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Paco de Lucía Concierto Aranjuez - Adagio
  
  
LA MÚSICA COMO MEDICINA 
Es claramente evidente que la Nueva Era está produciendo una nueva 
ciencia de curación; de todos modos, podemos decir que es nueva. 
  
Aunque sus elementos básicos son más antiguos que Pitágoras, nuestra era 
está redescubriéndolos de una manera únicamente suya. Esta nueva 
versión es, y sin embargo no es, la ciencia musical de los Misterios. La 
evolución recapitula espiralmente; y, en cada arco ascendente del espiral, 
el antiguo conocimiento reaparece en una forma más avanzada. 
  
El famoso médico griego Hipócrates administraba tratamientos musicales a 
sus pacientes hacia el año 400 A.C.; no obstante este tipo de tratamiento 
no se originó con él, sino simplemente encontró en él un exponente de 
primer orden. Con el crecimiento materialista de la civilización occidental, 
los mayores dogmas de la antigua terapia musical han sido olvidados o 
deliberadamente descartados. 
  
Las guerras han sido descritas como “operaciones para la catarata 
espiritual”. A pesar de su horror y fealdad – o mejor dicho, a causa de ellos 
– el hombre se vuelve hacia adentro para consolarse y fortalecerse. El 
busca consuelo en las cosas bellas y verdaderas pues éstas son del alma. 
  
Así, durante el curso de la última guerra ambos prácticamente ortodoxos y 
heterodoxos usaron la música más y más para ministerios de curación. 
Los miembros de la fraternidad médica están empezando a reconocer a la 
terapia musical como una rama científica de práctica curativa. Incluso 
algunos han admitido que la terapia musical puede tener grandes 
posibilidades. Esto apunta a notables avances en las técnicas de la Nueva 
Era que sin duda han sido aceleradas por la urgente necesidad del mundo 
de grandes medidas terapéuticas. 
  
Hablando ante una convención de la Asociación Nacional de Maestros de 
Música, el Dr. Ira Altschuler, del Hospital Estatal Eloise de Michigan, dijo que 
eventualmente un terapista musical compondrá prescripciones según la 
manera de un farmacéutico, y que todas las prescripciones musicales 
deberían ser escritas por personas que tengan un claro conocimiento y 
comprensión del mecanismo emocional y mental del hombre. Más 
adelante declararía que consideraba a la neurosis como el gran flagelo de 
la Segunda Guerra Mundial, denunciando que dos tercios de las licencias 
del ejército fueron debido a esta enfermedad. 
  
En un artículo intitulado La Música es Medicina, Doren Antrim escribe: “Se 
ha encontrado que las vibraciones musicales producen su impacto sobre 
todo el cuerpo, siendo recogidas por los nervios, la columna espinal y aun 
por los huesos. Esto explica porqué las personas sordas pueden reaccionar 
a la música. También se ha demostrado”, el continúa, “que la música 
afecta al pulso, la respiración y la presión sanguínea; pero sus efectos más 
profundos, y aquellos de los cuales se deriva la mayoría de sus 
propiedades curativas, son mentales y emocionales. Y puesto que la 
disposición emocional de cada persona es diferente, la terapia musical 
debe necesariamente ser un asunto de prescripción individual”. 
  
A propósito de lo anterior, este extracto es de un artículo aparecido en la 
prensa hace algún tiempo: “¿No le gustaría surtir la prescripción del doctor 
en la tienda de música más que en la farmacia…una sinfonía o sonata 
para su sinusitis, algo de Debussy para la sensación de debilidad, Bach 
para el dolor en su espalda, y Mozart para las paperas y el sarampión? 
  
Siempre se ha supuesto que la música podría mezclarse con la medicina, 
pero sólo recientemente se ha hecho algún intento organizado a gran 
escala para determinar justo la dosis apropiada”. 
  
  
LA MÚSICA nota clave de la evolución humana
  
  Traducido por el Centro fraternal Rosacruz de Santiago, Chile 
  
  
  
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