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FRANCISCO NIETO V.: EL ORIGEN DEL UNIVERSO
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: moriajoan  (Mensaje original) Enviado: 01/07/2011 20:04

 

EL ORIGEN DEL UNIVERSO 

Francisco Nieto

 

Para comprender mejor este artículo es aconsejable tener a mano el Concepto

 Rosacruz del Cosmos de Max Heindel o ver los diagramas de la

 Fraternidad Rosacruz respecto a los Planos Cósmicos y el Esquema de Siete Mundos.

LO ABSOLUTO: Según la información recibida de los Hermanos Mayores

de la Fraternidad Rosacruz y de otras fuentes como las Jerarquías Creadoras

 que están por encima del hombre y de algunos miembros de la

Fraternidad Blanca, el origen del universo es lo ABSOLUTO.
Lo Absoluto es “Todo lo manifestado y lo inmanifestado antes de Su

 manifestación”, no se puede decir que sea “El” o “La” puesto que

 nada se sabe de Ello. Sólo podemos sacar alguna conclusión basándonos

en la creación y obra de nuestro Dios y pensar que es a imagen y semejanza

de la creación de lo Absoluto; de ahí que uno de los axiomas más conocidos

 sea: “como es arriba es abajo y como es abajo es arriba” .





Lo Absoluto es la “Existencia inmanifestada que existe según Su propia

conciencia o idea de la existencia”, es la totalidad de lo manifestado y de

 lo no manifestado. Es de suponer que lo Absoluto ejerce Su voluntad

para concentrar y poner en actividad la Energía o Esencia Primordial para

 que lo que, aparentemente, es NADA se convierta en TODO pero aún

 inmanifestado para nosotros. Es decir, crea un vacío de presión o de luz

 infinita de donde surgirá la Substancia Raíz Cósmica donde el Ser

Supremo (El Uno) con sus siete Jerarquías Creadoras (Siete Espíritus ante

 el Trono a nivel cósmico) dará origen a los siete Mundos Cósmicos con

sus correspondientes subdivisiones. Por tanto, sabiendo que no tiene límites

se dice que el centro de actividad de lo Absoluto está

en todas partes y Su límite en ninguna.





Dado que nuestra conciencia e imaginación no están capacitadas para

comprender este origen, nos tenemos que valer de algunos conceptos para

que, a través de la meditación, podamos obtener una mínima compresión e

 idea, por tanto, yo aconsejo a quien esté interesado que medite sobre las

siguientes definiciones: Lo Absoluto “Es la única y más pura existencia

abstraída en sí misma”; “Es el Poder infinito no manifestado”; “Es

 el Seno Infinito de la Eternidad”; “Es el Verbo “Ser” vuelto sobre

Sí mismo”; Es el Océano ilimitado de Luz Negativa.
Si aplicamos el axioma “Como arriba es abajo y como abajo es arriba”

 teniendo como base el conocimiento esotérico oculto, podremos imaginar

 que lo ABSOLUTO (el origen de toda manifestación) es en su propio seno lo

 que es Dios (nuestro Creador) antes de elegir el campo de actividad donde

nosotros somos diferenciados, o lo que es lo mismo pero en una escala

inferior, cuando nosotros estamos en un estado de inconsciencia en el

 Tercer Cielo antes de despertar para un nuevo renacimiento. La diferencia

 principal es que nosotros y Dios estamos dentro de Su manifestación,

la que nos “presiona” para que desarrollemos los poderes del Espíritu a

 través de una actividad dinámica en los diferentes mundos, y lo mismo que

 el resultado de nuestra actividad al final de la evolución a través de los

Períodos, repercute en la evolución de nuestro Dios (creador de nuestro

 sistema solar), así mismo es de suponer que al final de la manifestación

de los Mundos Cósmicos, toda la evolución de las jerarquías y dioses

 repercutirán en El o Ello a través de lo que a continuación explicaré

y que conocemos como el “Ser Supremo.





