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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: moriajoan  (Mensaje original) Enviado: 02/08/2012 13:58
 
 
 

 

Mucho se ha hablado y se ha escrito y mucho se hablará y escribirá sobre el amor, todos,
según nuestro nivel de conciencia, tenemos uno o muchos conceptos sobre el amor y, sin
 embargo, pienso que nadie puede dar o explicar el verdadero sentido y significado de lo que
 es el verdadero AMOR. Mi pensamiento u opinión al respecto está basada en el hecho de
que el ser humano está evolucionando y, precisamente por eso, cada cual tiene su propia
escala de valores y conceptos sobre lo bueno y lo malo y sobre el amor desde cualquier
punto de vista. Sabiendo que nuestro origen está en un SER de inconmensurable Amor
y Sabiduría por cuya Voluntad fuimos diferenciados temporalmente de Él Mismo, está claro
que, aunque sea de forma latente, debemos tener sus mismos aspectos y virtudes. Así es
 que no nos queda más remedio que admitir que somos dioses en desarrollo y que, a
imagen y semejanza del Creador, la evolución nos llevará a convertir esos aspectos
latentes en poderes dinámicos.



Si bien, la voluntad es la base imprescindible para que el hombre pueda experimentar
vida tras vida para así alcanzar progresivos grados de sabiduría, gracias a ambos aspectos,
el amor se va desarrollando igualmente en nosotros pasando, a través del renacimiento,
por muchas formas de manifestación hasta que, en su momento, podamos hablar del
“Amor Divino en nosotros”. La diferenciación (como Espíritus) que Dios hizo de nosotros
 hace que todos evolucionemos dentro de un Plan Divino y, aunque el renacimiento se
efectúa cada cierta cantidad de años, lo cierto es que todos estamos unidos como
 Almas gemelas y todos tenemos el principio unificador del Amor, estemos en cuerpo
físico o en los mundos superiores como Almas.
A lo largo de estas líneas podremos analizar los diferentes aspectos que el amor tiene
según en qué clase o nivel de consciencia se encuentren las personas, pero podríamos
decir que quien quiera que ame (según su grado de desarrollo) está manifestando el
principio unificador del amor que, por muy bajo que sea, favorecerá el florecimiento
futuro del amor en un más elevado grado. Esto significa que está colaborando de alguna
 manera en la unificación y con la evolución ya que Dios es Amor y, el Amor, como Dios,
es Uno, y nosotros estamos caminando hacia esa unidad gracias también al Amor. Es
 cierto que la humanidad actual, todavía y normalmente, manifiesta un amor egoísta y
emocional pero, queramos o no, es una actitud que, gracias al intelecto y al propio karma
 individual y colectivo, está encaminada hacia una unión armónica.
El amor es uno de los tres Poderes Divinos que a lo largo de nuestro plan evolutivo debemos
manifestar y perfeccionar, es un poder tan grande e importante que afecta a todos los individuos
y personas sean de la nación, cultura y sexo que sean; en realidad, como poder unificador y
armónico, casi podríamos decir que sin él nada se construye. El Amor Divino se diferencia
del personal en que en el personal, una primera o importante experiencia positiva queda
grabada y la mantenemos viva durante el tiempo que dura ese amor. En el amor divino, los
 resultados de una experiencia positiva (servicio amoroso y altruista, actos fraternales
con el prójimo, etc.) hecha con amor y consciencia queda grabada para siempre en nuestro
 Ser y no se borra ni olvida. En el hecho de dar amor personal puede entrar la imaginación
 fantasiosa respecto a la otra persona, mientras que en el divino sólo entran los sentimientos
profundos del corazón que están relacionados con los aspectos más elevados de la conciencia.
En el primero podemos imaginar toda una serie de actitudes y deseos personales y en el
segundo no se trata nada más que de exteriorizar el amor hacia todo lo que nos rodea; en el
personal creamos karma que afecta a lo terrenal y material y en el amor divino solo se
produce un efecto que nos trae felicidad y progreso espiritual.
Para desarrollar y valorar el verdadero Amor y rechazar el falso y egoísta tenemos que
 comenzar por respetarnos a nosotros mismos para no caer en las más bajas actitudes
en pensamiento, palabra y obra; debemos cuidar y mantener el cuerpo físico como el templo
del Espíritu y como un don de Dios que es; debemos centrar nuestros deseos y sentimientos
 en hacer el bien al prójimo; debemos tener la mente controlada para que no busque lo
personal sino la forma de ser útil al mundo; hay que sintonizar armónicamente con todo lo
que nos rodea y con el universo puesto que todo es una creación amorosa de Dios; la
consciencia debe estar en la relación Ser-Dios y no en relaciones de pareja o hechos
