… y he aquí que, en sintonía, están vibrando el hombre, el aire y el dios del universo,
que vibra el éter, la emoción, la razón y la idea,
y he, he aquí que también la bondad humana,
su luz,
el corazón;
… con estas monedillas, salí ayer tarde a comprar la piedrecilla de la vida, blanca o roja,
el elixir,
lo irrompible e inmarcesible,
el dorado vestido de bodas,
el cuerpo del alma,
la coraza divina,
el pote de oro;
…discurrí por mercadillos y tiendas, bazares y quioscos, pregunté en farmacias y en supermercados, y nada;
la gente por la calle fruncía el ceño, se encogía de hombros o displicentemente me ofrecía una limosna;
debo estar mal informado, me dije, por lo que decepcionado y como perdido, al último sol de una pared,
me abandoné al fragor de ver pasar el mundo;
pero cuando sonreí al niño triste que pasaba y él al fin y otra vez, mirando hacia atrás, sonrió y sonrió,
ah, entonces, para qué tiendas, para qué bazares y supermercados, ah, ah, para qué, para qué;
… y allí mismo, aunque muerto de frío, insospechadas e íntimas voces resonaban nítidas por todos mis talleres.