Como es lógico, no se sabe nada de Su origen, fin, motivo de manifestación,

etc. Lo Absoluto manifiesta la Fuerza-Materia-Vida de donde surgirán los

Éteres primarios Cósmicos y el Ser Supremo para que Éste los trasforme y

construya los Planos Cósmicos con sus tres Aspectos o Poderes.
Por poner un ejemplo, sería algo así como si nosotros, como Espíritus

 creadores de nuestro cuerpo físico pero fuera de él, fuéramos lo absoluto

 respecto a las células de nuestro cuerpo que serían seres humanos que

 evolucionan. Para una célula del hígado sería incomprensible saber

dónde se encuentra, cuál es el limite del cuerpo, porqué se ha desarrollado

 y mucho menos cuál es el origen del cuerpo y cómo se ha formado.

Este mismo ejemplo lo podemos poner respecto a nosotros y al sistema

solar dentro de los siete mundos y sus divisiones que ha creado nuestro

 Dios; nosotros estamos dentro de Él como Él está en nosotros, sin

 embargo su evolución pertenece al Plano Cósmico

 superior inmediato al de su creación.

EL SER SUPREMO: Es el UNO, el Primero que nace del “0” o Inmanifestado.

 Es un Ser de inconmensurable poder y creador de los 7 Grandes Planos

 Cósmicos. Este Ser utiliza sus tres principios o aspectos, llamados Poder,

Verbo y Movimiento, para crear el esquema evolutivo donde continuarán

su evolución cierto número de Seres y Jerarquías ya diferenciadas en otro

 “Día de Manifestación”, así como los nuevos espíritus que serán diferenciados

 “en” y “por” los Dioses (como es el caso de nuestro Dios respecto a nosotros)





Sabemos que (como dice la Biblia) “En Dios vivimos, nos movemos y tenemos

 nuestro ser”, lo que significa que nosotros estamos evolucionando dentro

 de un esquema creado por Dios como las células están haciendo lo

 mismo en nuestros cuerpos físicos que nosotros hemos creado. Por

consiguiente el Ser Supremo es el Ser que “ocupa” o “crea” toda la

 manifestación dentro de sí mismo y el que facilita todo lo necesario para

que las Jerarquías que colaboran en Su obra lleven a cabo la diferenciación

de los Planos Cósmicos y todo lo que en ellos pueda existir. En nuestro caso,

 sería algo así como que el Ego o Yo Superior es el que ocupa y crea todos

 los cuerpos a través de los cuales se va a expresar en cada renacimiento

 como personalidad. Por tanto es una Entidad Consciente dotada de todos

 los poderes necesarios para que de sus entrañas nazca, evolucione y

muera todo lo existente en Su gran obra.





La meta final de todo ser diferenciado es el Ser Supremo, porque lo mismo

que nosotros abandonamos los cuerpos para que la materia vuelva a su

origen a la vez asimilamos el fruto de la vida, y lo mismo que nuestro

Creador hace que el material inservible se desintegre mientras Él

absorbe en su conciencia el resultado de Su creación y expresión, así mismo

 llegará el momento (inimaginable para nosotros) en que el Ser Supremo

 asimile el resultado de Su manifestación cósmica y haga desaparecer los

 Planos Cósmicos con sus muy variados grados de “materia”. Es decir,

 “como arriba es abajo”, nosotros nos llevamos (después de cada vida)

 la quintaesencia de nuestras experiencias, pero eso ocurre gracias

 también a las “vidas” y seres que han intervenido en nuestro destino

gracias a las cuales evolucionamos (tanto de nuestro propio cuerpo

como de los reinos que nos siguen y de las jerarquías que están por

encima de nosotros pero que colaboran para nuestro propio desarrollo)





El Ser Supremo “imagina” Su Obra Cósmica antes de comenzar su

manifestación activa por medio del Primer Aspecto de Poder. En esta

obra están incluidos los Planos Cósmicos, los Mundos y las Grandes

Jerarquías que habitarán dichos Planos y Mundos con sus

correspondientes siete subdivisiones. Este primer impulso es comparable

 a lo que nosotros llamamos “voluntad” y que, a su vez, forma la “idea”

que se cristalizará hasta llegar a ser lo que está preconcebido. Por tanto,

 lleva consigo la Fuerza que cristaliza y reabsorbe la manifestación

 cuando ésta llegue a su fin.