interesados, pues de lo que se trata es de facilitar la expresión del verdadero Yo o Alma
 para que, como conciencia, nos aconseje; hay que, en definitiva, llevar la vibración de
 nuestro Ser para así estar centrados en lo espiritual y fraternal.
Estos son algunos de los primeros pasos que hay que dar para que el amor personal se
transforme y para que los resultados sean el rechazo (por falta de interés y atracción) de
 fiestas, de relaciones sexuales y otros actos donde se consume de todo y se facilitan
 toda clase de actuaciones interesadas y personales que nada tienen que ver con el amor.
El verdadero Amor no pone a prueba ni se vale del sexo opuesto para sus propios intereses,
sino que busca una identificación mutua y una sintonía vibracional en lo interno como base
para vivir una vida fraternal y espiritual. Es más, el Amor se puede manifestar y sentir
solo puesto que es un sentimiento interno relacionado con un poder divino y es para
exteriorizarlo hacia todo ser viviente, hecho o circunstancia. El amor personal,
además de no facilitar la espiritualidad, hace que experimentemos y la soledad,
la tristeza, entre otros, cuando no tenemos pareja, mientras que el Amor lo podemos
dar impersonal y desinteresadamente a cualquier persona.
Tenemos la mala costumbre de buscar el amor fuera de nosotros cuando resulta que lo
 tenemos dentro como lo podemos comprobar, por ejemplo, cuando damos algo a alguien
que lo necesita y lo hacemos con amor sincero y solidaridad. Nosotros solos lo podemos
manifestar por el simple hecho de pensar amorosa y compasivamente en alguien que
 necesita ayuda, es más, dando amor verdadero hacemos que las personas que lo reciben
también manifiesten sentimientos similares. Como ya he dicho, procedemos de una
 Fuente de Amor y tenemos ese Poder Divino transformador dentro de nosotros, por tanto,
 somos Amor potencial y solo tenemos que intentar desarrollarlo por medio de la voluntad
y de una manera razonada y sabia. Nuestras actuaciones basadas en el pasado, las
circunstancias presentes, los hábitos egoístas y personales, y la escala de valores que
 cada uno de nosotros tenemos como resultado evolutivo son los motivos principales
 por los que no hemos sido capaces de demostrar el verdadero amor en nuestras vidas
cotidianas, sin embargo, lo tenemos a nuestras disposición para manifestarlo en cualquier
 momento que queramos. Es necesario aborrecer todos esos aspectos personales y
 obstáculos que impiden que nos centremos en cada momento en dar Amor
allá donde nos encontremos.
El amor de pareja no es verdadero amor es atracción personal y, por tanto, es inestable, ya
que tarde o temprano se desvanece y el supuesto amor se transforma en sentimientos y
 emociones negativas; sin embargo, cuando una pareja cumple los requisitos mencionados
(entre otros) considerando a la pareja digna de respecto y de Amor puro, entonces ambos
 pueden vivir en el Amor de una forma duradera y estable. El Amor tampoco es interés egoísta
para hacer nuestra a la otra persona para que nos sirva ni para satisfacerla en lo que quiera
con tal de que esté a nuestro lado porque cuando esa actitud cesa dejamos de “amar”; por
consiguiente, el Amor es incondicional. El Amor, por ejemplo, por el prójimo, es hacer que
se sienta amado, comprendido, auxiliado, valorado, respetado y feliz internamente por
medio de nuestras palabras, sentimientos y actos.



 

 
 
 
 
 




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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: moriajoan Enviado: 02/08/2012 13:59
 
 
 

 

En el amor no caben palabras como: “no puedo vivir sin ti” porque eso es apego o
sentido de posesividad. El Amor ve a todas las personas por igual desde el punto de vista de
 la hermandad y de la fraternidad, y siente el mismo dolor y la misma compasión por unos
que por otros. Dos personas se pueden necesitar mutuamente por muy variadas circunstancias
(económicas, social, conveniencia…) para hacer frente a su destino pero en ellos está el hecho
 de que su vida esté llena de intereses egoístas y posesividad o vivir una vida llena de elevados
 sentimientos mutuos donde una se sacrifique por el otro con amor y compasión. Cuando dos
personas viven así y se sirven como si sirvieran a Dios y ven mutuamente la belleza interna y los
 valores espirituales, están viviendo en el Amor. También se vive en el Amor cuando una pareja
 comparte su destino kármico para que la convivencia en el amor y en la humildad les
 ayude a evolucionar más en esa vida, esto es, que cuando uno se desvíe del sendero
espiritual el otro esté ahí para vibrar juntos de nuevo en los valores elevados que
ayudan a superar las pruebas del destino.

