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JOAN MUCHO MAS JOAN: EL AMOR
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: moriajoan  (Mensaje original) Enviado: 27/02/2012 20:00
 

 

PUEDES VER UN RESUMEN DEL TEXTO EN FORMATO
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CLIC25252520AQU252525C32525258D.gif picture by vislumbrar 

 
http://www.4shared.com/office/WAC3SdWP/EL_AMOR__DEL_LIBRO_A_LOS_PIES_.html?refurl=d1url

 

EL AMOR

El Amor es la cualidad más importante, porque cuando es bastante fuerte en un

hombre, lo estimula a revestirse de todas las demás, que sin ella nunca serían

suficientes. Suele definirse el amor como un intenso deseo de unión con Dios y de

liberación de la rueda de nacimientos y muertes. Pero este concepto del amor suena a

egoísta e implica sólo una parte de su significado. El amor es más que deseo; es

voluntad, resolución, determinación. Para producir este resultado, la resolución debe

llenar vuestra naturaleza entera, hasta el punto de no dejar lugar para ningún otro

sentimiento. Es, sin duda, la voluntad de ser uno con Dios, no para escapar del

sufrimiento y de la fatiga, sino a fin de que, en razón de vuestro amor profundo hacia

Él, podáis obrar con Él y como Él obra... Pues siendo Dios Amor, si queréis llegar a ser

uno con Él, debéis también estar poseídos de amor y perfecto altruismo.

En la vida diaria, esto significa dos cosas: primera, que procuréis cuidadosamente no

causar daño a ningún ser viviente; segunda, que siempre estéis alerta por si se

presenta la oportunidad de ayudar.

Primero, no dañar. Hay tres pecados que causan en el mundo mayores males que

todos los demás: maledicencia, crueldad y superstición, porque son pecados contra el

amor. Si el hombre quiere henchir su corazón de amor divino, ha de vigilarlos y

combatirlos constantemente.

Veamos los efectos de la maledicencia: Principia con el mal pensamiento, y esto en sí

mismo es ya un crimen. Porque en todas las personas y en todas las cosas existe el

bien y el mal. A cualquiera de éstos podemos prestarle fuerza, pensando en él, y por

este medio ayudar o estorbar la evolución; podemos hacer la voluntad del Logos o

trabajar en contra de ella.

Si pensáis mal de otro, cometéis tres iniquidades a un tiempo:

1a Llenáis el ambiente que os rodea de malos pensamientos en vez de buenos, y así

aumentáis las tristezas del mundo.

2a Si en el ser en quien pensáis existe el mal que le atribuís, lo vigorizáis y alimentáis; y

así, hacéis peor a vuestro hermano en vez de hacerlo mejor. Pero, si generalmente el

mal no existe en él y tan sólo lo habéis imaginado, entonces vuestro maligno

pensamiento tienta a vuestro hermano y lo induce a obrar mal, porque, si no es todavía

perfecto, podéis convertirlo en aquello que de él habéis pensado.

3a Nutrís vuestra propia mente de malos en vez de buenos pensamientos, y así

impedís vuestro propio desarrollo y os hacéis, a los ojos de quienes pueden ver, un

objeto feo y repulsivo, en vez de bello y amable.

No contento c on hacerse todo este daño y hacerlo a su víctima, el maldiciente procura

con todas sus fuerzas que los demás participen de su crimen. Les expone con

vehemencia su chisme, con la esperanza de que lo crean, y entonces los convencidos

cooperan con él, enviando malos pensamientos al pobre paciente. Y esto continúa día

tras día, y no lo hace sólo una persona, sino miles. ¿Veis ahora cuán bajo, cuán terrible

es este pecado? Procurad evitarlo en absoluto. No habléis jamás mal de nadie; negaos

a escuchar a quien os hable mal de otro, y decidle, afectuosamente: "Tal vez eso no

sea verdad, y, aunque lo fuese, es mejor no hablar de ello".

En cuanto a la crueldad, ésta es de dos clases: intencionada y sin intención.

La crueldad intencionada consiste en causar, de propósito, dolor a otros seres

vivientes, y éste es el pecado más grave de todos: obra de diablo más bien que de

hombre. Diréis que ningún hombre puede hacer una cosa semejante; pero

precisamente los hombres la han hecho muy a menudo y aún la están haciendo cada

día. Los inquisidores la practicaron, y también muchas gentes religiosas en nombre de

su religión; los vivisectores, así como habitualmente algunos maestros de escuela.