A continuación pone en actividad el Tercer Aspecto de “Movimiento” para

 preparar la Substancia Raíz Cósmica (Esencia Primordial o Primaria)

despertándola de su estado de inercia (tal y como la manifiesta lo Absoluto)

haciendo girar sobre sus propios ejes los átomos inseparables para que

desde diferentes ángulos se puedan obtener una infinita variedad de

 combinaciones y vibraciones. Esta actividad es la base (el material)

para la creación de los Siete Grandes Planos Cósmicos y, en base

a esta actividad, las siete Jerarquías colaboradoras del Ser Supremo

 forman las diferentes subdivisiones y demás manifestaciones. El Tercer

 Aspecto se manifiesta como una fuerza de “atracción” y “cohesión”

que facilita toda clase de combinaciones para que se pueda moldear

 la Substancia Raíz Cósmica y así formar las diferentes figuras o

arquetipos de determinada vibración según el fin de las mismas

en cada Plano Cósmico y en sus subdivisiones.





De esta forma vemos como es el Ser Supremo quien facilita todo lo

 necesario para formar los Arquetipos o Mundos que después serán

 copiados y desarrollados por las innumerables Jerarquías Creadoras

gracias a las cuales, los Dioses como el nuestro, también se manifiestan

 y evolucionan gracias a sus creaciones.

 

 
 



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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: moriajoan Enviado: 03/07/2011 17:45

 

Midiagrama.jpg

 

 







Esta primera actividad del Ser Supremo hace que la Substancia Raíz Cósmica
tenga todas las magnitudes y extensiones posibles para que cualquier Jerarquía
o Dios individual pueda manifestar Vida en su propia creación según sean sus
 posibilidades evolutivas. Por tanto es preparada como campo de operaciones
 donde las Jerarquías Creadoras puedan formar las Constelaciones, en sentido
 físico, así como los Esquemas de Mundos en sentido espiritual. Esta
Substancia Raíz Cósmica responde a cualquier “invocación” o “vibración”
 causada por las Jerarquías y Dioses y, como en realidad contiene la doble
polaridad de Espíritu-Materia, de ella se forman los mundos de diferentes
 grados de materia y vibración. Dada la gran variedad de vibraciones, ángulos,
formas, etc. de los átomos primarios a partir de la influencia de los Aspectos
 del Ser Supremo, se forman las agrupaciones en los diferentes niveles según
el principio de selectividad, por tanto a cada mundo y división (o dimensión)
 le corresponde un tipo específico de átomo y, a su vez, un determinado grado
de conciencia. Como hemos dicho, el Ser Supremo está ayudado por Siete
Jerarquías Creadoras, también llamadas “Los Siete Espíritus ante el Trono”,
que ya comenzaron su evolución en otras manifestaciones anteriores.




Podríamos concluir esta exposición diciendo que los mundos de más
elevada vibración y más sutil substancia ocupan mayor espacio que los más
cristalizados y densos, por tanto, el Séptimo Plano Cósmico (comenzando
 por el superior o Ser Supremo) donde crea nuestro Dios es el que menos
 espacio ocupa, (de forma similar a nuestro cuerpo físico que es el que
menos ocupa respecto al cuerpo etérico, astral, mental, etc.) sin embargo es
 infinito a la visión del ser humano. Esto es lógico si pensamos que en este
plano cósmico donde se encuentra la materia que llamamos física, es el
 campo de operaciones de una gran cantidad de Dioses como nuestro Creador
que, a su vez, están evolucionando dentro de la manifestación de otros Dioses
 más elevados que son los creadores de las Galaxias y Constelaciones.