Como ejemplo de esto último podríamos poner a las parejas que, teniendo alguno de ellos
 alguna enfermedad grave o invalidez, les cuidan y están a su lado dándoles todo su amor.
Qué decir tiene el hecho de que, en el hogar, los padres den ejemplo de respeto, armonía,
comprensión, servicio desinteresado, etc., ya que, esa frecuencia vibratoria hace que
los hijos crezcan en ese ambiente de felicidad libre de egoísmos y deseos personales.
 El Amor mantiene unidos a quienes lo manifiestan y vibran en él; les hace más sensibles
 hacia todo ser viviente; no miente, no traiciona, es cariñoso y servicial
y nada le parece mal.


Una vez expuesto todo lo anterior, veamos algunas de las formas más
 comunes de amor entre las personas:

Amor instintivo: Esta clase de amor o de atracción resulta de toda una serie de
combinaciones mecánicas o químicas (atracciones, repulsiones, simpatías, cortejos, sexo…)
pero este amor solo dura mientras existe dicha química o afinidad.

Amor sentimental o emocional: Es el que se impone incluso sobre las incompatibilidades
físicas o mentales aunque si no hay química suele tener poco futuro, de hecho, pronto
surge la indiferencia y los problemas que en muchos casos, llevan al odio y la separación.

Amor consciente: Que también podríamos llamar intencionado, es aquel que puede
manifestarse interesadamente por cualquier ser viviente o hacia cualquier reino con tal
de perfeccionarlo. Entre las personas es el que dice “daría mi vida por él/ella”; de cualquier
 forma, esta clase de amor engendra amor y perfección. En este amor entra en juego la
 humildad y la tolerancia hacia la otra persona o ser. Este amor si no va acompañado
de humildad y de una correcta guía, puede fracasar.

Amor creativo: Es el que crea y origina cosas nuevas y procrea la descendencia.
El Amor creó el mundo, y todas las cosas bellas existen gracias al Amor, pero cuando
no hay amor todo eso puede fallar y no salir como se desea. En las personas, este
amor creativo y consciente se hace notar tanto cuando la persona ama como cuando
es amada. En este caso hay que hablar de la castidad. La persona que ha desarrollado
un grado elevado del verdadero Amor, no se deja dominar por los sentidos ni por la
 pasión y crea a sus hijos a modo de sacrificio; es más, ni siquiera emite pensamientos
 de los que tendrían relación con la lujuria. El fin de este amor es hacer todo con
Amor, como si fuera para Dios y para que las creaciones lleven el mensaje
 y la vibración del Amor Divino.

El amor mutuo: Es el que hace que uno se preocupe tanto por el otro que vive más
 para él/ella que para sí mismo. Esto se consigue con la práctica voluntaria y sabia intención
 de elevar al otro por encima incluso de uno mismo. Sin embargo, tiene el riesgo de que
si hay posibilidad de ruptura, se pase al lado opuesto y negativo para toda la vida.


Estas son algunas formas comunes de manifestar amor, pero el Amor verdadero
es otra cosa que trataremos más adelante.


Son muchos los pecados contra el amor y la humanidad actual
todavía suele practicarlos a menudo.
Evidentemente, la maldad o la crueldad intencionada es
el más opuesto de los pecados al Amor y,
de hecho, hasta la propia iglesia la ha utilizado para conseguir sus fines. Hoy todavía
 podemos ver en la televisión como matan a personas enterrándolas vivas o a pedradas
por hechos que los mismos ejecutores hacen. Tanto en el pasado como ahora, estos
ejecutores justifican sus actos con costumbres o enseñanzas religiosas y no quieren ver
que ese pecado contra el Amor no puede ser justificado. Naturalmente que esto es fruto
de su propia evolución y de su escala de valores pero la ignorancia del amor al prójimo no
impide que la Ley de Consecuencia haga su deber. No obstante, y aunque en menor grado
 kármico, todos pecamos contra el amor a diario por falta de razonamiento y de buena
 voluntad. Si nos analizáramos y auto-observáramos a menudo veríamos que cuando no
 pecamos de palabra lo hacemos de hecho o de pensamiento. Es fácil caer en este tipo
de crítica, codicia, envidia, rencor, maldad no intencionada, etc., pero aunque nuestra
escala de valores lo permita por no darle importancia, lo cierto es que actúa en contra
del Amor como cualquier otro mal que afecte al prójimo.