Todas estas personas tratan de excusar su brutalidad con la costumbre; pero un crimen

no deja de serlo porque muchos hombres lo cometan. Karma no tiene en cuenta las

costumbres; y el karma de la crueldad es el más terrible. En la India, al menos, no

puede haber excusa para tales costumbres, porque todos conocen el deber de no

acusar mal a nadie. El destino de los crueles cae también sobre aquellos que se

dedican intencionadamente a matar a las criaturas de Dios, y llaman a esto deporte.

Ya sé que tales cosas no las efectuáis vosotros, y por amor de Dios hablaréis

claramente contra ellas cuando la oportunidad se os presente. Pero también hay

crueldad en las palabras como en los actos, y una persona que diga una palabra con

intención de herir a otra es culpable de este crimen. Esto tampoco lo haréis vosotros;

pero algunas veces una palabra dicha al descuido hace tanto daño como una

maliciosa. Así pues, debéis estar siempre en guardia contra la crueldad no

intencionada.

En general, ello procede de la irreflexión. Hay hombres tan poseídos de la ambición y

de la avaricia, que ni siquiera se dan cuenta del sufrimiento que causan a los demás

pagándoles poco, o haciendo pasar hambre a su mujer e hijos Otros, pensando tan

sólo en su codicia, se preocupan poco de los cuerpos y de las almas, a quienes

arruinan por satisfacerla. Para librarse de unos cuantos minutos de molestia, un

hombre deja de pagar a sus obreros el día que les corresponde, sin acordarse de las

dificultades que este hecho les reporta. ¡Tanto sufrimiento se causa por descuido, por

olvidar cómo una acción ha de afectar a los demás!... Pero Karma nunca olvida, y no

tiene en cuenta que los hombres olviden los hechos.

Si deseáis entrar en el Sendero, debéis pensar en las consecuencias de vuestros

actos, para que no seáis culpables de crueldad irreflexiva.

La superstición es otro mal tremendo, que ha causado grandes y terribles crueldades.

Las personas esclavas de ella menosprecian a las que saben más, y tratan de

obligarlas a hacer lo que ellas hacen.

Pensad en la horrorosa matanza debida a la superstición de sacrificar a los animales y

al todavía más terrible prejuicio de que el hombre necesita alimentarse de carnes.

Pensad en el trato a que la superstición ha dado motivo con respecto a las clases

oprimidas en nuestra amada India, y ved cómo esta mala tendencia puede engendrar

una despiadada inconsideración, aun entre los que conocen el deber de fraternidad.

Los hombres han cometido muchos crímenes en nombre del Dios de Amor, movidos

por la pesadilla de la superstición; cuidad mucho de que no quede en vosotros ni el

más leve vestigio de ella.

Debéis evitar estos tres grandes delitos, porque son fatales a todo progreso, por ser

pecados contra el amor. Pero no tan sólo estáis obligados a refrenaros de este modo

ante el mal, sino que habéis de ser activos para el bien. El intenso deseo de servir ha

de llegar al máximo, hasta el punto de estar siempre a la mira para aplicarlo alrededor

de vosotros no tan sólo a las personas, sino a los animales y a las plantas. Debéis

prestar vuestro servicio hasta en las pequeñas cosas de la vida diaria, de modo que,

acostumbrándoos a ello, no podáis substraeros, cuando se presente la oportunidad de

hacer cosas de mayor importancia. Pues si deseáis llegar a ser uno con Dios, que no

sea para vuestro propio beneficio, sino para convertiros en canal por donde fluya Su

amor para alcanzar a vuestros semejantes.

El que está en el Sendero no vive para sí mismo, sino para los demás; se olvida de él

para poder servirlos. Es a manera de pluma en manos de Dios, por la que fluye Su

pensamiento y tiene expresión aquí abajo, lo que no podría suceder sin ella. Es a

manera de un canal de fuego viviente que derrama sobre el mundo el Divino Amor que

llena su corazón.

La sabiduría que os capacita para ayudar, la voluntad que dirige la sabiduría, el amor

que inspira la voluntad, éstas son vuestras cualidades.

Voluntad, Sabiduría y Amor son los tres aspectos del Logos; y vosotros, que deseáis

alistaros para servirlo, debéis, hacer gala de ellos en el mundo.


 

 

 
 



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Mitzi Enviado: 28/02/2012 19:20
Pues si, quise verla y la disfrute de principio a fin, te quedo maravillosa!  No hay duda que Krishnamurti tiene un pensar bien desarrollado.  Ojala y podamos ejercer todos nuestros actos con la suficiente voluntad, sabiduria y amor.  Te dejo mi mas sincero abrazo y un beso por ese color azul tan bonito del fondo.


 
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