ORA COMO SI TODO DEPENDIERA DE DIOS 
Y ACTÚA COMO SI TODO DEPENDIERA DE TI
Una persona fue a confesarse con un sacerdote y le pidió que ambos intercedieran a Dios por él, para dejar su mala vida. 
El sacerdote se lo prometió, pero al cabo de algún tiempo esa persona no paraba de quejarse y decía:
 Parece que Dios no me escucha y no me ayuda porque sigo en problemas con el licor y con mi familia.
 Lo que yo pienso que las oraciones son inútiles y no tienen ningún efecto ni provecho para mí. El sacerdote le dijo:
- Ven y ayúdame a levantar aquel costal de trigo que se le ha caído a esa mula. Cogió el hombre por un lado y el sacerdote por otro.
 Entonces sucedió que cuanto más tiraba el visitante para arriba, más tiraba el sacerdote para abajo:
 - ¿Cómo lo vamos a levantar de ésta manera? preguntó el hombre.
- Pues igual haces tú -respondió el sacerdote- con las oraciones le pides a Dios que te levante del barro y al mismo tiempo tiras hacia abajo. 
 Ora como si todo dependiera de Dios y actúa como si todo dependiera de ti.
Gonzalo Gallo González