Aunque se peca contra el Amor por instinto o hábito muchas veces, la realidad es que casi
todo el mal procede de la mente puesto que es ahí de donde parte la acción y la palabra, no
obstante, deberíamos estar atentos a las emociones y deseos que manifestamos porque son
culpables en gran parte de que la mente cree pensamientos opuestos al amor. Un simple
 mal pensamiento afecta a las personas que estén en sintonía con él, al ambiente donde
nos encontremos y a nosotros mismos; pero aun es peor si pensamos y juzgamos a
 alguien por un mal que no ha hecho, ese pensamiento se dirigirá a esa persona y le
 tentará para que haga ese mismo mal. Cuando hablamos mal de alguien inducimos a
otros a que también creen pensamientos de maldad contra el “presunto” malhechor, no
nos damos cuenta de que al Amor acelera nuestro desarrollo y de que lo contrario a
él lo impide. Pero al igual que la maldad intencionada es quizás el peor enemigo del amor,
el servicio desinteresado puede ser la mejor manera de acercarnos al mismo. El servicio
altruista con buena voluntad hecho a todo ser viviente y aun en las más pequeñas
 cosas es uno de los caminos más directos para llegar a Dios.


No podemos culpar a nadie del mal que hacemos contra el Amor porque ese mal lo creamos
nosotros por medio de nuestros diferentes cuerpos, sea intencionadamente o no ¿quién
no se ha dado cuenta del cambio que se produce en él cuando se enamora de otra persona o
cuando descubre y pone en práctica una serie de verdades espirituales? Cuando nos
ocurre algo así vivimos en las nubes y nos hacemos simpáticos, agradables, generosos y
 serviciales entre otros conceptos, lo que trae consigo una respuesta similar de quienes
nos rodean o de las personas con las que tratamos esos temas. Por el contrario, cuando
algo no sale como deseamos y estamos de mal humor nos mostramos irascibles,
ruines, molestos con todo, etc. y, por tanto, reaccionan de forma similar con nosotros.
Por consiguiente, está claro que tanto el bien que lleva al Amor como el mal que tanto
daño hace y nos perjudica, tiene su origen en nosotros mismos y en nadie más.


Pongamos un ejemplo para entenderlo mejor. Si cuando pensamos en
determinada persona que conocemos nos ponemos de mal humor, puede ser porque:


1º.- No responde a nuestras expectativas que egoístamente teníamos programadas
 sobre ella o porque no podemos utilizarla como queremos, por tanto, nuestro
 enfado, lejos de ayudar, lo empeora.

2º.- La otra persona está descubriendo de alguna manera algo de nuestra
 vida y carácter que no vemos o no queremos ver.

3º.- Nos molestan sus defectos y no nos damos cuenta de que los tenemos
nosotros pero los reprimimos y los proyectamos sobre ellos.

4º.- Aunque comprendamos que esa persona es deficiente, no llevamos a la
práctica aquello de que “comprender todo es como perdonar todo”.
 





 

 
 
 
 
 


Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: moriajoan Enviado: 04/08/2012 09:26

 
 
 

 

 

Está claro, pues, que si queremos eliminar los obstáculos que impiden el desarrollo
del Amor en nosotros tenemos que aprender a mirar en nuestro interior. No deberíamos
 preguntarnos ¿qué le pasa a este individuo que se comporta así? sino ¿qué me pasa
 que estoy tan enfadado? Si cuando nos ocurre esto nos observáramos no necesitaríamos
 preguntarnos nada porque descubriríamos que el enfado que hace que actuemos
contra el Amor está en nosotros. Si, al contrario, vamos por la vida con simpatía,
siendo generosos, fraternales, compasivos y serviciales, estaremos colaborando para
 que el Amor se desarrolle en nosotros y en el mundo.



Son muchas las cosas que podemos hacer a diario para desarrollar el Amor pero el
espíritu de sacrificio y de servicio hacia el prójimo junto a la bondad y a la fraternidad
pueden ser la base de todo lo demás. El hecho de ser comprensivos, amables,
 tolerantes y cariñosos con los demás ya es un paso importante hacia el desarrollo del
 Amor porque estamos admitiendo el derecho de que los demás sean diferentes a
nosotros y admitiendo la posibilidad de que exista el bien o el mal en aquello que no
comprendemos. Esta tolerancia y comprensión tiene que evitar que despreciemos
al prójimo por el simple hecho de no comprender que algo del prójimo hace reaccionar
algo en nuestro interior. Ya es hora de grabar de una vez por todas en la memoria
que el odio y el desprecio producen separación mientras que la simpatía y el amor
hace que nos reflejemos en él. Todo lo opuesto al amor que existe en el mundo es
 parte de nosotros y es la causa de que suframos o de que tengamos éxito y seamos
 felices. Nunca deberíamos tener sentimientos ni pensamientos de odio o separación,
 más bien deberíamos luchar contra ello a través del Amor.


