay otra copia de Cristo arrodillándose

en Getsemaní,  al comienzo de su pasión. Y sobre este cuadro se halla la inscripción "Esperando el día de
 la liberación". Este hermoso cuadro es de Sewart Vogt, un destacado artista y estudiante de la Fraternidad.
 Ambas obras
son expresiones de amor y gratitud por parte de los estudiantes. Debe destacarse además que

gran parte del trabajo de construcción del propio edificio fue hecho por estudiantes en la Sede Central.
Más, esta construcción fue hecha por amor, en gran medida; es por esto mucho más valiosa que si el trabajo
 hubiera sido enteramente hecho con ayuda contratada sobre una base comercial. Sin duda la construcción
del templo espiritual invisible teniendo en cuenta
eso, sería mucho más sencilla.

 
Quiénes han estado en la Sede Central en sus primeros
tiempos habrán observado que el techo de la preciosa
 Capilla era de color crema y las paredes de un tostado, así como el mobilario de madera estaba terminado
al natural, colores que fueron elegidos por el propio
Max Heindel. A pesar de esto, esta disposición de

 colores fue cambiada luego por miembros que no entendian esto, y mientras la que escribe estaba en una
serie de conferencias en el Este durante 1.936, estos miembros, queriendo sorprenderla dando cierto aire
 renovador a la Capilla, cambiaron los colores del techo a un azul claro, asi como el recubrimiento del
piso de un verde a un tostado y por último las cortinas que eran de un verde musgo por un azul
oscuro.

 Esperamos que estos pequeños cambios vuelvan algun día a
sus colores originales, los que habían sido elegidos
 por Max Heindel, pués Pro-Ecclesia (la capilla) es la única construcción que
 permanece original e intacta
desde los tiempos de Max Heindel.
 
Es el deseo, si, aún imploración, de quién escribe, que estas disposiciones únicas y originales que fueron
 el orgullo de Max Heindel en las épocas en que los dólares
escaseaban, pero en las que el espíritu de servicio
 era grande, sean restauradas y luego conservadas tal cual fueron
planeadas.
Cuando llegue el tiempo en el que
la que escribe sea llamada por su Creador a unirse a su ser amado en los
mundos celestes, permitan que queden
 responsables de llevar el trabajo adelante, que esta acogedora y amada
capilla
permanezca siempre sagrada,

sin ser cambiada. Permitan que el amor de estos primeros pioneros, sinceros, bajo la
 guía de su tan amado lider,
continúe siendo sagrado, permitan que esta única construcción sea en
memoria de las luchas de aquel pequeño grupo
 de trabajadores, estudiantes y miembros de
aquella primera  Escuela de Verano - y de Max Heindel.

 LAS PRIMERAS CABAÑAS


La primera escuela de verano comenzó el 4
de Junio de 1.913 y al comienzo del otoño, muchos de estos estudiantes
 aún permanecían y deseaban otros quedarse
indefinidamente. Qué hacer con la gente mayor y los niños, los que no
eran pocos? Cómo de costumbre, la mente 
creativa y previsora de Max Heindel encontraría los medios y las formas.

Cuándo se habian planeado las carpas, se
habia decidido hacer los pisos de las mismas de piso rigido con objeto
 de proteger a sus ocupantes del frío habitual que transmite el suelo y estos pisos se hicieron de doce
 por catorce pies.
 Esto dió la idea a Max Heindel de poner dos de
estas superficies juntas y construir pequeñas cabañas sobre ellas.
 
Esta idea agradó a los estudiantes, los que, como
de costumbre estaban listos a ayudar en la construcción.
Sin demoras se hicieron los preparativos y se trasladaron los pisos a una ladera en la colina y
se los

adaptó al lugar; luego, con la ayuda de un verdadero carpintero, quién nuevamente era nuestro leal
Rollo Smith,
 la cabaña de dos habitaciones se erigió en un tiempo muy corto y sin los costos que significaba
 el tener que contratar a alguien. Se hicieron tres de estas cabañas, totalizando seis habitaciones
 confortables
adecuadas para los meses de invierno y aunque no lo crean, había quiénes permanecían

durante el invierno en las carpas, soportando las fuertes tormentas invernales.
           
                    LAS CLASES DE MAX HEINDEL
 
 Como disfrutaban los estudiantes las clases de Max Heindel,
y

 más, le hacían aún prisionero con todo su amor
y entusiasmo!!. No podía caminar tranquilo sin
que hubieran quienes le hicieran preguntas constantemente.
 Los estudiantes estaban tan entusiasmados y tan
deseosos por conocimientos que se olvidaban que Max Heindel
 a veces necesitaba tiempo en soledad, especialmente
cuando habia que atender trabajos personales,

 pués ademas de ser escritor, era plomero y electricista. De hecho, estaba dispuesto a hacer cualquier
 tipo de trabajo, incluyendo el lavado de vajillas y el barrido de pisos.
                 
                        JOSIE Y JOSEFINA
 
No debemos olvidar uno de los acontecimientos más graciosos de esta interesante vida pionera.
 En la época de la primer escuela de verano Mount Ecclesia poseÍa una
dulce vaca llamada Josie,

 pero al aumentar la gente se hizo necesario adquirir otra. Las vacas escaseaban en o cerca de
 Oceanside por lo que fue necesario que el Sr. y la Sra.
 Heindel recorrieran de granja en granja
hasta lograr encontrar dicha vaca.
La segunda búsqueda fué mucho mas dificil que el hallazgo de Josie y fue cerca
de la puesta de Sol

 cuando estos infatigables cazadores al fin encontraron una vaca que estuviera a la venta.
 Era una pesada Holstein,
un animal que había sido la mascota de la mujer de la casa y realmente era reacia a dejar su hogar.
Con objeto de motivarla a que los siguieran de vuelta en su viaje, el Sr. y la Sra. Heindel  llenaron
 el   transporte con heno. Cuando habian cubierto la mitad de las doce millas de su viaje de vuelta,

el heno se habia acabado y ella se negó a seguir al carro. Era un animal tan pesado que cada vez que
 
se resistía detenía el carro incluyendo al caballo, por lo que uno debía permanecer en el carro mientras
el otro debia seguir al lado de la vaca para que esta caminara. Llegaron a Mount Ecclesia cansados y tarde

en la noche. (Nota se la llamó Josephine ).

 
 

rosalibro.gif picture by vislumbrar

  

Augusta Foss-Heindel

 
 


 
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