A partir del trabajo básico e imprescindible del Ser Supremo ayudado por
las Jerarquías Creadoras, se constituyen el resto de los Mundos Cósmicos
 según las necesidades de sus creaciones. Estas Jerarquías estructuran la
Substancia Raíz Cósmica teniendo en cuenta los esquemas del Ser Supremo y
 sus propios esquemas, además son los encargados de mantener la manifestación
 a través de su propio Poder y Aspecto también llamado “Rayo”. A partir de estas
Siete Jerarquías y según se van formando los Mundos Cósmicos, otros se van
 haciendo cargo de cada una de las subdivisiones de los mundos, donde
 utilizarán la Substancia Raíz Cósmica y sus principios de poder para
dar la “densidad” necesaria según las necesidades del Plan Divino. La
formación de los Planos y Subplanos Cósmicos está basada en la combinación
 de los éteres o átomos primarios de forma similar a la formación de los elementos
químicos de nuestro planeta los que a su vez están
formados por diferentes átomos físicos.

EL SISTEMA SOLAR: Sabemos que la Ley de Polaridad existe en todo el
Universo manifestado y, según la memoria de la naturaleza así como la
 información de las Jerarquías Creadoras que guían la evolución de la
humanidad, toda manifestación tiene su origen en los Tres Aspectos Divinos
 de sus creadores obrando sobre esa misma Substancia Raíz Cósmica
compuesta de Espíritu-Materia. Por tanto, nuestro sistema solar no puede
 ser diferente, nuestro Dios se manifiesta gracias a sus aspectos de
 Voluntad, Amor y Actividad; aspectos que nosotros también estamos
 desarrollando como Espíritus diferenciados por Él mismo y a través
 del renacimiento en cuerpos físicos.




Pero lo mismo que nosotros tenemos nuestro origen y estamos desarrollando
 esos poderes gracias a la labor de Dios y de otras Jerarquías Superiores,
así mismo, Dios ha tenido su origen y ha llegado a ser un Dios Creador
 de un Sistema Solar gracias a otras Jerarquías Superiores a Él. Por tanto,
 parece ser, que el origen del esquema de mundos donde nosotros estamos
 evolucionando (como de nuestro sistema solar) está relacionado con un
trabajo de incalculables proporciones donde están implicadas las jerarquías
 e iniciados de los grupos de estrellas que conocemos como Osa Mayor
, las Pléyades y la Estrella de Sirio.




“Como es arriba es abajo” y si el Ser Supremo se manifiesta a través de
Siete Grandes Planos Cósmicos, nuestro Dios lo hace en el séptimo Plano
 Cósmico del Ser Supremo copiando ese mismo esquema y, por tanto,
creando Siete Mundos de diferente grado de densidad de “materia” o
 vibración. Pero lo mismo que nosotros utilizamos un cuerpo físico, Dios
 utiliza el Sistema Solar como campo evolutivo propio y para sus oleadas
 de espíritus; y lo mismo que nuestro verdadero ser tiene su origen (como
chispa divina) en Dios, así mismo, toda chispa divina sea del grado de conciencia
 que sea, tiene su origen en el Ser Supremo con la única diferencia de que
el “nacimiento” de esa “Conciencia Individual” puede tener lugar en diferentes
 niveles dentro de los Siete Planos Cósmicos. Así es que nosotros, como
individuos, tenemos nuestro origen y hemos nacido del Ser que llamamos
 Dios porque Él nos ha diferenciado de Sí Mismo, sin embargo, la vida
espiritual es una en el Ser Supremo y, por tanto, nosotros y nuestro Dios
 tenemos nuestro origen en el Ser Supremo que
es la primera manifestación de lo Absoluto.




