La armonía, no es una alegría desbordante, sino un 
equilibiro emocional que produce una profunda paz, la cual en forma silente 
repercute en el bien de los demás, porque actúa por osmosis en la mente de los 
que nos rodean, es contagiosa como toda vibración. “Tener sensibilidad y saber 
responder a las necesidades de los hombres, genera una felicidad genuina y 
duradera y a la vez, estas actitudes cordiales salvan al alma de las influencias 
destructoras del odio y el resentimiento.”1575
Cuando logramos mantener 
la armonía y logramos serenidad interior, ecuanimidad en nuestros juicios y 
coherencia en nuestras acciones, quiere decir que estamos aprendiendo a 
gobernarnos a nosotros mismos y al no tener que gastar nuestras energías 
discutiendo con los demás, tenemos mayor fuerza para enfrentar cualquier 
problema y alcanzar así el éxito. Jesús nos dice : “no luchéis con los hombres, 
ni siquiera con los incrédulos.”1932
De la misma forma que la Armonía 
purifica el ambiente llenándolo de serenidad y paz, las discusiones y los gritos 
lo enrarecen y atraen lo negativo del prana que respiramos no solo nosotros, 
sino también nuestro entorno, pues “no es 
propósito de la religión verdadera simplemente traer paz, sino más bien, 
asegurar el progreso. No puede haber paz en el corazón ni progreso en la mente, 
a menos que os enamoréis de todo corazón de la verdad, de los ideales de las 
realidades eternas.”1745 
 
“Los sentimientos negativos, las emociones desbordadas, 
conducen directamente a las acciones materialistas y a los actos egoístas. En 
cambio el discernimiento religioso y las motivaciones espirituales, conducen 
directamente a las acciones positivas, a los actos de servicio social y de 
benevolencia altruista.”1121 poque el “conocer a nuestros hermanos y aprender a 
amarlos, es una experiencia suprema de nuestra vida.”1431 pues la sensiblidad es 
una forma sutil del amor que sabe recibir y que también sabe entregar 
amor.
En cambio el mal genio, la dureza al dar órdenes, los gestos 
impropios, la forma grosera o descalifificadora de hablar, son agresiones 
encubiertas, que duelen tanto o más que una bofetada, porque hieren y destruyen 
la autoestima de quien las recibe.
 
Se realmente queremos 
ser felices, cultivemos la armonía porque ella es como el sol, es capaz 
de alumbrar a buenos y malos, no hace distinción porque en cada ser humano, 
descubre la chispa divina que hay en ellos y por tanto le damos pase libre a 
nuestro Espíritu residente para que actúe en 
nosotros.
 
yolanda silva 
solano