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VARIOS AUTORES: EL MAYA, LA ILUSIÓN, LA CAVERNA DE PLATON (I)
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: UN PROBACIONISTA  (Mensaje original) Enviado: 07/11/2017 12:45
Imagen en el mensaje

EL MAYA, LA ILUSIÓN, LA CAVERNA DE PLATON (I)
 
¿Quién, una vez u otra, no ha pensado en «qué sentido tiene esta vida terrenal»?
¿Es indispensable el tener que afrontar tantos sinsabores y trabajos? La verdad,
sin duda, es que tienen que existir los sufrimientos, las estrecheces y las
 guerras. Ponemos demasiado interés en las cosas de este mundo; tendemos
a pensar que nada hay tan importante como la vida sobre la Tierra. La verdad
es que, sobre la Tierra, no somos nada más que unos actores sobre la escena,
cambiando el vestuario al compás de nuestros papeles y, al final de cada
 acto, retirándonos por un rato, para comparecer en el siguiente,vestidos con otras trazas.
Las guerras son necesarias. Sin ellas, el mundo sería rápidamente
superpoblado. Son necesarias porque ofrecen ocasiones para el sacrificio de
sí mismo y para que el hombre se eleve, por encima de los límites de la carne,
al servicio de los demás. Miramos la vida como es vivida en este mundo, como
si fuese la única cosa importante. En realidad, es la cosa que importa menos.
Cuando existimos corno espíritus, somos indestructibles. Somos inmunes
 a las penas y enfermedades. Por eso el espíritu, que necesita ganar
experiencia, ocasiona un cuerpo de carne y hueso un cuerpo que es
una masa de protoplasma animado para que así
 pueda aprender las lecciones de la experiencia. 

Sobre la Tierra, el cuerpo es como un títere, saltando y danzando a las órdenes
del Superyo que, a través de la Cuerda de Plata, ordena y recibe mensajes.Por
un momento, miremos las cosas de una manera más bien diferente  ¿no
es así? . Una persona que llega a la Tierra por vez primera, quizás es una
criatura inerme, algo parecido a un recién nacido, incapaz de hacer planes
 por sí mismo. Por consiguiente, los planes se los deben hacer otras personas.
Por ahora no hay que preocuparse de los que aún se encuentran por
evolucionar; porque si el lector se encuentra estu­diando este curso, ello
significa que se halla en un estado de su evolución que le capacita para
 planear más o menos las cosas que le faltan por aprender. 
Examinemos cómo se encuentran las cosas antes de que un individuo regrese
 sobre la Tierra.Un individuo  un ser ha regresado al Superyo, en los planos
astrales, de vuelta de su vida terrenal. Este ser habrá visto todos los errores y
 faltas de esta vida y habrá decidido solo o tal vez en compañía con otros  que
ciertas lecciones no han sido aprendidas y que hay que volver de nuevo. De
 manera que se han hecho planes para que este ser, esta entidad, pueda
 ingresar nuevamente en un cuerpo físico. Se hace una investigación para
 hallar unos padres que ofrezcan las necesarias facilidades en relación al tipo
de medio familiar que es requerido. Esto es: una persona que está acostumbrada
a ma­nejar dinero, tiene que nacer de padres ricos; en cambio, si una persona tiene
que subir «del arroyo», será hijo de padres pobres indispensablemente. Podrá
nacer estropeado o ciego; depende de lo que tiene que aprender en la vida.
Un ser humano sobre la Tierra viene a ser lo que un niño en la clase de un colegio.
Pensemos en términos colegiales. El niño está con una serie de compañeros de
clase. Supongamos que, por la razón que sea, este chico determinado no hace lo
que debería, y al final del curso hace un triste papel en los exámenes. Los profesores,
ante esa conducta, deciden que no está preparado para ascender al grado
superior inmediato. Este chico, cuando llegan las vacaciones, se encuentra con
la amarga verdad de que le será preciso, cuando terminen éstas, repetir el curso.

Al reanudarse las actividades escolares, el chico que no tiene aprobado el curso
repite sus estudios, las mismas lecciones, para tener nuevas oportunidades; mas,
todos aquellos que han estudiado con más asiduidad, adelantan y son admitidos
en un grado superior, y tal vez sean tratados con más consideración por sus maestros,
porque son muchachos que se han esforzado, que han dominado las lecciones y
 han realizado progresos. Aquel que se ha quedado atrás se siente responsable ante
los nuevos alumnos,  tiende a darse importancia, con el fin de hacerles ver que si
 no pasó a un grado superior fue porque no le importaba. Si al final de su curso el
chico no muestra ningún signo de haber hecho progresos, puede ser muy bien
que los profesores tengan una reunión y pueden in­cluso decidir que el chico es
 de una mentalidad inferior, en cuyo caso se le
recomienda que vaya a un tipo diferente de escuela.

Si los chicos del colegio cumplen con su deber y realizan progresos satisfactorios en
sus estudios, entonces llega el momento en que tienen que decidir qué dirección
quieren em­prender en su vida. ¿Quieren ser médicos, abogados, carpin­teros, chóferes
de autobús? Sea como quiera, tienen que realizar los estudios necesarios. Un futuro
médico se ve obli­gado a realizar estudios diferentes que un futuro chófer de
autobuses. Consultando con los profesores, dichos
estudios son efectuados por los discípulos.

Igual sucede con el mundo del espíritu; antes de que un ser humano nazca, algunos
meses antes de su nacimiento, en algún sitio del mundo espiritual, se hace una
 conferencia. El que tiene que entrar en un cuerpo humano discute con sus
consejeros el modo de aprender determinadas materias, lo mismo que un estudiante
 de la Tierra discute cómo debe realizar sus estudios para obtener las calificaciones
deseadas. Los con­sejeros espirituales tienen facultad para decidir de qué forma el
futuro estudiante de la escuela de la vida será hijo de una determinada pareja
 matrimonial, o ¡tal vez libre! Sigue una discusión sobre las materias de las que
 tiene que ser instruido, y las pruebas por las cuales tiene que pasar; porque
es una triste evidencia que las penas enseñan más que las dulzuras. Aquí hay
 que hacer notar que el que una persona ocupe en esta vida una situación servil
no significa que ésta sea inferior en el mundo del espíritu. A menudo se da el
caso de que personas que desempeñan funciones bajas, debido a las enseñanzas
 que deben asimilar, en la vida futura serán personas de la mayor categoría.

Es lástima que sobre la Tierra una persona es estimada por la cantidad de dinero
que posee o por lo que son sus padres; esto, ciertamente, es trágicamente absurdo.
 Equivale a juzgar un muchacho en la escuela por el dinero que tiene su madre,
en vez de juzgar al chico por sus propios progresos escolares. Repetimos una vez
más que nadie ha sido capaz de llevarse ni un céntimo más allá de la barrera de la
muerte; pero todos los conocimientos adquiridos y todas las experiencias se almacenan
y nos acompañan en la vida del más allá. Así, todos aquellos que creen que por tener
 millones les va a ser guardado un asiento preferente en el cielo, van por el camino
de llevarse un triste y desagradable desengaño. Dinero, posi­ción, raza o color
no importan en lo más mínimo. Lo único importante es el grado de
espiritualidad que cada cual haya alcanzado.



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