Es lógico pensar que lo mismo que nosotros somos un Rayo de la Chispa
Divina (Mónada o Espíritu Virginal) diferenciada en el Mundo de los Espíritus
 Virginales pero desarrollando los poderes del Triple Espíritu desde las
 regiones superiores del Mundo del Pensamiento y gracias a los cuerpos
 “materiales” que llamamos personalidad, nuestro Dios tenga centrada
Su conciencia en el Tercer Plano Cósmico (mental) pero que se manifiesta
físicamente en el Séptimo o Físico. Por tanto, lo mismo que nosotros no
somos la personalidad pero sí obtenemos fruto de ella en cada
manifestación (renacimiento) así mismo Dios obtiene cierto desarrollo
de cada una de sus manifestaciones físicas aunque su verdadero Ser
se encuentre en otro Plano Cósmico por encima del Séptimo.




Nosotros estamos evolucionando para alcanzar la meta que llamamos “Dios”
y Su Conciencia y para ello debemos prepararnos para ir recibiendo las
 iniciaciones, según alcancemos esas iniciaciones así obtendremos “poder”
 para ser superhombres, semidioses y finalmente dioses. Parece ser que en
 cada iniciación asisten al menos tres Seres de gran espiritualidad y Poder,
 los que (según cuál sea la iniciación) manejan ciertas energías que pueden
estar relacionadas con otros planetas, mundos, sistemas solares o incluso
constelaciones. Por tanto, antes de la manifestación de Dios, Él tuvo que
 ser también iniciado en algún grado cósmico que le permitiera ser creador
 de nuestro sistema solar, de ahí que podríamos pensar que nuestro
 Dios y su creación están íntimamente relacionados con otros Dioses
que le “iniciaron” desde la Jerarquía gobernante de Sirio. De ahí, por tanto,
 procede el esquema de mundos creados por Dios.




 

 
 


Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: moriajoan Enviado: 04/07/2011 07:43

 

 

 

 



EL ORIGEN DEL UNIVERSO..(yIII) 

Como sabemos, cuando hablamos de los Planos Cósmicos así como de todo lo que
 está fuera de nuestro esquema y sistema solar, tenemos que basarnos en las
“suposiciones” que Seres como los Hermanos Mayores u otros miembros de
 la Fraternidad Universal han hecho, y en el axioma hermético “Como es arriba
 es abajo”. Esto es lógico porque no hay medios de averiguar lo que ocurre
en el resto de los Planos Cósmicos, pero sí existe la razón, la lógica y el
discernimiento. Podríamos suponer que nuestro Dios obra desde el Plano
Mental Cósmico (como nuestro Ego desde las regiones superiores del Mundo
del Pensamiento) que su verdadera procedencia es el Segundo Plano
 Cósmico (que es como el Mundo de los Espíritus Virginales nuestro) pero que
se expresa a través de la energía de Sirio, la cual se manifiesta en
el Sol invisible o Sol espiritual.
Siguiendo con la misma suposición diremos que su encarnación física es el
Sol físico, cuya constitución es similar al átomo. Dios se relaciona
subconscientemente con el Cosmos y conscientemente con su creación,
 o sea, lo mismo que nosotros tenemos una conciencia interna que llamamos
Ego o Yo Superior, y tenemos otra temporal que se relaciona con el cuerpo y
el mundo físico. Dios recibe el fruto de su manifestación (sistema solar y
mundos con sus oleadas de Espíritus y Jerarquías) como medio de
evolución como nosotros evolucionamos gracias al fruto de la personalidad
 física. Por eso podríamos decir que:

Primero: Que Dios mismo representa la Chispa Divina o Espíritu
Virginal respecto a nosotros.
Segundo: Que su trabajo sobre el Sistema Solar representa al Ego el cual
recoge el fruto de las experiencias de sus encarnaciones.
Tercero: Que las Oleadas de Espíritus que Él diferencia en Sí Mismo
representan a nuestra personalidad a través de la cual adquiere experiencia el Ego.

