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EL VISLUMBRAR DE LA ERA DE ACUARIO
 
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From: moriajoan  (Original message) Sent: 04/05/2012 16:16

 

El hombre tiene dos enemigos inmediatos a los que debe vencer: Primero, la naturaleza
 instintiva de las vidas que componen los diferentes cuerpos, que se hallan en un proceso
de involución con tal de obtener la autoexpresión y autoconciencia, que impiden
 la expresión del verdadero Yo, y que es donde se enreda la mente personal en su
hiperactividad pensante. Segundo, la herencia de deseos y mental que traemos de
otras vidas como karma y que sólo en la medida que se controle se podrá liberar
el ser interno de esas modificaciones y obstrucciones mentales que le impiden
manifestarse. Esto, como es evidente, sólo se puede conseguir por medio de la
concentración de la mente, por medio de la voluntad del Alma como observador
y percibidor. Una vez conseguido esto gracias al esfuerzo y a la persistencia, se
 podrá comenzar a enfocar la mente cuando sea necesario y sólo en los deseos y
formas mentales que se deseen crear dejando a la mente el resto del tiempo en un
estado de inactividad personal que servirá para que se manifieste el Ego. La acción
 del hombre está basada en el fruto o pensamiento de la mente al cual va unido un
deseo o sentimiento que, a su vez, actúa como personalidad que no permite que
se exprese el Ego, por el contrario, el método oriental llamado Raja Yoga permite
reemplazar esos pensamientos-deseos por la voluntad inteligente del Ego
 cuyo principio es el amor universal.
Hemos de deducir, evidentemente, que hay varios métodos de percepción o de
adquirir conocimiento. Primero: El conocimiento que se adquiere por medio de las
 vibraciones de los sentidos y que llegan al cerebro; y segundo, el conocimiento
que adquiere la persona psíquicamente desarrollada que, como Ego en su propio
plano, usa correctamente a la mente como un sentido más. Se podría incluir la
deducción, la imaginación y el conocimiento adquirido utilizado como ley de
analogía para razonar algo y sacar una conclusión, pero no son medios de adquirir
 conocimiento directo. El único medio para alcanzar un conocimiento directo
como persona es la mente, incluso un vidente centrado en la conciencia
del Ego necesita a la mente para recibir la información de lo que quiera saber
en los mundos donde se está evolucionando. Por eso de nada sirve la concentración
 o el hecho de dar vueltas a las cosas mentalmente cuando lo que se desea
es el desarrollo espiritual relacionado con ese Ego o Yo superior. Así es que
 es necesario un perfecto control de la mente si queremos utilizarla como una
 herramienta para el propio desarrollo del Ego, así es que, es necesario:
1º.- Controlar las actividades de la mente como creadora de pensamientos
 automáticos, instintivos y sin control.
2º.- Estabilizar la mente para que el propio Ego pueda utilizarla como un nuevo
 sentido desde donde analizará los demás.
Esta sería la mejor manera de adquirir conocimiento puesto que lo que llegue al
cerebro sería analizado por la razón y la intuición que es el aspecto mental superior
lo que, a su vez, trae como resultado una correcta transmisión del cerebro. Esta es
la diferencia entre el conocimiento directo y lo que en oriente llaman “maya” o
ilusión, es decir, una visión incorrecta porque falta la percepción del Ego.

Teniendo claro ya lo que es una correcta percepción y un correcto uso de la mente,
 no es necesario decir que la mente en blanco y que todo aquello que no esté dirigido
por la voluntad y la conciencia no entra dentro de lo que un aspirante a la propia
superación debe perseguir. Es necesario un persistente e incansable esfuerzo en
la repetición voluntaria y consciente para aniquilar los malos hábitos de la mente y
sus actividades personales y para imponer y reemplazarlas por las impresiones y
actividades del Yo superior o Ego. Aquí no caben los entusiasmos ni las esperanzas,
 el sacrificio y el trabajo paciente son lo único que puede hacer del hombre un
 superhombre. Es el desapego a los conocimientos que nos llegan a través de la
personalidad el que hace que los sentidos cumplan mejor su trabajo y el que libera
al hombre del contacto sensorio normal para hacerse el capitán del barco, el
observador que utiliza sus cuerpos y sus sentidos cómo y cuándo quiere. Solo
 cambiado las fluctuaciones de la mente y controlando la naturaleza psíquica
 inferior es como el hombre puede manifestar la vida del Alma en sus quehaceres
cotidianos; sólo el correcto y persistente empleo de la voluntad puede alcanzar y
mantener al hombre espiritual. Es necesario detener las actividades y
 manifestaciones de la mente que responden a la atracción del conocimiento
 personal y a los sentimientos, deseos y emociones y para ello hay que hacer
toda una serie de restricciones mentales. Como es lógico, si el objetivo es la unión
 con el Alma para después, hacer lo mismo respecto a todas las Almas, en
el trabajo no debe faltar el correcto discernimiento y el ardiente y elevado deseo de
 obtener los resultados mencionados y, en consecuencia, aniquilar la personalidad.