Todo mal cometido por la humanidad ha estado o está latente en nosotros como
potencial y mientras no aprendamos a ver a la humanidad reflejada en nosotros y no
 comprendamos que el Amor está también potencialmente latente en nosotros, no nos
 podremos unir al Espíritu del Amor. En realidad ninguno de nosotros se puede separar
de sus hermanos en el Amor o en el mal que se opone a él, porque lo que demos
repercutirá en el mundo por medio de los planos internos y de las leyes divinas.
No se trata de pedir egoístamente o guardar celosamente el amor, sino de irradiarlo
hacia los demás allá donde nos encontremos. Si trabajamos y actuamos con Amor
al prójimo y a Dios solo podemos esperar Amor y otros beneficios porque Dios y Sus
 Leyes son Amor. Cada cual debe aprender a resolver sus problemas y males, a
distinguir entre pecador y pecado, a considerar al malvado como un Alma que lucha
pero que a la vez sufre, y a tener compasión y misericordia porque, si no tenemos éstas,
 tampoco podemos esperarlas. El camino del Amor es el camino del sacrificio y el
sacrificio es el que nos lleva a la redención.


El desarrollo emocional que actualmente tiene el común de la humanidad no le permite conocer
exactamente lo que es el Amor. El egocentrismo, en cierto modo narcisista, demuestra que
estamos dando los primeros pasos en el desarrollo del Amor, de hecho, pensamos que el
 Amor es un sentimiento de atracción por medio del cual obtenemos satisfacción y sin el
cual no estamos contentos. Es necesaria una ampliación de la conciencia y una
transformación de los patrones de conducta de la personalidad para poder crecer y
comenzar a manifestar Amor en nuestras vidas. No obstante, nadie es culpable del
apego y de su interés egoísta y personal puesto que la humanidad está evolucionando
 desde el amor a sí mismo hasta el amor universal pasando por el amor a la familia y a
otras personas de la sociedad. Cada individuo tiene una escala de valores fruto
 de su evolución a lo largo de muchísimos renacimientos, y eso hace que justifique
 sus actuaciones de desamor. Pero cada alma en evolución tiene infinidad de
 oportunidades en cada renacimiento para pensar y actuar más y mejor respecto
al prójimo que respecto a sí mismo. Es cierto que, a veces, nos sacrificamos por
los demás pero también lo es que nos gusta dar la imagen de benefactores y
 auxiliadores del prójimo, lo que hace que ya no sea verdadero Amor. El hecho
 de hacer algo por los demás con amor para que nos valoren o para obtener alguna
 compensación satisfactoria impide el desarrollo del verdadero Amor.
Es necesaria una pureza de corazón y compasivo amor desinteresado para
acercarnos al Amor. Cuando nuestra actitud en la vida nace de lo profundo y
 va acompañada de una elevada conciencia y buena voluntad
es cuando estamos bien encaminados.


Quienes confunden el Amor con un sentimiento que crea pasiones y que no piensa en
 las consecuencias que le puede traer, termina sufriendo y con rupturas que le llevan a
 la soledad y a la frustración, pero aquel que, lejos de dejarse dominar por ciertos
 sentimientos, sólo actúa según su razonamiento, tendrá una vida llena de cálculos
e intereses que le asfixiarán y evitarán que desarrolle la sensibilidad del Alma. Tan mala
es una posición como otra puesto que para acercarnos al Amor hay que conseguir
que la personalidad se adentre en lo más profundo del Ser. Tanto la mente como el
corazón son necesarios para el desarrollo del Alma, pero ambos deben experimentar
 la vida interna que lleva a la fraternidad, a la compasión y, por tanto, al Amor.


Cuando en nuestra vida falta el Amor es como si sólo viviéramos para nuestros propios
intereses y placeres, o lo que es lo mismo, nuestra vida es una lucha con quienes nos rodean
en vez de una convivencia armónica y solidaria. El poco interés por dar amor hace deambular
 intentando mostrar todo lo que somos sin darnos cuenta de que todo eso apenas sirve
para nada. La vida sin amor transcurre entre el miedo, el deseo, la superación de obstáculos
y pruebas y una huída hacia adelante, y todo hasta que llegue el momento de escuchar
al corazón. El Amor da seguridad pero ésta no es la seguridad que muchos buscan
en el dinero, en la salud o en el trabajo; las personas que buscan esa seguridad terminan
siendo infelices o sufriendo frustraciones como cualquier otro. La seguridad es un estado
de conciencia que se adquiere cuando nuestra vida se basa en la justicia y en el servicio
amoroso y desinteresado a los demás, que es lo que trae paz al Alma. El amor es una forma
de vida que debe ser cultivada allá donde nos encontremos; es la atención sostenida que
 en cada instante crea belleza, compasión, solidaridad y verdad; es la manera de eliminar
 de nuestra vida el egoísmo y el interés por vivir la vida de placer y materialista; en definitiva,
 se trata de adaptar la personalidad a los ideales elevados del Yo superior.