De modo que nuestro Dios evoluciona gracias a las Oleadas de Vida (de Espíritus)
 que Él crea y a las Jerarquías Creadoras que colaboran con Él y que ya fueron
creadas en otras manifestaciones anteriores suyas. Cuando su creación
llega a su fin, ésta responde como un conjunto auto-consciente que toma
 conciencia objetiva de Dios y así queda establecida una conciencia
 recíproca entre Dios y los Espíritus diferenciados por Él, (sus hijos) con la
única diferencia de que Dios tiene un origen o trasfondo superior o cósmico
 y el resto tiene un origen o trasfondo inferior o físico.
La creación de nuestro Dios se basa en la Substancia Raíz Cósmica del
Séptimo Plano Cósmico que otras Jerarquías han elaborado para que se pueda
 hacer este tipo de creaciones según la evolución y conciencia del Dios creador,
 ya que en este Plano Cósmico hay infinidad de Dioses de diferente evolución
que con sus creaciones engrandecen el Universo manifestado.
Podríamos pensar que lo mismo que nosotros manifestamos nuestra “Epigénesis”
desde el Mundo del Pensamiento para después hacer nuestras creaciones
físicas, lo mismo hace Dios desde el Plano Mental Cósmico donde está
delineado el Plan concebido por el Ser Supremo incluyendo nuestro sistema solar.
Una vez elegido el sitio apropiado para su creación en el séptimo Plano Cósmico
 del Ser Supremo, Dios compenetra su Substancia Raíz Cósmica con su aura y
conciencia (su vida) para despertar las cualidades (poderes dinámicos de
cada átomo) Así podemos comprender que la Substancia Raíz Cósmica
 es el polo negativo del Espíritu Universal mientras que nuestro creador
actúa como el polo positivo para que el espacio pueda ser “cristalizado” con
 el fin, en nuestro caso, de que haya un sistema solar. De esta forma, Él se
 aísla a Sí Mismo en determinado lugar del espacio donde manifiesta un
esquema de siete mundos y sus sub-mundos para continuar su evolución
y aumentar su conciencia.
La elección del campo de operaciones y de sus cualidades depende siempre del
desarrollo evolutivo de Dios (como ocurre con el material que atraemos para
 la formación de nuestros cuerpos a la hora de renacer) La vibración relacionada
con el grado de evolución no sólo atrae el material necesario, sino que también
será el motivo para que otros seres ajenos a su creación colaboren con Él
 (por ejemplo y entre otros: los espíritus de la naturaleza y los Ángeles que
colaboran en la formación del planeta Tierra) Es decir, en un mismo espacio
 pueden colaborar varios Dioses para que sus oleadas de vida evolucionen
(lo mismo que en nuestra creación del cuerpo físico hay células, moléculas, etc.)
El objetivo de Dios es infundir “Vida” en la “materia” y por eso diferencia los
mundos, para que esa “Vida” pueda evolucionar en un grado máximo a la vez
que va adquiriendo conciencia de sí misma (según la forma) y de su Creador.
Pero para ello también se vale de otras Jerarquías de gran desarrollo
 espiritual que son fruto de otras manifestaciones anteriores, estas Jerarquías
 colaboran incluso con otras oleadas inferiores a la nuestra que se están
sirviendo del planeta Tierra para obtener su conciencia individual y humana.
Normalmente se dice que un sistema solar tiene su origen en una nebulosa de
 partículas incandescentes, eso es, en cierto modo cierto, pero la actividad
de Dios y de las Jerarquías Creadoras comienza mucho antes de que eso
ocurra. La primera manifestación es el calor, y ese calor es fruto de la actividad
 de la oleada de vida en ese campo de acción elegido por Dios para su
manifestación; si hay calor tiene que haber algo que lo produzca, es decir,
Vida. A continuación, y como fruto del calor surge la luz que bien podemos
