Todos 
los que están seguros acerca de Dios experimentan siempre una felicidad 
creciente.
 
Libro 
de Urantia. Pág.1766
 
Cuando Dios deja de ser algo lejano y se convierte en 
nuestro amigo personal, nuestra vida se transforma porque sin duda que 
"nuestra religión late con nueva vida y nuevos significados, Los que 
aceptan esta enseñanza se llenan de alegría y su corazón los impulsa a 
regocijarse para siempre, porque una felicidad en crecimiento constante es 
siempre la experiencia de todos los que están seguros de 
Dios."1766
 
Es una 
felicidad que está muy lejos de la euforia momentánea o del misticismo 
exagerado, es una felicidad serena sin aspavientos pero que llena la vida, 
porque sabemos que no estamos nunca solos, porque Dios habita en el Paraíso pero 
también en nuestro corazón y podemos acudir a él en todo momento y en cualquier 
circunstancia, porque cada día vamos descubriendo más a Dios en nosotros y por 
nosotros mismos.
 
Sin 
duda que "la mente finita del hombre es incapaz de comprender cómo un Dios tan 
grande y majestuoso como el Padre Universal puede descender de su morada eterna 
en perfección infinita para fraternizar con cada criatura humana, por eso tal 
intelecto finito, debe hallar la certidumbre de la comunión divina en la verdad 
del hecho de que un fragmento real del Dios viviente, reside en el intelecto de 
cada mortal  de mente normal y moralmente consciente.  El hombre no necesita ir 
más allá de su propia experiencia interior de contemplación del alma de esta 
presencia de realidad espiritual para encontrar a Dios e intentar la comunión 
con él."62
 
Entonces los rezos aprendidos se olvidan, porque comenzamos 
a conversar con nuestro Padre con nuestras propias palabras y lo hacemos no para 
pedirle favores, sino que para hacerlo partícipe de toda nuestra vida, tanto de 
la material como de la espiritual, porque "mientras os dedicáis a la obtención 
de las realidades eternas, debéis también disponer para las realidades de la 
vida temporal"1778 No hay ninguna dicotomía entre lo espiritual y lo material, 
porque para un hijo de Dios, todo lo conduce a él y al encontrar el significado 
a las cosas materiales, se le da el valor agregado de eternizarlas, porque "nada 
de lo que hace un hijo de Dios es ordinario"2049 y es de esta fuente que emana 
la paz interior y la alegría que siente en forma 
sostenida.
 
El 
Camino ascendente no es fácil, la evolución requiere de esfuerzo y 
perseverancia, pero ello no quiere decir que debamos sufrir inutilmente pues 
"hay en la mente de Dios un plan que involucra a cada criatura y este plan 
consiste en un propósito eterno de oportunidades ilimitadas, progreso sin 
límites y una vida sin fin. Y estos tesoros inigualables son vuestros con sólo 
luchar!"365 
 
 Esta 
carrera sin fin la debemos correr como lo hacen los deportitas de cualquier 
disciplina, con esfuerzo, con sudor pero ¡con alegría porque hay una meta 
preciada que nos aguarda para celebrar el triunfo...
 
yolanda silva solano