Amar, aun desde el punto de vista normal, debería ser respetar, admirar, valorar positivamente,
 estar fraternalmente unidos hasta en los peores momentos y ante cualquier
circunstancia, resaltar las virtudes del otro y, por supuesto, ver a los demás como una
 creación de Dios y tratarlos como tal. Cuando en una relación hay dudas, miedo a la
separación o un simple mal pensamiento, no hay amor de corazón ni Amor divino. El
verdadero Amor es algo parecido al enamorado que vive y suspira por su pareja y está
deseoso de verla para decirla y demostrarla cuánto la ama; es un sentimiento de admiración
 que nace de lo interno y no de lo físico; es algo que hace que no demos importancia nada
 más que al motivo por el que se ama. Para entender lo que es amor tenemos que saber lo
que no es amor, es más, ¿por qué buscar en alguien un complemento del amor si
nosotros somos un completo amor? Deberíamos comenzar a intentar ver el amor y
la belleza de Dios en la naturaleza y en el prójimo antes que buscarlo en las relaciones
sentimentales. El Amor hacia la pareja no debería ser deseo de posesión o pasión sexual
ni nada parecido, sino una manera de ver la belleza y toda una serie de virtudes para luego
 admirarla, servirla como tal y esforzarse y sacrificarse por ella.


El amor es no responder a las ofensas, injurias y circunstancias negativas que nos puedan
 afectar, sino que es perdonar, olvidar y tener sentimientos compasivos y fraternales como
respuesta. El amor es un estado del Ser que debemos manifestar a todo ser viviente
cuando estamos en su presencia o por la vinculación que sea. El amor no debe amar por
poseer o por necesidad de que le amen, sino que debe amar porque es un don de Dios
 y, como tal, es inagotable y le debemos compartir. Algunos ejemplos de nuestra vida
podrían ser: los misioneros que arriesgan su salud y su vida sirviendo a los necesitados
 y enfermos durante tantos años; o la madre cuyo amor es tal que desde el propio embarazo
se entrega y se desvive en cuerpo y Alma por el bien de su hijo; o el que ayuda anónima
 y desinteresadamente a los pobres y desvalidos; etc., etc. No obstante, aunque
aparentemente sea menos importante, el hecho de saludar, dar un consejo o un abrazo
con un verdadero sentimiento de fraternidad y amistad, también nos lleva al Amor. Eso
 es crecer en el Amor, o sea, olvidarse de uno mismo y aceptar a los demás tal como
 son y, sobre todo, como hermanos en Dios.
 

 


 

 
 
 
 
 



Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: moriajoan Enviado: 04/08/2012 09:28

 
 
 

 



Podemos vivir una vida mejor por el simple hecho de pensar con el corazón, se dice que

según pensamos así somos y así puede ser nuestra vida, así es que, nosotros podemos
 crear y vivir una vida elevada si pensamos y obramos a través del amor o como si todo lo
que hiciéramos fuera hecho para Dios. Hay que tener en cuenta que el Amor (Dios) ilumina la
 oscuridad de nuestras vidas, de hecho, cuando pensamos con Amor estamos creando y
 dando amor, cuando actuamos con amor las cosas van mejor en nuestras vidas porque,
aun desinteresadamente, estamos atrayendo las bendiciones de Dios. La práctica del
Amor en la vida diaria nos tiene que llevar a darnos a nosotros mismos en cada actitud sin
 esperar nada a cambio puesto que el Amor es y existe para ser dado incondicional y
desinteresadamente. De aquí que se diga que el Amor no se puede transformar sino
solamente expandirse sin límites. El Amor no se contrae ni limita sino que siempre está
dispuesto para que nosotros lo extendamos hasta abarcar a todo el mundo. Cuando,
 ante los problemas y las circunstancias, nos olvidamos de todo y llevamos el Amor
como estandarte, estamos dando prioridad al Poder de Dios, por tanto, Dios resolverá en
 su momento dichos problemas; responder al mal con Amor es actuar con el Poder de
Dios y como Él lo haría. Tengamos presente que el Amor nos trae paz y confianza en
Dios, el Amor cura la enfermedad, disipa el miedo y las tinieblas, el Amor perdona y
está siempre presente para que le utilicemos; el Amor puede cambiar nuestra vida y
nuestro destino porque es la respuesta a todo.