llamar “nebulosa incandescente”. Después se incluye la humedad, gracias
 al frío del espacio, para después formarse las primeras incrustaciones
físicas. Y es en ese proceso como se va enfriando la materia de los polos
de la nebulosa para separarse de la misma en forma similar a un anillo por
 medio de la fuerza centrífuga. Esta masa o fragmento circunda la nebulosa
central como los planetas actuales, que es a lo que se llega a convertir
según se va cristalizando y formando el sistema solar. En cada fragmento
separado también se crea un vórtice de fuerzas, sobre las que actuarán
las Jerarquías en su labor de hacer que cierto tipo de Espíritus evolucionen
 en esa clase de materia compenetrada por determinados mundos.
Así, y según las necesidades de los Espíritus evolucionantes, se fueron
 separando fragmentos de la nebulosa para luego cristalizarse y convertirse
en planetas; lo que se repite respecto a los satélites de los planetas. No hay
que olvidar que cada planeta tiene su espíritu, y que lo mismo que ese
 espíritu obtendrá nuevos y mayores medios de manifestación y evolución
gracias a la oleada de vida que habita en él, así mismo la materia, que
también evoluciona, también servirá para mayores obras.
Cuando Dios comienza su obra en el espacio elegido, actúa sobre la materia
 para crear los primeros planos donde se diferencian los Espíritus Virginales
 para así comenzar su descenso hacia los otros mundos más densos que se
irán formando según sus necesidades. Pero estarán los seres correspondientes
según su desarrollo, que a su vez, ayudan a evolucionar a los que son inferiores
 a ellos. Así se van formando los mundos de diferente vibración y
densidad de “materia” hasta copiar “supuestamente” el esquema del
Ser Supremo. De esta forma nosotros llegaremos a ser dioses creadores
 y alcanzaremos el nivel de nuestro Creador, a la vez que Él asciende a niveles
superiores en los Mundos Cósmicos.
Es de suponer que con Dios y por debajo de Él haya, al menos: 7 Espíritus
ante el Trono (Jerarquías Creadoras) que tienen una relación interna con
 los regentes de cada Mundo según su Aspecto o Rayo como así mismo la
tienen los regentes de cada subdivisión de ese mundo con el regente del
mismo; 7 Regentes de cada planeta del sistema solar que tienen relación
 íntima con los regentes de los mundos que compenetran cada planeta;
 12 Jerarquías (incluyendo la nuestra) colaboradoras en la formación y
consolidación del esquema terrestre y del sistema solar; y otras oleadas
 de vida inferiores a la nuestra que, siendo ayudadas por las Jerarquías
 Superiores y por nosotros, colaboran y evolucionan
en este mismo esquema de mundos.
Concluyendo, diré que el Sol no pudo convertirse en lo que es hasta que no
expulsó a todos los planetas de lo que hoy llamamos sistema solar. En realidad
y aunque parezca lo contrario, el Sol físico no es el “Padre” de los planetas,
 es decir tanto el Sol físico como los planetas proceden del Sol Central
 espiritual. Dicho de otra forma, el Sol físico es el reflejo del Sol espiritual
 (como nuestro cuerpo físico es el reflejo del Espíritu) donde actúa la
 voluntad de Dios, por eso se dice que el Sol verdadero es tan
 invisible como el verdadero ser humano.
Los planetas Neptuno y Plutón, así como los que quedan por descubrir y
que supuestamente pertenecen a nuestro sistema solar, no pertenecen
 al mismo, estos son manifestaciones de esquemas de otros Dioses. Sin
embargo y aunque poco, sí influyen en la humanidad como influyen otras
Jerarquías relacionadas con el Zodíaco y por tanto ajenas a nuestro sistema solar.



 

 
 



 
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