Estos trabajos que estamos mencionando son formas de concentración y
 meditación y tratan de enfocar la mente en una sola dirección para aquietar
las actividades o modificaciones que se producen por medio de las impresiones
externas o de los sentidos. Por tanto, cuando el aspirante controla la percepción
de lo que transmiten los sentidos hasta tal punto que no afectan a la mente, el
cerebro se calma en su actividad y la mente no se modifica sino que asume la
voluntad del Yo superior. Esto trae consigo una intensa actividad interna basada
en el enfoque voluntario y consciente en el aquí y ahora. Por consiguiente,
esa actividad responde a las impresiones procedentes de los planos superiores
a la mente, a la región abstracta del mundo del pensamiento. Estas impresiones
 abstractas o subjetivas aportan un nuevo conocimiento que descubren al hombre
un mundo que nada tiene que ver con los sentidos ordinarios. Es lógico que el
aspirante tarde en darse cuenta de este cambio y más aún cuando tenga caídas
y vuelva a ser dominado por los deseos, emociones y hábitos personales, pero
 cuando progresiva y persistentemente se va practicando la concentración, la
meditación y la contemplación, termina por “vivir” una vida contemplativa que
transforma totalmente a la personalidad. Es decir, cuando el aspirante hace caso
 omiso y rechaza lo que le presentan los sentidos ante la mente, concentrando
la misma sólo y exclusivamente cuándo y dónde él quiere, entonces deja de
 identificarse con ellos y queda libre del apego y apasionamiento del yo inferior.
 Esto, inevitablemente facilita aún más la concentración y estabilización de la
 mente. El apego a las formas materiales o la atracción de la forma por el Espíritu
 lleva casi a involucionar, por el contrario, la repulsión de la forma y su
desapego a partir de la mente impulsa lleva a la evolución individual, de aquí
 que cuando el pensamiento del Ego está ocupado en su propio plano y en sus
propios asuntos no sea posible el apego a las formas de los mundos inferiores.

Las modificaciones o actividades de la mente concreta ―personal―
tienen su origen en el pasado conocido y experimentado, pero los obstáculos
que más perjudican al desarrollo y control de la mente abstracta por parte del
Ego son el deseo, el apego, la ignorancia, el sentido personal, el odio y otros
muchos aspectos de la mente y del cuerpo de deseos que atan al pensador en
 su vida cotidiana; es decir, a las tendencias, hábitos de pensar y simientes de
 la memoria y del subconsciente. Es necesaria, por tanto, una actitud mental
nueva por parte del pensador y sobre la mente para que repercuta sobre el
cerebro. Esos obstáculos o distracciones de la mente que bien podríamos
 agrupar como “sutiles” ―impresiones― y groseras ―que afectan más
 directamente a la mente pensante― se pueden eliminar cuando se obtiene
 el control de la mente y una vez conocida y comprendida su naturaleza.
Si dichos obstáculos o distracciones son el resultado de malos hábitos de
pensar y del mal uso de la mente, está claro que es necesario crear nuevos y
positivos hábitos de pensar, del discernimiento y de la atención voluntaria
y consciente de la mente en lo subjetivo.

Puesto que estos hábitos relacionados con el cuerpo etérico ―por medio de la
repetición― tienen su origen en la mente pensante personal y en los deseos y
emociones, está claro que son los causantes de nuestro dolor y sufrimiento,
por ejemplo: Cuando deseamos algo y no lo conseguimos o cuando nos
molestamos y alteramos por una ofensa en vez de hacer oídos sordos o buscar
 su lado positivo. Dicho de otra forma, cuando el aspirante deja de identificarse
con los sentidos y reconoce que él no es el que ve, oye y toca, entonces se
 separa de los sentidos y asume el papel de observador de los mismos, es
 decir, asume el papel de perceptor y Yo superior. A partir de ahí una vez
controlada la mente podrá utilizar las formas y actuar en el mundo físico
 sin sentirse engañado e identificado con todo ello. Respecto a la mente
ocurre algo similar, el pensador debe pensar libremente ―sin ser inducido por
la personalidad― y crear las formas mentales que estén en sintonía con su
 naturaleza superior o espiritual; el conocedor debe obtener conocimiento
 del mundo físico, de sus emociones y de todo campo de conocimiento que
esté a su alcance sabiendo que él no es la mente; el observador observará
sin identificarse con lo observado. Esta es la manera de que el Ego se libere
 del apego al mundo fenoménico y de que no le afecten los obstáculos y las
 actividades constantes y automáticas de la mente, a partir de aquí el aspirante
 utilizará el campo de los sentidos como medio para adquirir conocimiento de
 una manera consciente y para experimentar en busca de un mayor desarrollo
 moral, mental y espiritual. Si el mundo que conocemos ha sido construido
en base a los pensamientos creados por el hombre, a partir de aquí, el
aspirante deberá esforzarse por crear nuevos pensamientos que sirvan para
 el desarrollo de la humanidad y para estar en armonía con la voluntad de Dios.

 


 

ESOTERISMO Y ESPIRITUALIDAD
 


 

 

 
 


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