Dios no tiene preferencias ni es indiscriminado o personal, por eso el Amor es de esa misma
naturaleza y por eso se nos dice que seamos como Dios para que nuestro amor llegue a
todo ser viviente sin ninguna clase de distinción. El Sol alumbra y calienta a todos por igual;
los pájaros cantan sin hacer distinciones en si cantar para las personas buenas o malas y
 la lluvia beneficia a todos los seres por igual. Por consiguiente, ¿por qué tenemos que
hacer nosotros distinciones en cuanto a manifestar amor allá donde nos encontremos o
 hacia unos u otros? Y, aún más ¿por qué la mayoría de las veces damos algo que
decimos que es amor y lo hacemos, directa o indirectamente, para recoger algo a
 cambio? El amor es gratuito y lo debemos dar de igual forma, sin embargo, aunque
queramos hacer que nazca por la fuerza en los demás, no podemos porque nada se
debe imponer sobre ellos aunque sea con las mejores intenciones. La solución al
problema de que se quiera cambiar a alguna persona que consideramos “mala” no
está en ellos sino en nosotros. Esto es, sólo hay que verlos como ignorantes,
inconscientes o con una baja escala de valores en vez de verlos como malvados o
pecadores; de ahí la famosa y autentica frase de “Padre, perdónales porque no saben
 lo que hacen”. Hay que disfrutar dando Amor como da una flor su perfume sin saber
quién se va a beneficiar de él y sin tener en cuenta si eso tiene mucho o poco mérito.


El Amor se manifiesta libre y plenamente sin tener en cuenta nada que pueda
 causar separación, por eso, cuando nos damos a nosotros mismos sin límites ni
distinciones, es cuando manifestamos Amor. En el Amor no cabe la dualidad, es un
estado elevado de conciencia que causa felicidad y paz en nosotros cuando tenemos
 afinidad con el Alma; es un gozo profundo en la comprensión de que Amor es Dios;
 es un bien inagotable que ilumina y despierta a la vida de Dios; y es lo mejor que podemos
manifestar puesto que lo tenemos en nuestro interior y procede de Dios. El Amor es eterno
o infinito porque no nace ni tiene fin, de hecho, sabemos cuál es su concepto pero no
 le podemos coger ni encerrar en ningún sitio; solamente podemos conocerlo, sentirlo
 y manifestarlo. Nuestra actitud debería ser siempre la de amar sin límites porque cuando se
hace todo con Amor sabemos que estamos haciendo algo puro y natural que entra en los
 planes de Dios. El amor no mengua, por eso deberíamos expresar el Amor de Dios en
nuestros pensamientos, sentimientos, palabras y obras; de esa forma sabemos que
 ni engañamos a nadie ni a nosotros mismos.


Dios es Amor y entre los planes de Dios está el que seamos a imagen y semejanza de
Él y que volvamos con Sus poderes latentes desarrollados en nosotros, por eso la vida
es una búsqueda de Dios y de Su Amor. Sin embargo, en esa búsqueda, unos lo ven
 claro y lo abrazan y otros creen que es más interesante lo personal y que dicho Amor
 ya les llegará tarde o temprano. El Amor está latente en todos los hombres pero sólo
 los que le reconocen pueden decir que han encontrado un atajo para llegar a Dios. Cada
uno de nosotros, al igual que un diamante en bruto, necesita tallarse y pulirse para poder
se refractarios del Amor, por tato, cuando más trabajos elevados sobre nosotros mismos
más capaces seremos de reflejar la luz y el amor como un diamante. Cada uno de nosotros
somos un mundo donde nos movemos hacia el bien o hacia el mal según podamos ver la
luz que nos rodea pero, sabiendo que el odio y el mal en general solo causan oscuridad
¿no es lógico que intentemos manifestar el Amor? Hay quien pasa del Amor al odio
como del calor al frío, pero el Amor no tiene opuesto porque lo abarca todo y se realimenta
solo, de hecho, es el agarre más seguro donde poder echar mano ante cualquier situación
de necesidad. Lo único que da sentido a la vida y ante cualquier oposición es el Amor
 porque ¿Quién se atrevería a hacernos mal si le decimos y le demostramos que le
amamos?, ¿haríamos mal a la persona que sabemos que nos ama? El Amor
debilita al mal y a los que empuñan lar armas del mal,
puesto que el Amor es centrífugo y eterno.


