La homogeneidad de las razas, al igual que el 
reparto por igual de los bienes materiales seguirá siendo una dulce utopía, 
mientras el hombre no logre elevar su estado de conciencia y logre ser, un Ser 
dotado de un desarrollo espiritual tal, que le permita en verdad reconocer en 
cada hombre a un hijo de Dios, a un hermano, pues sólo entonces "los fuertes 
dejarán de mirar con desprecio a los débiles."999
 
"Los débiles y los inferiores siempre han luchado por 
tener los mismos derechos que los demás; siempre insistieron en que el estado 
debía obligar a los fuertes y superiores a satisfacer las necesidades de ellos y 
compensar de otras formas las deficiencias que, muy a menudo son el resultado 
natural de su propia indiferencia e indolencia."764  Por eso el refrán popular 
tiene mucho sentido, "al hombre no hay que darle el pescado, sino que hay que 
enseñar a pescar.
 
La justicia social tampoco puede ser considerada un 
acto de caridad, porque justamente ésta, comienza donde termina la justicia 
moral de entregar a los seres humanos, lo que es justo para su bienestar, 
proporcionadoles trabajo y  educación, que es lo que les permite la igualdad de 
oportunidades para surgir.  La justicia social está basada en la equidad, la 
cual es esencial para el desarrollo del individuo y de las naciones.  Sin 
equidad y respeto por los más débiles, el mundo nunca tendrá una paz 
verdadera.
 
Pero ésto no se consigue sólo dictando leyes, es 
preciso que los que nos consideramos hijos de Dios, seamos capaces de actuar 
como tales. Jesús estuvo entre nosotros para enseñarnos como hacerlo, pues El : 
"no era un reformador moral. Bien sabía, y enseñó a sus apóstoles, que los 
impulsos sensuales de la humanidad no se reprimen mediante el reproche 
religioso, ni las prohibiciones legales. Sus pocas denuncias estaban dirigidas 
en gran parte contra el orgullo, la crueldad, la opresión y la hipocresía." 
1582
 
Para cambiar al mundo es esencial que cambiemos 
nosotros en forma interna y real, para que nuestros actos sean los que hablen de 
amor, igualdad y justicia social.
 
yolanda silva solano