Estamos tan lejos del verdadero Amor que nos afecta muy poco el hecho de saber que
 infinidad de hermanos nuestros sufren y no conocen la felicidad, por tanto, no nos
 engañemos, es que no conocemos el Amor. El Amor es un Poder de Dios capaz de
alcanzar cualquier meta pero hasta que no le desarrollemos como se desarrolla un músculo
y lo ejerzamos de corazón no dejará de ser un concepto. No basta con ser capaz de amar
sino que hay que hacerlo correctamente; si somos amados por Dios y por sus jerarquías,
debemos amar, no queda otro camino. Lo único que aumenta a la vez que se da es
 el Amor, y lo único que nos hace felices tanto si amamos como si nos aman también es
el amor; además, cuando damos Amor siempre recibimos alguna contra-prestación
 divina y hace que el mismo Amor que damos vuelva a nosotros. Lo mismo que la
actividad de nuestro cuerpo físico produce calor, así la actividad del Amor produce
calor del Alma en nosotros para que vibre allá donde vayamos. Está bien sentir compasión
 por quienes necesitan ayuda y sufren, pero más importante es ponerse en su lugar
y sentir su dolor sin buscar culpables, eso es caridad y la caridad es Amor. Por
consiguiente, ¿cómo se puede dejar de amar a nuestro prójimo si ―como debería
ser― somos conscientes de que nosotros mismos necesitamos Amor?, ¿qué
derecho creemos tener para querer que nos amen si nosotros no amamos?


Uno de los errores que más cometemos a diario y que actúa en contra del Amor es
la crítica o enjuiciamiento al prójimo, y es que, por lo general, no pensamos en que
 esas personas que actúan así por naturaleza lo hacen por su ignorancia de las leyes
 divinas y porque su estado de conciencia o evolución (escala de valores particular)
no les permite ver más allá de sus conceptos. La escala de valores en la que se
 basa la personalidad para actuar es el resultado de:


1º.- La evolución alcanzada a través del renacimiento

2º.- La experiencia, enseñanzas, educación, etc., que desde la infancia hasta el
 momento presente haya memorizado e interiorizado.


La actitud de las personas, por tanto, está relacionada con lo dicho anteriormente pero,
principalmente, en si esa educación, enseñanzas o experiencias le han servido como
aliciente para hacer el bien o, por el contrario, para no tener ninguna consideración con
 el prójimo. Por otro lado y dependiendo de lo anterior, el comportamiento también
está basado en si conoce y lleva a la práctica (además de las leyes terrenales) las leyes
divinas o de la naturaleza. Esto es importante tenerlo presente porque, como sabemos,
 lo que quizás sea bueno o normal para uno puede representar el mal para otro. La
comprensión y la tolerancia son virtudes que se desarrollan en la vida y éstas son
 caminos que llevan al Amor como el Amor lleva a Dios, por eso, además de otras virtudes,
 deberíamos tener estas siempre presente.


Podríamos definir al Amor como la virtud divina que contiene a todas las demás virtudes
 ya que, cuando alguien lo vive y manifiesta se siente estimulado para practicarlas todas.
Hay quien define al Amor como un deseo intenso para unirse a Dios y para elevarse a los
 mundos espirituales, sin embargo y aunque suena bien, ese concepto es algo egoísta
porque, además, el Amor debe ir unido a la voluntad y a la sabiduría. La unión con Dios
 se debe desear para fortalecernos en el Amor y para ser mejor instrumento en Su Obra
y no para nada personal. Es más, no se puede llegar a Dios si no se ha desarrollado en
cierto modo el Amor, y para desarrollar el Amor hay que ser servidor de la humanidad
y saber estar alerta para no hacer mal a nadie y para aprovechar cualquier oportunidad
de auxiliar al prójimo. El aspirante espiritual que está activo en el “Sendero de
 Perfección” no vive para él sino que él se entrega a la humanidad, se debe
considerar una herramienta de Dios y no mostrar nunca lo contrario al Amor.


No quisiera terminar este artículo sin antes exponer una pequeña parte
del maravilloso “Servicio Devocional del Templo” de la Fraternidad
 Rosacruz Max Heindel donde podemos leer:


El amor es paciente y amable; no es envidioso; no se jacta ni se engríe; no es
 indecente ni egoísta; no es susceptible ni mal pensado; no simpatiza con la
 injusticia sino con la verdad. Siempre disculpa; siempre confía;
 siempre espera; todo lo soporta. El amor es inagotable.”


La lectura de este Servicio Rosacruz tiene un efecto espiritual muy grande
 cuando el aspirante espiritual lo lee y medita de corazón, pero quien a partir de
 ahora desee comenzar a caminar hacia el Amor, no tiene que hacer nada
más que llevar a la práctica lo dicho en estos párrafos.





 


 

 
 
 
 
 



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